Partida Rol por web

Ajajaj, ¡la forja que te parió!  ¡tengo un hacha nueva! -dijo el druida muy contento.  

Y mija, -dijo mientras revisaba el arma para identificar símbolos de hechura en lo que Daysi Sue la seguía apretando con esos biceps que se flexionaban cual árboles, estamos hechos no sólo de metal sino también de raíces y fibras y otros componentes naturales.  Sin ellos no podrían nuestros cuerpos ser encantados y albergar la vida.  

Porque VIDA somos, tan como ellos, -señaló a sus compañeros- vida que debemos honrar y respetar. -Señaló al hombre que yacía en el suelo. 

Entre Daisy y Powaqqatsi tenían a la forjada a raya, Mug seguía quieto con el maletín en la mano -Mas le vale que deje el maletín en el suelo, ni por todos los licántropos muertos del mundo iba a dejar que robasen a un fallecido delante de mis narices, el maletín parecía una pista y las autoridades necesitaran de todas para aclarar los hechos- Y por otro lado, Ariete estaba completamente parado, mirando la escena con sus ojos oscuros de forjado. -¿Abra tenido un corto circuito?

La guardia seguía sin aparecer y si no llegaban ya quizás la hojalata escapase. -No lo permitiré- Sacando su silbato de señales lo coloca en sus labios y sopla con todas sus fuerzas. -PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIF, Por todos los infiernos, que venga la guardia!! PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIF

Alfrik prepara bien el hacha y, si la forjada consigue escapar, no dudara en incrustar el hacha en esa asquerosa marca de Karrnath

La orgánica mantenía a la metálica sujeta con firmeza, aún así no confiaba en que durase mucho más. El metal siempre vence a la carne..

Mis ojos evaluaban a las contrincantes, aguardando el momento preciso para poder usar mi arma.
-¿Te parece adecuado filosofar justo ahora, Q? Realmente lograba comprender poco a ese forjado lleno de ramas.

Preferiría que un demonio le mordiera el culo antes de acabar en el calabozo de esta ciudad.

Mug aprieta con todas sus fuerzas el espadón mientras la idea de que si un duo como Daisy y Powaqqatsi apenas consigue sujetar a la forjado poco podrá hacer un pobre bárbaro como él, pero su madre no crió a un cabrón que deja tirado a unos compañeros de armas, por muy raros que estos sean.

-¡Sujeta esto santurrón!, ¡apuesto a que dentro hay algo que busca esa loca!- Vocea al Paladín mientras corre hacia la pelea, arrojando el maletín en dirección a Alfrik mientras se dispone a eliminar el problema del hacha de la única forma que conoce... con su espadón.

La Forjada encuentra un hueco entre los brazos de la semiorca. Con un gesto violento consigue introducir un codo y separar los brazos de Daisy lo suficiente como para dejar de estar inmovilizada. Aún así permanecéis ambas juntas y cogidas la una  a la otra...

Mientras tanto hace escaso un minuto...

- ...juraría que se han marchado por aquellas escaleras.¡Esta maldita lluvia no me deja ver nada!- maldice el sargento Dolom mientras rebufa soltando grandes chorros de agua por sus barbas empapadas. Los guardias que le acompañan se dan prisa en asomarse entre los balcones, barandillas y plazas que están próximas en un intento de encontrar al grupo que han intentado seguir en la distancia.

- Señor...no sabemos por donde han ido. Con esta lluvia no vemos...-. El guardia deja de hablar cuando el sargento Dolom levantó su rechoncha y enguantada mano en un gesto de hastío.

-Está bien,está bien...-El enfado deja lugar a la frustración. Cuando el guardia va a avisar al resto de sus compañeros el sargento Dolom continua hablando. Pero esta vez lo hace solo y para sí mismo-. Me estoy haciendo viejo. Esto no es digno del "sabueso de Sharn"...

Se acerca a la barandilla. Al frente dos enormes torres muestran el espacio entre ambas como si de un cañón se tratase. Un cañón con puentes, pasarelas, luces siemprebrillantes, esculturas, carteles indicativos esculpidos en piedra...Cada esquina diferente. Cada rincón un lugar especial. Parece sumirse en la belleza de esa ciudad y al mismo tiempo en su propia melancolía.

 Y entonces lo oye. Al principio tan sólo enarca una ceja. "Debe ser la lluvia" piensa. Pero vuelve a oírlo de nuevo...¡Alguien pide ayuda y llama a la guardia a gritos!. Y parece que el sonido viene reflejado por el eco lo cual quiere decir que debe venir justo de la cara opuesta de la torre en la que se encuentra. Como revivido por la emoción de tener algo que hacer grita rápidas ordenes a sus hombres para que le sigan.

-¡Atención! ¡Llaman a la guardia!¡Vamos, seguidme!- Dolom se lanza a través de un pasaje a toda velocidad.

El pasaje atraviesa la torre de lado a lado como si de un callejón se tratase.Unos gatos que husmeaban unos restos  abandonados de comida salen huyendo y bufando al ver venir al enano corriendo como un loco hacia ellos. Los guardias se lanzan tras su jefe.

Justo cuando llega al otro lado Dolom mira hacia abajo. Ve un puente que lleva a la Aguja Kelsa. Y sobre ese puente un auténtico combate... 

Sin demorarse más se lanza escaleras abajo y llega junto a unas macetas inundadas por el agua. El agua que cae no le permite ver con claridad. Pero si escucha un silbato y otras muchas voces. El puente está plagado de gente armada. Incluso diría que hay un cuerpo en el suelo. 

Con su ballesta presta para el disparo se acerca con grandes zancadas a unos 70 pies de la lucha.

-¡Alto a la guardia! ¡Alto a la guardia!- grita al tiempo que avanza con la ballesta apuntada- ¡Cesad en la lucha y tirad vuestras armas al suelo!

Entonces los ve.

-¡VOSOTROS!

Al menos los había encontrado...

¡Sargento Dolom, que bueno que llegó!   Atrapamos y desarmamos a la presunta asesina.  

Mire, aún forcejea con mi colega.  

Le dejaré aquí con el paladín el arma que quizá usó para que la examinen ustedes.  

Después de dejar el arma Powaqqatsi se colocó justo donde podía unirse, en cuanto fuera necesario, a la presa-que-te-apresa.   Sabía que no había sido muy convincente con el sargento, así que mandó a su buitre a volar más arriba, no fuera a que le dispararan un ballestazo por confundirlo con un carroñero independiente.

Y por fin apareció la guardia, Alfrik volvió la vista a los recién llegados y examino con sus ojos de plata las posibles auras malignas que portasen.

-Ya iba siendo hora, habéis tenido suerte sargento Dolom ya que los fuertes brazos de la señora o señorita Sue- alega arqueando un poco una de sus pobladas cejas y mirando de reojo a la semi orca. -Han logrado sujetar a la presunta asesina que, desde luego, tiene mucho que explicar.

-Espero que tengas suficientes grilletes ya que no creo que se preste a colaborar en su detención.

Durante el forcejeo, el sombrero de Demonfly cae al suelo del puente. El agua de lluvia empieza a mojar su pelo, como una ráfaga de veloces puñaladas. Entrecierra los ojos, mientras poco a poco va perdiendo el control de la situación... Justo en el peor momento, cuando la autoridad incompetente está mirando, es cuando Daisy Sue empieza a hacer el ridículo perdiendo el agarre. La historia de su vida. Hoy se ha levantado con el pie izquierdo...

¡¿Tamos a cultivar moho o porqué andamos tan paraos, sargento?! Deje ya de mirar embobao, que yo no voy a haserle el trabajo toda la vida. ¡Mueva el culo de una ves que ésta se me escapa!

La armadura de la forjada estaba cada vez más resbaladiza por la humedad. Solo esperaba aguantar suficiente para que dos fornidos guardias le reemplazasen en la presa. No había recompensa por esta asesina, y nadie le iba a pagar nada por esta buena obra. Tan solo quería acabar aquí para marcharse a una posada. Una bañera de agua caliente era todo lo que le pedía a este día funesto.

Finn, agradeció que por fin hubiese llegado la guardia, evitando que se les fuese de las manos toda aquella extraña situación. Sin embargo no pudo evitar rumiar una maldición cuando vio al sargento enano al frente.

Se volvió con las palmas de las manos abiertas. Al fin y al cabo estaba desarmado con lo que parecer tranquilo era fácil. - ¡Sargento Dolom! - Exclama poniendo una de sus mejores sonrisas de inocencia e ingenuidad. - Esta forjada apareció de la nada para atacarnos con el hacha que acabamos de arrebatarla. - Sin darse cuenta había utilizado un "nos" cuando realmente él no había echo nada más que perder su arma.- Cuando llegamos era tarde para el pobre infeliz.- Continua señalando con lacabeza al cuerpo tendido.- Pero puede comprobar que las heridas las ha causado un hacha de gran tamaño, como la que porta la forjada. Nosotros no tenemos posesión de tal arma, como recordará. - Dice haciendo hincapié en el conocimiento que tenía del grupo el sargento.

- Daisy Sue ha conseguido apresarla e intentábamos reducir al asesino cuando han llegado oportunamente. - Continua mimando un poco los oídos del sargento. - Si se fija bien, la forjada lleva la marca de Karnath, lo que nos hace sospechar que pueda ser un agente de esa nación. Ya sabe usted de la profesión de nuestra compañera Daisy Sue como reconocida cazarecompensas en Sharn... Estoy seguro que le encantará saber si existe alguna recompensa activa sobre la forjada, para poder seguir limpiando esta ciudad de calaña karnati como ésta. Al fin y al cabo, su trabajo, y parece que el nuestro también, es ayudar a la guardia en todo lo que podamos - Finaliza, de nuevo sonriendo.

Hubiera seguido hablando, pues la lengua del semielfo parecía no poder quedarse quieta ni un segundo, pero esperó la respuesta del sargento a su improvisada puesta en escena, esperando que la guardia tomase en serio su trabajo de cazarecompensas y saliesen de allí sin tener que volver a visitar el cuartelillo.
Y quién sabía... Lo mismo las autoridades de Breland pagaban con gusto la captura de un agente de karnath

El sargento Dolom se planta frente al grupo. Ve que se trata de una pelea y que en el suelo hay un cuerpo. A juzgar por la cantidad de sangre la cosa parece grave. El semielfo llamado Finn le habla...

- ¡Sargento Dolom! Esta forjada apareció de la nada para atacarnos con el hacha que acabamos de arrebatarla. Cuando llegamos era tarde para el pobre infeliz. Pero puede comprobar que las heridas las ha causado un hacha de gran tamaño, como la que porta la forjada. Nosotros no tenemos posesión de tal arma, como recordará. 

El discurso y la actitud del semielfo parece realmente sincero. Pero en ese momento un enorme forjado ataca con su impresionante Lucero. El ataque es brutal pero parece fallar ya que el golpe se dirigía a un par de contendientes que luchan en una maraña de brazos y piernas. El sargento recuerda a aquel forjado¡Era el que decía que sería espectacular ver caer una torre de Sharn!

-¡Altooooo,malditos!¡El próximo que desobedezca le guardaré uno de mis virotes entre las costillas!- amenaza mientras apunta a los dos contendientes que se sujetan con fiereza-.¡Vosotras dos! ¡Soltaos! O ponedme a prueba...

Estas ultimas palabras parecen no esconder ningún farol...

La mente de Daisy Sue le susurra una idea clara: Dolom está viejo, carcomido. A la cazarrecompensas le daría tiempo de soltar a la forjada y cruzar el puente antes de que los reflejos del enano apretaran el gatillo. Podría plantarse delante de las mismas barbas de aquel sargento de pacotilla, y aún así el virote erraría. Y podría, y por supuesto lo saborearía como el mayor de los premios, tumbar a ese cretino de un puñetazo con la diestra. Pero no en esta ciudad... no en su ciudad... Aquí el enano podría retirarle la licencia de cazarrecompensas en menos de lo que un fastieth tarda en cantar arakokarokarakokoroakoakak.

¡Tá bien...! ¡Ya la suelto, no dispare!

Maldito fondón incompetente... Aún por ensima de que le hago tó el trabajo...

En el momento en que Daisy suelta a la forjada esta se revuelve. Su mirada continúa llena de furia y de odio. Desoyendo las advertencias del sargento de la guardia extrae una daga tan afilada como su mirada sedienta de sangre...

Un sonoro "¡Ptang!" resuena en el ambiente. Un virote apuntado al cuello sale disparado desde la ballesta de Dolom impactando en el brazo derecho de la forjada. Aún así no es suficiente para frenar sus ansias. Se lanza contra Daisy con el arma en ristre. La semiorca , tal vez confundida por la aparición de la guardia y los movimientos a su alrededor, es incapaz de esquivar el ataque. El afilado acero de la daga penetra a través de su costado izquierdo , justo entre las costillas, y alcanzando su pulmón. El dolor es tan intenso que pierde el conocimiento al instante y cae a pies de sus compañeros. la forjada busca con la mirada su siguiente víctima...

-¡A por ella!- grita el sargento Dolom mientras lanza su ballesta y se prepara para extraer su maza de armas. 

Sus cuatro guardias se lanzan hacia la forjada con sus alabardas dispuestas para la lucha.

No era necesario ser adivino para saber lo que iba a pasar, en cuanto Daisy, cumpliendo con las ordenes de la ley, que no tienen por que ser siempre las mas acertadas, soltó a la forjada, ésta desenvainó una daga y la consiguió colar entre las costillas de la semi orca.

Cuando Alfrik ve caer a su compañera, alza su hacha furioso e, invocando el poder de la llama, castiga el mal sobre la ruin acción de la forjada.

El hacha de Alfrik desciende brutalmente sobre la forjada . No consigue esquivar el golpe y el hacha le secciona limpiamente su oreja izquierda y parte de la cara a la altura del carrillo. Su cabeza queda torcida y a través del corte de la cara pueden verse sus dientes en una mueca calavérica.

A pesar de las terribles heridas infligidas por el enano la forjada, debido a su furia interna, no ha demostrado el menor signo de dolor Y mira hacia el enano aún con el cuchillo ensangrentado entre las manos...