Partida Rol por web

Un nuevo día amanece en Invernalia. El día pactado. Pues todos los Lores del Norte y sus más significantes vasallos y nobles menores han llegado a la ciudad que rige el Norte. Hoy empezará la marcha hacia las Tierras de los Ríos, ha habido varias deliberaciones en torno al lugar del casamiento, pero por motivos estratégicos se decidió realizar en el hogar de los Mallister, de esta forma, las casas de las tierras de los ríos, más suspicaces ante el reinado de Bran, se verían más cómodas al no tener que viajar demasiado... y se aprovechaba la marcha para bajar parte del ejército hacia el Sur y así poder tenerlo alerta ante los posibles futuros acontecimientos.

El matrimonio entre Jonah Umber y Alliana Mallister se había considerado una cuestión Real ya que significa la unión entre el Norte y el Tridente. 

La casa Umber, una de las más leales a su majestad, el Rey Bran Stark, ha demostrado estar muy segura de la unión y Jonah Umber, un hombre enamorado, no ha dejado de pasearse entre la gente animándola en el largo viaje que os espera. 

Los Glover y los Mormont aparecen en Invernalia con sus ejércitos al servicio de Bran Stark. 300 hombres a pie, 200 competentes y 100 inexpertos por parte de los Glover y 100 arqueros competentes, 100 infantes competentes por parte de los Mormont, encabezados por Joren Mormont, hermano de Alysane Mormont, que no ha podido acompañarle.

Los hombres de los Manderly y de los Reed se os unirán en el cuello junto con sus respectivos señores, para acudir todos a la boda. 

El destacamento de los Umber, afincado en Invernalia consta de 400 hombres a pie, 200 competentes y 100 veteranos y de 150 veteranos del Lobo. Por parte de los Stark bajarán 600 veteranos del Lobo y 3000 infantes, 400 veteranos y 2600 veteranos. También 500 jinetes veteranos. 

La flota Norteña se quedará guardando las costas para prevenir posibles incursiones futuras. De esta forma, casi la mitad del ejército Norteño partirá para unirse al Ribereño. 

Os levantáis con el ruido del patio. Las primeras luces del alba entran en cada una de vuestras habitaciones y el ruido de todos los que han llegado y forman en el patio también os despierta. Hoy es el día de la marcha hacia las tierras de los ríos y se había acordado un desayuno entre todas las figuras más destacadas que formarán parte en la comitiva. 

La noticia de la boda te llega de boca de Lord Ryge, al parecer ha sido invitado y por lo que ha averiguado, no hay mención para ti. No has sido invitado, no al menos oficialmente. 

Las órdenes de Bran son claras, todos los nobles deberán acudir a la boda con parte de sus ejércitos para así poder reunirse y estar preparados para todo lo que pudiera avecinarse. Recuerdas cómo Lord Ryge dobló la carta en sus manos y la tiró al suelo. No parecía muy contento con aquellas indicaciones y tampoco con la boda. 

De aquello habían pasado 2 noches y te encuentras paseando por las afueras del castillo de la familia Ryge, han comenzado los preparativos para partir a la boda y los hombres empiezan a reunirse y a armarse para unirse al ejército real de su majestad Bran Stark.

Invernalia, por fin. Allí se levantaba la Gran Fortaleza del Rey Bran Stark, delante de ti. Había sido un viaje duro pero por fin, con las primeras luces del alba, llegabais. Puntuales. 

Las órdenes de Bran habían estado claras, todos los hombres importantes del Norte debían acudir con parte de sus ejércitos para unir un gran ejército en las Tierras de los Ríos por lo que pudiera avecinarse. Tu hermana había estimado oportuno quedarse en casa, trabajar con diligencia para echar los rumores de vuestras tierras, rumores que decían que ayudasteis a los Bolton... que tramáis contra Bran. Y has podido notar como alguna mirada suspicaz se ha posado en ti durante el viaje, sin duda incómodo. Pero Bran no ha hecho caso de los rumores y sabéis que Jonh Umber, el futuro marido de Aliane Mallister, ha mostrado su apoyo hacia vosotros. 

Entras en Invernalia con un contingente de 100 infantes y 100 arqueros. 

Un nuevo día amanece en el hogar de los Blackwood. El día de la partida ha llegado. Tu señor ha encargado que parte de los hombres de armas partan rumbo al Tridente, al hogar de los Mallister, donde se celebrará la boda entre la casa Mallister y la casa Umber. El Rey Bran ha decretado que más de la mitad del ejército Norteño baje y se asiente en las Tierras de los Ríos por lo que pudiera suceder en un futuro venidero. 

Tu misión, encargada por tu señor en persona, es dirigir a los hombres, cerca de la comitiva de nobles, que asistirán a la boda, asegurándote de que los hombres parten en buenas condiciones y todo está bien. El sobrino del señor Blackwood te acompañará para ir cogiendo experiencia. 

Bajas a desayunar antes de partir a realizar tus tareas y te encuentras a Ser Neal, sobrino de tu señor, de apenas unos 18 años, está preparado y dispuesto a acompañarte, una sonrisa se dibuja en su rostro. Ha escuchado las historias que se cuentan de tus batallas y de tu lealtad, sin duda te admira. 

Hoy era el día tan importante para el que había planificado y preparado durante semanas. Esta boda seria importante el nuevo reino del norte y como leales a las casa Stark debiamos estar presentes para dar el ejemplo.

Se dedico a ejercitar un poco antes de salir de su cuarto, queria notar cualquier malestar que tuviera temprano a la mañana para estar preparado. Hacia años que no se levantaba con algun dolor y sus piernas muchas veces le pedian un descanso. Pero sabia que hoy no seria el día que fuera a descansar y mañana tampoco, solo el extraño lo obligaria a descansar. Aunque esperaba que no lo hiciera en algunos años mas.

 Se vistió como siempre con su armadura y espada en el costado. Cuando estuvo listo bajo de su habitación para ver a las tropas presente frente a él, las examino mientras pensaba como podía ser la mejor forma de seguir las ordenes del señor. Miro que el sobrino de su señor estaba junto a él.

Buenos días Sir Neal. Dijo con seriedad en un principio antes de darle una sonrisa amistosa. El chico era un amable y bueno siguiendo sus ordenes, talvez por la admiración. Espero que estes listo y no deba recordarte la importancia de esta boda. Estaremos a prueba todo el viaje y tu tio esperara lo mejor de nosotros. Le explico con calma mientras le ponia una mano en su hombro para darle confianza.

Volvio su vista al ejercito y llamo a los comandantes de cada grupo. Ya tenia ideado dejar un buen numero de tropas en la casa, para que cuiden el castillo por los ejercitos del otro rey y talvez de casas con lealtad dudosa. Mientras una menor parte del ejercito iria a la boda, sabiendo que los soldados del norte pueden aguantar con algunas tropas menos de esta casa.

Desperté y pedí un poco de agua para asearme, esta iba a ser una ocasión especial y el nombre del Norte debía quedar en el lugar que le correspondía.

Me puse el jubón negro, el armadura de cuero encima y un broche que había mandado a hacer con forma de cabeza de lobo, símbolo de mi lealtad hacia los Stark y mi admiración hacia el rey Bran.

Me termine de vestir, cubriéndome con la capa negra y tomando las armas para ir al encuentro de las tropas, como jefe de los exploradores debía de presentar mis respetos a los lores y líderes de las demás unidades.

Nuevamente una misión importante, aunque sea solo un evento social, esta unión cambia todo y que salga a la perfección es de vital importancia para el reino...

Tras pensar en ello, salí fuera en busca de recibir a los recién llegados.

Caminaba dando grandes pasos, con la mano sobre la empuñadura de la daga, a modo de apoyo.

Tras ver la fortaleza me soné el cuello y tomé un trago de vino, haciendo un buche y escupiendo hacía un costado, habíamos llegado finalmente a la mejor fortaleza en todo el norte, la casa de nuestros señores.

El viaje había sido largo y arduo, sobretodo por la mala compañía y las miradas incómodas, ciertamente no estaba del mejor humor, odiaba que desconfiaran de mi o mi familia y el apoyo de Lord Umber había sido un gran consuelo y probablemente la razón por la que había decidido dirigir la comitiva de hombres que mi hermana envió.

Bien, es la mejor casa del norte y tienen el mejor ejercito, veamos si en verdad reciben a los huespedes con la mejor de las bienvenidas, no pretenderán que partamos de inmediato cuándo recién hemos llegado...

Paseaba por la zona mientras pensaba en las noticias que habian llegado hacia dos días -Maldito tullido ¿Cual es tu plan? Que acudas a la boda es demasiado tentador ¿Pero cual es la trampa? ¿Nuestra reunión o la boda? ¿O no tienes intención de que nuestra reunión se celebre? ¿Intentaras matarme aprovechando que has reunido a un gran numero de tropas para la boda?- Mientras le daba vueltas a todas estas preguntas que llevaba haciendome desde hace dos días decidí que todo era demasiado complicado y que una de mis especialidades era volver simple lo complicado asi que con el principio de un plan en la cabeza me dirigí hacia el castillo para hablar con lord Ryger

Cuando desperto tardo un tiempo importante en sacarse todas las piles que había pedido para dormir caliente. La sangre de Dorne no podía dificultarle mas su estadía en la casa de los Stark, en principio parecia que podía acostumbrarse al frio pero varios días con la misma temperatura baja empezo a afectarle.

Por suerte con los ruidos de afuera se marcaba el comienzo de la travesía devuelta al sur o para la mayoría seria su primera marcha al sur luego de años de paz. Se empezo a vestir mientras contemplaba las tropas por su ventana. Se notaba a plena vista el poderío de muchas casas y él aun siendo algo verde en estas cuestiones estaba impresionado.

Cuando termino de vestirse salio de su habitación, pasando por la de Konrad para ver si se encontraba despierto. Esperaba desayunar una ultima vez con su amigo y preparar todo el equipaje para el viaje. Lo otro seria ver como se encuentra Lady Missandei y Jean, no había tenido tiempo para charlar con ellos luego de la ultima reunión que habían tenido con el Rey Bran. Aunque estaba seguro que la Lady no tendría en gracia mi presencia, luego de los eventos que se desataron en la reunion. Pero no importaba cuanto lo meditaba Symon, creia que había hecho la decisión indicada en ese momento aun a costa de perder los ultimos dragones en existencia.

Tu señor Jojen Reed te manda llamar. Sospechas de lo que va a hablarte, de la boda de el Umber con la Mallister. Desde que Meera, hermana de tu señor partió a Invernalia para vivir con el Rey Bran, Jojen se ha sumido en una tristeza profunda. Aunque vuestro señor no la saca a pasear en público, es un buen señor.

Cuando sales de tu casa, adyacente al castillo, puedes ver como las tropas de los Reed se están organizando en el patio. Muchos estandartes y parafernalia, infantería preparada. Parece que vuestro señor está reuniendo el ejército. Por lo que puedes averiguar, cuando Bran baje desde Invernalia rumbo a la boda, pasará por vuestra Atalaya y recogerá parte del ejército del cuello, que dirige vuestro señor Reed. 

Cuando llegas a la puerta del castillo uno de los guardias, Ser Iulio, un joven imberbe todavía, te acompaña hacia el despacho del señor Reed y una vez llegas allí abre la puerta para indicarte que pases. Has hecho ese camino muchas veces... pero sinduda el protocolo manda que no lo hagas solo. 

Ves a tu señor, de pie, mirando por su ventana al horizonte. Al percatarse que estás ahí se gira y te saluda. 

- Señor Burnster - te saluda con cortesía y te invita a sentarte.

Te diriges hacia el castillo del señor Ryge meditando sobre el asunto de la boda y del Rey. Sin duda alguna todo parece extraño. Durante estos días no ha habido movimiento en el castillo ni en sus tierras, a pesar de la petición del Rey de acercar el ejército... Lord Ryge no ha convocado a sus banderizos ni ha comenzado a reunir las tropas. 

Cuando entras, los guardias se abren a tu paso sabes que muchos de ellos comparten vuestras opiniones respecto al Tullido del Rey Bran. 

Por los pasillos lo ves todo en calma, la noche ha caído hace poco y sin duda cada uno tiene sus asuntos que atender. Encuentras a Lord Ryge en una de las capillas, te dicen que está pidiendo consejo y esperas a que termine. La capilla, con efigies de los 7 está presidida por el Septón, que no dice nada y allí está Lord Ryge, arrodillado y meditabundo. 

Pasan unos minutos hasta que finalmente se levanta y tras cruzar unas palabras con el Septón sale de allí junto a él. Al percatarse de tu presencia se para a tu lado y te saluda. 

- Hoster - te dice con respeto. El septón inclina su cabeza a modo de respeto y saludo hacia ti. - Tiempos de cambio se avecinan... y mi mente ha sido perturbada por numerosas opciones y posibilidades - te explica - He pensado en enviar emisarios a aquellos que se que comparten mi pensamiento - te mira - Nuestro pensamiento, pero dudo si pedir el apoyo expreso y aparecer allí unidos... o pedir que no asistan a la boda - susurra.

Os encontráis junto a la capilla y con vosotros está el Septón y varios de los hombres de Lord Ryge, todos ellos de plena confianza.

Cuando entras al patio del castillo puedes comprobar que el ejército Norteño es muy numeroso, el poderoso ejército de Bran, unido a los destacamentos que las demás casas habéis unido a él, hacen sin duda que el poder bélico del Norte se palpe en el ambiente. 

Numerosos estandartes de las casas del Norte se mezclan con la gran cantidad de estandartes del Lobo Huargo. Los hombres se abren a vuestro paso y una figura sale para cortaros el paso. Es Efraías Cassel, lo conoces, jefe de la guardia de los Stark, un buen hombre, más o menos de tu edad, alguna vez habéis compartido escaramuzas en nombre del Rey Bran. Hace una leve reverencia.

- Mozo - dice a uno de los guardias que hay cerca de vosotros - Recoged las cosas del señor Mormont e indicad a sus hombres dónde deben acampar - dice dando la orden y varios se acercan a vuestros hombres para ayudarlos con el equipaje y el armamento. 

Cuando todo parece en camino se acerca a ti.

- No os esperaba tan puntuales, Mormont - dice con una sonrisa - En estos tiempos inciertos siempre es buena nueva recibir amigos, mi Rey Bran os da la bienvenida.. Espero que vuestro viaje haya sido tranquilo

-Para eso venía a veros- Digo mirando a lord Ryger fijamente -Iremos a esa boda y todos asistiremos, sin que falte ni uno. Pero avisad a todos que estén preparados- Reflexioné unos momentos antes de continuar -Yo iré con vosotros disfrazado como hombre de armas, mis hombres estarán en las cercanias para provocar una distracción si es necesario. Quiero que le pregunteis al tullido directamente si piensa hacer algo con los soldados muertos en las tierras de los ríos y según responda actuaremos- Acabo dándome la vuelta y soltando una frase final de espaldas -Si accede a la reunión conmigo no haremos nada, si todo es una trampa tendremos la oportunidad de descabezar a su ejército

- La boda es importante mi señor, porque significa la unión de las Tierras de los Ríos  y el Norte - dice Ser Neal como si se hubiera aprendido la frase de memoria - Mi tío está seguro de que si nos unimos y dejamos las diferencias podremos tener un reino próspero - dice con la fuerza propia de alguien de su edad y que nunca ha tenido que pasar ninguna penuria. 

Avanzáis por el patio, preparados con las ropas, pero sin poneros todavía la armadura. Los jefes de cada escuadra dan un paso al frente y se reúnen contigo.

El capitán de los marineros, Onthac, el capitán de los jinetes, Ser William, el encargado de los arqueros y batidores, el señor Jon y el que dirige a las tropas a pie, el muchacho Ser Neal. 

Todos te miran expectantes y tras los respetuosos saludos y cortesías esperan tus indicaciones.

Lord Ryge asiente ante tus palabras aunque puedes notarle ligeramente reticente. 

- Comparto vuestras palabras, Hoster, las comparto, no lo dudéis - Lord Ryge se cruza de brazos - Enviaré cuervos a mis aliados y amigos, haz lo propio con los tuyos, luego marcharemos a esa boda. Es mejor si viajas de incógnito, tal vez así podamos averiguar si es una trampa o no. No creo que el tullido maquine nada, pero a saber quien le susurra al oído ... - murmura - Los 7 nos asistan - dice - Si algo sale mal.. estaremos en el medio de todo el ejército Norteño - dice y carraspea.

Mire con atención la gran cantidad de estandartes y como todos se estaban acomodando en aquel lugar, Invernalia era muchísimo más grande de lo que se veía por fuera y el hecho de como la gran cantidad de hombres entraban cómodos en el lugar, lo comprobaba.

Al escuchar la voz de Cassel sonreí e hice un gesto con la mano a mis hombres para que siguieran sus instrucciones y las del mozo que ordeno acomodarlos.

Me acerque una vez estuvimos solos y le estreche la mano con fuerza, agarrándolo por encima de la muñeca:

-"Es un placer verte compañero y afortunadamente el viaje ha estado tranquilo, la mayoría de los hombres ansiosos por este festejo. Como han estado las cosas por estos lares?"-

Asintio firme y le otorgo una sonrisa de satisfacción al joven. Muy bien Sir Neal, aquella es la idea pero hay que ser precavidos y estar listos. Lo mira fijo como siempre hacia cuando queria que el joven o cualquier otro le prestara atención.

 Los años me han enseñado que no importa cuan positivo piense uno si no tienemos el poder para hacer nuestra voluntad, no cambiaremos nada. Ahora se acerca una guerra y todo pude cambiar muy rapido pero debemos permanecer fieles y firmes. Recuerda vuestra es la sangre de los primeros hombres, hombres que aguantaron penurias por siglos y lograron mantenerse en estas tierras a pesar de todo. Le explico en un tono duro pero sincero, usado por un maestro a su alumno. Al final palmeo su espalda con fuerza para enfatizar su ultimo punto.

Luego de las cortesías venian las ordenes que como siempre, era un tramite que a esta edad no aguantaba mucho pero lo hacia por respeto a sus hombres y las costumbres que nos gobernaban.  

Seguramente han escuchado y si no se los dire ahora. El Rey ha decidido bajar con una gran parte de su ejercito al sur, algo muy bueno para la situación en la que estabamos con los ejercitos del valla y los del rey Quetyn cerca. Se detuvo un poco para ver sus reacciones. Por estas razones prefiero no dejar sin defensa el castillo al que sirvo y por eso ordenare a varios de ustedes a dejar una gran parte de sus tropas aca…Otra vez se detuvo y miro seriamente a los comandantes. El rey necesitara tropas, eso es seguro pero nosotros necesitaremos un hogar al cual volver. Además se han escuchado rumores de casas de los Rios que podrían cambiar de bando y eso me inquieta aun mas. Comento aunque su tono no reflejaba en ningún momento ningún estado de nerviosismo, aquello seria una debilidad que nunca mostro a los hombres a su cargo.

Finalmente dio los numeros de tropas y espero por si alguno de ellos deseaba decir algo de los arreglos.

-Si algo sale mal mis hombres crearán una distracción lo suficientemente grande para que los mismisimos siete tuviesen que mirar- Digo mientras voy maquinando mis planes -Pero no os preocupeis. Nada saldrá mal. Lo más seguro es que todo se desarrolle con tranquilidad y yo tenga la oportunidad de averiguar parte de los planes del tullido- Me doy la vuelta para salir del septo y empezar a poner las cosas en movimiento -Avisaré a mis hombres y planearé la distracción, vos conseguidme ropas de incognito. Nos reuniremos en cuanto vuestros banderizos y aliados comiencen a moverse

Una nueva mañana amaneció entre los gruesos muros de invernalia. Desafortunadamente el casi congelado Jean ya llevaba unas horas despierto. Nunca le había gustado quejarse, no era lo suyo, aunque parecía que desde que habían comenzado a subir hacia el norte era más suyo que de otros, pues todos esos caballeros enfundados en sus armaduras no solían quejarse de ese maldito frío que los aquejaba. Sencillamente no podía entender como estos norteños podían aguantar aquí arriba todas las lunas. Había oído de las cálidas habitaciones reales, construidas sobre el corazón del cálido lago. Ya llevaba unas horas pensando en ellos, aunque al ver el primer rayo de sol pensó que debería levantarse. 

Agarrotado, de los pies a la cabeza se levantó despacio, posó los pies en el frío suelo y cubrió su cuerpo lleno de cicatrices con la pesada túnica que solía llevar día sí día también. Repasó todos los bolsillos como hacía cada mañana, todo estaba en su sitio. 

Salió de la confortable habitación a un todavía más frío corredor. Bajó y se dirigió hacía el bosque de Dioses, aquel lugar había encandilado a Jean, esa placidez, esa tranquilidad y por qué no decirlo también ese calor que emanaba del lago, eran algo sencillamente reconfortante e increíble. 

Poco después, o tal vez algunas horas después, en aquel lugar el tiempo pasaba tan despacio y al mismo tiempo tan rápido... comenzaron a oirse ruidos en el patio de armas, hombre tosiendo y escupiendo, otros maldiciendo y otros sencillamente comenzando a trabajar. Era hora había que ir a tomar un buen desayuno. Si bien la compañía no era la mejor del mundo, era la compañía que tenía...