Partida Rol por web

El elfo bajó a su vez hacia aquella excavación, se cruzó en diagonal con el mediano, para colocarse en una posición estratégica. Llevaba el arco tensado con una flecha que soltó de la que iba bajando por aquella pendiente, luego al bajar, empezó a correr hacia adelante, disparando velozmente una segunda flecha.

Uno de los humanos que estaba excavando, no le dio tiempo ni a agarrar su arma, cuando la flecha se le clavó en la cabeza, abatiéndolo. El segundo tuvo mejor suerte y pudo esquivar el proyectil.

El mediano vio de reojo cómo uno de los excavadores caía al suelo, muerto. Eso hizo que le diera aún más rabia haber fallado su primer ataque, así que volvió a atacar al draco con fuerza.

-¡No te retuerzas tanto, bicho! -gritó, mientras lanzaba otro mandoble hacia la derecha, ligeramente hacia abajo. La punta de su espada golpeó el suelo, y Merric, moviéndose a una velocidad endiablada, se ayudó en parte de aquél impulso para dar un salto hacia donde estaba el gnomo, alzando la espada en el aire y golpeando hacia abajo mientras caía.

-Y tú... ¡besa mi espada!

Liham ahora que ya estaba en posición, se tomó mas tiempo para realizar su disparo. Durante unos instantes estudio el movimiento del otro hombre que se acercaba para vengar a su compañero. En el momento preciso, dejó ir la cuerda y la flecha. Esta se clavó en el corazón del hombre, que cayó desplomado al suelo.

El draco intentó morder al mediano, abalanzándose sobre él. Por suerte este, consiguió esquivar la dentellada, anteponiendo la espada entre ellos dos.

Aquel gnomo, que parecía liderar al extraño grupo que estaba a cargo de la expedición, aprovechó que sus enemigos se habían enzarzado en combate con otros, para cargar un virote en su ballesta, y dispararlo contra aquel elfo, que había derribado a dos de los suyos rápidamente.

El virote salió disparado con mucha potencia y se clavo en una pierna de Liham, hiriéndole profundamente.

Ahora tenía que hacer frente a aquel pequeño guerrero que quería acabar con él.

La rabia de Merric iba en aumento. Sin embargo, cada vez más, su enfado por no haber acertado ningún golpe mientras el elfo derribaba a dos enemigos, se convertía en otro tipo de ira, en una rabia primitiva. Tras esquivar el ataque del draco, vio cómo un virote del gnomo alcanzaba a su compañero de batalla. 

-He dicho... -la furia guerrera iba en aumento, los músculos del mediano, pequeños pero poderosos, se tensaban. Rápidamente se giró hacia el gnomo y se abalanzó hacia él.

-...que... - lanzó un espadazo con todas sus fuerzas a Agrid, quien se vio algo sorprendido por la violencia del ataque. No podría esquivarlo del todo, si acaso mitigaría algo sus efectos.

-...¡BESES MI ESPADA!- el grito de guerra del mediano acabó en una especie de terrorífico rugido mientras golpeaba a su enemigo.

El gnomo, confiado en que atacaras al draco, no se esperó el duro golpe que le propinaste que casi lo parte por la mitad. El espadón se le introdujo en sus costillas.

De repente, aquel ser, simplemente desapareció. Sería algún tipo de truco o magia, la cosa es que ya no lo podías ver, aunque si podías escuchar sus quejidos de dolor, mientras se afanaba en irse a una posición mejor.

El elfo, mientras discurría tu golpe, había preparado dos flechas. Su mirada estaba puesta ahora en aquel draco que rugía y lanzaba dentelladas a diestro y siniestro. Las puntas de las flechas empezaron a emanar una especie de efluvio mágico y a producir un sonido vibrante muy extraño.

Las flechas salieron disparadas a la vez, clavándose en las patas traseras de aquel reptil, haciéndolo sangrar y ralentizando sus movimientos.

El draco enfurismado por los ataques, siguió persiguiendo a su presa inicial, consiguiendo morderle ahora en una de las piernas, haciéndole una grave herida.

El gnomo aparece de nuevo, justo al otro lado del draco. Sigue teniendo la profunda herida, eso hace que falle el siguiente disparo con su ballesta, pues en el ultimo momento se desestabiliza.

- ¡Mierda! - exclamó - No os llevaréis la reliquia, antes moriré por ella! - escupió las palabras.

- De todas formas estoy muerto igualmente sino la entrego!

La desaparición del gnomo confundió a Merric. Por un momento pensó que su poderoso ataque había destruído por completo a su enemigo, o que le había lanzado tan lejos que no lo veía. Los quejidos de Agrid le sacaron de su engaño.

-Pero... ¿qué clase de brujería es ésta?

Bastó que bajara la guardia un instante tratando de localizar al gnomo para que el draco le diera un mordisco en la pierna. Merric lanzó un grito de dolor y rabia, y su primer impulso fue atacar al reptil. Sin embargo, retuvo su reacción mientras intentaba mantener el equilibrio, sacando fuerzas de flaqueza pese a la herida. Justo en ese instante, Agrid reapareció. Ya que estaba malherido, debía intentar rematarlo antes de centrar su atención en el reptil.

Con dos ágiles movimientos, rodeó al draco esquivando sus dentelladas y trató de rematar al gnomo, pero la herida de la pierna le hizo dar un paso en falso y falló. Volvió a desplazarse, esta vez para situarse frente al elfo, intentando protegerle.

Con la protección del bárbaro situado delante suyo, el elfo pudo preparar mejor su siguiente tiro. La flecha se clavó en el pecho del gnomo, que a duras penas se mantenía en pie.

El reptil, que perdía fuerzas desangrándose, no pudo atinar al obstinado bárbaro, que se ponía en actitud defensiva.

El gnomo, sin fuerzas, dejó caer la ballesta al suelo y agarró el pico de batalla que tenía colgando del cinturón. Escupió sangre y inició su ataque, con lo que le quedaba de fuerzas. El ataque parecía estar apunto de impactar, pero fuera suerte o simplemente la estatura del mediano, que consiguió moverse en el último momento, haciendo que el ataque fuera en el aire.

Merric esquivó el ataque de su enemigo y le dedicó una sonrisa.

-¿Eso es todo? ¡Mi turno!

Con una rapidez casi sobrenatural, producida por la rabia barbárica, el mediano dio dos grandes saltos hacia atrás y, lanzando un alarido, cargó contra el gnomo para intentar rematarle. La espada volvió a impactar en el cuerpo de Agrid, y Merric estaba ya seguro de que su enemigo no aguantaría.

-¡La victoria es nuestra! ¡Ahora vas tú, bicho! -Rugió ante la mascota del gnomo.

Merric acabó con el gnomo con un ataque final algo desesperado, pero poniendo toda su furia ancestral para terminar el combate. De la misma manera, Liham, el elfo, disparó una sucesión de flechas que acabaron con la vida de aquel draco. Aunque el combate apenas había durado unos segundos, la adrenalina hacía que todo hubiera pasado muy lentamente, todos los implicados habían intentado salvar la vida a costa de acabar con la de sus oponentes. Esta vez, ganó la sorpresa al numero, por suerte del elfo y el mediano.

Ahora, la noche estaba llegando y el silencio reinaba en aquella pequeña excavación. Un leve murmullo, algo apagado, salía de debajo de ese bulto, tapado con una manta.

Liham cerró los ojos y respiró profundamente un par de segundos, antes de levantarse y hacer una leve reverencia al mediano con un gesto de gratitud. Acto seguido se agachó y comprobó que tanto el gnomo y el draco estuvieran muertos del todo. Aprovechó para recuperar algunas flechas que estaban intactas, pues sus disparos habían sido tan precisos que no habían impactado contra ningún hueso.

Al oír aquel murmulló, el elfo se giró hacía aquel bulto, que se movía levemente. Liham hizo el gesto de silencio, de la misma manera que lo había hecho unos minutos atrás. Luego sigilosamente se dirigió hacía ese bulto, desenvainando su fina espada larga. Con los dedos te indicó que te situaras en el otro lado, antes de que destapase ese bulto.

La furia de Merric se desvanecía, y el mediano mostraba una amplia sonrisa en su rostro salpicado de sangre. Pareció a punto de decirle algo a su inesperado compañero de batalla, pero el elfo le hizo callar con un gesto. ¡Claro, el bulto misterioso! Lo había olvidado por completo. Siguiendo las indicaciones de Liham, se colocó junto a la tela, con la espada preparada.

Liham se acercó con cautela y contó hasta tres. Cuando acabó, destapó rápidamente, tirando de esa manta con energía. Con la otra mano asía con fuerza su espada, en caso que lo que hubiera debajo fuera una amenaza. Aquel bulto, era en realidad un hombre maniatado y amordazado.

- ¡Douven! - exclamó el elfo, con alegría.

Douven Staul, era un hombre entrado en año, pero que aún conservaba buena forma física de una vida anterior de aventuras y exploraciones. Tenía un pelo largo y rizado de color castaño y una incipiente barba. Ahora su mirada de miedo, seguramente pensando que serían sus captores de nuevo, se volvió de esperanza, al reconocer al elfo. Una rápida inspección detallaba, como que lo habían tratado bastante mal, no se sabía cuantos días llevaba capturado, pero tenía algunas heridas mal cerradas y parecía hambrina y sediento.

Al quitarle la mordaza de la boca, tosió durante unos segundos hasta que recuperó el aliento y las fuerzas. De mientras Liham con la espada, cortaba las cuerdas que le sujetaban las manos y los tobillos.

- Liham.. - dijo contento - Sabía que vendríais a por mi. ¿Pero dónde están los demás? - dijo mirando a Merric sin reconocerlo.

- De todas maneras, gracias a los dos por salvarme. Estoy muy cansado y me duele todo, será mejor que volvamos a la aldea y me lo contáis todo por el camino. Se hace de noche y no me gustaría estar aquí.