Partida Rol por web

 Viendo lo que el enmascarado trataba de hacer, no lo dudé y me latiré de las riendas, con el fin de que mi montura se alejara de su filo, mientras gritaba:

 - ¡Traición!

 Si lograba poner mi caballo a salvo con Gark, cabalgaría junto al aliado más cercano, para poner a salvo a mi pasajero, para luego ir a por el enmascarado...

Gaheris nada puede hacer ante el golpe del hombre enmascarado, que cercena el cuello de su montura sin dudar y sin fallar ni un milímetro. El apuesto soldado cayó al suelo, junto a la mujer bárbara que no dudó en alejarse y juntarse con los montañeses que estaban de parte del misterioso enmascarado.

Sir Bane estaba en el suelo y solo lo separaba de su posible ejecutor el cadáver de su caballo y una mujer montañesa que se había interpuesto con celeridad entre ambos.

Ser Mery, no ensuciéis el filo de vuestra arma con un enemigo que no es tal. Creo saber porque habéis venido a estas tierras, para uniros a la defensa del verdadero rey, del dios de los Siete. Podemos ir todos juntos hasta el Nido del Águila para que allí le ofrezcáis vuestros respetos de la forma que mejor sabéis -dijo la mujer mirando al caballero de armadura y máscara -estoy segura de que, si os unís a nosotros, podréis cumplir todo aquello que deseéis hacer.

 Me apresuré a levantarme, aprovechando el respiro que Kaya que proporcionaba, y me apresuré a desenvainar mi espada, con una mirada fría como el hielo...

 Se había terminado el hablar, alguien hoy iba a morir...

 A continuación dí un rodeo, para evitar a la mujer, y ataqué con una fría furia al caballero enmascarado...

En cuanto Brock vió el movimiento del enmascarado, sus dedos soltaron la cuerda que mantenían tensada y la flecha salió silvando hacia su objetivo, durante su vuelo la espada cercenó el cuello del leal animal me montaba el caballero y la sangre manó a borbotones de la herida, dejando a ser Gaheris expuesto al filo del arma.

La flecha fué la señal que los hombres del Lannister tenían que esperar, ellos también atacaron.

¡Dejadlo en un mano a mano!, El chaval se ha molestado. Dije al aire moviéndome hacia un lado para no ser objeto de la ira del jinete. Me apetecía ésta reyerta y lo que significaría para los salvajes, pero sin su beneplácito no me era de más utilidad que la de hacer algo de gimnasia.

Pese a ello no podía dejar de responderle y aunque más preocupado por la posible avalancha de hachas y espadas le lancé a ponienti un sablazo lateral.