Partida Rol por web

Una jarra de buena cerveza negra y el menú del día, caballero - Con toda la elegancia que podía tener alguien cubierto de sangre tomó asiento en una amplia mesa capturada por Norwan, con suficientes sillas para todos - 

Se sentó tan cerca del centro de la mesa como pudo y esperó a que los demás fueran tomando asiento, ocupando las sillas vacías. - Posadero, mejor trae bebidas para todos y ve dejando buenas raciones de comida en la mesa, y que cada uno valla comiendo lo que le plazca.

-Cerveza y comida.-Digo sonriente.-En ambos casos de la mejor que tengan, cuando uno ve la muerte tan de cerca no puede sino disfrutar y celebrar la vida. 

Y dime.-Digo mirando a Norwan.-No te comportas como los clérigos que he visto hasta ahora... Más bien pareces un guerrero. ¿Es diferente tu dios?

Te diriges confiada al burdel, algo mareada, repugnada por la sangre que ensucia tu ropa y pensando que qué hacer ahora, como si todo hubiera cambiado de repente. Según entras en la posada, ves a lo lejos cómo Riso Kérin, camina por el pasillo de la segunda planta hacia las escaleras, donde le ves asomar bostezando, y con una cara de que claramente se acababa de levantar. 

El prostíbulo estaba como si no hubiera pasado nada, al menos el interior del mismo, la decoración era la misma, y la gente que allí se había refugiado ya había salido, dejando el edificio como estaba normalmente, solo frecuentado por aquellos con fondos suficientes para costearlo.

Necesito quitarme estas ropas, huelo a asqueroso gnoll.

Reprimió las nauseas que sentía a cada paso que daba, estaba cansada, dolorida y no se sentía en absoluto satisfecha u orgullosa, había peleado de manera sucia por su vida, la batalla nada había tenido que ver con esas épicas que se contaban en muchas de las narraciones que ella conocía e incluso cantaba. Sólo había habido desesperación y temor, un ansía asesina de supervivencia, y sangre, en las canciones nunca había sangre, y si la había, no describían su olor.

Al ver a Riso bostezando abrió los ojos de par en par ¿no se ha enterado de nada? no se lo podía creer, el ruido había sido ensordecedor.

¿Te encuentras bien? le preguntó mientras subía con alguna que otra dificultad debido a las heridas que aún portaba. Tenía toda la pinta de estarlo, pero es que le resultaba tan inverosímil que no se hubiera enterado de nada que no sabía bien que decirle.

Volvió a bostezar mientras bajaba las escaleras, luego te vio cubierta de sangre y se le cortó el bostezo para acelerara la marcha hacia ti. - Qué más da cómo esté yo, eres tú la que está cubierta de sangre, ¿Qué ha pasado? Estas horrible, y muy pálida... ven, necesitas tomar un baño y tal vez comer algo. Cuéntame ¿qué ha pasado?.

Pasado el primer momento de alerta, y que al fin y al cabo no estabas malherida, se acordó de nuevo de su dolor de cabeza y la resaca del día anterior, además recordó la pasada noche con dos rameras con las que no se había levantado. 

Se giró hacia el dueño para cortarle antes de que dijera nada - Dale la llave de una buena habitación, apúntalo en mi cuenta. - Tomó la llave de una habitación de la tercera planta y te acompañó escaleras arriba.

Bueno, no hemos tenido oportunidad de presentarnos decentemente antes del combate, mi nombre es Leonardo, soy un combatiente de lo más mediocre, consumado al estudio del esgrima pero sin ninguna habilidad sobrenatural... nada que no se pueda conseguir con entrenamiento y estudio.

Un buen trago de cerveza negra le aclaró la garganta y comenzó a comer con mesura los placeres que les servía el posadero, que se hacían más deliciosos por la promesa de la gratuidad.

¿Qué que ha pasado? Ammaranza lo miraba como si el chico fuera de otro plano o algo parecido ¿en serio no sabes lo que ha pasado? Negó con la cabeza con cierta resignación ya me gustaría a mí haber cogido una cogorza como la tuya dijo con envidia.

Los gnolls atacaron el pueblo, un buen número de ellos, por suerte unos cuantos consiguieron organizar una defensa decente y resistir lo suficiente hasta que llegaron los hijos del hielo para ponerlos en fuga y salvar el lugar.

Subía las escaleras con pesadez y algún que otro gesto de dolor, pero en general se encontraba mejor de lo que habría esperado dadas las circunstancias, y se alegró por las horas que había pasado con Cesphain poniendo su cuerpo en mejor forma de la que estaba cuando salió de Ganariel.

No iba a decir que no a una habitación mejor y más cómoda, aunque tampoco tenía demasiado claro porque la invitaba el chico, pero ahora mismo no estaba para pensar demasiado.

Recogamos mis cosas, que las tengo en la otra habitación tras hacerlo, continuó con la ascensión y si, necesito un baño, tirar esta maldita ropa, comer, beber y dormir sonrió arrugando ligeramente la nariz justo cuando llegaron a la puerta de la habitación.

Pues que los dioses bendigan a las cogorzas, si no hubiera sido por ella, podría haber estado luchando por la ciudad y podría estar muerto... por así decirlo, el vino y las putas me han salvado la vida. - Dice andando escaleras arriba - Si ya tienes llave, dame la llave nueva y se la daré al dueño y te quedarás de nuevo en tu habitación. Nos ahorraremos la mudanza.

Yo bajo ha la taberna del burdel, cuando acabes de darte ese baño te esperaré allí y podremos hablar más a fondo.

Sonrío ante las palabras de Dovahkiin - Sin duda es por que el resto de clérigos son unos miedicas que se esconden bajo las faldas de sus dioses. - da una plamada a su hacha - Tempus deja bien claro lo que quiere, guerra, ni más ni menos, los mejores guerreros, valientes y dignos de pronunciar su nombre. Si no lo eres no proclames su nombre pues no te dará fuerzas y sólo lo insultarás. - Da un gran trago a su jarra. - Todos somos inexpertos hasta que decidimos lanzarnos a la lucha, todos los hombres - entona fuerte - han nacido para poder luchar, mejor o peor lo importante es la intención.

Desde luego como argumento no era de lo más aceptado, pero la realidad había sido tal y cómo la contaba. Ammaranza le devolvió la llave, un poco confundida, le prometían una habitación de lujo y ahora se la quitaban, tenía las cosas empaquetadas por una vez, así que no hubiera perdido mucho tiempo, pero vamos, que tampoco pasaba nada.

No sé lo que tardaré, así que si quieres enterarte mejor de lo que ha pasado, ve a la taberna del pueblo, creo que todos iban hacía allí, y seguro que consigues información de primera mano de alguien que haya estado en el centro de la batalla.

La verdad es que no tenía ni la más remota de idea de si tenía ganas de hablar de lo sucedido. Entró en su cuarto, ya vería más tarde la decisión de Riso, ahora se limitó a coger de la mochila ropa limpia, observando con desagrado como era lo último que le quedaba limpio, bueno, y sucio tenía sólo otros pantalones y otra camisa, puesto que lo que llevaba puesto pensaba tirarlo.

Ahora si que no se separó del estoque cuando se dirigió a los baños, que ya conocía de la otra vez, así que podría apañarselas sola. Repitió el mismo procedimiento que la última vez, desnudándose detrás de unos de esos biombos y metiéndose en el baño.

El agua estaba tibia y por unos orificios en las paredes de la gran bañera salía agua caliente que mantenía la temperatura de la pequeña piscina. El silencio se hacía evidente, no había nadie más que se acercara a los baños, no estaba el día para pasarlo en el burdel, por así decirlo. El agua te reconfortaba tras la experiencia pasada, y por un momento dejaste atrás el combate, el caos de la guerra, el olor de la sangre, el olor de la muerte...

Cerraste los ojos un momento pero no pudiste relajarte, comenzaste a rememorar cada momento del combate, te viste a ti misma blandiendo tu estoque contra seres más fuerte y más grandes que tú, haciéndoles frente como un animal herido; viste a Leonardo moviéndose por el escenario de combate como un bailarín en una pista de baile, haciendo el movimiento perfecto en cada paso que daba, engañando a los gnolls y acabando con ellos a golpe de espada y daga; y viste a la maga que había venido con Eralissa, derrochando magia en cada ataque, controlando cada conjuro como si los estuviera leyendo en su libro de conjuros.

Abriste de nuevo los ojos, habías pasado un largo rato dentro de la bañera, y que quedaste un rato más mirando hacia la pared, ensimismada, pensando en lo ocurrido.

Todos y cada uno de los rasguños que había sufrido durante la batalla le escocieron en cuanto su piel entró en contacto con el agua. Unos dolorosos instantes que enseguida se aplacaron dando lugar al alivio, permitiendo relajar mente y cuerpo.

Ella no era una guerrera, odiaba la lucha, pero por desgracia esta estaba presente en todas las partes del mundo, por muy lejos de su hogar que fuera, estaba segura de que siempre encontraría gente ansiosa por demostrar que era más fuerte y poderoso que los que le rodeaban. Eso obligaba a alguna otras personas, Eralissa acudió a su mente de inmediato, a oponerse a ellas, teniendo que pelear y hacerse más fuerte para teóricamente proteger a aquellos más débiles, provocando una espiral de difícil solución.

No sabía que hacer, sólo quería buscar una territorio en paz, una ciudad agradable donde poder desarrollar su arte y aprender cosas nuevas, pero lo único que había aprendido de momento era a intentar que no la mataran, pero la suerte se acababa tarde o temprano si se tentaba demasiado. Pensamientos funestos que una copa de vino y algo de comida borrarían, pues ahora se había dado cuenta de lo hambrienta que estaba, pues con los nervios no había probado bocado y su estómago empezaba a reclamarselo.

Salió del agua, se secó y se vistió con la ropa limpia, dispuesta a buscar algo de comida y bebida con el cuerpo y los ánimos algo más recuperados, después de todo había sobrevivido, algo que no todos podían decir. Así que abandonó los baños para ir a por el sustento necesario en cualquiera de las dos tabernas.

Sales del baño torpemente, sin ganas de dejar las calientes aguas de los baños, pero recordaste que era muy probable que Riso te estuviera esperando, y aunque no te hacía mucha gracia ir a ver a los guerreros casi desconocidos que habían defendido la ciudad, te acordaste de Eralissa quien  había sido tu amiga y confidente hasta el momento en que os despedisteis antes de que Eralissa partiera para dar caza a unos gnolls.

Caminaste escaleras abajo al encuentro de Eralissa en la taberna, para encontrarte con Riso en la puerta del burdel, que esperaba pacientemente, seguramente después de tomarse algo para refrescar la garganta y pasar la resaca. Caminasteis hasta el otro lado de la calle y entrasteis en la tosca taberna. 

Mucha gente se había refugiado en el sótano de la taberna durante el ataque. Es un edificio de muros gruesos que hubiera podido resistir un poco más que los edificios de alrededor, y ahora la gente que se había refugiado allí agradecía al posadero su hospitalidad tomándose una cerveza a su salud y dejando buenas propinas. No recibisteis una bienvenida calurosa, ninguno teníais pinta de fieros guerreros. en una mesa, estaban sentados Norwan, Leonardo, Dovahkiin y Eralissa, hablando mientras comían y bebían.

Cogió aire antes de entrar en la taberna, aquella no tenía nada que ver con las de Mythacias, nadie hostil la esperaba dentro, pero aún así, no terminaba de sentirse del todo cómoda, todo le resultaba tremendamente extraño.

Cruzó el umbral y se detuvo unos instantes echando una ojeada al lugar. Llevaba ropa completamente limpia, unos pantalones de color ocre, blando cuero teñiso, y sobre ellos una falda abierta a ambos lados, en un estilo que en esta parte del mundo no se usaba prácticamente nada. Era de color verde oscuro, y un cinturón con del mismo tono con una hebilla plateada la sujetaba. De él pendían dos cosas,un estoque y una bolsita de color rojizo. La parte superior de su cuerpo la ocupaba una camisa de color marfil, sin botones, una abertura que partía desde el nacimiento del pecho y que se cerraba con suaves tiras de un tejido suave y fuerte a la vez. Una capa por encima, con la cabeza descubierta y el pelo aún mojado, corto, un poquito por encima de los hombros. El tintineo de los medallones que colgaban de su cuello no era audible debido al jaleo del lugar.

Junto a ella entró un muchacho al que aquellos que tuvieron la oportunidad de visitar el Dragón Oxidado en Nighshade, pueden recordar como Riso, el joven que atendía la posada cuando su dueña descansadaba.

Ammaranza caminó directa a la mesa donde estaban Leonardo, Eralissa y el resto de los presentes, cuyos nombres no recordaba con exactitud ahora mismo, aunque si sus caras y acciones.

Este es Riso presentó señalando al chico que la acompañaba, dirigiéndose principalmente a Leonardo y Eralissa y yo soy Ammaranza se presentó por si alguien no se acordaba de ella,  buscó una silla y acomodo junto a la única joven que ya estaba en la mesa y le dedicó una sonrisa franca y amistosa ¿es un buen momento para esa copa de vino? Le preguntó con un gesto de alivio me alegro de que estes bien miró a Leonardo tú también, pero no tenía dudas de que no acabarían contigo sonrió de nuevo fijándose en el resto creo que también es pertinente alegrarse por el resto si ellos no hubieran ayudado, probablemente nadie estaría ahora sentado en esta taberna.

En efecto, soy Riso, aunque ya os conozco a casi todos... - El joven acababa de ver los cuerpos que aún perduraban en el suelo de la calle, no dando crédito a lo que veía, que había sucedido mientras dormía tras una noche de excesos - mi única acción heroica fue cogerme tal borrachera anoche para no haberme enterado de lo sucedido hasta que me ha informado Ammaranza hace un rato.

Es un placer para mi daros las gracias por defender valientemente la ciudad, no porque tenga algo que ver con ella, pero si no hubiera sido por vosotros, podría estar muerto. 

Norwan saludó a la muchacha elfa con una sonrisa, inclinación de cabeza y una mirala lasciva difícil de disimular... aunque no parecía importarle mucho. Escuchó las palabras de Riso y cuando este terminó puso cara de asco como si hubiera comido pis de caballo. Escupió al suelo y mirando sólo a su cerveza habló - BAH gente llorona así no debería tener su sitio ante guerreros de verdad. - Las palabras iban cargadas de asco hacia la forma de ser mostrada por Riso. - Ves Dovahkiin esas son las personas a las que mi dios nunca daría su protección.

Como antes has dicho, todos tenemos capacidad de luchar señor Norwan, pero está en nuestra mano elegir si queremos o no luchar, quizá el señor Riso no quiera dedicarse a derramar la sangre del prójimo ni quiera la bendición de Tempus... puede que sea un devoto del dios del vino y las fiestas. Es otra forma de pasar por esta vida honrando a los dioses. - Menudo personaje, pensaba de Riso cuando escuchó su historia - No te lo encontrarás en el Descanso del guerrero, pero si existe un dios del vino y las fiestas, no puedo ni imaginar a dónde irá el.

No le gustaba Norwan, de echo le asqueaba la falta de modales del clérigo, y la idea de irritarle le era bastante placentera. - Que sea Ammaranza quien decida si Riso puede sentarse o no a nuestra mesa... ¿Ammaranza?

Norwan abrió los ojos no podía creerlo - UNA MUJER?? decidieno una mujer?? jajajaj eso sería lo que me faltaba ahora ellas van a tener voz y voto?? creo que este leonardo tiene huecos en la cabeza o has recibido un golpe muy fuerte. Es que estoy rodeado de mujeres, elfas, borrachos sin valentía y hombres servidores de mujeres?? pero es que esta zona está volviendose loca??

Norwan se levantó y se apartó de la mesa casi tirando la silla- Hacéis que hasta la cerveza aguada sepa peor de lo que ya es - Se dirigió a la barra y se sentó ahí con su bebida.

- A este sólo habrá una mujer que le mandará... volveré a por tí Ganthya.

¿Cómo puede ser alguien tan gilipollas? ¿Acaso sois hijo de un orco con una enana? Eso explicaría vuestra fealdad... Si tan valeroso y tan hombre sois, os reto a un duelo, en la calle, para defender mi honor y el de quien lo sienta ofendido. Tú con tus armas, yo con las mías.

Se levantó de su asiento, y esperó a que Norwan accediera a combatir, no esperaría que un clérigo de Tempus dijera que no a un combate, hubiera sido una ofensa para el, y perdería el favor de su dios.

Norwan sonrió ante la jarra. - Por fin alguien dice algo valiente por FIN!!! - grita levantando la jarra rompiéndola en la barra y desenvainando su arma. A esto sigue a leonardo al exterior - No te arrepienta pues ya no hay marcha atrás.