Partida Rol por web

El extraño aparato que Naoki ha acoplado bajo el cañón del rifle de Sakura altera radicalmente el equilibrio del arma, pero ahora tiene un aspecto mucho más amenazador.

¿Qué te parece? - dice el maestro armero, satisfecho - Sabía que tarde o temprano esta pequeña maravilla encontraría su lugar - Sin embargo Sakura no se quita de la cabeza la extraña situación en la que se encuentran Izume y ella - Oye ¿Estás bien? ¿Tu soldadito y tú no habéis arreglado las cosas aún?...

Hideo acompaña a Isae a la cabina de la Ryugujou en silencio. Al llegar se mete en la sala de máquinas sin decir una palabra y cierra la puerta.

Comprendo - dice Kagura cuando Isae le transmite las órdenes de Tomohiro - Perdona pero ¿Te importaría quedarte a los mandos un momento? Quiero... quiero hablar con Asano-san. Discúlpame por favor.

Suzume no tarda en entrar procedente de la pasarela externa de la locomotora y le pregunta a Isae sobre su próximo destino - Vaya. Cuando me embarqué sabía que iba a ser un viaje interesante, pero no TAN interesante. No sé quién está más loco: si ellos por ser capaces de convertir la plaga kabane en un arma o nosotros por ir a su encuentro - se encoge de hombros y suspira - En cualquier caso no te preocupes: cuidaré de ti...

¿Tú? - se burla Korusu - ¿Cuidar de nosotras? ¿Tú, la pequeña zorrita inútil que se habría desangrado hasta morir de no ser por nosotras? - el poder se agita dentro de Isae. Más imágenes donde ella aparece atada y sufriendo todo tipo de vejaciones pasan por la mente de la psíquica - Ku ku ku. ¿No es emocionante? Nos dirigimos a un sitio donde podremos matar a placer y encima nos aplaudirán por ello ¿Qué te parece, Lyashi? Si jugamos bien nuestras cartas incluso podríamos acabar teniendo nuestra propia hayajiro y a Suzume como nuestra pequeña esclava personal. Piénsalo...

Chihiro acompaña a Takeshi hasta el vagón artillado y lo observa en silencio mientras él reparte órdenes a los soldados para que tengan el cañón de vapor listo para disparar en cualquier momento.

Estoy segura de que tu padre estará muy orgulloso de ti desde donde quiera que te esté viendo, Takeshi-san.

Uno de los soldados deja escapar una risita al escuchar a Chihiro. Ella le dirige una mirada torva por encima de las gafas - Más te valdría aplicarte a tu trabajo, Shimada-san. O puedo empezar a comentar las cosas que dijiste... no, las que hiciste la última vez que pasaste por la enfermería ¿Te acuerdas? Te habías cortado afilando tu cuchillo y cuando fui a coserte...

¡Lo siento, lo siento, lo siento! - dice el soldado inclinándose - Me pongo a trabajar ahora mismo, señora.

Chihiro deja escapar un suspiro irritado - Estoy segura de que lo harás bien - le dice a Takeshi - Tomohiro ha sido inteligente al confiar en ti. Nos mantendrás a salvo y... cumplirás... la promesa que me hiciste en Shimonoseki...

Sachiko prefiere irse a dormir antes de llegar a Gunkanjima, dejando a Arisa con algo de tiempo libre. Ella vagabundea por la hayajiro inmersa en sus cavilaciones. Cuando llega al vagón-cantina sale afuera para tomar un poco el aire ¿Realmente estaba Tomohiro temblando mientras daba órdenes? Durante toda su vida ha escuchado que una de las peores cosas que puede pasarle a un ejército es un comandante indeciso. Si Tomohiro no está seguro de lo que está haciendo...

Hey - la voz de Toshiie interrumpe los pensamientos de Arisa - ¿A qué viene esa cara tan larga? ¡Parece que vayas a un funeral!...

Sakura escucha todo en silencio.Ella es una soldado no una estratega,de eso se encargan los jefazos que para eso son las cabezas pensantes.Sus pensamientos están puestos en una única palabra: explosivos.Carraspea pidiendo permiso para hablar y aunque seguramente de aquello no salgan según las visiones de aquellas dos raritas al menos contribuirá un poco a matar cabronazos

-"A mi se me dan bien los explosivos así que creo que en eso puedo ayudar,señor"-dice dirigiéndose al que gobierna aquello,el novio de la enana,vaya

Observa extasiada su nueva arma y sonríe contenta antes de hacer un globo con el chicle que explota ruidosamente antes de volver al interior de su boca.Su sonrisa se ve ligeramente alterada ante la pregunta de aquel hombre,lo más parecido a un amigo que ha tenido jamás

-"Ahm...no...Supongo que ya no estamos juntos"-se encoge de hombros-"A los hombres no les suele gustar una mujer como yo y menos cuando tienen a alguien dulce y delicado como esa ena...Yûki"-ignora el encogimiento de su estómago y continúa-"Le dije que no volviera a mi hasta que no hablara con ella y ya han pasado días...si no ha vuelto es porque se ha dado cuenta de que no me quiere"-observa su arma y vuelve a sonreír evitando la mirada de Keita-san-"Esto es maravilloso,en serio,creo que vas a revolucionar el mundo armamentístico,Naoki-sama"-

Acaricio las tuberías con nostalgia mientras termino por comprobar que todo funcionaba, ¿por qué no podía ser todo esto? Engranajes que encajaban, vapor que empujaba el mecanismo con la potencia y precisión exacta para continuar. Pero no, el problema con la vida ni siquiera era ese, al menos ahora mismo. Había estado en una reunión en la que preparaban un ataque contra alguien, hasta ahora habían ido siempre a la defensiva y reaccionando más por instinto y necesidad que asaltar a alguien. No, esta vez tenía tiempo para pensar en el peligro que me esperaba y el miedo a lo que podía pasar... no a mí en particular sino... y como sin solo pensar en ella la convocase escucho su voz con cierto tono preocupado.

- Ahora mejor, subo en un momento.- le contesto con sinceridad, me había bastado escucharla para estar más tranquilo. Doy un ligero golpe a modo de despedida a la maquinaria y empiezo a subir para encontrarme a la pelirroja de frente. No estaba tan sonriente como siempre pero seguía tan hermosa como siempre.- Hola.- le digo con una sonrisa de las que solo ella veía, bueno quizás alguna también viese Takeshi pero eso era otro asunto.- Supongo que ya te has enterado del plan, ¿no? ¿Estás tú bien?- le pregunto mientras le aparto un mechón de la cara, definitivamente hoy me sentía más seguro que otras veces.

La joven recorrió los pocos pasos que había hasta la espalda del sillón y colocó las manos en sus hombros. Manos que fueron deslizandose por el pecho del hombre hasta envolverlo en un abrazo mientras su rostro quedaba muy cerca del de él.

- Seguro que no lo eres? Porque a mi me parece que has sabido valorar todos los riesgos, asumir los que hay que asumir, y sin mostrar un ápice de flaqueza- sonrió mientras se apartaba y movió el sillón para poder ella cambiar de posición y arrodillarse a la izquierda de sus pies.

- Quien puede estar seguro de nada hoy en dia? Aun así cada uno es libre de sus actos y a pesar de las dificultades todos van a seguirte, lo se, porque peleamos por algo mejor - Se sentó sobre sus talones y apoyó la mejilla en las piernas de Tomohiro mientras lo miraba serena atraves del corto cabello que ahora le ocultaba parcialmente el rostro - Yo al menos te seguiría al fin del mundo -

Kotaro tuvo que parpadear un par de veces para asimilar lo que estaba viendo a través de los prismáticos. Había escuchado hablar de los barcos, pero nunca se imaginó que pudieran ser unas moles tan enormes; unos castillos de metal capaces de hacer sombra a las hayajiro, y que además eran capaces de moverse sobre el agua sin hundirse.

No dijo nada y, a pesar del asombro, se dedicó a evaluar lo que los prismáticos le permitían. Lo más relevante que sacó en claro era que, si disponían de lo que parecían unos cañones tan grandes, era porque estaban destinados para combates a larga distancia.

¿Sus cañones tienen más alcance que los de Gunkanjima? – Fue la preocupada pregunta que corrió por su mente al escuchar el tono agrio de Airin justo antes de llamar por radio.

Y ésta era también la primera vez que veía a alguien comunicarse con otra persona a tan larga distancia. ¿Qué tan avanzado se estaba volviendo el mundo mientras él se encontraba en una sucia y oscura esquina de Kongoukaku? Por un momento se sintió incapaz de hacer algo útil en una guerra en la que se utilizarían artilugios que ni se habría imaginado. ¿Las tácticas y el “juego sucio” que tan bien se le daba en la capital contra guardias cochambrosos servirían de algo en una guerra como ésta? Era algo que, indudablemente, estaba por ver.

En cualquier caso, Kotaro escuchó con atención la conversación que Airin mantuvo con quien parecía ser Munetani.

Has ido demasiado lejos, Airin - el propio Munetani Hirotsuna contesta a la llamada - Pero por fin has demostrado que tú y todos los de tu calaña sois la plaga que siempre he dicho que erais. Y hay más cosas que debo agradecerte: hemos construido estos barcos para romper el bloqueo pero necesitábamos probarlos. Lo que hiciste en Kaerikumo nos ha dado la excusa perfecta.

Ante la primera afirmación del viejo, Kotaro se mantuvo en silencio, aunque en su interior sintió una incómoda sensación. Por un momento dirigió la mirada a Airin, mientras recordó las palabras que él mismo le dijo cuando se dirigían a Gunkanjima. – Si no quieres que esto sea una mera venganza temporal, espero que lo tengas todo bien hilado. El viejo ya parte con una ventaja que no hará más que crecer conforme vayamos arrasando estaciones.

El posterior insulto y acusaciones de Munetani hicieron que Kotaro dejara de utilizar los prismáticos para clavar la mirada en el micrófono de la radio. Le escuchó con una paciencia que sobrepasaba sus límites humanos, hinchando sus pulmones de aire mientras su musculatura se tensaba.

Estuvo a punto de estallar y gritarle que él mismo iría a su estúpido barco a arrancarle la piel a tiras, pero, tal vez justo por la seriedad con la que se tomó su nueva situación, logró permanecer en silencio. Y fue gracias a ello por lo que pudo reflexionar con la suficiente frialdad. – Bastardo hijo de perra, debiste haber terminado tu trabajo. Ahora te conozco y sé que no utilizas más que burdos trucos para provocar y sacar rédito de ello. – Kotaro dio un par de lentos suspiros para evitar la hiperventilación y conseguir calmarse. – Tus trampas ya no funcionarán conmigo, pero gracias por la lección. Casi me haces caer; me pregunto si tus perros también lograrán evitarla cuando la emplee contra ellos.

La tensión de su cuerpo se desvaneció, sintiendo el alivio y satisfacción de haber sido capaz de controlar sus impulsos y mantener la mente fría. En cierto modo sintió que acababa de mejorar como persona y convertirse en alguien más peligroso para sus enemigos.

Ante el silencio que parecía haberse creado, Kotaro mira a Airin y, lejos de agacharse para utilizar la radio, yergue todavía más su espalda, cruzándose de brazos para dar a entender que no iba a decir nada.

Su mirada tenía un evidente cariz inquisitivo hacia su hermana. Alguien ajeno al propio Kotaro podría pensar que no era más que una paranoia, pero en realidad el peliblanco estaba evaluando la reacción de quien se suponía la líder de su bando ante una situación como ésta. ¿Sería capaz de mantener la mente fría o estallaría y caería en la trampa? ¿Aprovecharía para lanzar un farol y emitir información falsa, o respondería con la verdad? ¿Simplemente cortaría la conexión de inmediato, sin más? Y, sobre todo, ¿le creería?

Arisa suspira dejando caer la cabeza y las manos sobre la barandilla de la Ryugujou, con gesto entre cansado y apenado. Sólo tenemos una oportunidad y si no lo conseguimos... Una voz poco familiar hace que Arisa levante rápidamente la cabeza de la barandilla, recobrando su postura habitual. Pensé que se habían quedado en la estación anterior. Se queda un poco extrañada al ver que se trata del joven rebelde y frunce los labios al fijarse en su katana. Intentando no pensar en ello, ladea la cabeza, desviando su visión a los árboles que pasan a toda velocidad hacia la hayajiro.

- Podría decirse... Si no conseguimos ganar esta batalla, perderemos mucho más que la Ryugujou y nuestras propias vidas... Perdón, no quería preocuparte... - Arisa vuelve a mirarle, sacudiendo la cabeza y volviendo a apoyar las manos en la barandilla - Te llamabas... Kurata-san, ¿verdad? ¿Cómo es que sigues aquí? Pensé que os quedaríais en Shimonoseki.

Sigo pensando en lo que ha dicho Mogami-sama incluso cuando llegamos al vagón artillado. Ignoro totalmente la risita del soldado, pero se me escapa una sonrisa cuando oigo a Chihiro amenazarlo. Niego con la cabeza mientras sigo pasando el inventario, consciente de que se puede defender ella solita perfectamente. Por un momento (y no por primera vez en el día) pienso en mis padres, en lo que pensarían de mi si me vieran ahora. Me aclaro la garganta un momento para no seguir por ese camino...

Me giro levemente hacia Chihiro y le sonrío, nervioso.

-En cuanto tenga la torre a tiro la volaré del mapa. Luego sembraré un poco de confusión para ayudar al otro mendrugo...- Digo con un tono mesurado. Ya bastante histerismo hay en el ambiente para sumarle más.- Y en cuanto pueda iré a buscarte para cumplir lo que te he prometido.- La apunto con el dedo.- Chihiro-chan, tú entras directamente en el grupo de “no-combatientes”, así que quiero que en cuanto empiece la función vayas a un lugar seguro y te quedes allí hasta que todo haya pasado.- Ignorando totalmente a los soldados le acaricio el pelo con suavidad y le doy un beso en la frente.- Ahora es mejor que te vayas, no quiero que te lleves un golpe por accidente...

- ¡Hai, Tomohiro-sama! - responde Isae a la orden de su señor. Le da vueltas a lo que acaba de decir.... - ¿tan difícil es ocultar una Hayajiro? Quizás con una distracción y un poco de maña.... - piensa, dándole vueltas a una idea. **

Las cosas empezaban a tomar forma, y lo más importante, el episodio con Tomohiro parecía haber quedado atrás, reafirmando la relación que tenían ambos, de señor y conductora, esto hizo feliz a Isae, que poco a poco se sentía cada vez más parte de la familia que era la Hayajiro. 

Otros tenían como misión la parte más complicada, entrar y volar las torres, arriesgarse a ser descubiertos....a ser afectados por la niebla. 

Un escalofrío le recorrió la espalda pensando en la matanza que podría suponer que ése gas se descontrolara...

Por el camino, acompañada de Asano, trata de pensar algo que decirle, siente curiosidad por esa mujer kabaneri, pero no le salen las palabras y al final el mecánico se encierra en la sala de máquinas. - Hola Kagura. Tomohiro-sama nos pide que reduzcamos la velocidad a tres cuartas de la actual y avisemos cuando tengamos Gunkanjima a la vista - saluda al llegar. La mujer y compañera le pide que se quede a los mandos mientras ella entra a hablar con Hideo. - Claro...sin problemas, ve y tarda lo que tengas que tardar. - le dice, medio en broma, medio en serio, guiñándole un ojo. Ni en una situación así puede evitar intentar picar a la mujer...pero ella sabe que es sin maldad. Con un gesto de apoyo acaricia una de sus manos antes de que la otra desaparezca en la otra sala. 

Al poco entra Suzume, y le pregunta por como ha ido la reunión. Ella le cuenta todo y se ofrece valientemente a protegerla, algo que hace sonreír a Isae, aumentando el aprecio que siente por ella. 

Pero una voz en su interior rompe la paz. Korusu. 

Inunda su mente de imagenes de la dulce y protectora Suzume atada y siendo forzada sexualmente...

Isae se nota mojada, una de sus manos baja hasta su entrepierna y no puede evitar suspirar de placer recordando las muchas noches de pasión entre ellas dos y descubriendo un sentimiento de posesión y un punto de crueldad haciendo sufrir y disfrutar a su compañera entre jadeos y pequeños grititos de dolor. 

Pronto sus mejillas enrojecen mirando a Suzume a los ojos, como si ella fuera capaz de leer sus pensamientos. 

- N...no....no......¿qué dices? No podría.....déjame...¡déjame! ¡Eres mala....ERES MALA! ¿Por qué no te limitas a protegerme, como siempre has hecho? ¿Por qué tanto odio? ¡No traicionaré la confianza de Suzume! ¡Ni la de Tomohiro-San! - le dice a su yo interior. 

Pero una parte de ella no puede evitar pensar en cómo sería ser la señora de una Hayajiro, tener poder, riquezas, respeto.....esperaba no tenerse que encontrar en una situación donde la tentación fuera demasiado fuerte como para hacerla dudar....

- No hagas locuras....esto va a ser muy peligroso, ¿vale? - le dice a su compañera, susurrando y dándole un suave beso en los labios. - Vamos, tenemos trabajo que hacer. Creo que si tapamos las luces de la hayajiro y vamos a menor velocidad, podremos acercarnos bastante sin que nos detecten. También nos valdría si surge un incendio o algo en otro punto que aleje la vista de los vigilantes del lugar de la dirección desde donde viene nuestra hayajiro, ¿no crees?** - le va contando a Suzume su plan. 

Naoki se encoge de hombros al escuchar la respuesta de Sakura - No sé qué habrás visto, pero Koizumi sólo tiene ojos para Mogami-sama - observa la reacción de Sakura y levanta las manos en un gesto apaciguador - ¡Vale, vale! ¡No he dicho nada! Demonios, por estas cosas es por las que sigo soltero.

Izume entra en la armería interrumpiendo la conversación - Te estaba buscando - le dice a Sakura - ¿Podemos hablar?

Sí, eso. Pero hacedlo en otro lado - refunfuña Naoki...

Pues no - dice Kagura. Se sienta en la escalera y tira de Hideo para que se siente a su lado - Cuéntamelo.

Deja escapar un suspiro cuando Hideo termina de relatarle el plan de Tomohiro - Me lo estaba viendo venir desde que salimos de Shimonoseki. En parte puedo entenderlo pero por otro... - mira a Hideo a los ojos con su rostro cargado de ansiedad - ¿Por qué nosotros? ¿Y por qué tienes que ser tú el que vaya a a volar esa torre? ¿No has hecho ya suficiente? ¡Eres un mecánico, no un soldado! ¡Que se ocupe Kinomoto ella solita!...

Gracias, Yûki - Dice Tomohiro - Voy a ver cómo está Sachiko. Ven conmigo por favor.

Tomohiro recoge a Sachiko del camarote de Arisa, donde la niña estaba profundamente dormida, y la sube al suyo para acostarla en su cama. Se sienta en el suelo junto a ella y empieza acariciarle la cabecita - Realmente no sé qué me impulsó a adoptar a esta niña - le confiesa a Yüki - Pero sé que acerté al no dejarla al cuidado de ese traidor. Creo que ella, tú y yo haremos una hermosa familia... juntos.

Antes de que Yûki asimile las palabras de Tomohiro éste se ha quedado dormido junto a la pequeña, descansando con más tranquilidad que cualquier noche desde Mibu.

El tiempo pasa y el cielo empieza a oscurecerse. El aire empieza a traer los aromas del mar y se escuchan las llamadas de algunas de las gaviotas. Ni Tomohiro ni Sachiko han movido un músculo en toda la tarde, por lo que Yûki ha podido tener también un rato de descanso.

Acorazado Fujin a Ryugujou - la voz de la radio resulta vagamente familiar - Acorazado Fujin a Ryugujou. Contesten o atacaremos sin más avisos...

Puedes llamarme Toshiie - contesta alegremente - Demonios, después de lo que te vi hacer en Shimonoseki puedes llamarme como te dé la gana. Esos dos hombres estaban infectados ¿Verdad? Y tú, esa cría y la maquinista los curasteis - chasquea los dedos - ¡Así de fácil! ¿Te das cuenta? Conozco a muchos daimyos que irían a la guerra sólo por tenerte a su servicio ¡Y la maquinista igual! Bueno, aunque ella es un poco... rara. Entre nosotros, parece estar algo chiflada. Por eso voy a Gunkanjima. Quiero ver de qué eres capaz. Siento muchísima curiosidad, en serio. Y si algún kabane me muerde, espero que también me cuides ¿eh? - dice guiñándole un ojo...

Airin sostiene la mirada de Kotaro con una expresión feroz mientras contesta a Munetani - Tienes razón, abuelo. Pero en el imperio germánico un padre no asesina a su hija por un ataque de cuernos, así que eso lo hemos sacado de tu rama de la familia. Ven cuando quieras. Te mataré las veces que haga falta. Gunkanjima fuera - cuelga el micrófono con un gesto furioso y se dirige hacia Kotaro - No voy a perder el tiempo con estúpidos juramentos de lealtad, pero si ese viejo bastardo tiene razón sobre ti desearás haberte quedado en Kaerikumo.

Mantienen la distancia - dice Steiner mirando por los prismáticos - Creo que en cuestión de alcance tenemos algo de ventaja así que supongo que esperarán a que estemos distraídos con la Ryugujou.

¿Es posible que la ataquen? - pregunta Airin

No lo sé, pero lo dudo mucho. Si quisieran impedirle llegar a Gunkanjima podrían limitarse a destruir el puente - su mirada se vuelve hacia Kotaro - Tú has estado con ambos. Dinos ¿Crees que Mogani se aliaría con Munetani contra nosotros?...

No sé, no lo veo claro - Suzume no parece haberse dado cuenta de la cruda lucha interna de Isae - Estamos hablando de una máquina de cientos de toneladas cuyo motor genera un humo y un ruido que pueden verse y oírse a kilómetros de distancia. Además, necesitarás las luces para conducir ¿No? ¿Lyashi-san? ¿Te encuentras bien?...