Partida Rol por web

Akeelah sale de la sala contigua precedida por unas luces con forma de antorchas y linternas y seguida por una niñita a la que custodia, la cual se agarra a la maga en todo momento. Cuando sale de la sala habían desatado a Herne quien ya había salido de la jaula y agradecía su salvación proponiendo acompañar al grupo.

Regresa con la llave pero ya no es necesaria. Norwan ha optado por liberar a aquel tipo por la vía rápida, y ya dialoga con sus compañeros.

- Yo soy Eralissa - se presenta acercándose hasta él mientras asiente con la cabeza - y si tu enemigo es el mismo que el nuestro, eres bienvenido. Cualquier ayuda contra esas criaturas será bien recibida

Cuando Akeelah aparece con la niña, abre los ojos de par en par y se acerca acelerando el paso. Cuando llega hasta ellas, se arrodilla frente a la muchacha y le muestra una enorme sonrisa. La pequeña se agarra a su compañera con fuerza, como si no quisiese separarse nunca de la que le ha salvado.

- Hola pequeña. Me llamo Eralissa - se lleva la mano al pecho, justo encima del símbolo de su dios - y somos amigos de Akeelah - levanta la mirada hacia la maga - Hemos venido para ayudarte, así que ya no debes temer nada

Akeelah todabia no habia tratado lo del nombre de la muchacha, y tampoco le habia preguntado sobre sus padres, preferia hacerle las preguntas poco a poco, pues pensaba que en esos momento estaba demasiado traumatizada, queria esperar a que estubiera mas tranquila, Akeelah se agacho- Como te llamas tu pequeña, ya sabes como nos llmamos nosotras.- El tono de akeelah no es tan frio ni cortante como lo es normalmente.

Me llamo Abigail, soy hija de Randall y Elara, que llevaban la panadería del pueblo... Los gnolls los mataron cuando intentamos salir del fuerte, y yo conseguí escapar, pero me volvieron a apresar cuando me encontraron en la casa del herrero...

La niña hablaba entrecortada, aún asustada por la experiencia vivida pero sintiéndose segura al lado de Akeelah,

Salís de la casa para volver a encontraros con Karcos y Tirios, quienes comenzaron a andar hacia el palacete del alcalde, donde se supone que estaban refugiados las gentes de Valleprofundo.

No creo que esto fuera más que una patrulla, quizá el resto tengan su campamento fuera de la ciudad, pero no suele haber una sacerdotisa para tan pocos gnolls guerreros, quizá un grupo más grande tomara la ciudad y dejase aquí una patrulla para acabar con el sometimiento de la villa... quizá otras aldeas del valle tengan problemas con los gnolls.

- Abigail, sentimos mucho lo de tus padres - le hace una caricia a la niña intentando tranquilizarla - Ahora debes venir con nosotros, nos encargaremos de que nadie te haga daño - mira a la maga y asiente esperando su confirmación - No te separes de Akeelah, es una maga muy poderosa y no permitirá que esos gnolls se acerquen a ti - sonríe y se incorpora siguiendo a los demás fuera de la casa - A partir de ahora viajaremos con compañía - les dice poniendo una mano sobre la cabeza de la muchacha - se llama Abigail

Se agacha un poco hasta que su cabeza está más cerca de la de la chica y señala a sus compañeros uno a uno mientras dice sus nombres.

Akeelah asiente ante la mirada de Eralissa, pues no piensa dejar allí a la niña.- Yo me encargare de ti Abigail.- dijo la maga antes de seguir a sus compañeros al exterior.

Akeelah espera mientras Eralissa hace las presentaciones, y luego cuando se ponen en marcha escucha a Karcos atentamente, manteniendo en todo momento a la niña en el interior del grupo.- Yo es la primera vez que me enfrento a estos gnoll, salvo que les gustan las emboscadas y que son bastante malos haciéndolas, desconozco sus formas de actuar. En cualquier caso debemos encontrar al resto de la gente del pueblo y averiguar que ha pasado, puede que como dices haya mas aldeas en peligro.

Antes de que me apresaran conseguí entrar en una gruta donde los gnolls habían establecido un campamento, pero cuando llegué yo allí no había más que un pequeño grupo y un altar de sacrificios... Acabé con el grupo y busqué en la gruta indicios de más gnolls, sin embargo, no encontré nada más. El hombre recién salvado hablaba mientras caminaba, siguiendo a Karcos y a Tirios. Pero no me extrañaría nada que hubiera más grutas como aquella. Había cogido sus armas, un hacha de mano y una espada de lo más vulgar, así como un pequeño arco reforzado y un carcaj con a penas cinco flechas, y ahora parecía un miembro más de el grupo.

Norwan después de liberar al humano, salió al exterior y se apartó un poco del grupo. Tenía demasiadas cosas rodando por su cabeza como para preocuparse de los gnolls.

No hay nada peor para un ciego seguidor de Tempus que errar en batalla. Ideas de segarse la vida pasaron por su alocados pensamientos en aquel momento. Negó con la cabeza. Aquello solo debía ser una nueva lección más que aprender, Tempus tan pronto te daba su fuerza como te la quitaba. Aunque hasta entonces, Norwan siempre había recibido sus dones.

Sabía que había cometido un grave error al amar a una de las futuras concubinas de nuevo rey. Aquello no era digno de un guerrero de Tempus, una traición a ojos de su antiguo clan. Sabía que aquel error lo costaría caro, pero los ojos de Ganthya le hicieron caer en el pecado, una y otra vez. Y ahora estaba pagando por ello, apartado de su clan y exiliado de sus tierras. Sin su amada, y ahora, sintiendo que la fuerza de Tempus lo abandonaba.

Pero había que levantarse y mirar al frente. Una y otra vez, por más que lo castigase, había que limpiarse la heridas y seguir. Un día tendría lo que quería y no iba a cesar en su empeño de conseguirlo. Ocho inviernos pasaban pronto y regresaría. Ganthya volvería a ser suya. O eso, o nada.

Decidido a continuar, dio media vuelta y siguió al grupo a unos pasos de distancia. Parecía que tenían dos nuevos miembros, el fuerte humano y una chiquilla. Un nuevo brazo y alguien nuevo que proteger. No salían ganando nada. Norwan soltó un ligero bufido.

- Bien - asiente a las explicaciones de Herne y espera a que termine para tomar la palabra - Buscaremos más grutas después. Primero debemos entrar en la ciudad y buscar más supervivientes

Camina junto a los demás, cerca de Akeelah y Abigail. De reojo puede ver a Norwan cerrando la marcha. Está callado y parece preocupado. Le extraña que no haya hecho ningún comentario a la incorporación de la niña.

- ¿Norwan, estás bien? - pregunta girando la cabeza, sin dejar de caminar

Caminasteis hasta estar ante las murallas del pequeño palacete del jefe de la ciudad, y antes siquiera de que llegarais las puertas se abrieron ante un grito del vigía y apareció un hombre vestido con un abrigo de cuero largo, con un parche negro en el ojo derecho y un sable en el cinto. Las ropas de ese hombre tenían pinta de haber sido caras en su momento paro ahora eran poco más que un par de trapos ajados, sin embargo su espada si que parece de una calidad notable.

Bienvenidos, aventureros, no podríais haber llegado en un momento mejor, las reservas de agua y comida comenzaban a agotarse y la gente empezaba a murmurar. Soy Nunror Ynvilar, alcalde y último miembro de la antigua guardia de Valleprofundo. Aquí a penas quedan cinco hombres, tres mujeres y seis niños, es todo lo que queda de Valleprofundo... Sed más que bienvenidos.

- Alcalde - se adelanta unos pasos y saluda al Nunror asintiendo con la cabeza - Venimos de Nightshade. Declan Leuvaarden nos envió para ayudar en lo que podamos

Se gira y señala a Abigail con la mano

- Hemos acabado con la hembra gnoll y sus soldados. Retenían a esta niña, que asegura ser la hija de los panaderos. - Su gesto es muy serio, y habla con total aplomo - Lamentamos no haber podido llegar antes, pero ahora póngamos al día de la situación y trataremos de expulsar a esas criaturas de este lugar

Nos llegó esta mañana una paloma mensajera procedente de Nightshade, la ciudad ha sido invadida por los Garras Rojas, que aplastaron a lo que quedaba de los Rantanos, sin embargo, los magos respondieron, convocando a los hijos del Hielo, que acabaron con los Garras Rojas. Al parecer la situación de la ciudad se ha normalizado, pero no se en qué estado estará la ciudad.

Aquí solo había ese pequeño contingente de gnolls, sin embargo otro grupo de gnolls, más grande, marcharon hacia Tonfalia, una villa que hay en el camino hacia Alwin, con unas defensas bastante mediocres tras arrasar con la vecina Ginfer, una aldea que había en este mismo valle...

Por desgracia, los panaderos intentaron escapar de la villa y se encontraron con la cleriga, creíamos que la pequeña Abigail habría muerto también, pero no encontramos su cuerpo.

Quitando a éstos gnolls, aquí no quedaban más patrullas, sin embargo, para la reconstrucción de la ciudad, necesitaremos guardias... pagaré bien a quienes quieran quedarse aquí para protegernos...

Yo me quedaré aquí para defender la aldea, no tengo grandes planes como aventurero, solo quiero encontrar un lugar tranquilo donde ganarme la vida.

Yo ya he vivido muchas aventuras, me quedaré aquí para defender a las gentes de la villa.

Akeelah Miro a Eralisa.- Hemos tenido algunos problemas con los gnoll que habia aqui, y eramos mas en el grupo de los quer al parecer somos ahora, resumiendo, si vamos a por los gnoll, seremos menos que antes y ellos seran mas que antes, lo que sin duda nos daria muchos problesmas, puede que mas de los que podamos manejar. por otro lado tenemos Nightshade, que aunque la cosa esta estable, es posible que necesite tambien ayuda,por mi parte para enfrentarme directamente a un grupo mas numeroso, necesitaria descansar,y eso nos haria perder mucho tiempo.

Akeelah tiene razón. Eran seis cuando partieron de Nightshade, pero tras la muerte de Cyrill y la repentina decisión de Tirios y Karcos el grupo ha quedado demasiado mermado. Ahora son cuatro, pero Norwan parece demasiado ausente y ni siquiera saben si Herne tiene intención de unirse a ellos. La opción más sensata es regresar al lugar de partida, y más aún tras los últimos acontecimientos. Al escuchar las palabras del alcalde no ha podido evitar acordarse de Ammaranza. Realmente le preocupa que haya podido pasarle algo, aunque ya le ha demostrado ser bastante resuelta.

- Bien - mira a Akeelah y después a Nunror - Aquí ya no tenemos más que hacer. Tirios y Karcos os echarán una mano en caso de un nuevo ataque - vuelve a mirar a Akeelah - me gustaría echar un vistazo en Tonfalia, pero creo que tienes razón. Sólo quedamos cuatro - mira a Herne de reojo - y me temo que poco podríamos hacer si se trata de un ejército de gnolls. Tal vez deberíamos regresar a Nighshade y ver cómo están las cosas por allí

Yo iré con vosotras, aún tengo una cuenta que saldar, pero ¿Qué hacer con la pequeña Abigail? Aquí no tiene a ningún familiar, pero quizá sea peligroso que venga con nosotros. Herne habla sin quitar ojo Norwan, quien aún estaba tocado por el encuentro con los gnolls, y miró a la pequeña muchacha. Por lo que a mi respecta, no tengo nada en contra de escoltar a la niña hasta encontrar para ella un hogar.

Si queremos atacar a los gnolls, no puede ser en campo abierto como guerreros, tendremos que atacar por sorpresa y irnos antes de que puedan responder, como una guerrilla.

- Regresaremos a Nightshade - dice respondiendo a Herne - Allí encontraremos un hogar para Abigail. Seguro que hay muchos interesados en adoptarla - sonríe y se acerca a la niña acariciándole el pelo con cariño - Nuestro trabajo aquí ha terminado. Sólo somos cuatro e ir a por ese ejército de gnolls es una locura - mira a Akeelah y luego a Norwan - A no ser que tengáis otra idea - No quiere ser la que tome las decisiones, pero parece que poco más pueden hacer - Dejé a una amiga en Nightshade y me preocupa que haya podido pasarle algo después de los últimos acontecimientos. La buscaremos y nos pondrá al día de primera mano

Yo... miró hacia los lados  y luego hacia el suelo, voy con vosotros a Nightshade, buscaré un templo de Tempus para redimir mi deshonor.

Comenzó a caminar dubitativo, abandonado por su dios, había perdido su favor y había quedado mal delante del grupo, sobre todo, delante de una bruja.