Partida Rol por web

Retrocedió hasta la entrada de una de las casas, y colocando una mano el el pestillo de una de las casas cuya puerta estaba abierta hacia atrás (seguramente sus habitantes hubieran salido huyendo sin importarles demasiado esto). Parecía resistente y viendo la zarta de golpes venir, interpuso la puerta entre ella y el acero enemigo, usandola de escudo. En el momento que consideró apropiado, pateó la puerta de súbido, esperando que un portazo en la nariz les hiciera retroceder para salir al ataque.

La espada atraviesa levemente la puerta, aunque no consigue hacer daño a la muchacha. Cuando esta golpea la puerta, el muchacho se queda por un momento perdido, algo mareado, aunque trata de recomponerse pronto.

Tir, por su parte, ya se enfrenta al último de sus combatientes. Dejó la aceleración entonces, habiendose acabado el tiempo para la misma. Procuró un tajo a la cabeza de su oponente que este no pudo soportar, cayendo al suelo, decapitado, desangrándose. Entonces se dedicó a observar a la muchacha y los dos únicos contendientes que le quedaban a ella...

Al ver parte de la espada atravesar la puerta echó un vistazo a los costados del umbral de la casa, recogiendo un jarrón (o un escupidero, mejor si era esto último) que por fortuna había allí, de forma decorativa.

Golpeó la puerta para abrirla bruscamente, si no les impactaba al menos le daría espacio suficiente para salir sin sorpresas, ya que lo primero que hizo fue arrojar el objeto hacia el primer enemigo que vio parado, como distracción secundaria. Mientras esto, la mano libre se posaba en la espalda, mas concretamente en la empuñadura de la cintura, tomando su cuchillo como arma de apoyo.

Dirigió un tajo cruzado por la parte baja del cuerpo, a  las piernas para procurar tomar por sorpresa al mas cercano. Desvió luego el metal (aunque con algo de imprecisión) al segundo hombre, de forma ascendente.

Efectivamente, era una escupidera, que al impactar deja la ropa y el cuerpo del enemigo lleno de fluidos asquerosos, haciéndole revolverse las tripas bastante. No consiguió coger por sorpresa al guerrero que tenía delante, pero si consiguió hacerle una herida bastante profunda en la pierna, sin poder bloquear completamente el golpe. Además, el segundo golpe impacta con fiereza en el pecho del segundo enemigo abriéndole una herida profunda ascendente que lo deja casi de manera instantanea muerto.....

A lo lejos, Tir se iba acercando a ella, bastante cautivado por su forma de combatir utilizando los elementos de su entorno...

No pudo evitar una mueca al percibir el aroma de aquella asquerosidad esparcirse. Con ganas de acabar rápido aquello, se adelantó con rápidos pasos al enemigo restante, cuchillo en mano, guardando la espada. Ya no necesitaba mas, solo empuñó firmemente el cuchillo a modo de puñal.

La punta buscó en lugar de los sitios tradicionales, como son el pecho o el cuello, la cuenca de uno de los ojos. Eso garantizaría una muerte automática y no tendría que preocuparse por revisar si realmente había quedado muerto. Dejó una leve sonrisa dibujarse por segundos en los labios, le gustaba terminar las cosas de forma perfecta.

Finalmente no acaba con la vida de aquel guerrero, que trata de defenderse colocando su espada de manera vertical frente a sí, bloqueando así los golpes frontales, aunque no puede hacer otra cosa que retroceder ante la precisión de los golpes de ella.

Tir seguía observándola, analizando cada movimiento, como si estuviera conociendola a partir de aquella batalla. Sonreía de manera algo enferma.

Molesta por no haber finalizado el combate aún decidió hacer gala de su destreza, retrocedió un paso para dar lugar a un golpe con el pie en la herida sangrante de la pierna, de forma traicionera. Esperaba que con eso dejara de proteger la parte superior del cuerpo...

Tras la patada, dio un pequeño salto hacia atrás y se impulsó hacia el frente nuevamente con el cuchillo en punta, buscando enterrarlo en el craneo para partirle la cabeza literalmente a su rival.

El cuchillo no parte la cabeza de aquel en dos, pero, al ser primero distraido por la muchacha y su patada, aquel filo se clava limpiamente en su frente acabando con la vida de aquel, yaciendo ahora postrado ante su asesina, dejando un rio de sangre bajo sus pies.

El muchacho aplaudió, bastante animado.

-Muy bien, para ser una novata. Pensaba que no sabías defenderte..

Comentó,acercándose tras ella aun cuando estaba ocupada con el enemigo y sacando la cuchilla de la frente de su ultimo adversario, rodeándola levemente con los brazos por la cintura y mirándola con aquellos ojos color carmín, tan latentes que parecía que bebían de la sangre de sus enemigos...

-Te mereces una recompensa..

Comentó, sonriéndole pícaramente..

Mantuvo la mirada un segundo, pero no precisamente de convicción...

Luego un seco rodillazo se ella directo a la entrepierna rompió la escena, a la par que se apartaba del joven.

-Creo que ya cumplimos aqui, sobre recompensas...prefiero hablarlo en el castillo y con alguien mas, oye.

Sacudió el cuchillo para quitarle la sangre, salpicandole un poco, para luego guardarlo en la funda de la cintura. Algo de su ropa también estaba manchada con ella, pero asearse no era lo mas preocupante en ese momento.

-¿Nos vamos?

Se llevó el rodillazo, por un segundo quedándose sin aire aunque luego recuperándose poco a poco. Al parecer aquello lo importunó algo, porque desde entonces se mostró algo mas frio y distante. Llamó a su dragon con una especie de silbido, similar a una melodía. El dragón volvió a su encuentro, tan majestuoso, tan impresionante. Cuando bajó, el muchacho subió, aguardando unos pocos segundos a que subiera la mujer, si es que deseaba subir, para comenzar a emprender vuelo hacia su reino, donde debían entregar la misión..

En el primer tramo del trayecto, el muchacho nisiquiera hablaba.

El viaje de regreso parecía mostrarse mucho mas tranquilo, y al parecer el mensaje ya había quedaod lo bastante claro como para no tener que preocuparse de alguna manaza perdida. Se relajó entonces, disfrytando de la vista mientras dejaba escapar un bostezo.

Volveré por el caparazón de un bicho de esos uno de estos dias.

Mientras pensaba esto, sus iris tomaban un color gris acerado.

Sin venir a cuento, el muchacho soltó una pequeña carcajada, luego volviendo a sonreir... volvían a estar sobre el infinito azul. Aun ni siquiera le habló. Parecía concentrado en algo, cosa extraña en él..

Frunció el ceño al escuchar reir al conductor de la bestia. Ya había tenido algún trato con alguien de sus mismas intenciones antes, pero que recordara todos se quedaban fríos luego de un buen golpe donde lo necesitaban para calmarse. Torció los labios pensativa pero tampoco dijo nada, despues de todo tampoco era de muchas palabras y no tenía nada de que hablar con él.

Pronto pasaron a tierra, acercándose mas y mas a la torre de la que venían....

Cuando alcanzaron  el territorio, el dragón descendió a tierra, a su establo, y Tir descendió de un salto, avanzando delante sin preocuparse por la muchacha..

Bajó con la misma agilidad, ya algo mas acostumbrada al viaje a lomos de Kai.  Ya solo faltaba rendir informe, supuso. Echó el cabello hacia atrás, impaciente y espectante en su mente, aunque la única demostración externa de esto era el cambiante color del iris, que ahora parecía tomar colores combinados, gris-azul, naranja-verde, y otras combinaciones poco usuales.

El muchacho entró en la torre y, luego, en los aposentos de Togul Barok, sin aguardar por la muchacha, cerrando la puerta tras de sí. No podía escucharse nada tras la puerta. Realmente no podía saber si podía entrar o no en los aposentos del enviado del Séptimo sin permiso y con alguien ya dentro....

Se dió cuenta de que las personas estaban algo agitadas, como si sucediese algo que mermase aunque fuera en lo mas mínimo el espíritu del dios Tubilok. Claro está, esto solo lo sintió ella, puesto que el propio Tir estaba ocupado en su propio ego...

Frunció el ceño, confundida. Decidió momentaneamente dejar la idea del reporte para algo mas adelante y, volviendo sobre sus pasos, consultar a la ultima persona que había visto en su recorrido y que parecía compartir el tumulto general. ¿Que estaba pasando? No podía hacer conjeturas sobre si era bueno o malo aquel asunto...

Encontró a una persona dentro de la torre que cruzaba con rapidez la habitación. Cuando le preguntó si había sucedido algo,  solo respondió

-La nueva guerra está a punto de comenzar... debemos de prepararlo todo. Ha habido un símbolo que nos ha dejado claro esto. Tendremos que combatir...o morir.

Dicho esto, siguió avanzando, sin esperar respuesta de ella, perdiéndose por los pasillos...

Tir había salido ya de la habitación, apoyándose en el muro en frente de la puerta y cerrando los ojos, bajando algo el rostro. Era un gesto pensativo, anormal en él. Todo aquello era demasiado extraño...

-¿Todo bien con el informe?- preguntó con una ceja levantada.

La guerra iba a empezar, por dentro se sintió bastante satisfecha de haber llegado a tiempo para participar. Aún bullian preguntas en su mente, ¿simbolo? ¿que habría dicho Togul Barok?

El muchacho la miró por un segundo, con gesto de preocupación, aunque cambió en un momento...

-Si, hemos cumplido la misión. Pero parece que muy pronto comenzará la guerra...y mi responsabilidad será muy grande.

Comentó, luego abandonando la escena sin esperar respuesta de ella...al parecer era costumbre dejar a las otras personas con la respuesta o pregunta en la boca..