Partida Rol por web

Los golpes están siendo más contundentes de lo que pensé en un principio, pero entonces el que una vez fué nuestro hermano habla. Le miro con decepción en los ojos. Sin embargo nuestros enemigos se mueven con rapidez, me preparo para la batalla tensando los músculos.

Puede que te sientas decepcionado, William, pero eventualmente el juramento que hicimos volverá... y te arrepentirás de tu decisión.

Le replico, miro entonces hacia el gran número de soldados, y entredientes hablo.

Yo os cubro, hermanos.

Declaro abiertamente mis intenciones.

Me encontré demasiado ocupado con los molestos soldados del oscuro como para dedicar a perder el tiempo con su comandante. Y menos teniendo en cuenta quien era. Pese a que no estaba del todo seguro, tampoco me sorprendió, ya que tenía mis sospechas. Una posibilidad que preferí desechar en su momento creyendo que o bien, habían fallado en la honorable misión de convertirse en caballero, o como segunda opción renunciar al juramente que hace tiempo pronunciamos.

Por desgracia fue aquello último. - No eres más que un traidor. Eso es lo que eres. - Masqué con frialdad aquellas palabras. De mí no obtendría el perdón ni nada por el estilo. En todos los jardines existían manzanas podridas. Sin excepción.

El intercambio de ataques entre sus súbditos y nosotros no me dio para más. Eran demasiados, teníamos la desventaja táctica, y fui incapaz de esquivar todos los golpes que fueron dirigidos a mi cuerpo provocándome una leve rasguño, afectando más a mi orgullo que otra cosa.

Sentí el cosmos de mi camarada crecer. Yo haría lo mismo. Alcé el mío con determinación declarando mi siguiente acción. - Time Impulse - No dejaría a ninguno de mis enemigos en pie, no se merecerían un resultado diferente. Una gran energía envolvió mi cuerpo, la percepción del tiempo cambió, a mis ojos su compás disminuyó diametralmente opuesto a la velocidad de mi cuerpo.

Ataqué rápidamente a mis enemigos con la intención de quitármelos cuanto antes.  

Para mí aún no había acabado, mi cuerpo....se pudo mover más rápido de la habitual desafiando la realidad. Cerré los ojos durante un instante, una milésima de segundo concentrándome en ver lo que mis ojos no pudieron, quizás obtuviese así información relevante o una ventaja táctica. Sin embargo no fue todo, de un salto me movió hasta que mi espalda se apoyó a la de mi camarada, el caballero Ryu de la constelación de la Cruz de Sur. Y todo por un precio, tantas acciones y la falta de experiencia provocaron que mi defensa bajase.

"Necesito más entrenamiento" - Me dije a mí mismo a modo de sermón. La arrogancia nunca fue ni nunca sería una buena consejera. En una situación difícil lo mejor fue apoyarse en los compañeros ante la obvia desventaja. Rodeados de soldados, que pese a que no eran tan fuertes su número les hacía ser más peligroso de lo que aparentaron. Y por si fuese poco...William. Lo sospeché desde su ausencia en la reunión, pero no quise creerlo, tuve mis dudas antes de entrar al poblado. Y sin embargo allí estaba él haciéndome preguntar que sería de Miguel, si corrió la misma suerte...o no. 

Mi expresión se endureció y las dudas no cesaron en su empeño en doblegar mi determinación.

Lanzo otros dos ataques hacia los soldados que me rodean, el primer impacto golpea de lleno mientras que el segundo no es tan satisfactorio.

- Sigamos atacando. No deis cuartel a los seguidores de Hades.

Athan siguió golpeando al grupo de soldados que tenían delante suyo mientras finalizaba una técnica de combate. El tiempo pareció ralentizarse a su alrededor. Aunque no eran muy fuertes sabía que el número estaba a su favor, así que decidió acercarse a Ryu y ponerse espalda contra espalda para poder acabar cuanto antes con ellos.
El caballero del Horologium acabó facilmente con uno de los soldados, luego simplemente saltó a traves de ellos y cayó al lado de su hermano de batalla. El salto pareció sencillo, pero no por ello menos gracil o impresionante.

En cuanto estuvo al lado del Caballero de la Cruz del Sur el tiempo pareció volver a activarse para sus enemigos, y aunque había caído uno, el joven se volvió a confiar. Creía que su salto le había alejado de ellos y no fue así. Los soldados consiguieron atravesar sus defensas. No fue mucho daño, pero el caso es que le habían tocado. Otra vez

Por su parte Ryu golpeaba con toda la potencia que le permitían sus poderosas patadas, y con cada golpe caía un soldado de Hades. Estos trataron de contratacar. Pero aunque pudieron sobrepasar sus defensas por poco, no pudieron atravesar su armadura.
Lo peor de todo es que los dos grupos de enemigos se unieron. Ya no estaban peleando cada uno con un grupo de siete y otro de nueve. Ahora ambos peleaban contra un grupo de dieciseis.

Mientras, Mikhail se había encarado al comandante de los soldados. No sólo eso, si no que lo llamó por su nombre. Lo cual confirmó las temibles sospechas de Athan. Pero ni siquiera eso impidió que tanto él como Ryu se estremecieran al ver a uno de sus hermanos trabajar para el señor del inframundo.

El que Mikhail ignorara al grupo de soldados que tenía al lado suyo, no quería decir que estos le ignoraran a él. Con una furia casi salvaje, se avalanzaron contra el caballero de la Hydra todos a una. En verdad el joven debía presatarles toda su atención si no quería quedar herido.

No pretendo perder de vista al comandante... sin embargo los soldados atacan incesantemente con el propósito de terminar conmigo, aprieto los dientes y les lanzo una mirada furibunda mientras lucho por detener los golpes con todo lo que se me ha enseñado, son muchos, pero confío en mi habilidad.

Siento cómo el sudor recorre mi frente mientras doy lo mejor de mí mismo para detener la furiosa embestida, sin embargo, parece que no va a ser suficiente, dado que soy capaz de sentir cómo sus golpes me dañan.

La horda de soldados oscuros se lanzan salvajemente contra Mikhail. Este no se lo esperaba y apenas puede reaccionar. Aun así podría haber sido peor, mucho peor. Pues la armadura de la Hydra le protege de la mayoría de golpes.

Afortunadamente, o no, el Caballero del Leviathan no hace muestras de atacar. Tan sólo os observa.

Ryu sigue con su estrategia pese a que el número de enemigos acababa de aumentar, pero mientras nos atacaran a nosotros dejarían en paz a los aldeanos.

Y de nuevo recibí un golpe, otro rasguño, y ya fueron en dos ocasiones que mi defensa fue insuficiente. Al menos pude quitarme de encima a uno de aquellas escorias molestas. Sin embargo el número costaba reducirlo.Con mi maniobra la situación táctica de Ryu y mía cambió, juntándose los dos grupos enemigos en uno.

Pero había más preocupaciones, en primer lugar William, que pese a llegar a tener sospechas, que esté en mi presencia con la armadura enemiga, me afectó más de lo que pensé. Preguntándome si Miguel había hecho lo mismo, era una posibilidad, desagradable pero posible.

Las preocupaciones nunca venían solas. - Ten cuidado Mikhail, ha estado acumulando su Cosmo. Es peligroso, muy fuerte, demasiado..... - Le advertí aunque me contuve de decir más detalles  por cautela. Ya había dicho bastante.

El aura de mi armadura brilló, señal que me indicó que mi petición fue concedida. Di un par de un golpes veloces sin bajar la guardia. No podía hacer mucho más, aún estábamos en desventaja numérica.

A pesar de que ahora tenían más enemigos, también estaban Athan y Ryu juntos hombro con hombro. Ryu se lanzó igualmente a por ellos destrozando soldados a pares. Athan por su parte era más metódico con sus golpes, pero también iban cayendo.

Otros tres soldados de hades más cayeron y los que quedaban parecian estar pensandoselo un poco, aunque una mirada a su jefe les convenció de que mejor la ira de los Caballeros que la suya. Como parecia el más peligroso de los dos, un grupo de soldados se centró en el Caballero de la Cruz del Norte. Pero este pudo contenerlos, aunque no sin esfuerzo.

Los golpes consiguien que emita algún que otro gruñido, no obstante no consiguen detenerme. En su lugar, consiguen que me fije en ellos con algo más de rabia.

¡MALDITOS!

Grito. A punto estoy de dejarme llevar por la ira cuando Athan habla... tiene razón. Mente fría.

Veo cómo se preparan para atacarme... mi enemigo se prepara... tengo que romper su concentración, sí. Me parece vislumbrar un hueco, de modo que intento pasar por ese hueco hacia el Caballero de Hades. Sin embargo soy incapaz de moverme atléticmaente y debo de rodear demasiado para llegar hasta mi objetivo.

Alzo mi puño derecho dispuesto a estamparlo contra su cara con la mayor inercia que puedo. En mitad del golpe, grito.

¡MORDISCO DE LA HYDRA!

Y siento cómo mi cosmos impulsa un segundo puño por abajo, hacia su vientre, como si de una mandíbula se tratara, buscando provocar el mayor daño posible en sus costillas. Y ahora sí. Aprovecho dicho impulso para saltar y que mi rodilla trate de golpear la mandíbula de mi rival, intentando acabar con esto lo antes posible.

Sólo entonces caigo en la cuenta. Enemigos, muchos enemigos. Y un Caballero de Hades. Bueno, podría ser peor. Al menos sé que ella me protege... y al menos tengo un motivo. Mis compañeros deben vivir. Estoy preparado para defenderme lo mejor que sé.

Mikhail decidió ignorar el aviso de Athan y se fue a por el Caballero del Kraken. Los soldados de Hades quisieron aprovechar esa oportunidad al tratar de ignorarles, pero se trabaron entre ellos al intentar golpear. En esta ocasión, la ventaja del número jugó en contra de ellos. Mikhail aprovecho que uno de ellos se había caido a sus pies para pegarle una patada que le arrancó la cabeza.
Gracias a eso el Caballero de la Hydra pudo llegar sin dificultados hacia su hermano. Pero cuando trató de golpearle, este detuvo el puñetazo. No por mucho, pero lo detuvo. El choque de cosmos resultante hizo que hubiese una pequeña explosión de luz, aunque los únicos afectados fueron los soldados.

Sin embargo, el ataque de Mikhail tuvo otro resultado. Las cadenas del Kraken empezaron amoverse en cuanto el brazo de William detuvo el puñetazo de la Hydra, y estas impactaron contra Mikhail llegando a atravesar alguna que otra la protección. No sólo eso, si no que además empezaron a enrrollarse alrededor del joven, aprisionandolo.

Estupido. Deberías haberle hecho caso a Athan. Sabe lo que se dice. No podéis conmigo.