Partida Rol por web

Parque forestal de Galloway - Inmediatamente después de desaparecerse del baile

Daphne había entreabierto los ojos en la fiesta y estaba completamente desubicada y confundida. Aún en su forma animal, su vista nublada fue volviéndose más nítida hasta terminar entendiendo que estaba en las manos del jefe de aurores, quién le apuntaba con una varita. ¿Qué había ocurrido exactamente? ¿Sabían que eran una animaga? Lo más sorprendente es que a su lado vio a mucha más gente mirándola fijamente, como analizándola, y por momentos sintió la imperiosa necesidad de escapar y huir de allí como fuese. Sin embargo, no hubo tiempo a nada, ni si quiera a arañar a Keith Blumer como tenía en mente hacer para salir de allí, dado que de improviso sintió una mano que la tomaba del lomo, y vio como un remolino la succionaba para terminar desapareciendo. Eso sí, antes de desaparecer, una pequeña mariposa semitransparente se posó en su hocico y fue capaz de escuchar la voy de Lauren. De haber permanecido allí un segundo más, todos hubiesen sabido que ella era animaga...

Cuando reapareció en un lugar completamente desconocido para ella, fue capaz de darse cuenta de que estaba frente a dos desconocidos. Por un lado un apuesto joven, del que tenía recuerdos confusos de haber sido atacado por él momentos antes, y a su lado una atractiva mujer que todavía la sujetaba firmemente. La joven Rowle revertido su transformación para recuperar la apariencia humana, se liberó del agarre y retrocediendo unos pasos atrás sin darles la espalda, no tardó en levantar la varita apuntándoles a ambos intermitentemente.

- ¿Quiénes sois y qué queréis de mí? ¡Hablad! ¿Donde diablos estamos? ¿Es esto un parque natural o una reserva forestal? - las preguntas de le atropellan y no era capaz de entender la situación. Temia ser atacada por aquel par de desconocidos, pero tampoco tenía a donde huir, y en el rostro de Daphne se vislumbraba el temor. 

Las vistas de los alrededores eran francamente espectaculares, rodeados de naturaleza allá a donde alcanzaban a ver sus ojos. Un cristalino lago rodeado de bosques dominaba el panorama, pero lo que más impacto a la joven era un viejo castillo derruido unos metros más adelante, rodeado de agua por todas las vertientes. ¿Era aquel el lugar al que iban? ¿Alguna especie de base secreta?

Un cuervo graznó cerca de allí, en uno de los árboles cercanos, para de inmediato levantar el vuelo e ir en dirección a la fortaleza derruida. Tanto Hago como Corina sabrían lo que aquello significaba, la Dama Negra ya estaba a corriente de su llegada, y esperaría un informe de lo ocurrido en el baile. ¿Cómo se tomaría la noticia de que traían a una joven como "invitada"?

Envento - Anti-Quidditch - Grupo 1

Los límites del Parque Forestal Galloway es una zona verde muy tranquila, aunque las profundidades del bosque son traicioneras y oculta a todo tipo de seres y criaturas, los límites externos, sobre todo de la zona sur, suele ser un lugar ideal para hacer picnics.

El día a amanecido soleado y radiante, perfecto para respirar algo de aire fresco y salir a comer algunas delicias mágicas caseras. El Ministerio ha organizado esta salida, y vuestra acompañante será Megan Wilson, jefa del departamento de Control y criaturas mágicas. Sabéis que cerca debe haber otro grupo, pero decían que os iban a separar para forjar nuevas amistades, así que, nada mas llegar, Megan lanza varios hechizo para repeler muggles, silenciar la zona y, en definitiva, convertir aquel sitio en una burbuja privada para pasar el día.

- Bien chicos, todo listo éste es el lugar y ya están todas las protecciones puestas. ¿Qué os parece?

Martin aparcó su moto en la entrada del Parque Forestal. Se quitó el abrigo, el casco y las gafas y cogió su mochila. Ahí tenía a buen recaudo la comida que había preparado para el picnic. También llevaba un buen número de cervezas frías.

Se dirigó a la señora Wilson y la saludó.

- Gracias, señora .- le dijo haciendo una pequeña reverencia a  la jefa del departamento de contro y criaturas mágicas.

- Soy Martin Tresde, jefe de Investigación del Profeta .- se presenta pero mira a los que van a ser sus compañeros de picnic y la presentación sirve para ellos también.

Martin nunca se olvidaba de que era periodista... y llevaba encima su bloc de notas y todo lo necesario para recoger el momento con fidelidad si llegaba el momento.

Además... fue aquí donde encontraron a Jaden... tengo que ver si encuentro el lugar exacto.

He venido preparado... para investigar, no voy a cejar en mi empeño de esclarecer el asunto.. se lo prometí a Patrick.

Miro a mi alrededor tratando de identificar el lugar en el que fue encontrado Jaden.

Buzánszky apareció con una mochila llena con unas fiambreras repletas de comida húngara. Salió temprano pero tuvo que volver a casa porque se había dejado las servilletas.

-¡Buenos días a todos! Soy Sándor Buzánszky, del Ministerio- Saludó y se presentó a quienes todavía no conocía.

-Es un placer conocerle, señor Tresde. Estoy suscrito a su periódico. Hacen una excelente e intensa labor- reconocí.

¡Buenos días Megu! Me alegra verle aquí. ¿Que tal las clases?- dijo, haciendo una pequeña reverencia- y a ti Dana. Todavía me duelen los tobillos de Navidad...- dijo, a modo de broma.

-¿Qué tal Robert?- saludó cordialmente a su compañero del Ministerio, el único de los presentes que veía con asiduidad.

Por último, saludó a un alumno que no conocía, Ralph Ward. Parece un buen chico, pensó Buzánszky, le tendré vigilado.

EVENTO - ANTI-QUIDDITCH - GRUPO 2

No se me quitaba de la cabeza la noticia que había leído en El Profeta, quizás por eso me había unido de cabeza a aquella reunión, aunque posiblemente lo hubiera hecho igual pues me interesaba lo de fomentar las buenas relaciones con otros profesores, adultos, y alumnos. Preparé el plato para ese día la noche anterior, haciendo una tarta de manzanas con canela y uvas pasas; le había dado forma de caldero para asemejarla a los calderos de calabaza que servían en Hogwarts.

Con mi comida cubierta por una burbuja, me puse en camino hacia el parque forestal, intentando no pensar en el crimen que había ocurrido recientemente en sus profundidades. El sol y el verdor del lugar levantaron mi ánimo, sacándome una sonrisa mientras me acercaba a la mujer que sería la supervisora de nuestra actividad. -Un placer, señorita Kendall.- Me presenté, mirando a quienes se encontraban en mi grupo. Me sonreí al reconocer a los tres estudiantes. -Señoritas Bennet y Selwyn.- Les saludé con una sonrisa. -Señor Lestrange.- Dije hacia el jovencito, vería como se comportaba sin la joven Hufflepuff cerca.

También estaba el llamativo profesor de Runas, y traté de no hacer una mueca pensando si habría traído nuevamente sardinas. -Un gusto verlo de nuevo, profesor Boronov.- Le dije, antes de fijarme en la última persona que conformaba el grupo. Era él único con quien no había tenido trato aún, aunque me parecía recordarlo haberlo visto en la fiesta de navidad. Extendí mi mano en su dirección con una sonrisa. -Hola, soy la profesor Agatha Presley, mucho gusto.-

No estaba segura en como organizarnos para sentarnos. -¿Hm, que se les ocurre? ¿Nos intercalamos adulto y joven? ¿Chicos y chicas?-

Megu llegaba un poco apurada porque llevaba comida típica japonesa y le pesaba un poco. Se había puesto una falda de cuadros sobre la cual llevaba una camisa blanca con algunos volantes y sobre eta un jersey con el cuello muy abierto de color amarillo, unos zapatos negros con calcetines a juego componían el resto de su atuendo.

Caminaba algo apresurada porque queria dejar los bultos lo antes posible ya que como queria causar buena impresion habia estado bastante tiempo cocinando, aunque no era muy buena con ello, al menos llevaria algo.

Al llegar deja las cosas en la mesa/mantel en el que iban a sentarse todos alrededor y saluda con una inclinacion de cabeza:

Estoy encantada de estar aquí…Wilson-san muchas gracias por preparar el lugar, me parece ideal.

Despues mira a Martin y se inclina mientras saluda:

Mi nombre es Megu Okada… encantada de conocerle, soy profesora de encantamientos… no sabía que nos acompañaría alguien tan importante como el jefe de un periódico, es todo un placer

Decía para justo después saludar a Sandor:

A mí también me alegra verle. Las clases muy bien, el otro día nos dimos un pequeño baño en el lago para aprender un hechizo que creo que es bastante útil… y espero que la lección no se quedara solo en eso. Dana hace tiempo que no nos vemos de una forma que no sea alumna y profesora, me alegra vernos asi de nuevo

Decía con una amplia sonrisa para saludar al resto:

Me alegra poder estar con vosotros aquí y poder compartir un buen rato… no se si os guste lo que he traído, aunque espero que si

Con mi ya natural forma de colocar las cosas había conseguido llevar todo lo que quería en el menos espacio posible. Un par de botellas de licor, tarta de melaza y queso cubierto de moho. No sabía si iba a gustar pero era lo poco que pude pedir o preparar.

Tras los saludos de la profesora Presley saludé con el mejor gesto que pude a todos, para no tener que ir uno a uno y me detuve en Bredan:

- Vaya, ¿tienes que vigilar también hasta en un picnic? Joder con el Ministerio. - bufé como casi siempre al mostrar mi descontento, aunque luego guiñé un ojo. - Espero que hayan traído bien de comer, a mi no me ha llegado para mucho... El sueldo de profesor daba más de si cuando no trabajaba aquí.

La propuesta de Agatha me importaba poco, simplemente era sentarse pero siguió el juego. - Me es igual, de ambos modos al menos tendré a el señor Bredan alejado de mi por un puesto. 

Había llegado en su escoba, surcando el radiante cielo azul, solo el cielo sabía lo que amaba su escoba nueva, y el cómo funcionaba esta.

Bred había llegado al parque de Galloway, llevando 2 docenas de empanadas de calabaza, un cuerno de Hidromiel, y una botella de cerveza de mantequilla, con el conjuro de autollenado.

Le tomó casi toda la noche hacerlas, así que solo durmió unas cuantas horas antes de salir en dirección al parque.

Una dama muy elegante fue a saludarle, al parecer, también era una profesora de Howarts, la había visto en el evento de navidad, pero no habían tenido la oportunidad de cruzar palabra palabra alguna con ella, el auror ya había dejado las cosas arriba de la mesa, y podía dedicarle atención al saludo de la mujer.

El placer es todo mío Profesora Agatha Presley, soy Bredan Richter, auror del departamento de Seguridad Mágica, un gusto-

Tomó su mano con suavidad, pero sin dejar de lado la confianza y la cortesía, tomando el tercio medio de su antebrazo con la otra mano, con una sonrisa en sus labios. 

Una vez terminado el saludo, apareció Boronov con habitual tono despectivo, por su puesto, sabía bien que era una broma, y eso no causaba ningún incordio a Richter. 

Profesor Rusev, nos honra con su presencia, esta vez no vengo en calidad de representante del ministerio, si no cómo comensal de esta comida al aire libre. 

Le sonrió ante su guiño, además por que sabía que los niños preferirían algo con más buena pinta, cómo lo que había llevado la profesora Presley, lo cual lucía realmente delicioso, no siguió respondiendo al profesor con las runas tatuadas, si no que prestó atención a la sugerencia de la dama. 

Concuerdo con usted señorita Presley, debemos intercalarnos, y debería ser de la forma chicos y chicas,pero no se que opinan los chicos . 

Bredan les llamaba chicos, pero este era su último año en la escuela, podrían ser considerados adultos, sin embargo, aún no salían de ahí, y en su mente sabía que debían aprovechar el tiempo de divertirse, antes de encadenar se a una vida de responsabilidades. 

Ralph había llegado al lugar con su mochila, meneando la cabeza al son de una canción invisible de lado a lado y sonriente. Se sentía bien con el sol golpeando su rostro. Se sentía realmente bien, aunque no supiese quienes iban a ser sus compañeros. Su rostro se iluminó más aún al distinguir al reportero entre ellos.

¡Pa... -se corrigió enseguida- Tresde! Qué bien verte por aquí. Siempre buscando noticias ¿no?

Se acercó para estrecharle la mano, mientras intentaba identificar al resto de los presentes. Una profesora, un auror, una compañera y un desconocido. Desde luego era todo bastante variado y le parecía bien. Había que aprender a relacionarse, aunque la verdad es que sentía cierta ansiedad por ello. Al menos era la segunda vez que le emparejaban con Dana y había demostrado ser una buena gata. La profesora también estaba haciendo méritos para entrar en su top favoritas, era realmente dedicada y coherente. El auror estropeaba un poco el cuadro, pero al menos era servicial.

Soy Ralph Ward, Ravenclaw de sexto año. Es un placer compartir el día con ustedes.

Hizo una inclinación, una reverencia perfecta, claramente ensayada. Dejó su mochila en el suelo y sacó unas ranas de chocolate y otros dulces mágicos varios. También sacó unos recipientes transparentes en apariencia vacíos. Se explicó.

Es invisible. Es una experiencia comer sin saber qué es.

Miró al hombre que no conocía, pero que al menos se había presentado. Parecía mantener una buena relación con Dana. La situación prometía ser interesante.

Ralph parecía un chaval jovial y divertido. ¿Qué diablos habría llevado? 

-¿Y cómo tendremos que comerlo, Ralph? Creo que cometeremos un estropicio intentando comer...lo que hayas traído.

Yo he traído comida húngara, para que la probéis ¡y palinká! Es una bebida típica de Hungría pero de alta graduación- miró al chico- ¡lo siento Ralph!

Por cierto- dijo dirigiéndose a todos- ¿A dónde vamos?*

Al ver a Megu apurada con sus cosas, le ofrecí mi ayuda

-Yo le ayudo con las cosas, Megu, no se apure...

Robert llegó al parque con su mochila al hombro y una sonrisa. Por un día podría olvidarse de todo lo acontecido y de toda investigación. Hoy la cabeza no iba a estar trabajando más que por gusto aunque por desgracia ese parque no le ayudaba a olvidar el trabajo. Al encontrarse con todos se sorprendió, pensó que serían más pero así les permitirían conocer mejor a cada uno del grupo. Antes de presentarse Robert sacó una rata de su bolsillo y la dejó en el suelo, esta parecía feliz y decidió lanzarse a la aventura. Parecía tener ganas de corretear y Robert la dejó libre, ella iba a tener una mañana igual de tranquila que él o eso esperaba. 

- ¡Hola! buenos días, Tesde por fin nos vemos en un sitio más tranquilo y sin noticias aparentes. - añadió mirando al hombre del profeta. - Señorita Okada, señor Ward, Señorita Lawrence, un placer volver a verles en mejores circunstancias. - Robert avanzó hasta Sándor y le estrechó la mano - Hola Sándor, espero que esté todo bien. - con esto se acercó a la profesora Megan pues era la única que no conocía aún. - Robert Diggory, auror en prácticas, encantado. - hizo una inclinación de saludo.

- Yo he traído unas grajeas de sabores por si alguien quiere arriesgarse a comer algo divertido antes de la comida. Bebida no he traído pero parece que Sándor ha traído lo suficiente para un regimiento. En cuanto la comida ya lo veréis, un plato típico escocés. 

Ante la pregunta de donde sentarse - Yo creo que mejor en el suelo, ponemos unas mantas y disfrutamos del campo. - Cabían en aquellas mesas pues sólo eran siete, pero le parecía mucho menos informal y divertido sentarse todos de forma ordenada. 

Dana estaba impresionada por el lugar, nunca había estado allí, pero estar tan cerca de la naturaleza, hacía que se sintiese en paz consigo misma. Por lo que sabía, aquello le venía de familia. Llegó con una mochila colgada al hombro. 

Aunque se sentía algo nerviosa, ya que no sabía cuál sería su grupo, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Sándor, a Ralph, y a la profesora Okada. Si bien, no había tenido nunca una relación muy profunda con el Ravenclaw, le parecía un chico muy agradable y divertido, y qué decir de los adultos... junto a ellos, se encontraban el auror Robert Diggory, y un hombre al que, a primera vista, no reconoció.

- Es maravilloso... - Le dijo a la señorita Wilson. - Buenos días. Mi nombre es Dana Lawrence, Gryffindor de séptimo curso. - Se presentó al grupo. - Hola, Ralph, me alegra que nos haya tocado juntos. - Dijo sonriente, aunque su rostro palideció un instante cuando el hombre desconocido se presentó, era Martin Tresde. Seguramente fuese él quien escribió sobre el asesinato de su padre hace unos meses. - E-encantada, señor Tresde. - Tras su cordial saludo al periodista, dirigió su mirada a Sándor. - Hola, Sándor. Ya sabes lo que dicen los muggle, "sarna con gusto, no pica". - Dijo con una pequeña risa. - Tiene razón, profesora, es agradable compartir un encuentro informal de nuevo. - Respondió a Megu. - Lo mismo le digo a usted, señor Diggory, hoy no tendrá que hacer de niñera. - Tras su pequeño momento de nervios inicial, Dana había logrado relajarse, y se sentía verdaderamente cómoda junto a sus compañeros de grupo.

- ¡Estoy deseando probarlo todo! - Dijo con entusiasmo. No era una gran cocinera, en absoluto, pero, a la hora de comer, era realmente talentosa. - Yo traje un pudding de queso tradicional irlandés, de receta familiar... Creo que tuve suerte de no incendiar Hogwarts mientras lo hacía. - Dijo riéndose. 

- No será legeremante, ¿verdad, señor Diggory? Porque creo que me ha leído la mente. - Bromeó, indicando que la idea del auror de sentarse en el suelo le había parecido muy buena. - Por cierto, yo me apunto a lo de las grageas, aunque advierto que suelo tener muy mala suerte con ellas. 

Randall había llegado al parque forestal muy animado, llevando consigo una pequeña cesta de mimbre en la que portaba tres cervezas de mantequilla y los alimentos que había pasado la noche anterior horneando y preparando para esa mañana.

Su ánimo era realmente alegre y optimista, e incluso algunos hubieran podido pensar que iba ligeramente dando saltitos. Quienes conocieran en profundidad a Randall se darían cuenta de que había un claro cambio en su humor, pues hasta el momento había sido un alumno bastante serio y reservado.

-Buenos días -saludó a todos, con una inmensa sonrisa-. ¡Profesor Boronov! -Levantó una mano para saludar también a Anastasia y Suki, y por último a Agatha-. ¡Profesora Presley! ¿Qué tal? Quería agradecerle lo que hizo en el Baile de Navidad, ya en Hogwarts. Cuando me pidió que acompañara a la señorita Black a su sala común... -Aún recordaba cómo él y la joven Hufflepuff se habían despedido a las puertas de la sala común-. No hemos vuelto a meternos en líos.

La presencia del auror le producía rechazo. Recordaba que era uno de los que había acudido al baile de Navidad y había sido incapaz de impedir el secuestro de Daphne y, más tarde, lo había visto como observador en una de las clases del club de duelo.

-Yo prefiero que nos intercalemos entre chico y chica, aunque si nos intercalamos por adulto y joven tampoco me molestaría -expresó y, dirigiendo una mirada hacia Anastia y Suki, les preguntó-: ¿Qué opináis vosotras, chicas?

Era agradable poder disfrutar al aire libre de aquel sol en pleno Enero, llegó al lugar e inspiro profundamente, era realmente liberador, a Suki se la veía animada y radiante, llevaba consigo una bolsa de tela, que abrazaba delante de su pecho, protegiéndola de cualquier contratiempo como si fuese lo más importante que había en aquel lugar, y es que, para ella, lo era.

Había pasado las fiestas de Navidad en casa con sus padres, siempre aprovechaba cada momento en ir con ellos, hacer cosas juntos, disfrutar de unos días en familia, antes, solían ir de excursión, a los Selwyn les encantaba la naturaleza, pero ya hacía tanto tiempo que no podían hacerlo… y lo echaban en falta, pero Brenda, su madre, siempre encontraba la forma de hacerles sentir bien, y en cuanto conoció la idea del ministerio de organizar una salida como aquella, animó a su hija a asistir, con lo que, los tres, pasaron muchas tardes en la cocina, enseñando a su hija a preparar algo que pudiese llevar, Suki no era muy diestra con aquel tipo de cosas, su padre insistió en que lo intentase con magia, pero ella quería hacerlo por si misma, por lo que Brenda se centró en enseñarla y Suki puso todo su empeño en aprender.

Y allí estaba ella, dispuesta a disfrutar de esa maravillosa tarde de convivencia. Suki saludó a todos con la mano y una sonrisa, incluso para Rusev, y se sentó a la mesa, realmente no le importaba junto a quien ponerse, pero siguió la sugerencia del auror Richter, y se sentó junto a él y Randall, dedicándole una significativa mirada al verle tan sonriente.

-Te ves genial Randy.

De seguido, la joven puso su bolsa sobre la mesa de madera y sacó de su interior un paquete envuelto en papel que abrió, para mostrar lo que en su interior guardaba, unos bollos esponjosos con una pinta bastante apetecible.

-Son Bollos de Bath, -decía sonriente, - pero tienen sorpresa, no son los típicos, además de ser dulces, en su interior algunos llevan queso, otros carne, es un sabor muy rico, bueno, al menos a mi me encanta la combinación dulce y salado. – Rió y se llevó una mano a la nuca un tanto nerviosa. – Espero… espero que me hayan salido bien.

Megu observa la comida que había traído Ralph era bastante curioso lo que decía de la comida invisible:

Nunca he comido comida invisible, puede ser divertido

Decía con una amplia y sincera sonrisa, para seguidamente agradecer el gesto de Sandor con ayudarle con las cajas que traía. La idea de sentarse allí mismo le gusto bastante, asiente y dice:

Sí, creo que es como dice, una buena forma de estar más en contacto con la naturaleza. Escucho sobre las grageas, que ella recordara nunca había tenido buenas experiencias con ellas, así que se lo pensó un poco mientras abría las cajas y las colocaba y respondía a Sandor sobre la bebida:

Me gustaría probarla… pero solo un poco, el alcohol se me sube muy rápido a la cabeza y no quiero que se me suba demasiado… sobre las grageas, se lo agradezco, probare una a ver si tengo suerte.

Fue cuando termino de colocar la comida que había traído:

Espero que les guste, aunque no soy muy buena cocinera.

Sabía que la cocina no se me daba nada bien por lo que llevaba varios días desde que me entere que haríamos esta excursión, que iba detrás de los cocineros de Hogwarts pidiendo que me ayudaran a preparar algún alimento para este picnic. Al final creo que gracias a mi insistencia me ayudaron a preparar unos simples bocadillos para todos. Traje todo en una mochila a parte de un libro por si me apetecía echarme sobre el cesped y la sombra de un árbol a leer tranquilamente.

Fuimos acompañando a los profesores y los representantes del ministerio a través del bosque, yo iba la última ya que me quedaba mirando los árboles a alrededor y si veía algún animalillo pequeño, no tenía muchas oportunidades de salir de esa manera y todo me parecía hermoso. En cuanto nos acercamos a un pequeño claro, la mujer peliroja preparó la zona para que no nos molestaran, algo que agradecía ya que no teníamos que preocuparnos porque viniera alguien o algo a molestarnos. 

Yo dejé mi mochila que pesaba una pequeña tonelada a causa del libro que llevaba dentro, por lo que todos comenzaron a deliberar como debíamos agruparnos. Decidí quedarme en silencio pero no podía aguantarlo por mucho tiempo que estuvieran tan indecisos con sentarnos ya que estaríamos todos cerca.- Venga va, sentémonos intercalando chicos y chicas y si a alguien le molesta su sitio pues ya vemos como lo arreglamos, ¿de acuerdo? - Procedí a sentarme esperando que el resto hiciera lo mismo.

Saqué una gran bolsa de la mochila con algunos contenedores dentro donde había guardado una variedad de bocadillos dentro, prefería sacar lo mío primero así luego el resto podría lucir lo suyo, después de todo solo preparé bocadillos sencillos.- Por favor, sírvanse lo que gusten y no se preocupen por si están envenenados, me ha ayudado una buena cuadrilla de cocineros en Hogwarts.- sonreí.- ¿Y bien? Tenemos todo el día para estar aquí al aire libre, ¿qué proponen que hagamos mientras estamos por aquí?

Al final me senté entre el profesor Boronov y la señorita Kendall, mientras nos repartíamos entre todos alrededor de la mesa. El saludo del señor Ritcher me pareció curioso, y dediqué al joven señor Lestrange un rápido guiño al escuchar sus palabras de agradecimiento. Al menos algo había terminado bien después de aquella extraña noche navideña.

Miré con sorpresa y deleite lo que las dos chicas presentaban. -¡Madre mía! Todo se ve delicioso, señoritas.- Les dije con una gran sonrisa. Que la señorita Selwyn hubiera preparado aquellos bollos por su cuenta hablaba bien de su habilidad para la cocina, y aún si la señorita Bennet había pedido la ayuda de los elfos domésticos podía decirse que se había esforzado por traer algo delicioso. -Por el momento creo que comeremos.- Respondí divertida a la señorita Bennet. Me gustaba como habíamos quedado organizados, los adultos de un lado y los alumnos de otro; de esa manera si los chicos se llegaban a aburrir de la conversación entre los adultos podrían hablar entre ellos sin problemas, aunque esperaba que no se aburrieran. Después de todo lo importante era lograr una integración.

-Bueno, mi plato es más que todo un postre.- Dije, desvaneciendo la burbuja con el toque de mi varita.

-Pie de manzana, con canela y uvas pasas. Lo preparamos todos los años en la granja familiar, especialmente en la época navideña. Es mucho más delicioso si se come tibio, así que he encantado el caldero.- Les expliqué. -En cuanto a qué podríamos hacer... Me tienta conocer las profundidades de este parque, dicen que hay criaturas interesantes en su interior. ¿Usted ha venido antes, profesor Boronov? Quizás pueda hablarnos de qué animales fantásticos podríamos encontrar.- La verdad, tenía otro interés personal en adentrarme al bosque: conocer la escena del crimen donde Jaden Flyod había sido asesinado. Pero dudaba que tendría la oportunidad...

-Pues si queréis quedaros aquí, aquí nos quedaremos- Dijo Sándor, encogiéndose de hombros. Tanto le daba un sitio que otro. 

- Estoy de acuerdo- asintió, mientras sacaba la comida de la bolsa y la preparaba en platos que invocó de su propia casa, mientras los demás se preparaban también en el suelo.

Observó los platos japoneses que preparaba Megu en el mantel y se le hizo la boca agua al instante.

-¡Pues tiene muy buena pinta, Megu! No te apures que intuyo que no sobrará nada...- bromeó.

- Esto que hay aquí es túrós csusza, que son fideos húngaros con requesón húngaro, panceta frita y una salsa húngara que está de muerte.

-...Y esto otro- siguió, presentando otro plato- es kolbász. Una salchicha húngara que lleva morcilla, algo de hígado y especias. 

- El kolbász me lo envió mi abuela. Cría ganado en su casa de campo, en los Cárpatos, y hace mucho kolbász en su casa.- aclaró Sándor con orgullo, tras lo cual estiró sus piernas y se reclinó, apoyando sus manos en la hierba.

Entonces, metió mano a la bolsa y sacó una botella, de unos 70cl, sin etiqueta, pero llena de algo transparente.

-Y esta es la joya de la corona ¡pálinka!

Dejó la botella en medio del mantel, por si alguien quería servirse.

- ¡Venga, Robert! ¡Saca un par de esas gangreas, que las pruebe!