Partida Rol por web

A la mañana siguiente, el grupo se reunió a las afueras de Blasingdell, dispuestos todos a conseguir fortuna y gloria y explorar el misterioso Diente de Piedra, al norte de la aldea minera. Darrak se planteó dar uso al viejo parche que llevaba de recuerdo de su vieja batalla tras sufrir el insidioso ataque de aquel perturbado ebrio la noche anterior durante la pelea en la posada. El dracónido de oro y él se habían puesto de acuerdo para zurrarle a una veintena de borrachuzos.

Darrak había abatido a uno. 

Bam Bam a diecinueve, decorando el ahora renombrado Calvo Muerto con, precisamente, un calvo muerto en el centro de la sala común.

Había mimbres de dúo mortal, sin duda.

De otro lado, Kaz reía muy animado ante la perspectiva de forrarse y aparcar los votos para entregar su vida al hedonismo más salvaje. Gravel notaba la emoción recorrer su pétreo cuerpo, intrigado por los misterios que les aguardaban al norte, sin olvidar las palabras de Astrid, la cazadora. Y Crox... Bueno, Crox se limitaba a hacer su trabajo: guiar al grupo en silencio y tratar de advertir los peligros que les saliesen al paso durante el viaje.

¿Serían capaces de hallar Khundrukar? ¿Encontrarían las legendarias armas de Durgeddin El Negro?

Petyr Grimwell, su contratista, pagaba muy bien por el trabajo, pero advertía del peligro que acechaba por la zona. Gravel informó al grupo de que tenía un buen chivatazo conseguido la noche anterior de que iban directos a los dominios de los Garras Rojas, una brutal tribu orca liderada por un infame ogro. Aquello, lejos de asustarles, les espoleó en su avance.

Crox avanzaba en vanguardia siguiendo las indicaciones del mapa que le había proveído su nuevo y misterioso aliado: Zevran Alhen Val Thaali, un cazarrecompensas armado hasta los dientes que parecía estar siempre de buen humor. Zev, como insistía en ser llamado, era un kasatha bastante amigable que no ocultaba que se había embarcado en la expedición por el puro placer de experimentar la adrenalina de la aventura y por cobrar brillantes monedas de oro por cazar orcos. No parecía tener dobleces. Antes al contrario: parecía honesto, algo alocado y muy extrovertido. Un buen compañero.

El primer día de viaje discurrió atravesando las montañas que cercaban el Diente de Piedra. Crox fue el primero en verlo cuando alcanzaban la cima de uno de los picos de la cordillera circundante a su meta. La visión era imponente y hermosa. Un pedazo afilado de roca nevada emergía como un cuchillo rasgando las nubes, muy parecido al colmillo de una bestia hecho de pura roca.

Iban en la dirección correcta.

Crox, en vanguardia, contemplando la aparición del Diente de Piedra entre las nubes.

Crox disfrutaba, como siempre que volvía a las montañas. Aquella sensación de atención constante, de alerta ante u desprendimiento, un cambio del clima, un depredador salvaje... sí, el goblin parecía sentirse a gusto con el mundo por una vez y, cuando el diente de piedra se perfiló por entre las brumas, no pudo más que detenerse un momento.

Los demás lo vieron de espaldas, quedarse estático mirando a la cima pero no tardó mucho en escupir al suelo y continuar su camino. No habían venido a escalar ni a hacer el dominguero. Tenían una misión y un horario que cumplir.

En cuanto empezamos a recorrer la montaña una parte de mi no podía evitar estar contenta,después de todo me recordaba un poco a mi bosque,inclusive estuve tentado a revisar si en las cercanías algún animal se parecía a los que allí encontraba,pero sabía que no era el caso y por lo que me contó Astrid,debíamos tener cuidado,mientras subíamos pude notar como Crox,mantenía ojo al lugar y nos guiaba con la ayuda del Kasatha,un tal Zev,mientras subíamos intentaba mantener un ojo avisar tanto por cualquier animal que nos considere parte de la cadena alimenticia como de alguna trampa preparada por los garras rojas,ya sea una trampa para algún animal o para intrusos en sus territorios

-Aaaaahhh mi cabezaaaa- Kaz se quejó de la terrible resaca que tenía. Aunque había ganado una gran suma por las apuestas del dia anterior se habia gastado casi todo en licor y ahora este estaba cobrando venganza.

-¿Y si acampamos un rato a descansar? Ya llegamos al Diente ese, así seria mejor descansar un poco para llegar frescos ¿no creen?- aunque el solo quería dormir la mona 

El grupo terminó por confiar en el criterio de su explorador y guía.

La ruta que descendía la montaña se adentraba en un frondoso bosque en el que las copas de los árboles no dejaban ver el cielo azul. El sol se filtraba entre la maraña de ramas que tejían los robustos robles, pero con todo el camino era traicionero y oscuro. El bosque parecía presidido por una aureola sobrenatural que al único que no intranquilizaba era a Gravel. El druida se sentía en casa entre aquella vegetación y sólo pareció concentrarse con el nervio de un depredador al ver aparecer, ya demasiado cerca, el afilado contorno del Diente en el horizonte.

Crox detuvo la marcha. Algo le escamaba.

Una pequeña columna de humo emergía de la pendiente de la montaña al Este.

Los ojos de Crox, acostumbrados a advertir senderos, rastros y huellas, se percataron de que un sendero zigzagueaba a la derecha, serpenteando en ascenso por la falda este de la montaña. Ahora tenían una pista realmente buena y decidieron seguirla, para entusiasmo de Zev, que no dejaba de intercambiar chistes con Kaz, con el que parecía llevarse bastante bien.

-Venga, en serio, tío... Tú no eres clérigo, ¿verdad? ¿Quién es tu dios? ¿Loki?-. 

El ascenso por la montaña siguiendo el sendero fue mucho más sencillo que si hubiesen decidido escalar la pendiente oeste. Aquel camino evidenciaba uso continuo y un cierto mantenimiento. Crox alertó al poco de iniciarlo que las huellas que surcaban el sendero eran frescas y pertenecían, sin ninguna duda, a un grupo de orcos. Probablemente, partidas de caza.

El Diente de Piedra estaba lejos de la civilización, lo que lo convertía a buen seguro en un gran refugio para los pielesverdes, pero les obligaba a salir de forma periódica a buscar alimento.

La subida al Diente se puso peligrosa tras más de cuarenta minutos siguiendo el serpenteante sendero, cuando el camino se estrechó y terminó convirtiéndose en un traicionero desfiladero que rodeaba la cima misma de la montaña, dejando a la izquierda una preciosa vista del bosque y de la cordillera circundante, así como de una caída mortal si alguno de los aventureros se despistaba.

Crox, que era el que avanzaba delante, se dio de bruces entonces con la Puerta a la Montaña, una gigantesca abertura en la roca que descendía al interior con unas grandiosas escaleras talladas en roca. Darrak podría jurar que aquella maravilla era obra de la ingeniería de precisión enana.

El explorador goblin se arrastró como si de una serpiente se tratase y observó el fondo de la entrada, tratando de advertir guardias apostados en alguna parte.

Para Crox no fue demasiado sorprendente localizar a dos orcos ataviados con armaduras de piel y armas toscas pero brutales apostados al fondo de la escalera, junto a una enorme puerta de madera con planchas de metal reforzado. La puerta estaba cerrada a cal y canto y los orcos parecían aburridos, uno de ellos quejándose al otro sobre un tal Skragg.

Crox aún miró la posición de los orcos unos segundos más y luego volvió a informar a su grupo.

-Pues así está la cosa -terminó. Sólo deciros que sería posible descender la escalera y sorprenderlos. Aunque, viendo la panza de Darrak, seguramente se enteren de que está bajando escalones hasta en la montaña de al lado. Creo que nuestra mejor opción sería acabar con ellos a distancia.

Crox percibe que a ambos lados de la enorme entrada dibujada en la Puerta de la Montaña hay nidos de tiradores en la roca, visibles por las rendijas que hay abiertas en el muro de piedra que flanquea la entrada.

Si la puerta de entrada queda en dirección Este, el primer nido está situado al Norte, a unos seis pies de distancia del suelo y a unos 30 pasos de la puerta. Tiene dos rendijas que tienen visión directa a la escalera y tres más que dan al Oeste, en dirección al sendero que acabáis de atravesar. 

El segundo nido está situado en la pared al Sur, a unos cinco pies de altura. También tiene visión directa a la escalera y tiene sólo dos rendijas.

Crox imagina que los enanos construyeron ambos nidos como una forma de repeler a los intrusos que eran suficientemente estúpidos de cargar contra la Puerta de la Montaña. El hecho de que no hayan acribillado ya al grupo denota que no hay vigilantes apostados en los nidos.

Aún.

Una cosa más- dijo el goblin antes de cruzarse de brazos y escuchar a sus compañeros. A ambos lados de la entrada hay nidos de tiradores en la roca, visibles por las rendijas que hay abiertas en el muro de piedra que flanquea la entrada.

El primero, el que está a la izquierda, tiene dos rendijas que tienen visión directa a la escalera y tres más que dan al Oeste, en dirección al sendero que acabamos de atravesar. 

El segundo nido está situado en la pared al Sur, a unos cinco pies de altura. También tiene visión directa a la escalera y tiene sólo dos rendijas.

Supongo que los enanos construyeron ambos nidos como una forma de repeler a los intrusos que eran suficientemente estúpidos de cargar contra la Puerta de la Montaña. El hecho de que no hayan acribillado ya al grupo denota que no hay vigilantes apostados en los nidos pero no sabemos si esto será así constantemente

 -Ya nos querrás a mi barriga y a mi cerca cuando esos orcos traten de hacerte su bocadillo nocturno- respondió Darrak al comentario del goblin. -Distancia ¿eh? dame un rato y tendré a mis gemelas volando contra esos cabezotas- dijo mientras palpaba las cabezas de sus hachas colgadas de su cintura.

 -Si, tendemos a tener esas posiciones, además...- se quedó acariciando su barba "¿no escuché antes de esta fortaleza?".

Crox gesticuló con la mano en el aire frente su propio rostro y una marca sólo visible para Crox apareció sobre el primer orco. Entonces, aprovechando su velocidad y que el goblin aparentaba ser invisible entre la maleza, disparó dos virotes contra él en un silencio absoluto.

 Al ver como el goblin se estaba cargando el solo a una de esas verdes montañas de músculos, Darrak lo tomó como un desafíopersona "yo no seré menos". Apretando el parche atado a su mano, se concentra en recordar un hechizo que había aprendido una vez y 3 pequeños orbes azules aparecen del puño cerrado del enano, viajando a gran velocidad hacia el guardia restante. Pero como eso no era suficiente, se sobre-exigió a si mismo para poder lanzar una segunda oleada de orbes. Con suerte, eso fulminaría al otro orco.

Asistido por la magia de precisión druídica de Gravel Molten, Crox lanza dos flechazos rápidos a uno de los orcos que montan guardia frente a la enorme puerta que permite el acceso a la montaña. Su compañero da un paso hacia atrás, sobresaltado tras ver caer muerto a su camarada. Mucho antes de que pueda reaccionar para dar la alarma, es Darrak, el caballero arcano, el que lanza una miríada de proyectiles mágicos sobre el infeliz pielverde, que cae acribillado por los orbes de pura fuerza que el enano conjura sobre él.

La emboscada ha sido un completo éxito y ante el grupo se erige la ciclópea construcción de la Puerta de la Montaña,aguardando a los aventureros.

Una mirada recelosa se entrecruza entre Crox y Darrak mientras descienden los peldaños de la enorme escalera. Sobran las palabras. El mensaje está muy claro entre ambos.

Uno a uno.

¿Durará mucho el empate?

-No ha estado nada mal, sí señor. No me esperaba el truquito del enano. Metralleta Gorunn, ¿eh?-. Zev lanza dos codazos a Darrak en las costillas mientras ríe, sin duda satisfecho por la exhibición de profesionalidad de sus dos colegas.

Acto seguido, el kasatha lanza un par de palmadas en las mejillas a Kaz y retira una florecilla silvestre de la rocosa testa a Gravel.

-Eh, pasmaos, a ver si os ganáis el sueldo, panda de maleantes. ¡Tío, si hasta te están germinando margaritas en la cabezota! ¡Eh! ¡Que esos dos van hacia la puerta! ¡Vamos, cobardes! ¡Eh! ¡Esperad!-.

Zev arranca a correr con largas zancadas tras Crox y Darrak ansioso por enseñarles a sus compañeros de qué está hecho.

 -Tan letal como agotadora, eh... señor, aunque creo que agoté todo mi jugo mágico por hoy, solo me queda el rompe nueces de mi espalda y las gemelas ¡Eh, creo que tengo una idea!-​​​​​​.

 Al llegar hasta el cuerpo del fusilado orco (y saquear sus bolsillos) Darrak toma una de sus hachas y corta el cuello de los vigías caídos "si tenemos problemas...".