Partida Rol por web

Megan sonría antes el descarado comportamiento del Doxy. - No necesitas disculparte Albert, tu y este pequeño gamberrillo siempre sois bienvenidos. - Nadie sabe de donde, pero Megan saca lo que parece ser una golosina especial que el señor Smith coge lleno de emoción.

- Ya que ambos estáis para el mismo trámite, debo deciros que el nuevo protocolo exige una demostración visual en el momento del registro. - Pronuncia monotonamente, exagerando el tono, como si estuviera diciendo en voz alta una lección memorizada.- Incluso tú Albert, aunque ya sepa de tu condición, si no, el maldito registro no me deja anotar sobre él. La buena noticia es que solo necesitan eso y el nombre completo y recibirán su carnet vía lechuza.

Mientras prepara el registro, Megan mira a Wilson de pronto, como si hubiera recordado algo. - ¿Futura villa? ¿Años venideros? ¿No irás a decirme que al fin has sentado la cabeza con alguien, no? - Dice bastante divertida. - Si te lías con alguien que se coma tus riquezas y pierdo un benefactor... te enviaré una orda de trolls...- Dice tratando de meterse contigo. Megan es natural que le da igual el abolengo, ella siempre trata a todo el mundo como si fueran "sus pequeños".

- Bien, podéis empezar con la demostración. - Dice seguidamente, algo mas seria.

Ulfric estaba saliendo de la zona insonorizada del despacho de Hermione Granger, cuando se encontró con que un caballero (no se podía describir de otro modo), estaba en la sala con Megan Wilson y sus alumnas. El caballero, que llevaba un doxy bastante movido, se presentó como el señor von Vianden, de nombre Albert. Ese apellido le sonaba de algo. Seguro.

Se acercó a él, y lo saludo, con firmeza y seguridad. El caballero era un verdadero señor. Y de eso el sabía, por su familia. Sólo tenía que recordar de donde salía ese recuerdo. 

-Señor von Vianden, todo un verdadero placer. Estoy seguro de haber oído su apellido, pero deberá disculparme, dado que no recuerdo con que motivo me es conocido. 

Por lo visto, el también era un animago, y por algún tipo de error, tenía que realizar nuevamente el registro, de modo que la jefa del departamento les dio las indicaciones para hacerlo. Tenía curiosidad. Había visto varios animagos, pero tenía interés en ver qué animales tendrían aquellas dos personas tan dispares, la señorita Rowle y el aristocrático von Vianden...

von Vianden...

¡Ya le sonaba! Y era imperdonable. Por dos razones le sonaba. Lo más reciente, era que la directora le había citado el nombre y la persona en los últimos tiempos, pero lo más importante era que el nombre era parte de la lista de magos y aristócratas que su abuelo le hacía aprender. Eran de una familia Europea de abolengo semejante al de su familia, aunque ellos conservaban más reconocimiento en la actualidad. Sin embargo, por lo visto tendría tiempo para conocer a aquel caballero.

Sonrió a todos levemente para luego sacudir su cabeza y lograr que su aspecto volviera a ser el que llevaba normalmente, esperando realmente que ninguna otra dama apareciera para querer abrazarlo o usarlo como experimento o algo así. Al escuchar que se separaría de su profesor hizo una pequeña mueca, pues creía que se quedaría con el mayor el resto del viaje, pero no podía hacer mucho más. Terminó el papeleo sabiendo que el carnet debería llegarle luego por correo y luego de despedirse con una seña de Floyd y de Annelie, siguió a Diggory y al resto de sus compañeros al Departamento de Deportes Mágicos.

-. Mi madre, mi hermana y ahora usted ¿Tengo la apariencia de una presa tan fácil señorita Wilson? No creía que me tuviesen tan poca confianza-. Es lo que declara, manteniendo un tono jocoso y plena cercanía hacia Megan-. Pero no, no hablaba de ningún tipo de matrimonio ni nada por el estilo. Así que tus fondos estarán intactos señorita Wilson-. Se gira hacia el subdirector con una tranquila expresión-. Próximamente abriré una villa comercial con el objetivo de suministrar diferentes tipos de materiales para pociones y las artes oscuras con descuentos para alumnos, profesores y exalumnos. También para viejos amigos y conocidos-. Le guiña uno de sus ojos a Megan-. Además-. Su pecho hincha con orgullo-. Aprovecharemos de abrir una cafeteria con las maravillosas recetas de Margarita, mi hermana, así que espero con ansias que puedan disfrutar de sus manjares y, si  todo esto sale bien, firmaríamos un contrato para ser un proveedor oficial de hogwarts-. Se queda pensando por un segundo-. Cierto-. Vuelve a mirar a Megan-. Hablando de mi hermana, Margarita le manda muchos saludos y la insta a que la visite a su mansión proximamente, quiere que pruebe sus nuevas preparaciones y hablar cosas que solo ustedes saben-. Una sonrisa cómplice nace de sus varoniles y hermosas facciones-. Pero bueno-. Vuelve a mirar al subdirector-. Esperemos que todo esto salga bien-. Declara, reafirmando su posición como un hombre serio de negocios y como un noble que no le importa para nada que su apellido no sea reconocido-. En fin, con su permiso comenzaré con la certificación-. Cambia de tema de forma suave y gentil.

Al momento que Albert declara aquellas palabras, su guardaespaldas Emiko, se acerca al noble para recibir, de forma perfectamente coordinada, el bastón de su señor mientras que este, a su vez, le agradece con una bella sonrisa que simplemente es recibida por una fría e inerte mirada por parte de los ojos negros de la japonesa. Luego, como si se tratará de un simple sortilegio, el cuerpo del heredero de Vianden se comienza fundir en una masa etérea oscura que rápidamente comienza a tomar la forma de una criatura alargada y peligrosa. Las primeras características que se muestran, una vez que la niebla oscura comienza a retirarse, son unas escamas tan negras como el vacío de la noche que, a pesar de lo anterior, brillan de una forma gallarda como si estas estuvieran orgullosas de ser parte de aquel ser. Luego, su ojos se aparecen con un color onix perfecto que emiten tanto una presencia peligrosa como cautivante, tal como si fuesen parte de aquellos demonios que seducían a los pobres mortales a firmar contratos macabros. Su lengua, por su parte, tan negra como el resto de su cuerpo comienza a recorrer el lugar mientras lentamente comienza a enrollarse a sí misma, compactando sus dos metros cincuenta de largo, tomando, una vez terminado, la no despreciable altura de un metro cincuenta. Su transformación estaba lista, la orgullosa Serpiente de Taipán se hace presente mientras esta se enfoca en Megan al mismo tiempo que comienza a sisear de tal forma como si estuviese invocando a algún maleficio​.

-. Mi maestro pregunta si luego de esto irán a la academia-. Es lo que dice de la nada la bella mujer vestida de traje, con un tono serio y apático-. Si es así, les pide que, si es les parece, llevarlos en su limusina debido a que en las próximas horas tiene una reunión con su directora-. Finaliza, como si entenderse con las serpientes fuesen algo tan normal como beber un vaso de agua.

El aristócrata misterioso se había presentado amablemente y con cordialidad como Albert Von Vianden, y para grata sorpresa de Daphne, comprobó al poco que había ido para realizar el mismo trámite que ella, registrarse como Animago. La joven tenía muchísima curiosidad por saber qué tipo de criatura adoptaría aquel caballero tan bien trajeado, pero las sorpresas nunca llegaban solas, y casi de la nada apareció una doxy que, con movimientos elegantes y divertidos, y bien trajeado como su dueño, fue de inmediato a juguetear con la jefa del departamento y abrazarla con sus cuatro patitas, como si se conociesen de toda la vida. No era para nada habitual encontrar a este tipo de criaturas mágicas, temidas en ocasiones por algunos magos y brujas por su letal veneno, del que es necesario tomar un antídoto con presteza para restablecerse si se es mordido, y por que comúnmente se les asocia y considera una plaga si se les permite reproducirse libremente sin ningún tipo de control.

Extraña era la elección de mascota de Von Vianden, pero la realidad es que a Daphne todo aquello le fascinaba sobremanera. Tardó más de lo normal en salir de su embelesamiento y ser consciente de que el hombre se había dirigido a ellas tres, y con una elegante reverencia, la joven Rowle le devolvió el saludo con cordialidad.

- El gusto es mío, señor Von Vianden. Soy Daphne Rowle, la nieta del alquimista Phineas Rowle y alumna de sexto año en Hogwarts, y bueno...desde hoy mismo, becaria en prácticas en el Hospital San Mungo para convertirme en medimaga. Un placer conocerle. - ​​​​​-Todo sea dicho, Daphne no tenía por costumbre realizar presentaciones de sí misma tan extensas y menos aún realizar reverencias, pero aquel sujeto le merecía un saludo acorde a su estatus, al igual que hiciese con el Ministro de Magia anteriormente. ¿A qué se refiere con que espera poder vernos pronto por sus tierras? ¿Cuál es su profesión? No obstante, las respuestas llegaron de inmediato y entendió que aquel aristócrata tenía su propia villa, en la cual muy pronto vendería sus materiales para pociones, artes oscuras, insumos y otros productos relacionados. Incluso habló de una cafetería en la que trabajaba su hermana Margarita, o eso creyó entender. 

Finalmente, tras la interesante charla, llegó el momento de que ambos certificasen sus dotes como animagos. Von Vianden se transformó en una enorme y orgullosa Serpiente de Taipán, negra y siniestra como la oscuridad, pero de una belleza inigualable, que inconsciente la forzó a dar un paso atrás, en un primer momento, por puro respeto. Nunca habría imaginado una transformación así, y aunque su forma fuese completamente dispar a la suya, no pudo evitar sonreír divertida al tener al menos un punto muy semejante, el color negro predominante.

Con un salto grácil y delicado dirigido hacia la mesa de Megan, se transformó al vuelo en un hermoso gato raza Bombay de tamaño medio pero semejante en apariencia a una pantera, de color negro como el azabache al completo y con ojos de mirada profunda y viva, con tintes anaranjados, que sin lugar a dudas resplandecían intensamente en la oscuridad e imponían respeto. Al reposar en lo alto de la mesa, se acercó con parsimonia a la jefa de departamento, dando un par de vueltas para que lo observase con detenimiento y permitir que le acariciase su satinado, sedoso y brillante pelo, para finalmente acercarse hasta el extremo de la mesa y mirar desde su posición fijamente a la majestuosa serpiente. 

Solo cuando la señorita Wilson se lo indicase, Daphne regresaría a su forma original, aunque realmente en aquella forma animal se sentía muy cómoda y a gusto. Muchas eran las horas que adoptaba aquella apariencia a lo largo del día, llegando a menudo a no saber exactamente cuál era su verdadera condición.

Quedó anonadado con el cambio del señor von Vianden. Dos cosas le sorprendían en el cambio, la primera, la elección de una serpiente como animal de transformación, pero la segunda, como a sus alumnas, le sorprendió que su ayudante entendiese a la serpiente. Entre los recuerdos que tenía de la familia von Vianden no había ningún tipo de relación con las serpientes, que le hubiesen contado, y la verdad, estaba haciendo esfuerzos por recordar lo que sabía de Albert. 

Eso si, había que reconocer que la serpiente era hermosa, un ejemplar muy interesante. Al igual que la gata en que su alumna se había transformado. Ambos animales negros, elegantes. Ambos animagos, se sentían cómodos y sus respectivos animales se movían y sentían como si estuvieran al menos tan cómodos como sus equivalentes humanos. 

Ante la oferta de la ayudante de von Vianden, Ulfric se vio tentado a responder que si, para poder hablar con el aristócrata, pero sabía que las alumnas debían hacer algún otro asunto en el ministerio, y que los demás estarían en el callejón Diagon, para tomar algo y pasear por la tarde. 

-Lamento tener que declinar su oferta, señor von Vianden. Debemos arreglar algunos detalles más en el ministerio. Sin embargo, me acercaré a verle lo más pronto posible, para conocer el lugar y tomar algo con usted. 

Hizo un saludo elegante hacia el animal y la ayudante. Tenía la seguridad de que von Vianden ya sabía exactamente quién era el, sus padres y sus abuelos, amén de sus tíos, por supuesto. De hecho, no descartaba que se conociesen.

-Señoritas, debo informarles de que nos vamos a acercar a realizar un último trámite en el ministerio, así que nos despedimos amablemente de quién nos ha atendido aquí, agradeciendo su ayuda y amabilidad. Señorita Granger, recibirá una lechuza con la fecha que me ha pedido. Señor von Vianden, un placer haberlo conocido, y habremos de cruzar nuestros caminos, lo cual será para mí mí nuevamente un honor. 

Tras ello, salió con sus alumnas, para dirigirse al último de los papeleos que debían hacer. 

Las transformaciones habían sido maravillosas, nunca me cansaría de ver la de Albert, pero la jovencita estuiante había logrado también cautivarme con ese pelaje negro azabache y brillante. - Ha sido magnífico, ambos pueden regresar a su forma humana, en breve les llegará su carnet. - Comenta mientras anota en el registro.

- Espero entonces verles pronto, que tengáis un buen día. - Dice mientras os despide con una radiente sonrisa.

Megu había caminado bastante rápido hasta el ascensor que le llevo ll departamento, era consciente que tenía que cumplir con este trámite lo antes posible y por ello quería hacerlo hoy mismo, lo cierto es que había sido una suerte encontrarse con el profesor Badén ya que así podría venir, sin embargo, sentía que tenía que compensarle de algún modo después.

Al llegar llama a la puerta y dice

Buenos días, disculpen las molestias, vengo a realizar un trámite

Megan te saluda con una sonrisa, se ve que había empezado a ordenar las cosas en el despacho y a dejar apilado el trabajo pendiente para el día siguiente, sin embargo, te atiende de forma muy amable. - Muy buenas querida, dime, ¿qué trámite necesitas?

En un segundo vuelve a sacar su material de escitura y está lista para buscar el trámite que le solicites.

Con un tono apurado y tras inclinar la cabeza en señal de disculpa dice:

Disculpe por llegar tan tarde, mi nombre es Megu Okada y venía a inscribirme como descendiente de Veela, mi madre y abuela paterna son Verlas por lo que quería realizar el trámite lo antes posible 

Se sentía un poco apurada por haber llegado cuando estaban preparándose para marcharse

- Tranquila querida, no hace falta que te apures tanto, solo estaba poniendo un poco de orden en este caos. - Coge el registro de las Veelas y comienza a escribir.

- Muy bien, está hecho, en breve le llegará su carné de veela vía lechuza. ¿Necesita algo más?

Pensaba que había pasado lo peor, mi primera toma de contacto, pero de repente volví a sentirme el pulso un tanto acelerado. Ahora tenía que inscribirme y, la verdad, me generaba una serie de sentimientos encontrados. Por una parte miedo, por otra vergüenza y, casi inconscientemente: confusión, sobre todo por no querer tener que estar anotada como un ser peligroso o algo por el estilo. Consideraba que era una lista de gente a la que poder culpar ante cualquier problema (lógico, pero una manera de señalarte ante la gente).

Sin embargo, nada quitaba que andaba fascinada por el lugar, pero...me encontraba agazapada, como si aquello no fuera conmigo, o mejor, como una niña que observa a sus padres tener conversaciones de mayores. 

Sin duda, noté como una resurrección de mi interior y se me disparó la atención cuando vi que no era la única que entraba con aquella cualidad de animaga. 

Admiré la valentía de la chica al exhibirse, e incluso un poco de respeto con la transformación previa del señor Albert. Tal fué mi fascinación que me brillaban los ojos. Pensaba demasiadas cosas, de hecho, tantas eran que no quería hablar, pero ya se iban.

Ha sido magnífico, ambos pueden regresar a su forma humana, en breve les llegará su carnet

Era hora de irse, tenía que ser valiente, por lo que, al escuchar eso, no me quedaba otra y me pronuncié con la voz un tanto entrecortada -yo...también quiero, bueno...debo inscribirme- concluí.

Me abrí ligeramente paso entre los asistentes y cogí aire fuertemente. No podía controlar mi ritmo cardiaco, pero cerré los ojos para soportar mejor mi estado de ansiedad.

Mi pelo con tonalidad dorada fue cubriendo mi cuerpo, mis brazos tornaban en patas y, mi rostro, comenzaba a alargarse y modificarse. Hasta que, finalmente, me postré como el león que poseía dentro: con capacidad de proteger a su familia y defender aquello que quiere.

Abrí los ojos.

Me rodeé y agaché la vista. 

Pensé que ya era suficiente.

Volví en mí.

- Mi nombre es Cliodna Black, soy animaga- expresé con temor en el último momento y con ganas de salir ya de allí.

Megan escribe tu nombre en el registro sin apartar la vista de ti. Se ha quedado completamente anonanada al ver tu tremenda e imponente transformación.

- Wow, ya estas apuntada cariño, en breve te llegará el carné vía lechuza. - dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando salís del despacho, se pone a recoger todo lista para volver a casa.

Albert, ya con su forma humana, coge con suavidad su baston de las manos de su guardaespaldas y, mientras mira con admiración al enorme felino presente, se despide del resto con una profunda reverencia, insistiendo que, cuando tengan tiempo, visiten su villa y, en especial, su “humilde” mansión.

Tras completar los trámites Megu se despide con una sonrisa mientras dice:

Muchas gracias y disculpe las molestias.

Tras aquello se marcha bastante apurada de allí.