Partida Rol por web

Ha pasado más o menos una semana desde aquel mal rato en vuestro hogar, pero vuestra vida se ha normalizado y el miedo poco a poco ha ido desapareciendo para convertirse en amor y una felicidad que necesitabais.
Helen y tú os planteáis dejar de tomar la píldora, aunque ambos estáis deseosos de traer al mundo una nueva criatura a la que amar. No sabes cómo se lo tomará Jenna, durante esos días ha estado inquieta debido a lo sucedido, ha hecho dibujos que a los profesores no les ha gustado, por lo que os han llamado para hablar con ellos.
La verdad es que en el colegio no va precisamente bien. Habla en clase, se levanta cuando quiere, no atiende, se distrae con lo primero que encuentra.
Os recomiendan que dé clases de educación especial con una profesora especializada en niños con "problemas". La verdad es que no os lo han planteado del todo bien, y aún lo estáis hablando. También es cierto que habla cosas en clase que no deberían decir los niños de su edad, violentas y a veces sexuales. Al menos, no dice palabrotas.

En cuanto a tu hermana, quedó con vosotros para hablar de lo sucedido. Volvió a echarte la bronca por no contarle nada, y quedasteis en pagar el dinero de una forma bastante cómoda para vosotras, sin comisiones ni nada. Sabes que si en algún momento no puedes pagarla, a ella no le importará. En ese sentido, no seréis una familia que se separe a causa de un préstamo.

Sarah te llamó explicándote que los guardianes de la noche habían empezado a moverse por la ciudad en busca de esas criaturas. Para evitar que usaran a Sophie como no debían, ha ocultado que la buscan precísamente a ella, pero intenta que se muevan por la zona donde ella está por si ven algo. No han habido más ataques, al menos. Y promete que os ayudarán de aquí en adelante.
John ha mejorado también y ha sido informado de la situación.

En tu trabajo, Donna ha estado callada estos días, así que normalmente vas para trabajar e ir a casa. El jefe parece más contento contigo, al menos.

Otra cosa interesante, es que hace poco os llamó la madre de Sean, Karen, diciendo que se han mudado a Londres ella y el niño. Os ha preguntado por el colegio donde está Jenna, para que pueda tener una amiga aunque sea en el recreo, ya que él es mayor. Jenna está muy contenta, y Helen cree que eso podría ser bueno para ella.

Acabáis de terminar de hablar con Karen y ahora estáis tranquilos en el salón, disfrutando de una tarde cálida con un sol que no suele haber en el cielo en estos días.

El sol que entra por la ventana era purificador a la vez que cálido. Era extraño. A veces, tal y como era antes, se sentía más vivo en plena oscuridad, en mitad de la noche. Con sus callejones, sus antros, sus almas nómadas.
Su vida había cambiado por completo y se enorgullecía de ello. ¿Cómo hubiera sido su fin en las calles? No era nadie, no trabajaba para nadie, pero con el tiempo podría haber sido así.

Se aleja de la ventana, reflexionando en esas cuestiones, junto con otras.
Ausente, caminando.

Helen y Jenna juegan en el salón con Sir.Something. Ambas parecen de muy buen humor y te animan a jugar con ellas si quieres.

-¿Tienes ganas de jugar con Sean?-Le pregunta Helen, risueña y feliz.

-¡Sí!

En tu ausencia, durante esa conversación, pensando en la noche y en tu posible vida dentro de ella, te suena el teléfono.

Tranquilamente, observando a sus niñas y al perro, toma el teléfono.
Aunque Sean seguía siendo una amenaza...

- ¿Diga?

Sean, ese niño de casi 6 años que podrá robarte a tu hija de 4 años.
Coges el teléfono y escuchas la voz de Sarah.

-Hey Morton, ¿qué tal?-Te pregunta, con una simpatía poco propia de ella.

Decide responde con la misma simpatía, desproporcionada en su conversación.

- ¡Hola, querida! - le saluda, y después vuelve a un tono serio. - ¿Qué ocurre?

Escuchas que suspira y le dice a alguien "que sí, voy...".

-Nada, nada. Es solo que Sophie me ha dicho que ha quedado con un... amigo. ¿Neal? Y bueno, yo no soy quién para darle permiso... Por eso he pensado que sería mejor llamarte a ti.

Cuando le dice eso, comienza a reír de forma natural. Después, se convierte en una risa más nerviosa. Pero hace por calmarse y pensar.

- ¿Está ahí con vosotros?

Se queda callada, quizá sorprendida por tu risa. Hasta Helen y Jenna te miran extrañadas.

-¿Quién? ¿Neal? No. Han quedado en el centro comercial directamente.

- No, hablo de ella. De ella, maldita sea. Pásamela. - pide, y les hace un gesto de que todo está bien a sus mujercitas.

-Ah, sí, claro.-Responde, algo nerviosa.-Sophie, ponte tú.-Le pide a alguien que parece está cerca. Escuchas un suspiro y el teléfono moverse.

-Hola papi, ¿qué tal?

- Hola... ¿Estás segura de esto? ¿Crees que es el adecuado? ¿Crees que estás preparada para una cita? ¿No crees que deberías reflexionarlo un poco? - le pregunta atropelladamente.

No le ves la cara, pero te la imaginas completamente aturdida por todo lo que le preguntas.

-Ehm... solo hemos quedado. Me lo he estado pensando, solo vamos a ver una peli.

Esa respuesta le devuelve a la realidad, y suspira.

- Vas... ¿vas a tener cuidado?

-Claro, siempre lo tengo.-Responde, de buen humor.-¿Eso es un sí?

- Sí, creo que sí... tienes que vivir, divertirte... No puedo negarte eso, cielo. - le dice, finalmente, vencido.

-¡Bien! Genial, gracias papá.-Te dice muy contenta.-Voy a vestirme, te quiero, toma Sarah.

Escuchas que el teléfono se mueve de nuevo con algo de prisa y unos pasos corren lejos de él.

-Bueno pues... ya está. Te avisaré cuando llegue. ¡Eh, Sophie! ¿A qué hora vuelves?-Escuchas a Sarah más alejada del teléfono.-¿Cómo que no sabes?

Escucha la conversación y no puede evitar reírse.
No estaba preparado para esas situaciones, habían llegado demasiado pronto con Sophie. Pero sobrevivirá, o eso cree. Suspira, y cuelga cuando no puede aportar más.

Tranquiliza a sus dos compañeras y se sienta en el ordenador, pensando.
Tenía que tumbar a ese hospital, tenía que hacer desaparecer esa locura de lugar. Solo tenía que atraer suficiente atención a ese sitio.

No escuchas demasiado más. Finalmente cuelgas y te vas al ordenador. Una pequeña cabecita se posa sobre tu pierna, mirándote.
Tú, mientras tanto, miras un mapa de ese lugar en el que ya estuviste. No hay información apenas de ese hospital, solo historias y leyendas antiguas que no se asemejan a la realidad de lo que hay.

-¿Quée haaces?

- Estoy trabajando, cielo. - le dice, acariciandola, mirándola de reojo. - ¿Te has asustado cuando me he reído así o algo?