Partida Rol por web

Era tarde y las temperaturas estaban bajando drásticamente. Llevabas días de viaje, sin ningún rumbo en tu mente, tus pasos seguían el instinto, avanzando sin un destino fijo. Las palabras del Alto Chamán Corrin aún te dolían en tus adentros, y no por lo que te había dicho, sino que al cabo de un día y poco de travesía te diste cuenta de las verdaderas intenciones del taimado brujo. De todas maneras lo que decía era cierto, aún no podías equipararte a tu padre, en valor, en fuerza ni en espíritu y sabias que necesitabas partir en busca de aventuras y gloria, para engrandecer tu ser.

Aunque ayer pudiste cazar una pequeña liebre, notabas como te empezaban a escasear los recursos, y que el invierno se acercaba, así que pensaste en que sería una buena idea encontrar alguna aldea, para abastecerte. Unos viajeros que encontraste por el camino te comentaron acerca de Refugio Invernal, no era muy grande pero era lo que había mas cerca en el Valle de Nentir, era tu única oportunidad viable si no querías morir congelado un día de estos.

Calculabas que te faltaba aún unas horas de viaje, así que decidiste apurar tus pasos.

El mediano caminaba algo cabizbajo, fastidiado por el frío, fastidiado por el hambre y dolido por la traición. Ya no había marcha atrás. Por lo que a él respectaba, sólo había un camino y era siempre hacia adelante. Si alguna vez daba un paso atrás, era para coger impulso.

Se dio cuenta de que llevaba un ritmo muy lento. Alzó la frente, intentando darse ánimos, y apretó el paso. Mientras avanzaba se obligó a mantenerse algo más alerta ante su entorno.

No muy lejos de ahí pudiste oír unos extraños ruidos. Sin duda no eran animales ni nada del bosque, parecían voces humanas. Por un momento pensaste que te estarías acercando a la aldea y apresuraste el paso hacia esa dirección. Aunque a medida que te acercabas, te diste cuenta que se trataba de una especie de discusión o pelea. No debería estar muy lejos de tu posición, aunque aún sonaba distante.

El mediano aceleró, picado por la curiosidad. No había visto nada de acción en muchos días, y si había una buena pelea cerca, no quería perdérsela. Pero tampoco quería cometer una imprudencia (al menos no quería cometerla en ese preciso momento, en otras ocasiones había cometido imprudencias alegremente y de buena gana), de modo que, al acercarse al origen de las voces, se movió lentamente e intentó no hacer ruido.

Te acercas con cuidado de no hacer demasiado ruido. Tensando tus músculos, empiezas a avanzar hasta los ruidos y voces que te conducen hasta lo que parece un claro en aquel bosque. Mas que un claro era una especie de cráter que descendía varios metros desde tu posición. Conseguiste acomodarte entre unos arbustos, con el cuerpo pegado al suelo y observaste la situación.

La visión general que te dio, era una especie de excavación, parecía haber un esqueleto de dragón o alguna bestia monstruosa, en el suelo. Un par de hombres estaban cavando y picando alrededor, como si estuvieran desenterrando y buscando algo. No muy lejos suyo, un gnomo parecía estar dando ordenes a aquellos hombres, que trabajaban sin cesar y parecían muy cansados. Recostado cerca del gnomo, y lo que parecía ser su amo, reposaba una especie de lagartija de gran tamaño, como un perro de tamaño considerable. Parecía una especie de mascota, pues iba con un collar de hierro alrededor del cuello.

Otra cosa que te llamo la atención es un bulto que había algo apartado. Había algo cubierto de una tela, no sabias lo que era, pero se movía.

El gnomo hablaba con autoridad, parecía cansado y cabreado.

- ¡Cavad rápido maldita sea! - exclamaba y luego miró hacia arriba - Se está haciendo de noche y el amo Kalarel lo quería para hoy.

Tras su sermón, un gruñido de aquella mascota reptil acompaño los gritos del gnomo, dándole aún mas autoridad. El par de hombres que cavaban parecían exhaustos y atemorizados, por lo que hicieron acopio de sus fuerzas para seguir cavando alrededor de aquel esqueleto dracónido.

La decepción de Merric por no haber encontrado una pelea se convirtió pronto en curiosidad por saber qué estaban haciendo aquellos hombres. Se preguntó a qué criatura pertenecería aquél esqueleto y por qué perturbaban su descanso eterno. Se preguntó también dónde había conseguido el gnomo una mascota así, y pensó que le vendría bien un bicho de esos como montura. Se vio a sí mismo cabalgando hacia la batalla a lomos de un reptil, pero un movimiento al borde de su campo de visión le sacó del ensueño. Un bulto se movía bajo una tela.

Su curiosidad se centró en el misterioso bulto. ¿Qué sería eso? ¿Habría un objeto mágico allí? ¿O sólo serían un par de liebres para la cena? Fuera lo que fuese, tenía que verlo por sí mismo, y ya de paso se acercaría para ver mejor el esqueleto y el reptil. Además, razonó, la gloria no es para los que se quedan mirando desde lejos y después pasan de largo.

Manteniendo el cuerpo a tierra, Merric se deslizó en dirección al bulto bajo la tela, tratando de no hacer ningún ruido.

Te empezaste a arrastrar en silencio, como una serpiente, en dirección a ese bulto. Esperabas que estuviera suficiente alejado de esa gente como para que no se dieran cuenta.

Cuando de repente notaste algo en tu hombro, en un principio pensabas que sería una rama de uno de los arbustos que estabas usando como protección visual, pero sin duda era algo mas. Te giraste a ver que pasaba y en un primero instante solo viste plantas y vegetación, pero un leve movimiento delató a un elfo, completamente camuflado entre el follaje, que te agarraba el hombro con una mano y con la otra te hacía un gesto con el índice en una señal conocida comúnmente como silencio.

El elfo con semblante serio y sin mirarte, te señaló hacia un punto, que era en la misma dirección a donde ibas.

Al seguirla mirada a la dirección que apuntaba, percibiste como aquella mascota reptil, estaba ahora intranquila, como olfateando alrededor. Parecía que había detectado algo o a alguien y no dudabas que alarmaría a su amo. Con la mayor seguridad, te habría olido si te hubieras acercado mas.

Aquel tipo, parecía un guerrero de su raza, iba con ropas cómodas, ligeras pero a la vez robustas, preparadas para el combate. Tenía un arco apoyado en su rodilla y un carcaj de flechas preparado, que colgaba en su espalda. Una fina espada larga, yacía en su vaina del cinturón.

Ahora, aquel elfo, empezó a hablar en susurros.

- No se quien eres, pero sé que no estás con ellos, por eso no te disparé en cuanto te vi, hace una hora. - explicó seriamente. - Pero será mejor que huyas de aquí, pues se va a poner peligroso..

Durante un latido de corazón, un frío glacial recorrió la espalda de Merric. En el bosque de Chondal, un elfo camuflado era lo último que muchos forasteros imprudentes veían antes de morir... si es que llegaban a verlo. Los elfos allí se habían vuelto muy hostiles hacia los extraños y, aunque no había conflictos con los medianos, éstos intentaban no acercarse demasiado al territorio élfico, donde las flechas volaban primero y las preguntas llegaban después.

Entonces el mediano recordó que no estaba ya en Chondal, y advirtió que el elfo no mostraba una actitud hostil hacia él. Más bien al contrario, pues le avisó del peligro que corría al llamar la atención de la mascota del gnomo. Cuando le habló en susurros, Merric contestó en el mismo tono, pero con un ligero deje de indignación en la voz.

-Soy Merric, hijo de Merric, poderoso guerrero de los hin y legítimo jefe de mi clan. Nunca huyo ante nada ni nadie. -Alzó la frente con dignidad, pero el hecho de estar tumbado en el suelo mermaba bastante el efecto-. Ahora ya sabes quién soy, así que te pido que me digas quién eres tú y quiénes son esos tipos, pues si aquí va a haber una pelea, a mí ya sólo me queda elegir bando.

Probablemente lo peor que aquel elfo podía haberle dicho, si es que quería que el mediano abandonase aquél lugar, era que huyese porque se iba a poner peligroso.

- Liham - susurró escuetamente su nombre. Aquel elfo tenía los ojos puestos en aquellos tipos, y no dejaba que nada ni nadie lo distrajera ni un segundo. Era un claro ejemplo de determinación élfica. Al cabo de un rato sin decir nada, relajó un poco su rostro y te contempló durante unos instantes.

- Vinimos hace unos días en busca de nuestro mentor, que había desaparecido. Su mujer nos dijo que había ido en búsqueda de la tumba de un dragón y que hacia tiempo que no sabia nada de él. Llevo unas horas rastreando hasta que tope con estos tipos. Y sin duda la descripción del lugar no puede ser sino esta. - comentó en voz baja.

- No me habría percatado, pero el collar que lleva aquel gnomo - dijo y señalo, alzando el mentón. Se podía ver que el gnomo llevaba un amuleto plateado colgando del cuello - es indudablemente de Douven Staul. - dijo refiriendose a su mentor.

-Vaya... -Merric miró el collar del gnomo-. ¿Crees que le habrán secuestrado, o incluso matado?

El mediano guardó silencio durante un instante, al cabo del cual pareció haber tomado una decisión.

-Bueno, si piensas atacarles, son tres y un lagarto contra uno. ¿Te parece que equilibremos las fuerzas? Te ofrezco la ayuda de mi poderoso brazo y mi acero.

Mientras decía esto último, Merric sacó músculo con el brazo derecho. De repente, antes de que el elfo tuviera tiempo de contestar, pareció caer en la cuenta de algo.

-Eh, un momento... ¿has dicho "vinimos"? ¿Es que hay más elfos escondidos por aquí?

Miró a un lado y a otro con el ceño fruncido, buscando posibles elfos ocultos.

Liham niega con la cabeza.

- Vine con un grupo, pero ellos están ocupados con otros asuntos. - comentó con una leve voz. - Decidí ir a dar una vuelta por las cercanías cuando me encontré con esto, si me voy a avisarles, puede que sea demasiado tarde. - comenta el elfo preocupado.

- Esta es mi única oportunidad. - comentó y luego te miró de nuevo - Si estás dispuesto a ayudarme, te lo agradeceré, aunque no tienes porque hacerlo. - siguió examinando la zona y luego miró a los alrededores.

- Cuando el próximo búho ulule, será nuestra señal para entrar en combate. Nuestra ventaja será la sorpresa.

Dicho esto, se quedó en silencio y con los ojos cerrados, a la espera de que algún pájaro hiciese algún ruido.

El elfo cerró los ojos y Merric, comprendiendo que se acercaba la hora de la batalla, cambió su postura. Volviéndose de nuevo hacia los hombres de la excavación, apoyó las puntas de los pies en el suelo, una más adelantada que la otra. Con la ayuda de la mano izquierda se levantó y con la derecha sacó un poco la espada de su vaina. Sintió cómo la adrenalina empezaba a fluir ante la cercanía del combate, y con una sonrisa quedó a la espera del ulular del búho.

Aguardando el momento señalado, estabais los dos concentrados para el combate que se avecinaba. Mientras, el elfo pacía sereno y concentrado con los ojos cerrados, visualizando, seguramente, un tiro certero con su arco. Por otro lado el pequeño bárbaro, también aguardaba el momento aunque pensaba en las ganas que tenía de bajar corriendo por ese saliente y lanzarse encima de sus nuevos enemigos.

El sonido de un búho ulular, dio el pistoletazo de salida.

Para cuando ya había sonado, oíste como la cuerda del arco del elfo se tensaba, mientras empezaba a bajar, casi derrapando por aquella pendiente que llevaba unos metros mas abajo, hasta esa excavación.

-¡YAAAAAAAGH!

El alarido del mediano resonó de manera terrible, inusitada para unos pulmones tan pequeños. Bajó a toda velocidad por la pendiente, medio derrapando, mientras desenvainaba y empuñaba con firmeza su espada bastarda. Eligió como objetivo de su ataque a la mascota del gnomo, sólo por el hecho de que era lo que más cerca tenía, y lanzó un mandoble en horizontal a la criatura.

El draco al ver venir, se revolcó hacia un lado, para evitar el fuerte ataque del mediano, que llegaba con fuerza desde la pequeña pendiente. Por un pelo no le rebana el pescuezo, aunque finalmente, falló.