Partida Rol por web

Las huellas que seguís parecen avanzar sin vacilación. Tras un par de cientos de pies, oís algo: voces. Os detenéis y, fijándoos detenidamente, veis entre los árboles lo que parecen ser tiendas y una gran fogata. Prestando más atención, veis dos hombres de guardia, uno a cada lado del campamento, en la parte sur.

Amílcar cruza una mirada con Keygholad y luego señala a donde se encuentran los dos guardas.

-Ahí veo sólo a dos. ¿Ves tú alguno más al otro lado del campamento?--susurra el nómada al elfo silvanesti.

-Me parece realmente extraño que únicamente protejan el asentamiento desde la zona más meridional. ¿Y si damos un pequeño rodeo al perímetro para cerciorarnos?--propone finalmente el arquero.

Estemos preparados por si hay problemas.

Dice Touran mientras se apoya en uno de los árboles con el escudo embrazado y la cimitarra en las manos.

Rodeáis el claro nevado y llegáis hasta el otro lado. Efectivamente, parece que no hay guardias en ese lado. Seguramente, no teman que les ataque nadie desde el bosque, por lo que sólo protegen el lado más próximo al camino.

-¡Perfecto! Será mejor que regresemos para informar al resto--concluye Amílcar, dando por finalizada la misión de avanzadilla.

Moviéndose silenciosamente entre los árboles con una naturalidad pasmosa, Keygholad y Amílcar regresan al cabo de unos minutos junto a sus compañeros. Por sus rostros se puede afirmar sin lugar a dudas que ambos disfrutan con las maniobras de subterfugio.

-¡Buenas!--los saluda el apacible nómada, mientras el austero elfo apenas esboza una media sonrisa.

-Afortunadamente, el mapa del kénder era bastante preciso--comienza a explicarles el arquero.

-Por lo que parece, sólo temen un asalto desde esta dirección. Hay dos guardias apostados en la zona más meridional del campamento. El resto de flancos están desatendidos.

Llegados a este punto, Amílcar pide a quien porte el pergamino de Kelmecha que lo extienda un segundo para poder señalar la ubicación de los mismos.

-Aquí y aquí.

-Además, escuchamos las voces de otras tres personas. Osea, que como mínimo son cinco o seis, aunque por el número de tiendas y el tamaño del asentamiento, casi me aventuraría a decir que podemos hablar de aproximadamente una veintena. Suponiendo, cosa bastante improbable, que estuviésen todos allí ahora, claro.

Mirando a los dos exploradores

Y no pensaremos entrar a la fuerza ¿verdad?

Sigo pensando que intentar ganarnos su confianza puede ser mejor baza que entrar y luchar contra todo el campamento

Aunque también creo que aproximarnos de forma pacífica puede ser más provechoso, por lo que intuimos de nuestra conversación anterior con el rival de Pegrin creo que no va a posible. No tenemos gran cosa con lo que comerciar para sacarle la llave.

Dice Touran encogiéndose de hombros.

De hecho, ni sabemos cómo es la llave.

¿Veinte? ¡Ja!, exclama Keygholad. Yo diría que ahí no debe de haber ni diez cobardes: las tiendas no son muy grandes, salvo por una, que será la del jefe o un almacén. En las demás, habrá uno o dos hombres como mucho en cada una.

Kolthar mira el mapa como el que contempla un paisaje, ladeando ligeramente la cabeza. Luego se pone en pie y afianza la lanza.

Podemos decirle que la devuelva, al fin y al cabo la llave no es suya.

El minotauro mira a sus compañeros interrogativamente.

Si se niega, leña.

Estoy con lo de dar leña pero por los flancos, ya que al parecer no estan demasiado preparados para un ataque por diversos frentes. Podeis atacar a distancia desde el frente y los costados y Kolthar por la retaguardia para pillarlos por completo desprevenidos. ¿Que os parece? Estarian atrapados como ratas. Les comenta Hank a sus compañeros en espera de que tomen una decisión.

Me parece un buen plan. Después de todo, sólo son humanos, dice Keygholad con una confianza total en sí mismo.

Durante la conversación, me mentando meditabunda, sin participar, mirando al interior del bosque

Parece que el ataque será la opción elegida por todos, así que debo de tener cuidado y alejarme de las escaramuzas. Ya veré si puedo ser de utilidad en algún momento.

-¡Puff!--suelta un sonoro bufido Amílcar tras el comentario del elfo.

-De verdad, no es por incordiar, pero creo que tienes un pequeño problema post traumático.