Partida Rol por web

El dracónido se agachó a echar un ojo también a las huellas. Sin embargo, él no sabría identificarlas, le resultaban familiares, pero a cualquiera de su especie le resultarían familiares unas huellas con garras. Así que no consiguió sacar ninguna conclusión.

¿Qué dices Liham, encuentras algo fuera de lo común? ¿Nos confirmas las huellas? -echa un vistazo a su alrededor- Si os habéis fijado hace un rato, hemos visto algun adoquín, lo que quiere decir que este es un camino principal, bastante abierto, y de ser kobolds, no suelen pasearse mucho por caminos principales. En cualquier caso, tened cuidado. Los kobolds no destacan por su fuerza, pero suelen ir en grupos.

Si, no parecen meras huellas de ardilla...esos bichejos asquerosos suelen ir en grupo y son bastante escurridizos, asi que por ir con cuidado no nos pasará nada.-Digo aferrandome a mi arco.

Seguís vuestros pasos por el camino, aunque ya no hay rastro de huellas os mantenéis alerta por si acaso, no os gustaría formar parte de esos grupos de aventureros primerizos que mueren por descuidos como estos. Vuestra precaución os es recompensada cuando os dais cuenta que un poco mas adelante del camino hay una avanzadilla de kóbolds que aunque parecen estar escondidos podéis verlos detrás de arbustos y rocas grandes.

De entre unas rocas sale un kóbold señalando y gritando hacía vuestra posición a la vez que da vueltas a una honda. Os podéis fijar que lleva una bandolera con unas esferas de cerámica del mismo tamaño que cualquier bala para honda.

Lanza una bala con su honda en dirección a Torinn pero parece que no con suficiente fuerza como para hacerle daño.

Después de esto, cinco kóbolds armados con lanzas se lanzan en manada hacía vosotros.

En un instante nos vemos rodeados de unos pequeños Kóbolds, lo cual es muy extraño ya que generalmente no están cerca de los caminos, el primero Kóbold en salir ataca a Torinn, pero estaba a mucha distancia y falla su ataque.

-Esto nos va retrasar un poco. Junto mis manos y cierro los ojos un segundo, invoco el poder de Bahamut para que castigue a mis enemigos, un rayo de luz sale disparado hasta uno de los Kóbolds y avanzo mientras voy sacando mi espada.

Por desgracia el rayo no acaba de impactar a tu objetivo, aun así ganas algo de vitalidad gracias a tus plegarias.

Torinn se adelanta unos pasos mientras inhala una bocanada de aire, cuando se sitúa cerca del kóbold mas adelantado suelta un rugido de llamas borboteantes.
Cuatro de los reptiles mas adelantados caen al suelo chamuscados.

Los dos kóbolds mas atrasados y mejor pertrechados avanzan con cautela situándose en posición defensiva cerca del hondero.

Los pequeños reptiles se sorprenden cuando ven que el paladín en vez de atacar intenta dialogar con ellos. Por un momento parecen dudar pero en unos instantes siguen con su arremetida.

 Adenath cierra los ojos  y comienza a pronunciar palabras en lenguaje arcano mientras realiza movimientos con la mano que no sujeta su libro en el cinto. Cuando abre los ojos de nuevo, los tiene completamente negros. Entonces señala un punto entre los tres kobold más alejados y todos sus ropajes empiezan a flotar ligeramente mientras su voz se va convirtiendo poco a poco en un susurro casi inaudible.

En el punto señalado, las sombras de los tres kobolds se juntan en una sola e informe que comienta a agarrar a las desprevenidas criaturas con sus tentaculos negros.

Las sombras se pelean con los kóbolds tras el hechizo de Adenath, los agarran y les dificultan el movimiento.

Sin apenas pestañear un segundo tras el abrazo de los tentaculos negro invocados por el mago,Liham avanza hacia el enemigo con pericia colocando dos flechas una encima de la otra en su arco con una destreza inimaginable. Al momento todo parece relentizarse y tras un segundo de mantener la respiración los dos proyectiles del elfo salen disparados hacia sus respectivos objeticos peinando el aire cercano a la cara del elfo y retirando un mechon de sus orejas puntiagudas.

 Jodeos! Piensa el orejas puntiagudas con la imagen de dos lagartijas muertas en mente.

Aunque muchos de los esbirros de primera linea han caído parece que a los kóbolds de detrás no les ha importado mucho y siguen con su arremetida. Uno de los kóbolds mejor armado acusa de sus heridas y se esta arrancando un flechazo en el costado.

Esta vez el kóbold hondero agarra una esfera de ceramica de su bandolera y la dispara contra Torinn con un movimiento ágil. La bala impacta explotando en el torso de Torinn infringiéndole un duro golpe. La extraña esfera al golpear al dracónido explota en una especie de pegamento verde viscoso que inmoviliza al guerrero.

El esbirro kóbold se lanza con furia contra Vered enarbolando su lanza muy torpemente. Con un movimiento rápido de cadera Vered esquiva el golpe y se dispone a arremeter.