Partida Rol por web

Me ajusto los arcos a la espalda mientras no dejo de sonreír. 

- Contad conmigo. Empiezo a echar de menos algo así. Les ayudaremos, tendremos agua y continuaremos hacia el norte -aseguro, algo ansioso.

Joh Mith parece satisfecho con vuestra decisión y los tritónidos lo celebran dando saltos de alegria. Después de tan prematura celebración, os conducen a través del lodoso suelo del lago hasta llegar a la entrada de una caverna.

La aberturá no tendrá mas de metro y medio de altura por uno de ancho, aunque el tritónido anciano apunta que el inerior es más espacioso, incluso para gentes grandes como vosotros. También os indica que las cavernas se dividen en tres secciones: La zona de cria, las estancias comunes de los adultos y la zona de culto, donde apareció el monstruo. No son muy extensas, así que no debería llevaros mucho tiempo.

Pongo una flecha en el arco y me adelanto unos pasos para observar la entrada. Tal vez haya algún rastro que me indique qué tipo de monstruo es ése que se encuentra en el interior.

- Yo puedo ir un poco por delante vuestro, si os parece bien. Puedo ser muy silencioso si me lo propongo.

"Y tengo suerte", pienso, aunque eso me lo guardo para mi. Con todo hay que estar muy, muy atento.

- Espera un momento. Revisa con calma y asegúrate.

La mirada de Swen delata algo más a los que ya han caminado muchas lunas junto a él.

- Recuerda lo que pasó al seguir el rastro de los broos.

Mientras Joh atiende a los progresos de Aldar, Swen invoca con discreción a los poderes del espíritu de la brisa de la mente. Se ajusta la cinta del pelo mientras piensa en unir su mente con la del cazador. Por su gesto algo parece tener enredado en el pelo. Deshace y hace nuevamente el nudo de la cinta. Frustrado por su falta de conexión con el espíritu que vinculó su poder a la cinta decide confiar en que Aldar entienda su comentario.

- Randan, tú que eres más prudente, vuela, revisa la cueva y cuéntame que ves. Date toda la prisa que puedas, no vaya a ser que nos veamos obligados a entrar antes de que me cuentes lo que viste.

Así queda confiado el chamán en las virtudes de su amiga.

Por un momento le miro sin comprender, hasta que un brillo de reconocimiento aflora en mis ojos. No recordaba a sus amigos invisibles y además, tomárnoslo como si nos vayamos a encontrar una docena de demonios nos ayudará a no correr riesgos innecesarios.

- Sí... tal vez me esté precipitando. Podemos... explorar un poco más antes de entrar, yo no he visto nada, pero tal vez algún otro tenga más suerte. Aseguremos bien la entrada y luego veremos nuestras opciones -me giro hacia el mercader y le susurro atropelladamente- ¿Vais a acompañarnos el tirónido y tú, Joh? ¿Te ha dado alguna pista sobre qué clase de monstruos nos esperan ahí adentro? ¿Hay trampas o algo sobre lo que nos deba prevenir?

Swen sonríe suavemente. Un discreto brillo en sus ojos delata que se sabe bien interpretado y un ligero asentimiento confirma al cazador que está en lo cierto.

- Sí, miremos, quizá dentro de nada sepamos algo más.

El chamán se emplea a la tarea de revisar el entorno mientras sutílmente lanza discretas miradas a la entrada como si esperara que alguien saliera.

Me cuesta un poco, pero finalmente capto el mensaje de Swen. Doy unos pasos por la entrada para echar una ojeada preliminar con la espada en la mano.

-Creo que necesitaremos las antorchas para ver algo... Además, tengo la armadura en el carro. Voy a ir a buscar esas cosas y vuelvo enseguida.

Voy a toda prisa hasta el carro, recojo la armadura y las antorchas y regreso a la entrada de la caverna. Los tritónidos de la charca me miran sorprendidos al verme ir y venir a toda prisa, y les dirijo un saludo con la mano.

Erikand entra con el resto en las cuevas buscando cualquier pista sobre la posible criatura. Debería ser una criatura que le gustasen los sitios húmedos sin duda. Si había mucha agua, cabría la posiblidad que fuese una criatura submarina?

Erikand entiende el mensaje de Swen y espera que los espíritus vuelvan mientras también espera que Kenvent vaya a buscar las antorchas.

-Joh.. Sabes qué tipo de critatura mediana o grande que habite por el lugar pueda buscar lugares húmedos? Quizá se pueda tratar de una criatura submarina... Te dijeron algo más esas criaturas?

Randan regresa a los pocos minutos y te informa de que ha llegado hasta una trifurcación*. El interior está tranquilo, pero hay unas marcas extrañas en el suelo, como si algo grande se hubiese estado arrastrando de un lado para otro.

La entrada a la caverna es estrecha, pero parece que el interior sea más amplio y os permita caminar con comodidad. Las antorchas os ayudarán a ver algo en el oscuro interior. UN rápido vistazo a los primeros metros del lugar os dan pistas sobre lo que ya sabíais: Los tritónidos abandonaron su hogar a toda prisa y hay varios objetos, como utensilios domésticos esparcidos aquí y allá.

Joh Mith os anuncia que no entrará con vosotros, al fin y al cabo es solo un comerciante, pero estará aquií fuera con el tritónido venerable por si  hubiese que intervenir de algún modo. Y a pesar de sus conocimientos, no tiene ni idea de qué puede haber asustado a esta comunidad.

En el exterior de la caverna, cierro los ojos e invoco a los vientos servidores de Orlanth para que me ayuden en la tarea que nos ocupa. No todos responden a la llamada, pero decido no insistir, ya que solo soy un humilde servidor de la tormenta. Acto seguido, me pongo toda la armadura, menos el casco, que dejo colgado del cinto. Luego busco un sitio seco y enciendo la primera antorcha, con la que voy prendiendo otras tres y las reparto entre mis compañeros. Finalmente con la antorcha en la mano izquierda y empuñando la espada con la derecha, vuelvo a internarme en la caverna, ansioso por descubrir el monstruo y acabar con él cuanto antes. Seguro que nos hemos enfrentado a enemigos peores.

-Volveremos enseguida -le aseguro a Joh antes de desaparecer entre las rocas-. Vamos a cazar ese monstruo... -murmuro entre dientes de forma apenas audible.

El enjuto bárbaro comenta a sus compañeros la información de la que dispone. Habla con normalidad pero aprovecha un momento alejado de Joh Mith para evitar ser oido.

- Parece que lo que sea que espantó a nuestros amigos deja extrañas marcas en el suelo, como si algo grande se hubiese estado arrastrando de un lado para otro. No hemos podido averiguar más. Quizá sea un reptil enorme o, quién sabe, otro ser más desagradable.

Una vez en el interior, escucho las palabras de Swen:

-¿Eso es todo lo que te han dicho? -pregunto con un susurro mientras disimulo el escalofrío que me recorre la espalda al pensar en nuestros aliados etéreos-. Bien, estemos atentos -y sin más, me pongo el casco y comienzo a adentrarme entre las sombras, avanzando con cautela y forzando la vista.

Escucho a mis compañeros con atención. Cuando veo que Orlev se adelanta, le freno suavemente con el brazo.

- Déjame que vaya unos metros por delante -sonrío- Creo que soy el más silencioso del grupo... y el más perceptivo. Dadme unos segundos de ventaja, no quiero adentrarme ahí solo. Y si está muy oscuro, voy a necesitar que me alumbréis de todas formas. Espero que si esa cosa es tan grande como para dejar un rastro, deberíamos escucharla antes que ella a nosotros.

Trago saliva, intentando darme ánimos, y avanzo, tras lanzarles una breve mirada ansiosa a mis amigos.

Swen[Yorsar] asiente con un gesto ambiguo a la pregunta de Kenvent[Orlev]. ¿Expresa duda o acaso esperaba algo más?

- Randan no ha llegado a pasar del cruce donde se separan los caminos a las tres estancias. Si queréis le pido que vaya por delante -la mirada, claramente interrogativa, va dirigida a Aldar[William]-. Ella es algo menos impulsiva que Gunhar.

-Podría ir yo contigo. O quizá prefiera ir Orlev. Yo no soy demasiado cauteloso con toda esta armadura...- Dice mirando a Aldar. - De todos modos, bendeciré a quien te siga. Si el espiritu de la tierra lo permite, esa cosa no nos pillará desprevenidos.

Entráis en la caverna con Aldar encabezando la marcha y buscando el cobijo de las sombras. Detrás de él, a una distancia segura camina Kenvent, antorcha en mano, seguido por Swen y con Erikand cerrando la fila y con el resplandor d ela magia protectora sobre su cuerpo*.

Pronto llegáis al cruce y dedicáis especial atención al suelo donde pueden apreciarse claramente las marcas de algo grande, arrastrándose y dejando un rastro de tierra pegajosa, como si soltara algún tipo de materia viscosa a su paso. El monstruo se movió desde la parte más interior de las cavernas (la que queda frente a vosotros), hacia el ramal izquierdo, aunque hay otra marca, más pequeña, que avanzó en dirección contraria.

Frente a vosotros, podéis oír el sonido del discurrir de las aguas.