Partida Rol por web

Ni siquiera miré hacia aquel imbécil, entré y esperé a que mis compañeros me seguirían. ¿Qué te crees, idiota? ¿qué estamos en un maldito juego? ¡es una guerra! si ahora mismo quisiera, podría volarte la cabeza - maldecí mentalmente, pero sin mostrar gestos de desconformidad a los nuevos sujetos, queriendo aparentar una seriedad absoluta, como si no me importara en lo más mínimo lo que opinasen de mí.

Me volví hacia el afeminado del bigote (Albert Chase), ignorando completamente a su acompañante (James Ira Thomas Jones) - ¿Tienes baño o qué? - le dije con un gesto firme y sereno, pero en el fondo gesticulando una "pequeña sonrisita". ¡Estará ardiendo internamente en estos momentos!

James se quedo apoyado a la pared mientras el primero (jimmy) le soltaba una mirada de desprecio luego se quedo mirando como los otros iban entrando.

Menudo idiota, el típico que se cree un tipo duro siempre hay alguno y siempre son los mas estúpidos, de todos seguro que ha sido el que jugando ha detonado las minas. Soltó otro bufido y después escucho el comentario.

-Si chaval, mira te das la vuelta y sales recto hasta los matorrales no tiene perdida,  pero esta vez no detones ninguna mina.- dijo mientras pasaba por delante de el y se ponía al lado de Albert y le dedico una sonrisa burlona.

- como entenderás aun no nos hemos podido ponernos cómodos ni deshacer maletas, siéntete libre de explorar si quieres pero no nos toques los huevos- Esta vez había borrado la sonrisa de su boca y su tono era duro y serio al igual que su rostro.

Los 5 hombres se hallaban en el interior de la casa. Todos compartían una botella de licor hallado en uno de los armarios. Tendría mucho tiempo y no quedaba mucho pero ayudó a calentar a los nuevos inquilino de la vivienda y ha mejorar su humor y moral.

Decidieron que lo mejor era nombra a alguien líder, ya que si cada uno iba por libre les costaría sobrevivir.
Alguien comentó que la mejor manera de nombrarlo era contando la historia de como habían llegado hasta ahí. Y la que mas gustara sería la historia del nuevo lider.ç

¡Vale, vale! ¡empiezo yo! ...- me remonto hacia unas dos noches atrás, cuando mi compañía y yo estabamos de camino a una posición que nuestro superior nos entregó por radio, ¡no teníamos la mínima idea del por qué nos la habían asignado, y qué había allí! de todos modos teníamos que obedecer, ¿así funcionan las cosas, no?. Por cosas de la vida nos encontramos con un bosque, ¡menuda mala pinta tenía! incluso uno de mis compañeros me lo dijo en una ocasión. Cruzabamos los estrechos paramos de aquel sitio, cuando una ráfaga de metralletas nos despertó por completo de nuestro silencio - ¡BANG BANG BANG BANG! - aquel sonido se repetía cada maldito segundo que estuviéramos allí. ¡MALDITOS ALEMANES, ESTABAN EN TODAS PARTES!, me cubrí y traté de ver lo que sucedía. ¡Vi cómo cada uno de mis compañeros caía al suelo, quedé en shock! así fue como sentí un golpe en la cabeza y desperté a la mañana siguiente. Ya pasada la hora, me vi envuelto en una multitud de cadáveres que entorpecían mi vista, me fijé que de tanto alboroto una gran roca que tenía sobre mi cabeza se me había caído y gracias a eso me desmallé - ¡qué suerte la mía! - traté de contactarme con mi superior, pero la radio estaba rota y me era imposible. Decidí emprender mi rumbo por la cabaña, tratando de olvidarme de todo lo sucedido anteriormente. - Suspiré un momento, queriendo simular mi pena, aunque nunca me interesó realmente la vida de mis compañeros (algo que nunca dejé visible para que lo interpretasen así) - Me encontré en el camino con este par (apunté a Nicolas Furnier y Wilfried Laurier) y emprendimos nuestro rumbo juntos. Caminamos durante varias horas hasta encontrar con esta casa y ahí finalizó todo.

Miré a todos a ver como reaccionaban al escuchar mi historia, en todo caso la mayoría me odiaba en el fondo - ¡dudo mucho qué alguien vote por este pobre desgraciado!

Vi que eran aliados los hombres del interior de la casa, en realidad aliados y enemigos eran conceptos que no me importaban demasiado; mientras que no me apuntaran a la cara me daba igual que fueran gabachos, espaguetis o yankis.

Me senté cerca de la chimenea, cogí una botella de licor y deshice un cigarrillo; saqué mi pipa y comencé a relatar mi historia.

Mi inglés era fluido pero mi acento era distinto al del resto de franceses -caballeros, yo no soy militar y no tengo una gran historia que contar, pero os explicaré cómo llegué hasta aqui- hago una pausa para fumar y continuo- yo vivo en una granja similar a esta, a medio día de camino de aquí, me gano la vida como leñador.- muestro mi hacha -hay pocas casas y muchos árboles, es un buen negocio... Tengo mujer y una hija, Joan y Margaret.-hago una pausa

-cuando estalló la guerra nos refugiamos en nuestra cabaña, no era seguro salir así que mientras yo trabajo las chicas se quedan en casa, no podía permitir que les pasará nada así que hice que dejaran el trabajo y la escuela; por su seguridad- bebo un trago largo- hace 2 meses se corrió la voz que había un coyote soplón que vendía la ubicación de las familias francesas de la zona, así que me aseguré de ocultar bien a mi familia y decidí... "Salir de caza" -en mi rostro se dibuja una sonrisa un poco macabra - en fin, hace un mes y medio que salí de mi hogar y he recorrido cuatro granjas pero no he hallado al "coyote", mi siguiente parada era está finca, pero parece que alguien se me ha adelantado...- doy una larga calada y doy por concluida mi historia.

Albert asintió con la cabeza ante las historias de los dos hombres. Solo eran más leña en la gigantesca máquina de la guerra. Un civil y un militar. Ambos no muy estables mentalmente, pero ¿Quien lo estaba en esta época que corría? Así pues solo recorría en el la más horrible de las indiferencias. LLevaba tiempo en esta mierda como para no haber visto o escuchado cosas peores. Solo ansiaba volver a Inglaterra y quizás llevar un poco de verdad a la isla.

Cogió algunas nueces, las quebró y se comió el contenido. Después miró con poca confianza a sus compañeros. No era ingleses como el bueno de Taffy, y ya se sabe que los ingleses solo podían confiar en los ingleses. Los otros eran traicioneros y mezquinos.

Sin embargo tenía que decir algo en esos momentos.

-Me llamo Albert, periodista del Telegraph. Soy de Inglaterra, de Liverpool. Se acomodó aún más en el incomodo asiento en el que estaba. -Sencillamente estaba cubriendo el frente cuando la artilleria dispersó la unidad que estaba acompañando. Acabé perdido y sin rumbo hasta dar con este maldito edificio que a veces me hace plantear si relmente no estaría mejor perdido.

Dicho esto, sacó su bloc de notas y el lapiz y empezó a apuntar las historias y la situación que estaban viviendo. Aquello que no se apunta se pierde para siempre en el abismo de la memoria.

me quedo sentado unos segundos con la mirada perdida procesando la información. Vaya Albert se había ganado su respeto haber aceptado ese destino siendo civil, tenia valor si señor claro que era Ingles, ademas el Telegraph era su periódico favorito.

por otro lado Wilfred Laurier se había ganado su simpatía era un civil atrapado en esta guerra ni lo había querido ni pedido y ahí estaba expulsado de su casa, era injusto.

-Bueno, supongo que es mi turno. Soy aviador líder de escuadrón para ser exactos, puede que este mal decirlo pero soy bastante bueno en el aire. suelto aire y prosigo. -Desde hacia 3 días estábamos sobrevolando el sector de Berdún, las ordenes eran muy  claras: tener ojos en el aire constantemente, era imperativo que hiciéramos reconocimiento de la zona alemana. Habíamos tenido algunas escaramuzas con pájaros germanos nada grave hasta ayer-. me quedo mirando al suelo un rato repasando mentalmente los acontecimiento del combate.

-Por Dios y San Jorge, el infierno estaba en el cielo ese día os lo puedo asegurar. los Krauts avanzaron con todo sobre Berdún por tierra y aire así que nos mandaron a hacer trabajo fue de locos nunca había visto tantos aviones juntos. Hicimos una formación abierta y empezó todo. Todo parecía ganado cuando de una humareda de algún incendio de tierra aparecieron un escuadrón de aviones todos de colores el puñetero circo volador, me lance con un barrido de ala y derribe al primero estaba en la cola de otro cuando el avión rojo se me engancho en la cola, intente maniobrar pero era demasiado bueno, maldito alemán de mierda que bueno es el cabrón, me derribo pero logre arreglármelas para aterrizar, luego di con esta granja tras deambular un rato y aquí estamos.

Al momento de la votación hice lo más lógico que haría cualquier hombre con un poco de cabeza. ¡Eh, eh! ¡yo voto por mí mismo! - ¡¿VAMOS?! ¡¿EN QUÉ MUNDO ALGUIEN HARÍA LO CONTRARIO?!

Albert movió la cabeza, no tenía ningún interés en ser el jefe, pero por lo menós que lo fuera un Inglés. -Voto por Taffy. Dijo lánguidamente.

me quedo mirando a donnie soltando un soplido - se nota a la legua que eres italiano chico- Digo con desden

-no creo que podamos aplicar rango militar en esta situación, por eso voto por Albert, si ha sobrevivido siendo civil a todo a esto sera por algo.-

La verdad es que ninguno de vosotros me inspira confianza alguna pero prefiero no dejar mi destino a un militar -voto por albert-

http://www.comunidadumbria.com/comunidad/foros/tem...

Albert se sorprendió al ser elegido lider de aquel extraño grupo de hombres. La verdad es que otros parecían más capacitados que el, un periodista en tiempo de guerra. Pero tampoco qüestionaría una decisión aceptada como hombres.

Se tocó levemente el mostacho, un gesto que tenía tan interiorizado que lo hacía casi involuntariamente, reflexionando un poco sobre qual era el curso de acción óptimo. La verdad es que necesitaban encontrar la manera de contactar con el exterior.

-De acuerdo, así que lider. Sonrió sin alegría, lleno de cansancio. -Lo primero que tenemos que hacer es descansar. Todos hemos pasado por mucho como para no permitirnos un pequeño obsequio. Después tendríamos que investigar la casa a ver si encontramos algún aparato de rádio o un viejo telegrafo para contactar con el exterior. Es imposible que lo antiguos moradores estuvieran incomunicados aquí.

Miró a los ojos a los otros hombres.

-¿Todos de acuerdo?

Claro, hombre. Todos de acuerdo - miré con un asco profundo a aquel repugnante leñador (Wilfrid Laurier). ¿Quién te crees, basura?

-Bien por mí, necesito descansar como el que más, pero alguien debería hacer guardia no?- pregunto James mientras se levantaba del sillón donde había estado sentado y estiraba sus brazos y bostezaba.

-Bueno soldado fusil al hombro y ojos abiertos despiertanos por la mañana quieres.- dijo mirando a brasco.