Partida Rol por web

Declani arrugó el ceño. Así que había alguien afuera, y ciertamente no sería alguien quien intentaría ayudarle, puesto que seguramente había notado cada vez que la hobbit abría la ventanita y no había comentado nada.

Era el momento de ver al otro lado y descubrir qué le esperaba cuando saliera de allí... Si lograba salir de allí. Una vez más activó el tirador y miró por la ventana.

Tras dedicar unos segundos a calmarse, Freddy procedió a revisar con la mayor meticulosidad de la que fue capaz cada rincón de la celda en la que se encontraba. Empezó por la puerta, y fue allí donde consiguió mover una especie de tirador que permitió abrir un ventanuco que sin duda debía estar destinado a pasar la comida al prisionero. Aunque dicho ventanuco era bastante pequeño, al abrirlo consiguió que la tenue luz que provenía del otro lado iluminara algo más la estancia, facilitándole así la posibilidad de examinar mejor el lugar. Pero antes de proseguir con su tarea, decidió acercarse a la abertura en la puerta para intentar observar algo de lo que pudiera haber al otro lado de la puerta.

Una vez revisada la puerta, Freddy continuó su recorrido sin mayores resultados, hasta que un breve brillo le hizo reparar con más atención en una de las esquinas del fondo de la celda. Al acercarse pudo comprobar que se trataba de una fina barra metálica, aparentemente atrapada allí en una especie de resina. Aquello era su mejor opción por el momento, así que se dispuso a tratar de mover aquella barra para sacarla de allí.

Cuando miras a través de la portezuela para la comida, observas que hay alguien en el pasillo. Es un hobbit, con las manos atadas a unas argollas que cuelgan de la pared. Te parece observar que tiene una mordaza en la boca. ¿Podría ser alguien conocido? ¡Sí! ¡Te parece que es Zinnia, Zinnia Hidalgo!

Cuando miras a través de la portezuela para la comida, observas que hay alguien en el pasillo. Es un hobbit, con las manos atadas a unas argollas que cuelgan de la pared. Te parece observar que tiene una mordaza en la boca. ¿Podría ser alguien conocido? ¡Sí! ¡Te parece que es Zinnia, Zinnia Hidalgo!

Declani se alegró de ver a un rostro conocido en ese momento, pero también sintió algo de aprensión al ver el modo en que se encontraba su compañera de estudios. Ostras, si Zinny era una manitas en pasar desapercibida, ¿cómo la habían cogido también?

Bueno, eso sería una idea para después. Ahora quizás podría darle una mano... o una varilla de metal con un gancho. ¿Estaría a suficiente distancia?

Con mucho cuidado, Declani fue sacando la varilla de metal por la ventanilla de la puerta, apuntando hacia la otra hobbit. -¡Psst, Zin! ¡No te vayas a mover!- Le dijo, esperando que la chica reconociera su voz. Sin embargo, una varilla de metal de un metro de largo no era tan fácil de maniobrar como ganzúas pequeñas.

-Ostraaaaas...- Dijo, viendo como la vara no terminaba de engancharse en la tela, y temiendo hacerle daño con el gancho a la Hidalgo, desistió. Volvió a meter la varilla con cuidado, rezongando. -Vale, no fue muy buena idea.- Dijo, mirando por la ventanita. -¿Has visto a alguien más? ¿Hay guardias cerca?-

Mientras estás aún pensando qué hacer, escuchas una voz, procedente de una de las puertas que hay junto a ti (en concreto, de la más cercana a ti por la derecha):  -¡Psst, Zin! ¡No te vayas a mover! - ¡Parece la voz de Declani! Y entonces ves algo muy raro: hay un brazo saliendo por una abertura en la puerta, empuñando lo que parece una varilla de metal. 

Te da la impresión de que la varilla se está acercando a ti. Quizá para quitarte la mordaza, ¡o quizás para sacarte un ojo!

Freddy entrecerró los ojos, concentrado, para tratar de observar lo mejor posible lo que pudiera haber al otro lado del ventanuco. Parecía que en el pasillo se encontraba otro hobbit, encadenado a la pared y amordazado. Solo un par de segundos más de observación le hicieron caer en la cuenta: Conocía a aquel hobbit, o mejor dicho, a aquella hobbit. ¡Era su compañera Zinnia!

Aun no tenía claras sus opciones, pero el hecho de descubrir que su compañera estaba al otro lado le animó y le preocupó a partes iguales. Volvió rápidamente hasta donde se encontraba aquella palanca que había descubierto y tiró de ella con todas sus fuerzas, con la intención de hacerse con ella. Al momento volvió a acercarse hasta el ventanuco y a media voz, intentando ser discreto y no hacer demasiado ruido, se dirigió a su compañera.

-¡Eh, eh, Zinny! ¡Soy yo, Freddy! ¿Estás bien?

Esperaba que la Hidalgo estuviera consciente, y pudiera al menos mover la cabeza para responder a su pregunta.

Mientras decides qué hacer escuchas un sonido que viene de otra de las celdas: -¡Eh, eh, Zinny! ¡Soy yo, Freddy! ¿Estás bien?

La lucha por quitarse la mordaza fue más incómoda que útil. Mientras, parpadeaba y sus ojos se iban acostumbrando a la luz de la oscuridad del lugar. Miraba a cada rincón, buscando la manera de deshacerse del amarre y la mordaza aunque siguió siendo bastante inútil.

De pronto, los ruidos que aparecieron captaron su atención y se mantuvo, quieta como un conejillo sorprendido en el camino, y buscó con sus ojos la procedencia de dichos sonidos.

Una voz que conocía muy bien, hizo que mirase hacia su derecha, a una de esas puertas que estaban a su lado y entonces reconoció la voz de Declani. - ¡Hmmfffmmd! - Hizo algún sonido con su boca, dijo el nombre de su compañera tras la mordaza, aunque sonó a gimoteos y no a nada audible. Luego dio un pequeño respingo al ver cómo salía un brazo con una varilla. Se tensó y trató de no moverse, aunque ahora le daba miedo que Declani se equivocase, y le saltara un ojo.

Otra voz aparecía en la sala, mientras no dejaba de mirar esa mano que se extendía hacia ella con la varilla. Se tomó un segundo para mirar de reojo hacia la puerta, no quería moverse aunque quería saber si se trataba de Ricky; pero no, era Freddy. - ¡Hmmm! - Fue lo único que dijo, en un intento de decir que estaba bien. Resopló tras la mordaza, cansada.

Por mucho que lo intentó, Declani fue incapaz de sacarle la mordaza a Zinny. Probablemente le distrajo escuchar una voz que decía. 

-¡Eh, eh, Zinny! ¡Soy yo, Freddy! ¿Estás bien?

La voz parecía proceder de la celda de al lado, y aunque había sonado un poco bajita, estaba segura de que se trataba de su amigo Trillo.

-¿¡Freddy!?- La voz de la pelirroja reflejaba alegría y, bueno, ¿para que negarlo? un gran nivel de sorpresa. -Ostras, ¿pudiste desatarte solo?- Dijo incrédula. Al final el bonachón Trillo estaba mucho más preparado a nivel práctico y no sólo teórico, algo que en ese momento les convenía bastante.

-Zinny, espera, a ver si en conjunto podemos sacarte de allí. ¿Te duelen los brazos?- Que horror que tuvieran a la pobre en aquella posición, vaya. -Fred, yo encontré una vara de metal en una de las esquinas de mi habitación, ¿y tú? Pensé usarla para quitarle la mordaza a Zin--...- La pelirroja parpadeó. -¡Un momento! Zin, ¿puedes ver desde donde estás en donde están los cerrojos de nuestras respectivas puertas?- ¿Quizás para eso eran las varas? ¿Para intentar abrir las puertas desde afuera?

-Ostras, ¿pudiste desatarte solo?

Después de todo ese rato usando la cabeza a mil revoluciones, casi estaba empezando a olvidarse de la complicación que suponía manejarse con las manos atadas. Bien es cierto que hasta el momento aquella complicación solo había servido para retrasar y entorpecer un poco el examen de su celda, pero tal vez ahora iba a resultar un serio inconveniente.

Fue en ese instante en que reconoció la voz. No era de Zinny, que estaba amordazada. ¡Declani!

-¡Declani!-Por lo que había entendido de sus palabras, ella parecía encontrarse en una celda parecida a la suya, al otro lado del pasillo donde se encontraba retenida Zinny.-Eh... No, aun sigo con las manos atadas. Pude quitarme la capucha y... lo siguiente que he hecho ha sido examinar bien toda la celda donde estoy. ¡Yo también he encontrado una palanca como la que dices! Pero con las manos atadas no se si podré manejarla por el ventanuco.

Tal vez podría... El hobbit se quedó mirando hacia sus manos atadas que blandían la barra metálica, pensando cómo demonios podría hacer para intentar liberarse de sus ataduras y facilitar sus movimientos.

Mientras estás sentado en el suelo te parece oír voces al otro lado de la puerta. De hecho, te resulta familiares...

Quizá entre los dos podrían quitarle la mordaza a Zinnia, pero Freddy no podía manejarse muy bien con las manos atadas. Tenía que quitarse esas cuerdas si quería ser de ayuda.

Declani le preguntó algo a Zinnia, pero la verdad es que su amiga solo podía responder con "Hummmpf" y hasta con "Hmmm", pero poco más. Eso sí, podía intentar ver si eso que le había preguntado Declani sobre las cerraduras era cierto.

Al sentir voces familiares, Rick primero hace un reconocimiento de las voces para asegurar que son amistosas, de ser así, golpeará la puerta lo suficiente fuerte como para ser "una llamada educada a la puerta de su vecino", tratando de no alertar a ningún guardia y pedir ayuda diciendo con una voz de conversación moderada: - Chicos, soy Ricciardo. Estoy aquí encerrado. -