Partida Rol por web

En el centro de Refugio Invernal, se erguía una torre de ladrillo blanco, ahora ya muy desgastado. Era el edificio mas alto de toda la aldea, y se podía ver desde cualquier parte, dentro de los muros. Apenas teníais que cruzar el pequeño camino desde la herrería para llegar a dicha torre.

El ruido que había en la herrería no os había permitido oír la lluvia torrencial que caía. Truenos retumbaban por todo el valle, mientras algunos relámpagos iluminaban el cielo intermitentemente.

Cruzasteis rápido el camino y os parasteis delante del portón de roble que había en lo mas bajo de aquella torre. Golpeasteis un par de veces la puerta y esperabais a que si había alguien dentro os abriera rapidamente para no acabar empapados de arriba a abajo.

Ahora, Refugio Invernal parecía desierto, pues todo el mundo se había refugiado en sus casas.

La pesada puerta se abrió al cabo de unos instantes, asomando una figura que ya habíais visto antes. El viejo que se os presentó ante vuestra llegada a la posada, hace ya dos días, como Valthrun, sonrío y con un rápido ademán os indico que entrarais.

- ¡Rápido, entrad! Que la tormenta arrecia. - exclamó mientras os dejaba pasar y cerraba pesadamente la puerta detrás vuestro.

Valthrun os examinó de arriba a abajo. Miró con aire de curiosidad a Angakok, pues no le había visto nunca.

- Vaya, a que debo el honor de la visita de los recientes héroes de Refugio Invernal - comentó con una leve risotada sin malicia aparente.

 -¿Valthrun? -el mago estaba visiblemente sorprendido- Tengo que reconocer que no esperaba encontrarlo aquí. -después de un instante de buscar mentalmente el motivo de la estancia del anciano en la torre, preguntó- ¿Qué hace aquí?

El viejo soltó una risotada.

- ¿Qué hago aquí, dices? - preguntó sonriente, mientras avanzaba hacia un salón, donde había una hoguera encendida en el hueco de la chimenea.

- Esta es mi casa, hace muchos años que vivo aquí. - dijo y luego miró a Adenath extrañado por semejante pregunta.

- Sentaos cerca del hogar, para calentaros, mientras os sirvo unas bebidas para levantar el espíritu. - dijo mientras se acercaba a una cómoda y servía tres vasos de lo que parecía un licor.

- Gracias por darnos cobijo en su morada - dijo Angakok. - Pensabamos que la lluvia tardaría un poco más en llegar y al final nos ha sorprendido.-

Como tampoco estaba especialmente puesto en los modales y costumbres de aquella gente se limitó a esperar que fuera Adenath el que tomara la iniciativa. Aparte de eso si estaban ahí era por él.

 Tras sentarnos junto al fuego le enseño el pergamino al anciano.

-Esto es lo que nos tiene turbados, Valthrun. No sabemos a qué se refiere con "grieta" pero estamos seguros de que no es nada bueno para Refugio Invernal. Esperaba que, tal vez, pudieras decirnos algo sobre él.

El viejo leyó detenidamente el pergamino. A medida que avanzaba, su rostro iba reflejando mayor perturbación. Al concluir, levantó de nuevo la mirada y se dirigió a vosotros.

- ¡Esto no pinta bien! - exclamó Valthrun. - Si los sirvientes de Orcus están en activo en la zona, ¡seguro que están interesados en nada menos que volver a abrir la grieta! ¡es terrible!

Parecía cada vez mas preocupado. - Esto me recuerda algo que leí no hace mucho tiempo, pero ahora no lo recuerdo. Me gustaría examinar mis libros, para ver si encuentro alguna información útil.

Se levantó y empezó a buscar tomos en una gran librería que tenía.

- Pasaros mañana o cuando podáis, a ver si he encontrado algo que os pueda servir.. Juraría que leí algo de una grieta nosedonde.. - empezó a murmurar y a hablar solo mientras rebuscaba y abría tomos viejos.

Adenath le pidió a Angakok el pergamino para enseñarselo al morador de la torre. Al chamán aquello le pilló de improviso pues pensaba que hubiera sido más prudente debatir entre todos qué hacer respecto al contenido, máxime si había alguien en aquél asentamiento que era un traidor como todo parecía extraerse del contenido.

Esa fue la mirada que recayó sobre el mago. Luego la dirigió sobre Torinn esperando una confirmación sobre la solicitud de Adenath. Y finalmente, no sin cierta reticencia, extrajo el pergamino para mostráselo a Valthrun. Aunque no perdió detalle en la expresión de aquel rostro.

El viejo se acercó al pergamino, lo leyó y una gran turbación pareció apoderarse de él. De inmediato se levantó y empezo a buscar algo en la biblioteca.

- Disculpe señor Valthrun - dijo Angakok, que no le había gustado el hecho de que nada más enterarse del evento ya les estuviera despidiendo - si no le importa, dado que la lluvia arrecia fuera, y que lo que busca parece ser de una importancia trascendental, quizá podría ayudaros en vuestra búsqueda. La cabeza del caudillo Kobol, llevaba en la frente el tatuaje de unos de los lugartenientes de Orcus. -

- Podéis quedaros aquí si lo deseáis, mientras busco el libro que hablaba sobre eso. - dijo el viejo sin girarse, pues seguía con su trajín de libros. - Lo decía para que no perdierais el tiempo, pues esta biblioteca tiene un orden muy especifico, y cuatro manos mas por aquí, creo que estorbarían mas que ayudar.

Aun trataba de averiguar si en la voz o en los gestos de Valthrun se escondía alguna intención oculta. De todos modos, aparte de la posible suspicacia de Angakok respecto a las intenciones de aquél extraño, parecía que tanto Torinn como Adenath habían confiado plenamente en él.

Aun así no deseaba marcharse de ahí, todos aquellos libros al alcance de la mano,... él solo disponía de un libro de rituales, el único que había visto, aparte del de su maestro del que había copiado el ritual que conocía. El resto de conocimiento le había sido dado a conocer a través de la tradición oral y por vía de los espíritus. Así que el solo hecho de poder leer el título en los lomos le abría las puertas a todo un mundo de conocimiento.

- No molestaremos - dijo Angakok, - aparte no hay nada más que reclame nuestra atención ahí fuera.-

Dicho esto se puso a recorrer con la vista los nombre aquellos volúmenes que el anciano atesoraba en su biblioteca. Sabía que encontrar información era importante, así que decidió dejar que fueran los espíritus los que guiaran su mano. (+4 a la tirada de conocimiento de religión)

Tras varias horas de infructuosa busqueda, el chamán parece topar con un tomo interesante. Es un libro que habla de los paladines de Pelor y sus templos en el valle de Nenthir. En un principio parece que no hay nada útil en ese viejo tomo polvoriento, pero poco a poco Angakok empieza a leer sobre sectas malignas e historias relacionadas.

Tras unos minutos de lectura rápida, encontráis una breve reseña de una de las destacamentos de este culto.

Habla de un suceso que pasó no muy lejos de aquí hará unos 80 años. Un buen grupo de paladines y clérigos del templo fueron enviados como guarnición para custodiar una vieja fortaleza, no muy lejana de Refugio Invernal, por lo que podéis constatar. Sir Keegan, que según el libro estaba al mando, era un paladín de alto rango en el servicio a Pelor, que fue expresamente enviado para guarecer una buena defensa. Habla de que esa fortaleza era importante, porque antaño fue construida encima de una especie de portal que conectaba con el Páramo Sombrío.

Parece que no hay mas datos al respecto.

Al comentarlo con el viejo Valthrun, os cuenta que tiene conocimiento de una vieja fortaleza abandonada no muy lejos de aquí. Os cuenta que corren rumores, desde hace tiempo que una banda de goblins se ha instalado, como suelen hacer con cualquier tipo de ruinas y mazmorras "habitables". Por eso la gente no suele acercarse demasiado, tampoco han tenido problemas con ellos.

 -Entonces, -el mago levanta la vista del volumen que estaba leyendo- ¿tenemos que entender que esa fortaleza tiene algo que ver con la "grieta" de la que habla el pergamino?

Valthrun meditó durante unos instantes.

- Bueno según lo que ha encontrado vuestro compañero, y según lo que yo entiendo... hace mucho tiempo se construyó esa fortaleza encima de una especie de portal o grieta que conduce a otra dimensión, para custodiarlo y proteger cualquier 'mal' que pudiese salir de ahí ¿no? - comenta el viejo, atando cabos entre unas cosas y otras.

- Lo que hace tiempo que nadie sabe nada del estado de la fortaleza, pero en el pueblo corre el rumor de que unos goblins se han instalado ahí. - dicho esto os miró de soslayo, como si se le acabara de ocurrir algo.

- Quizá, puesto que habéis demostrado interés, y vuestra valentía ha sido demostrado con los kóbolds, podríais ir a la fortaleza y averiguar que es lo que pasa.

- Sea como fuere, - dijo Angakok tras las palabras del anciano - hay un infiltrado en el poblado, si se va a tomar cualquier acción en este sentido, habremos de tener sumo cuidado. No debemos revelar a nadie cuales son nuestras intenciones. Es más si es posible tomar medidas que despisten, tales como tomar la dirección contraria en vez de dirigirnos directamente, mejor que mejor. -

- También podemos tratar de dar con el informador, pero eso podría delatarnos y ponerlos en guardia. Si vamos y no saben que vamos podría ser un punto a nuestro favor. En cuanto amaine hablaremos con Neel a ver que opina. -

Dicho esto y asegurándose de que el pergamino volvía a estar en su zurrón, se asomó por una de las ventanas.

- Por lo que han dicho los aldeanos y la pinta que tiene, la zona donde estáis está entrando en una época de frío y lluvias, por lo que parece que no va a dejar de llover en un tiempo.

- Miras por la ventana y no puedes ver a nadie por el pueblo, hay algunas casa con luz dentro y otras no, pero nada extraño.

 -Pues, enconces, no creo que debamos importunarle más, Valthrun. No podemos quedarnos aquí esperando a que amaine una tormenta que bien puede durar días. Nos encontraremos con nuestros compañeros y trataremos el tema del viaje a la fortaleza. Tenemos que tener en cuenta que seguimos sin encontrar a nuestro maestro y amigo. Y era el objeto principal de nuestro viaje a estas tierras.

- Está bien, - aceptó el viejo erudito - yo seguiré buscando en libros a ver si encuentro algo que os pueda ayudar. - dijo sin dejar de leer un tomo que tenía abierto.

- Seguramente necesitéis un buen descanso después de lo que habéis hecho hoy con los kóbolds. - os dijo, ahora mirándoos, mientras cerraba el libro. - Mañana podemos hablarlo mas detenidamente.