Inicio del viaje partiendo de Fianosther hacia el sur...
- Ha llegado a mis oídos tu reciente petición a mi padre -dijo el joven y aparentemente enfermo duque - y soy consciente de su predisposición a cumplir tus deseos.
Lihem, ten en cuenta al postear que este post solo lo puedes ver tú, pero los que hay a continuación los verán todos. Por lo tanto si comentas cosas que se describen aquí, procura describirlo bien para que los demás sepan de qué estás hablando ¿ok?
Los azares del destino llevaron a Thorin el enano a las tierras del norte, concretamente a Miir. Thorin le seguía la pista a un exótico material con el que se decía que se podrían forjar las mejores armas y los más poderosos escudos y armaduras. Era un material casi mítico conocido como Elémir y se decía que apenas unos granos del mismo, mezclados con cualquier metal vulgar, daban como resultado hojas eternamente afiladas y más resistentes que cualquier otro material conocido. Corrían entre la comunidad enana ciertos comentarios en tono de humor al respecto, como que las armas de elémir solo se podían forjar con herramientas de elémir, que con ellas habías de tener especial cuidado al enfundarlas, pues era más que posible que al hacerlo cortaras la propia funda, o que cada vez que chocaban un escudo y un hacha de elémir a un elfo de orejas puntiagudas le saldría barba. Este último era especialmente popular.
El caso es que Thorin descubrió a través de un excéntrico sabio que vivía en el bosque a las afueras de la ciudad que circulaba en Fianosther una bolsa de un puñado de polvos de aquel material, y que la única forma de comprobar su autenticidad era vertir sobre él una gota de agua, ya que al hacerlo expiraba una particular voluta de humo verde.
Liozard se contrajo violentamente y se hizo una bola. Nadie hubiera pensado que un cuerpo tan anciano pudiera realizar aquellos movimientos tan bruscos, pero allí se encontraba, el sabio Liozard poseído por alguna clase de fuerza. De pronto sus músculos se relajaron, y comenzó a susurrar algo. Los presentes se mantuvieron al margen, lejos del círculo de piedras sagradas, pero Calypso se acercó con premura más interesado en lo que podría decir que en su estado de salud.
- ... así se desatará ese gran poder que hará temblar los propios cimientos de la tierra. Debes acudir a la llamada del Duque, en la ciudad del norte... en la ciudad del noroeste... participarás... participarás... -el volumen fue decayendo hasta que resurgió con nuevas energías - participarás en la misión del duque, y asistirás a la revolución de nuestra tierra, a la magia más poderosa... un gran poder se desatará... y tú participarás... Calypso.
El clérigo se puso pálido al escuchar su nombre. Aquella situación bien podría tratarse de alguna extraña profecía o de algún desvarío de aquel excéntrico mago, pero el hecho de que citara su nombre evidenciaba que no se trataba de desvaríos. El clérigo se alejó del moribundo mago sin prestar atención a su estado de salud y se alejó de aquel círculo de piedras sagradas.
Se había perdido el principio de la profecía, pero había captado las ideas principales. Un gran poder. La llamada del duque. La ciudad del noroeste. Participarás en la misión del duque. Magia poderosa. Eso tiene sentido, al noroeste hay una ciudad gobernada por un duque, Fianosther. Pero no tengo conocimiento de ninguna misión...
En aquel momento Calypso tomó una decisión. Reagrupó parte de sus posesiones, las preparó en una mochila y partió montando su pony hacia la ciudad de Fianosther.
El viaje fue duro y aburrido, pero percibió que había valido la pena cuando habló con el duque.
- Señor Jouheav, vengo a ofreceros mis condolencias - a su llegada a pueblo había descubierto que el anterior duque había muerto -y a ofreceros mi apoyo en vuestra misión.
No estaba seguro de si aquello funcionaría, pero el duque pareció entenderlo.
- Ya veo -dijo frotándose el mentón -Me vendrá bien un clérigo. Acepto con gusto vuestra propuesta. Vuelva dentro de cuatro días a las puertas del palacio a mediodía y hablaremos más detenidamente con sus compañeros de viaje.
El duque se retiró y el clérigo no lo volvió a ver hasta cuatro días más tarde cuando se dirigió al palacio y...
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El consejo de magos del Aldulume se mostraba especialmente revuelto los últimos días. Algo ocurría y la mayor parte de los elfos lo percibían. Lo notaban en el comportamiento de los miembros del consejo, pero también en el aire, en los árboles, en el agua. Lo notaban en cada golpe de aire que provocaba el viento. Aeldar también lo percibía.
En aquel momento, disfrutaba de un poco habitual período de paz. Las ordas que amenazaban ambas fronteras de los dominios élficos parecían haberse calmado las últimas semanas y aquello permitía a los guerreros como Aeldar, descansar durante unos días.
Este tiempo de descanso llegó a su fin cuando Aeldar fue llamado ante su Rey, Amberlin el Hermoso, con carácter de urgencia.
El viaje a lo ancho de Embelyon, llevó al elfo a la ciudad de Fianosther, donde se encontró un pequeño caos originado por la reciente muerte del duque. Visitó el palacio ducal antes de partir hacia el sur, y accidentalmente escuchó unas palabras que trastocaron todos sus planes. Caminaba por un pasillo cuando sus sensibles oídos de elfo escucharon unas palabras al otro lado de una puerta: "extraña gema dorada... templo de Willem". Decidió permanecer en Fianosther, y acudir al día siguiente a la presencia del duque.
Aeldar, ten en cuenta al postear que este post solo lo puedes ver tú, pero los que hay a continuación los verán todos. La información de este post solamente está en tu poder así que en tu siguiente post no comentes nada de esto, limítate a postear sobre el contenido del siguiente post ¿ok?
Según fueron llegando los individuos convocados, el duque acompañado por un corpulento hombre de la guardia, los fue saludando cordialmente con la cabeza. El joven duque parecía en mejor estado que los últimos días pero parecía mantener el mismo grado de palidez, a pesar de que sus movimientos resultaban más enérgicos. Un pintoresco grupo se comenzó a formar a las puertas del palacio: dos elfos (un elfo y una elfa), un clérigo, dos fornidos guerreros humanos, un guerrero humano oriental, un hombre con apariencia de artista y un enano. Los elfos permanecieron imperturbables ante la llegada del resto del grupo, pero el enano no logró o no quiso disimular el desagrado de respirar el mismo aire que los elfos.
En cuanto todos estuvieron reunidos, Jouheav tomó la palabra.
- Queridos amigos y compañeros. Si son tan amables de seguirme -el duque se giró y caminó hacia el interior del palacio.
Los reunió de nuevo en una sala con una robusta mesa rectangular de madera rodeada por ocho sillas bastante separadas entre sí. Todos se sentaron y cuando lo hicieron, el duque se levantó para hablar.
- Os presentaré -se acercó a la elfa pelirroja -Esta es Naedunëa, o Nae como le gusta que la llamen, y es una elfa de los Robledales que tiene gran relación con mi familia. En ella recaerá la responsabilidad de dirigir la ruta del grupo ya que es la que poseé mayores conocimientos de la zona. -se dirigió a Sigmund -Este honorable hombre es Sigmund, también un amigo de la familia y que hablará en mi nombre cuando yo no esté presente. Liderará al grupo en su larga travesía - continuó caminando hacia Aeldar - He aquí, Aeldar, un elfo que acude en nuestra ayuda representando al pueblo de Aldulume al que le estamos muy agradecidos.
El duque se detuvo de repente y comenzó a toser sonoramente. Se recuperó en unos segundos y continuó con las presentaciones.
- A continuación tenemos a Oliver, un temible guerrero de Spingard con muchas batallas a sus espaldas que podrá aportar su experiencia y valentía que sin duda serán necesarias -siguió hasta el mago -Este es Calypso. Clérigo. No conozco muchos detalles acerca de él, pero sé que es el destino el que lo hizo llegar hasta aquí justo cuando necesitábamos un miembro con sus características en el grupo -Siguió hasta alcanzar a Thorin, que a pesar de permanecer de pie delante de la silla, mantenía su rostro a la altura del de los demás que se encontraban sentados- Este es Thorin, un enano que ha demostrado su valía presentándose ante mí ofreciéndome su ayuda para esta misión. Necesitaremos su fuerza. -Siguió hasta Áran y lo miró con cierto desagrado, era evidente que no aprobaba su incorporación al grupo, pero no puso trabas al respecto -Este es Áran, un hombre inteligente y habilidoso - pasó enseguida de largo para llegar finalmente a Lihem - y para finalizar, este es Lihem, un guerrero Shar-Zarín que comprende mejor que nadie mi situación y que estoy seguro, luchará con honor y bravura por la causa.
Echó una ojeada al grupo formado y se mostró visiblemente orgulloso, aunque su rostro se ensombreció justo antes de ponerse a hablar de nuevo.
- Bien, este será el grupo que parta hacia el sur al rescate de mi familia. Quiero que quede constancia de que la venganza no es una de mis motivaciones, solamente la recuperación de mi familia mueve mis actos. Mi familia ha sido capturada mediante algún tipo de magia negra, y es retenida en Willem mediante una extraña gema dorada. Dicha gema es un secreto muy bien guardado por sus portadores y no son más que una docena de individuos las que conocen de su existencia y poder. Por ese motivo, la misión deberá permanecer en secreto. Si se descubriese el objetivo de este viaje, muchos serían los que competirían con nosotros por robar la gema y las defensas de la misma se multiplicarían haciendo imposible nuestra incursión.
»Esta situación me lleva a una compleja encrucijada. Me explico. Me pongo en vuestro lugar, y los que no me conocéis podríais dudar de mis intenciones, pues podría querer robar la gema para apoderarme de ella simplemente. Es comprensible. Por este motivo he tomado la iniciativa.
El duque extrajo un frasco de un líquido azul muy intenso. A continuación extrajo una daga, y se hizo un pequeño corte en la palma de la mano. Con el puño cerrado vertió varias gotas de su sangre en el frasco azul, que cambió a un color verde esmeralda.
- Amigos, este líquido como alguno de vosotros ya habrá descubierto es elixir de la verdad. Es una sustancia muy complicada de obtener y muy cara de obtener, pero no encuentro una utilidad mejor que cimentar la confianza de los héroes que liberarán a mi familia. Sus efectos son que tras tomar la mitad del frasco, si cuento alguna mentira antes de terminar el contenido, la muerte caerá sobre mí. A vuestra salud.
Y tras decirlo sorbió la mitad del contenido del frasco. Su cuerpo enseguida reaccionó a la ingestión y el duque se tuvo que apoyar en la mesa. Al rato, recuperó la verticalidad y dijo:
- Yo, duque Jouheav de Fianosther, juro por mi vida que la única intención de este viaje es la liberación de mi familia, que permanece cautiva bajo la magia de la gema de Willem.
Acto seguido, elevó el frasco de nuevo a modo de brindis, y terminó el contenido del mismo de un solo trago. Tras recuperarse continuó hablando.
- Debemos procurar no llamar demasiado la atención, es por este motivo que considero que lo adecuado sería evitar los caminos principales -dicho esto echó una ojeada hacia Sigmund y hacia Nae en busca de su aprobación - Tendréis un barco esperando en Port Voynod que os llevará a Port Drofo. Pasaréis infiltrados en un barco de mercancías. La palabra clave que utilizaréis para comunicaros con los contactos es Flor de Malea"
Un nuevo ataque de tos interrumpió su discurso.
- Había pensado en partir mañana justo antes del amanecer, en tres grupos que se reunirían en el interior del bosque para no levantar sospechas, pero eso ya dependerá de lo que diga Sigmund. Él liderará el grupo. Si tenéis algo que decir este es el momento.
Jouheav se sentó de nuevo en su silla algo cansado y observó al grupo esperando algún comentario.
Cuando escuchó el destino de su viaje, en el que se había visto involucrado por una promesa mal hecha, Áran no pudo contener una sonrisa triste en su rostro, y un susurro escapó de sus labios:
-Ironías de la vida
Era consciente de que pocas personas en la sala le tenían estima, y que posiblemente más de uno dormiría mas tranquilo con él muerto, pues a esas alturas el altercado de la posada era conocido por todo el pueblo. Sin embargo, aunque no creía en la magia ni en los dioses, empezaba a ser consciente del peligro que corría estando en ese grupo. Por lo visto había saltado de la sartén para caer en el fuego, pero ese oro que ofrecían por el encargo era lo que él necesitaba.
Sin embargo, si moría no le serviría de nada, e igualmente, si moría el guerrero que le había tomado bajo su protección seguramente sería ejecutado antes de poder vengarse... Seguramente no sería bien recibido su comentario, pero algo dentro de él le obligaba a hacerlo, no podía permitir que aquellos que mataron a la única familia que había conocido y le robaron su anterior vida saliesen impunes:
-Mi señor Duque Jouheav, que los dioses me permitan rescatar a su familia. Estoy en este barco por mi honor y juro por mi vida que haré cuanto esté en mi mano por cumplirla. Pero le pido un favor: soy un hombre sin familia ni seres queridos, que no tendrá a nadie que llore su muerte ni que le haga un funeral, pero sí tengo una meta. Si muero en esa misión, quiero que por lo menos mi objetivo en la vida se complete. Quiero que usted me ayude a alcanzar la paz.
El duque se quedó extrañado, esa petición no parecía propia de un hombre de su calaña. Aunque vestía ropas propias de un artista callejero, la cota de cuero y las dos espadas que quedaban a la vista cuando se apartaba la capa le daban la apariencia propia de un furtivo o bandido. Supuso que sería más oro, o ser enterrado con honores, asi que sin mucho interés preguntó:
-¿Y cuál es tu objetivo?
Un gesto de profundo odio apareció en la cara de Áran mientras decía:
-Mi objetivo, mi señor, es clavar las cabezas de todos y cada uno de los bandidos de estas montañas a los lados del camino que viene a su castillo desde el sur, en el lugar que aslataron, violaron y mataron a mi familia hace años.
Tras decir esto, Áran se sentó y esperó la respuesta del sorprendido Duque.
Thorin esperaba, en cierto modo le gusto oir su nombre de labios de un personaje tan importante y en un palcio de lujo semejante, aquello hombres parecian seres imponentes, incluso esos odiosos elfos pareceian peces gordos....esta puede ser una gran historia para contar en las minas...pensaba mientras escuchaba con atencion las palabras del Duque, era curioso, el mismo Duque estaba descontento con uno de los elegidos, peor quien era el para meterese en los entresijos de aquello, solo estaba ahi por la aventura, la vida en la mina se le habia tornado monotona y lo habia comunicado, necesitaba ensanchar fronteras....Poco despues llego el momento de las preguntas y salvo una declaracion de intenciones de el tal Aran, nadie mas habó....Deja las preguntas para otros thorin, las tuyas las responden la piedra y el metal.
Después de que Sigmund librase al "bandido" de una condena por un supuesto atraco a mano armada los tres salieron de la posada en dirección a palacio donde el duque esperaba impaciente al grupo que acababa de formar para su causa. Cuando llegaron a las puertas del palacio se encontraron entre otros con un par de elfos y un enano el cual se le notaba que no estaba muy entusiasmado con la presencia de estos, sin darle mas importancia al asunto oliver espero junto a su amigo sigmund el momento en el que el duque los hizo pasar a una de las salas donde empezó la reunión.
Empezaron las presentaciones y oliver estuvo atento en todo momento a las cualidades que este otorgaba a cada miembro que presentaba. Estaba claro que Naedunëa era una pieza clave en el grupo junto con Sigmund y por ese motivo desde ese momento, sin menospreciar al resto del grupo Oliver decidió proteger de cualquier peligro a ambos con su vida si fuera necesario.
Despues de exponer al grupo sus intenciones, Jouheav se sento en su silla y espero algun comentario o pregunta por parte de los presentes ante lo cual despues de haber escuchado las palabras de Áran, Oliver solo pronuncio unas breves palabras....
Mi señor, tenga por seguro que mi espada luchara por vos al lado de estos valientes compañeros de los que estoy rodeado. Eche una mirada furtiva a todos ellos ...y aunque me deje la vida en ello traeremos con nosotros a su familia, cueste lo que cueste.
Oliver sin decir nada mas observo a sus compañeros para ver quien seria el siguiente en pronunciar unas palabras.
Nae se dirigió a la puerta del palacio cuando el sol se encontraba en lo más alto, tal y como había acordado con el joven duque. Comprobó que era la primera en llegar y poco a poco vio como fueron apareciendo el resto de personas que debían componer el grupo que Jouheav necesitaba para su misión,mi misión-pensó la joven con mucho ahínco-no permitiré que hagan daño a Hannaia ni a Lía. Era difícil pensar en ellas sin que Nae sintiese un gran dolor en el pecho.
El grupo estaba compuesto por un joven elfo, un semielfo que parecía ser clérigo, un enano y cuatro humanos. Vio la cara que ponía el enano al reparar en los de su raza y Nae no pudo más que pensar en que ya era hora de cambiar esa realidad de que enanos y elfos no se llevaran bien. Con lo pequeños que son mira que tienen mal genio. Intentaré ser lo más amigable posible con él, será lo mejor para todos.
Cuando apareció Jouheav fueron conducidos hacia un salón en el que poder reunirse sin ser espiados. El duque presentó a cada uno de los intengrantes de la expedición y explicó en que consistiría la misión que tendrían que realizar. Por si alguno no confiaba en él ni en sus intenciones, decidió hacer un juramento con su propia sangre. Nae no comprendía como alguien podía llegar a dudar del duque ya que a él le unía una gran amistad y sabía que sus intenciones eran puras y nobles. Llegó el momento de las preguntas y escuchó con interés los comentarios de algunos de sus compañeros. Seguidamente decidió decir ella también unas palabras.
-Mi señor, delante de estos hombres que hoy están a su lado, le reitero que cuenta con toda la ayuda de mi pueblo. Y más especialmente con la mía, que no dudaré en ningún momento en dar mi vida por la misión que se nos ha sido encomendada y la cual cumpliré con gusto, no sólo por la amistad que me une a su familia sino por la justicia que ha de ser impuesta ante tal horrible acontecimiento. Si en mi mano está salvar a su madre y a su hermana sabe que haré todo lo posible por hacerlo y estoy segura que estos hombres también lo harán.- Tras decir estas palabras Naedunëa hizo una leve inclinación hacia el duque y se volvio a sentar en su silla.
escucho con tranquilidad las palabras del duque, y luego la de mis futuros compañeros de viaje, comprendo la misión, y confío en el duque, más por mi propia ingenuidad que por la prueba de sangre realizada.
Una vez que se hace un espacio en las declaraciones de cada uno, me siento obligado a hablar, tenía que aclararme, era como un modo de presentación ante mis compañeros.
Duque Jouheav bien sabes la razón que me trae aquí, y la razón lo por la cuál entable relación con tu padre, y sé que él era un hombre honorable, por lo que lo mismo debes ser tú, así como yo busco recuperar el honor de mi familia, tú buscas recuperar a tu familia, y asi como esta en tu poder devolverme mi honor, yo te devolveré a tu familia. Siempre supe que tenía que pagar los errores de mi padre, y esta no es una manera que me duela, es más, aunque no tuviera una motivación tan grande, igual haría esto por un amigo, y espero que logremos serlo.
Todo esto dicho en un tono formal, casi profesional, se nota en mis gestos, en mis movimientos, que soy una persona de las altas clases, de altura honorable, de modos demasiado formales.
Sigmund fue mirando a todos sus futuros compañeros uno por uno mientras el duque hablaba, compartiría con ellos un largo viaje y el éxito de la empresa recaía sobre su nombre, no podía permitirse ningún fallo, por ello debía intentar prever cualquier posible amenaza.
Mientras sus ojos observaban los gestos y movimientos de los allí reunidos, escucho las palabras de cada uno, parecía que el joven "artista" que había rescatado de las manos de los guardias tenía razones de peso para ayudar en la empresa, le daría un voto de confianza.
Cuando Oliver hablo no hizo más que reforzar la tranquilidad que empezaba a crecer en su interior, asintió a las palabras del paladín "Gracias por acudir amigo mío, el camino se hará mucho mas fácil con tu ayuda" pensaba.
A continuación la elfa empezó ha hablar, efectivamente era ella, aquella hermosa mujer que había visto por los pasillos de palacio durante los días en que había estado preparando la expedición, ahora que la tenía delante suyo, su belleza era sobrenatural, y el aura que la rodeaba hacia que que su voz calmara su espíritu. Al terminar y sentarse, el la siguió con la mirada casi sin darse cuenta, el guerrero Shar empezó a hablar y Nae cruzo la mirada con Sigmund al buscar la nueva voz que exponía sus pensamientos, Sigmund reacciono dándose cuanta de su atontamiento y rápidamente dirigió la mirada al guerrero.
Era un grupo de lo más variopinto, pero parecía que el duque no había dejado cavos sueltos y escogió a gente de confianza, ese pensamiento le termino de tranquilizar y finalmente dedico hablar.
Señores- dijo levantándose- y señorita - corrigió rápidamente mirando a la hermosa elfa, tras ello su voz se volvió fría y marcial, era un acto reflejo, no podía evitarlo- No les voy a mentir, la expedición que estamos a punto de afrontar parece bastante peligrosa, sobre todo si tenemos en cuenta los parajes que debemos atravesar y que en ella obran magias oscuras que desconocemos, espero el mayor compromiso por vuestra parte y lealtad hacia el grupo que vamos a formar- Se giro hacia el duque y lo miro con cara seria- Duque Jouheav, me uno a mis compañeros para deciros que yo también hare lo que esté en mi mano para devolveros a vuestra familia y rendir tributo a mi buen amigo Ojesu.
En cuanto todo el mundo - dice el experimentado guerrero mirando hacia los tres individuos que aun no habían pronunciado palabra- diga lo que cree pertinente, pasaremos a comentar los detalles de la misión en esta misma sala si lo creéis conveniente o en cualquier otra en donde nos dejéis ya que ahora que sois duque, tendréis muchas obligaciones a las que atender - A Sigmund aun le preocupaba el estado del nuevo duque, parecía que aun no estaba recuperado de su dolencia.
Áran fue el primero en tomar la palabra reclamando que el duque concretara una venganza si él encontraba la muerte en aquel viaje. En un primer momento rechazó de pleno la idea pero antes de poder mostrarlo Áran concretó el objetivo de sus iras. El duque consideró entonces que se trataba de una petición razonable y justa de forma que, sorprendido, accedió.
- Estimado Áran, sea cual sea el resultado de la misión, halles o no la muerte en él, te prometo que ordenaré a mi guardia limpiar los desfiladeros del sur de los bandidos que los pueblan y terminar así con su actividad.
Naedunëa, Oliver y Lihem ofrecieron su apoyo incondicional a la causa para alegría del duque que escuchó a continuación las palabras de Sigmund, el líder de la campaña que sutilmente invitó al duque a abandonar la reunión.
- De acuerdo Sigmund, estás en lo cierto, me convendría descansar. Solamente os comento unos detalles antes de marcharme. Según tengo previsto y si a Sigmund y a los demás os parece bien el grupo partirá mañana justo antes del amanecer. Nos reuniremos en el bosque a cien pasos internándonos en dirección a la salida del sol y saldreis en grupos de no más de dos, ya que una compañía tan dispar saliendo del pueblo en grupo llamaría demasiado la atención. Allí os estaré esperando. Os proporcionaré monturas adecuadas para realizar el viaje. Contamos con caballos y ponis veloces y resistentes, aunque creo que Naedunëa, Aeldar y Calypso ya cuentan con su propia montura.
El duque hizo una pausa para respirar con calma.
- Descansad esta noche en palacio si queréis, Picco os mostrará el camino a las habitaciones -dijo señalando a un mediano que esperaba detrás de él -Mañana comenzará un largo viaje y os harán falta las fuerzas que podáis reunir.
Acto seguido abandonó la habitación dejando al grupo solo en aquella sala.
Bueno, a petición de Sigmund el duque os deja a solas. Los que faltan por postear deberán hacerlo igualmente hoy o como muy tarde mañana y los que ya lo habéis hecho podéis volver a hacerlo. En situaciones como esta en las que estáis detenidos en algún lugar sin acción inminente podéis realizar post más cortos para mantener conversaciones algo fluídas, pero siempre con acotaciones mínimamente elaboradas.
A los que aún no contestaron pueden hablar como si el duque estuviera presente y después se fuera sin problemas. Si es necesario editar este post para responderle lo haré. Mañana actualizo.
Yo espero a que los que no han hablado comenten si quieren decir algo antes de que el duque marche y luego hablamos entre todos, formaremos grupos, que Nae explique un poco el camino, etc. y na una charlita :P más que nada porque no empecemos la charla y dejemos apartado a algún jugador.
Ok, pero mañana por la tarde actualizo y os mando a todos fuera del palacio que hay que iniciar el viaje xD
Aeldar permanecía atento ante las explicaciones del duque y las posteriores contestaciones de los allí presentes. Un grupo muy inusual, la verdad.
Mientras cada miembro del grupo ofrecía todo su apoyo al duque para el rescate de su familia, el joven elfo escrutaba todos y cada uno de los movimientos de los allí presentes, pues quería estar seguro de que eran gente de fiar.
El que más le llamó la atención fue Sigmund, parecía un gran guerrero y un líder firme y seguro, lo cuál hacía sentir a Aeldar que la misión estaba en buenas manos.
Cuando el duque se levantó para abandonar la sala, el elfo se puso en pie instintivamente y con una reverencia se despidió del duque gentilmente.
No se preocupe mi señor, descanse tranquilo, haremos todo lo que esté en nuestras manos para recuperar a su familia. Y no descansaré hasta traerlos de vuelta.
El clérigo esperó a que los demás hablaran y cuando lo hubieran hecho se levantó y se dirigió al duque en los siguientes términos:
Cuando el duque abandona la estancia Nae recrea mentalmente el recorrido que tenía pensado proponer a sus compañeros. Salida de Fianosther siguiendo los caminos secundarios, avanzar hacia los Robledales, descansar allí un día, seguir hacia Port Voynod, allí coger un barco preparado por el duque hasta Port Drofo donde salir hacia Karst a través de los pantanos (o bordeándolos, aún estaba por decidir), y desde allí hasta Willem. Considerando el viaje en barco, que avanzarían en grupo por caminos secundarios, evitando las miradas extrañas y que el viaje se haría a caballo, Nae calculó que les llevaría unos 17 o 18 días.
Te pongo eso porque Sigmund comenta que podéis hablar sobre la ruta a seguir, etc. Así tienes información en la que basarte. Ahora bien, tienes plena libertad para modificar la ruta como quieras :)