Partida Rol por web

Tras el grueso cristal reforzado, la Diáspora se extendía, flotando en el espacio inmenso y purpúreo por el brillo de las lejanas nebulosas. La miríada de asteroides, algunos tan pequeños como guijarros y otros tan grandes como ciudades, se movía lentamente por el espacio, en su órbita amplia alrededor del Sol. Por supuesto, no necesitaba aquel cristal, ya que el vacío del espacio no podía afectarla, pero no dejaba de ser importante para evitar los impactos de la basura espacial y para evitar que las cosas salieran volando del puesto de vigilancia. 

Naga se reclinó en el asiento de imitación de cuero gastado y agrietado. Hacía ya un año entero desde que su compañera, su amiga, la androide que le había rescatado, que le había dado su libertad, desapareciera entre el fuego y el metal fundido de aquella nave. Desde entonces, había estado trabajando para el FAA, ya que Ex Novo le había permitido quedarse con la nave y con las misiones de su antigua compañera. 

Y por eso estaba allí, en aquel pequeño puesto de vigilancia escondido en un asteroide. Desde fuera, era prácticamente invisible, solo una roca más flotando en la Diáspora. Desde hacía meses, asaltantes drow habían estado atacando la Diáspora, tanto asentamientos de sarcesianos, los nativos de la Diáspora y aliados del FAA, como enclaves androides y de otras razas. Tanto el FAA como los Senescales sospechaban que que los drow llevaban un importante mercado de esclavos y bienes robados en Apostae, pero era difícil de demostrar. Era imposible decir si aquellos ataques eran cosa de una banda independiente de drow o contaban con el beneplácito de las reinas drow. En todo caso, aquellos habían estado atacando y llevándose tanto naves como esclavos, y Ex Novo había desplegado a todos sus efectivos por la Diáspora, ocultos en estaciones como en la que se encontraba Naga, para tratar de estar ahí cuando atacaran de nuevo. Todas las naves del sector habían sido equipadas con localizadores ocultos, para tratar de rastrear la ubicación de su base. Pero había que estar ahí para rastrearla antes de que los drow encontraran y destruyeran los localizadores. 

Y por eso llevaba tres semanas en aquel cubito de roca espacial, alimentándose de raciones de campaña y aburriéndose bastante, vigilando la pantalla que había conectada a la alarma que tenían los trabajadores de FSV-14/u, un pequeño espaciopuerto en mitad de la Diáspora que usaba el FAA para moverse con discrección. FSV-14/u era básicamente una gasolinera espacial para agentes del FAA, poco más que un embarcadero colocado en un asteroide mediano. Ni siquiera tenía atmósfera o presurización, todo estaba abierto al espacio. Había dejado allí su nave, entre otras que estaban de paso, y ahora solo podía esperar. Que atacaran justo FSV-14/u era improbable, porque no tenía mucho valor, y el hecho de no tener presurización ni nada de valor a parte de las naves y el combustible lo hacía un objetivo poco importante. 

Por eso precisamente le sorprendió tanto que de pronto la pantalla se encendiera con un pitido que sonó ensordecedor en el pequeño cubículo silencioso, y mostrara la imagen de Cadan-3, el androide al cargo de FSV-14/u. Tenía una mancha de aceite en la frente, y su hombro derecho había desaparecido, mostrando cables sueltos y piezas rotas en su lugar. Tecleó con prisa con la mano que le quedaba y el texto apareció bajo la imagen. Dado que FSV-14/u estaba abierto al vacío, tampoco había sonido en él.  

A TODO EL QUE LO RECIBA - ESTAMOS BAJO ATAQUE DROW - APOYO INMEDIATO - POR LO MENOS SEIS HOSTILES - PERSONAL MUERTO O CAPTURADO - ME ESCONDO EN EL HABITÁCULO EXTERIOR

Una explosión pudo verse en la pantalla, totalmente silenciosa, y la comunicación se cortó.

De haber tenido un corazón, Naga estaba segura de que habría podido oír los latidos atronadores en su pecho. No conocía demasiado a Cadan-3, pero verlo en aquel estado le había resultado impactante. Se palpó su propio brazo mientras los recuerdos se empeñaban en nublarle el juicio: Gritos desgarrando el caos, Asha empujándola para que se pusiera a salvo, sus dedos fallando en agarrarla por tan solo unos centímetros y una explosión cuya onda expansiva la había lanzado lejos de aquel lugar. Parpadeó para enfocar de nuevo la pantalla, el mensaje de auxilio, y su cerebro biónico comenzó a trabajar. 

Seis enemigos, si no alguno más. Era una locura enfrentarse a ellos sola, lo mirara por donde lo mirara. Sopesó enviar un mensaje de alerta al FAA, pero no llegarían a tiempo. Además, probablemente habrían visto la transmisión igual que ella. Trató de pensar como lo haría Asha en su situación. La vista se le desvió hacia uno de los jet aparcados en el hangar del puesto de observación. Asintió para sí. Una misión de rescate sigilosa era más plausible. Cadan-3 le había dado su posición exacta, solo tenía que encontrar la forma de acercarse sin que las naves drow la descubrieran y sacarlo de allí. 

Miró con añoranza hacia el Liberty antes de introducirse en uno de los jet. Por mucho cariño que tuviera a su nave, rea demasiado ostentosa para una misión como aquella. Encendió los motores y sonrió. 

Al fin un poco de acción. 

En condiciones normales, el uso de unos jets habría descartado toda posibilidad de sigilo, ya que hacían un ruido estrepitoso al encenderse y funcionar. Sin embargo, en el vacío, Naga no oía nada en absoluto mientras se los ponía y los activaba rumbo a FSV-14/u. No tardó más que unos minutos en llegar, y oculta tras un asteroide vio que las naves drow, negras y afiladas como astillas de obsidiana, salían del embarcadero llevándose remolcadas varias naves, entre ellas, por desgracia, la suya. Iba a acercarse cuando su aguda vista de androide le informó de que había un par de drows en la cubierta principal, al lado de uno de los aparatos que los sarcesianos llamaban saltadores, vehículos ligeros que no eran verdaderas naves interestelares, sino transportes que se usaban para viajar entre los asteroides de la Diáspora. 

Si aterrizaba allí, no había manera de que no la viesen, así que tendría que entrar por la puerta trasera. Rodeó el asteroide hasta encontrar la puerta, abierta al espacio, y saltó dentro cuando el jetpack tosía y se quedaba finalmente sin combustible. La puerta que tenía justo enfrente brillaba en rojo, indicando un bloqueo de emergencia por daños, lo que significaba que no iba a poder abrirla, no rápidamente, por lo menos. A su izquierda, en el pasillo, había dos drow, vestidos con sus armaduras negras con ribetes púrpura y sosteniendo rifles láser. Estaban de espaldas a Naga, vigilando la otra puerta, la que había al final del pasillo. Sus cascos tenían aspecto de capuchas, hechos de una tela fina que proyectaba un campo ambiental para que pudieran respirar en el vacío. Como cualquiera que esté haciendo guardia, parecen aburridos, lo que significa que es posible que se den la vuelta en cualquier momento. 

Aprovechando el factor sorpresa, Naga desenfundó su semiautomática y atacó al drow que tenía más cerca. 

Esto por llevaros mi nave, malditos, pensó. 

Naga erró el tiro por unos centímetros y la bala rebotó en el suelo justo a los pies del drow. 

Mierda.

Parecía que las cosas no iban a resultar tan fáciles como le hubiera gustado. 

Por fortuna, su fallido ataque no había alertado a los drow, que parecían igual de aburridos que al principio. Decidió probar suerte una vez más y apuntó de nuevo al que tenía más cerca. Por desgracia, volvió a fallar. 

Desde luego, hoy es mi día de suerte. 

Permaneció parapetada en la esquina, esperando la reacción del enemigo. 

Por suerte para Naga, la ausencia de sonido juega en su favor. Ambos tiros han golpeado y sacado esquirlas de metal de las paredes, pero ninguno de los drow parece haberse percatado de ello. 

Asha solía decir que "a la tercera va la vencida". Naga deseó que fuera cierto. Volvió a apuntar con su arma al drow que tenía a tiro, haciendo acopio de toda la concentración que poseía. Llena de determinación, apretó el gatillo. 

Finalmente el disparo impacta de lleno en el drow, atravesando su armadura y dejando un agujero que es inmediatamente sellado por el campo ambiental de su armadura. La sangre flota en pequeñas gotas que caen lentamente hacia el suelo por la baja gravedad. Sin embargo, al ser un lugar sin sonido y con la baja gravedad que hace extraños los movimientos, los drow tardan un momento en entender qué ha ocurrido, y se giran hacia Naga demasiado lento, dándole tiempo a actuar.

Todavía sin creerse del todo que hubiera funcionado, Naga no pierde tiempo y se lanza a disparar de nuevo contra los drow, volviendo a apuntar hacia el que ya había herido, logrando dar de nuevo en el blanco.

Ya identificada Naga como el atacante, ambos drow alzan sus rifles láser y abren fuego. Uno de ellos parece muy herido por los dos disparos, pero se mantiene firme. Herido como está, uno de ellos busca la cobertura de la esquina, mientras que el otro da un paso hacia él. Parece preocupado por el estado de su compañero, y su disparo sale desviado, muy cerca de Naga. Sin embargo, el drow herido arde en ira contra ese androide que ha aparecido de repente, y su disparo impacta de lleno sobre Naga, un disparo certero y que atraviesa limpiamente la armadura abriendo una gran herida en sus circuitos. 

Naga acusó el golpe y soltó una maldición. 

Me ha dado de lleno, el muy... 

Sin perder tiempo, disparó contra el otro drow y se parapetó de nuevo con la pared, evaluando los daños que había recibido. No parecía haber afectado a ningún sistema importante, pero desde luego necesitaría una buena reparación después de aquello.  

Esta vez, el certero disparo de Naga entra por la frente del drow, destrozando el sistema de campo de fuerza que protege la cabeza, y atravesando su cráneo en una explosión de sangre púrpura. La parte posterior de la cabeza desaparece tras el disparo y proyecta con lentitud extraña por la gravedad una ola de sangre y fragmentos de hueso hacia atrás. El drow cae a cámara lenta al suelo, con su rifle girando sin control hasta que choca con una pared. 

El otro drow grita en silencio y dispara de nuevo, con la ira por la muerte de su compañero brillando en los ojos, y logra alcanzar el hombro de Naga con un disparo de láser rojo. Acto seguido carga y se mueve para situarse en cuerpo a cuerpo. 

Desconcertada por la rapidez de ataque y la furia del drow, Naga se alejó de él de un salto, demasiado tarde para esquivar el disparo. Agarrándose el hombro, empezó a ver en su campo de visión unas luces rojas parpadeantes. 

—Acabemos con esto de una vez— masculló al tiempo que apuntaba al drow con su semiautomática. 

La bala impactó, pero no fue tan destructiva como le hubiera gustado. Se preparó para recibir una nueva respuesta por parte del drow. 

Algo sorprendido por la maniobra de Naga de rodearle rápidamente y dispararle al costado, el drow solo acierta a girarse y acercarse un poco a ella, fallando su disparo, ya que el arma tampoco es muy adecuada para la corta distancia. 

Sin darle pie a enmendar su disparo fallido, Naga apuntó hacia el drow, deseando con todas sus fuerzas que el suyo sí diera en el blanco. Acto seguido, se puso a cubierto tras la esquina. 

El drow, iracundo por esa escurridiza androide a la que no puede acertar, deja a un lado su rifle y con la otra mano saca una espada de duelo, larga y negra como el vacío, y acomete contra Naga acorralándola contra la pared. Sin embargo moverse en baja gravedad es extraño si no estás acostumbrado, y su ataque se queda corto por mucho, pasando delante de Naga de tal forma que puede ver las letras élficas grabadas en la superficie de la hoja. 

Sorprendida por la extraña espada del drow, Naga salta de nuevo para alejarse de él y continúa disparándole. La bala, sin embargo, apenas le hizo un rasguño. 

Maldición, piensa mientras revisa el cargador de su arma.