Partida Rol por web

Parecia que las garras iban a golpear nuevamente a Mikhail, pero en el último momento logró detenerlas sin recibir daño alguno.

Los mordiscos de la Hydra iban mermando la defensa del ser. Este cada vez se iba haciendo más oscuro, menos transparente. Hans apenas podía entreverse en estos momentos.

Y la rápidez que había hecho gala el ser parecia haberse rebajado. Seguía siendo agil, pero el joven caballero podía notar un cambio.

Poco a poco consigo avanzar, pero esto no pinta bien, él es rápido y tarde o temprano podría conseguir penetrar mi defensa y herirme de gravedad. Y eso no puedo permitirlo. Le sonrío, dispuesto a dar el todo por el todo. Pero él es más rápido.

A pesar de lo debilitada que estaba la mosntruosa figura, seguía teniendo estallidos de violencia y velocidad. Como pudo comprobar Mikhail.
Una vez más se movió más rápido que él y le atacó con sus garras buscando esta vez su corazón.

El final del combate parecia inminente. Pero ¿para qué lado se decantaría?

El final del combate era cada vez más próximo, sus golpes eran buenos y ésta vez él buscaba mi corazón, no obstante, sé qué hacer... protegerme lo mejor que pueda, siento cómo el desgaste comienza a hacer mella, cómo comienzo a sudar, pero sin embargo, consigo desviar su golpe lo suficiente como para que la armadura impida que me penetre.

Sólo una pregunta en mi mente: ¿cuánto tiempo más podré aguantar así?

Sin embargo la respuesta era clara: el tiempo necesario.

Las garras parecian que iban a alcanzar nuevamente a Mikhail, pero en el último momento las horas de entrenamiento dieron sus frutos. Moviendose instintivamente y ejecutando una contra con elegancia, el joven caballero detuvo las garras. Permitiendole atacar a su vez.

Los mordiscos de la Hydra seguían golpeando a la coraza de oscuridad, rompiendola poco a poco.

El último puñetazo de Mikhail parecia que no iba bien colocado, y Hans lo detuvo sin problemas. Pero en realidad era una finta que permitió al joven posicionarse para ejecutar un ataque especial.

Era ahora o nunca.

Mi cuerpo reacciona sólo, tal vez por la rabia, tal vez impulsado por el espíritu de Gertie, como sea... golpeo a mi enemigo, vale que él ha bloqueado una parte del mordisco, sin embargo, ahora su flanco es mío, la sorpresa es mía.

Y no es bueno dejar que una bestia te sorprenda.

Como si de una avalancha me tratara, alzo ambas manos y las dirijo en forma de puños hacia abajo mientras el fuego arde en mí. Este mordisco tenía que ser el último.

¡MORDISCO DE LA HYDRA!

Grito, y es como si una pequeña estrella brillase en mi interior impulsándome para acabar con mi enemigo, con la amenaza a mis compañeros.

La explosión de Cosmos de Mikhail pareció pillar desprevenido a Hans y los "mordiscos" de la Hydra parecieron arrancar trozos de la oscuridad que le rodeaba.
La criatura empezó a chillar y gritar lanzando golpes a lo loco sin ton ni son.

Moriras por esto caballero de la Hydra. No pienso olvidarlo. Tú muerte será lenta y dolorosa.

En ese momento la oscuridad pareció brillar un poco más y de repente explotó, esquirlas y astillas de pura oscuridad salieron despedidas por toda la habitación sin que Mikhail pudiera hacer mucho por evitarlo.

El cuerpo de Hans cayó al suelo como si de un muñeco roto se tratara.
 

Veo la muerte de mi enemigo. Veo la muerte de un viejo amigo. Veo la muerte de un traidor. Lo veo todo a la vez.

Jura muerte y venganza. Dolor y sufrimiento.

Pero no creo que haya peor sufrimiento que haberla perdido a ella.

Sólo durante lo que dura un latido, creo que todo ha terminado y, en lugar de haber terminado, un estallido de esquirlas oscuras. Unas destinadas a terminar conmigo.

El dolor es penetrante. Quizá fuese su último aliento, pero era un aliento mortal como una erupción volcánica.

Mikhail no pudo evitar la explosión de oscuridad de Hans. La onda expansiva le impactó de lleno y le hizo atravesar la pared de madera de la sala. Después sólo hubo silencio.

El joven notaba que tenía varios huesos rotos, pero estaba vivo. Por lo menos le dolía todo el cuerpo demasiado como para que estuviera muerto. Se quitó los escombros de encima y poco a poco se puso en pie.
A través del agujero podía ver los restos de la estancia, toda destrozada por la pelean. Lentamente se acercó a los dos cuerpos tendidos en el suelo. Cada paso era una agonia, pero eso no le impedia avanzar. Llegó hasta el cuerpo de Gertie y se arrodilló ante ella. De sus ojos salían lagrimas que no podía parar. Iba a tocar el cuerpo cuando escuchó un gemido, era Hans. Por lo visto estaba todavía vivo.

A lo lejos le parecia escuchar ruido de pelea, y a alguien llamandolo por su nombre, pero no le hacia caso.

Cuando me levanto, la armadura todavía está pegada a mi cuerpo, aunque mis huesos están dañados y puede que algo más.

El sabor del hierro en mis labios y el pegajoso líquido vital recorriendo mi piel. Sin embargo, avanzo hacia los cuerpos, como un muerto o un alma en pena, hasta que llego a ellos. El dolor es penetrante, pero no hay tiempo para el dolor.

Ella está muerta, ella, quien debería de llevar la armadura, quien merece en verdad ser una caballero. Las lágrimas corren, y no me avergüenzo por ello. Acerco mis labios para rozar los suyos en un fatuo beso que representa poco más que un roce. Si tan sólo pudiese haberle dicho adiós. Pero no, tampoco había tiempo para el arrepentimiento. Sólo para la guerra.

Ella misma patearía mi cabeza si me quedase aquí. Escucho un quejido que proviene del cuerpo de Hans y nuevamente me pregunto si no era más que un títere. Me acerco y mi pie se queda al lado de su cabeza mientras mi mente se debate entre hacer un puré con sus sesos o no hacerlo.

Y por mucho que me duela su traición... una vez fue un amigo. Una vez pudo ser una cabeza de la Hydra. Lo menos que merece es una oportunidad. Enojado, escucho de fondo cómo me llaman, pero no puedo dejarle aquí, así que lo cargo sobre mi hombro y entonces escucho cómo este cruje, aprieto los dientes para soportar el dolor. Y avanzo un par de pasos hacia el exterior.

Miro allí donde se encuentra el cuerpo de Gertie.

Volveremos a vernos.

Mi batalla ha terminado, pero la guerra tan sólo ha comenzado.

A pesar de los gritos que resuenan fuera, los de lucha empiezan a menguar. No sabía lo que había sucedido, pero parecia que se estaba acabando.
Hans parecia pesar una tonelada a pesar de lo demacrado que estaba, también se le notaba muy vapuleado. Pero mucho más estaba Mikhail. Apenas dio dos pasos fuera de la sala y apunto estuvo de caerse. Pero una mano fuerte le agarró. Era Bjorn.

¿Mikhail?¿Qué ha pasado? ¿Donde está Gerite? ¿Cómo tienes puesta la armadura?...

Pero enseguida se calló al mirar dentro. Luego la mirada cambió de Hans hacia Mikhail y suspiró.

Has peleado contra Hans ¿verdad? Pero tenía un aura oscura a su alrededor ¿A que sí? ¿Ha matado él a Gertie?

Su mirada era triste, y sus voz fuerte y segura parecia quebrada.

Asiento despacio ante sus palabras mientras lo dejo caer.

Su presencia cerca me hace sentir algo mejor. Sólo algo.

Pero ya era tarde. Sólo me quedaba sonreír sin ganas y seguir adelante.

Sí. Luego él me atacó. Me atacó. La armadura... me protegió. Y no sólo eso, me ha cubierto durante toda la batalla y... algo ardía en mí, sentí que podía... "morder". Y derroté a Hans. Pero la oscuridad lo manejaba como un títere... Y también la "mordí". Y luego todo fue pura oscuridad... Y volví a "morder". No podía perder. No por vosotros. No por ella. Y luego esa explosión y finalmente...

Pero no llego a terminar la frase cuando siento cómo mis piernas flojean. Aprieto los dientes para mantener la consciencia y aprieto tanto los puños como me es posible para que el dolor me mantenga en mi posición. No esperaba estar tan mal, pero no sé si es sólo el dolor de mis huesos rotos o el dolor de mi corazón machacado... bueno, corazón... Gertie era alguien especial, eso estaba claro. Le miro, no sé qué más decir, no sé cómo actuar, así que símplemente le miro.

Bjorn asiente despacio. Y agarra a Mikhail antes de que este se caiga. Luego ordena a unos soldados que se encarguen de Hans y lo lleven a la enfermeria. Bajo vigilancia.

Muy bien chico. Lo has hecho bien. Tranquilizate y descansa.

Miró por un momento a la sala donde solía estar la armadura.

Si la armadura te ha protegido es porque eras digno de ella. Cosa que yo ya sabía. De hecho si hubieses puesto un poco más de interes en ser caballero seguramente la habrías logrado antes. Pero entiendo por qué no lo hacias.
Y lo lamento. Te acompaño en tú dolor más de o que imaginas.

Sé que no será consuelo para ti, pero has hecho algo increible defendiendote de un caballero de Hades. Uno de los más poderosos, ya que puede poseer a otros desde la distancia y actuar a través de ellos. Lo llaman el Caballero de las Sombras, pues nunca sale al descubierto. Siempre actua a través de otros. De hecho había controlado a varios campesinos de la zona y nos atacó. Y al hacerle tú frente lograste que se concentrara en ti y debilitó a los demás. Lo que nos permitió derrotarle.

Ahora ven. Descansa un poco, lo necesitarás. Mañana enterraremos a nuestros muertos.

Sus palabras me golpeaban y eran un bálsamo a la vez. Esbocé, con esfuerzo, una sonrisa. La cabeza me daba tumbos y me costaba concentrarme.

Me alegra... que todos... estéis bien.

Entornó la mirada y las fuerzas comenzaron a flaquearle. El caballero de las sombras... Aquel nombre no se le olvidaría. No le importaba ser o no digno, pero no podía dejar que esa muerte fuese en vano. Al fin parecía que algo de cosmos brillaba en él, lejano, como una estrella inalcanzable, pero brillaba al fin y al cabo.

La furia que insuflaba adrenalina y mantenía en pie a Mikhail se había agotado. El cansancio y dolor hizo mella por fin en el joven y este se notó caer.
Aunque Bjorn lo cogió antes de eso.

No te preocupes Mikhail, te tengo...

El dia siguiente, o eso suponía, llegó después de una noche de pesallidas. Mikhail veía una y otra vez la muerte de Gertie, y no podía hacer nada por evitarlo. Al final se logró despertar todo sudado. No estaba en los barracones, era una habitación grande para él solo. Tenía ropa limpia en un costado, pero no veía por ningún lado la armadura de la Hydra.

Se aseó y se vistió lo más deprisa que pudo y salió de la habitación. Se encontró con un salón que reconoció. Estaba en la cabaña de Bjorn. Aunque no había nadie. En una mesa había algo de comer y leche, seguramente para él. Aunque todavía no podía pensar en comer. Le pareció escuchar ruido fuera y salió apresuradamente de la casa.

Efectivamente, afuera estaban preparando unos tumulos de madera con leña debajo. Y había varios cuerpos envueltos en mantas cerca. Por lo menos una docena. ¿Sería Gertie uno de ellos?

Veo que estás despierto. Bien. Espero que hayas podido descansar. ¿Has comido algo?

Era Bjorn. Parecia cansado y tenía ojeras. Seguramente no habría pegado ojo en toda la noche.

Los remordimientos y la culpabilidad me atacaban en los sueños, negándome un sólo momento de descanso por mucho que lo buscase y aquello me llenaba de una rabia contenida bastante peligrosa, y de impotencia. En realidad sólo deseaba que Gertie se hubiese salvado. No había conseguido ayudarla, la había perdido. Y no había vuelta atrás para eso.

Pero al final desperté. Me sentí desolado, plenamente consciente de mi fracaso. Tal vez fuese demasiado exigente conmigo mismo, pero el camino nunca era fácil y uno siempre debía dar lo máximo de sí mismo para poder hacer algo.

En un lado había comida y, aunque tenía hambre, o al menos sabia que debía de tenerla, mi estómago se contrajo como si fuese un puño indicándome que no admitiría tragar nada más hasta digerir la situación. Maldita sea, eché de menos ese momento en el que Gertie me hubiese golpeado la cabeza para decirme que si no comía lo suficientemente rápido ella acabaría con mi plato.

Pero no terminaría ahí mi pesar, al salir eran túmulos para los muertos y entonces, sólo entonces quizá, fui consciente de verdad de que nunca volvería a verla. Tal vez podría dedicarle unas últimas palabras pero... ella no podía escucharme. Bjorn me habló, parecía hecho polvo. Le miré y me esforcé en sonreirle amablemente. Él habría hecho lo posible por ellos, y lo sabía.

No, no tengo hambre. Gracias. ¿Estás bien?

Pregunto, en verdad me preocupaba cómo lo estaría pasando, mi pesar era mío y no podía permitir que otros cargasen con él. O en el fondo, quizá, sólo deseaba que todo volviese a ser como antes, un vano deseo.

Bjorn miró con tristeza a Mikhail, y por un momento al joven le pareció mucho mayor de lo habitual. Por lo visto la perdida le había pasado factura a él también.

Sí, tranquilo. Es sólo cansancio.
Deberías de comer algo, aunque no tengas hambre necesitas recuperar fuerzas. Pasaste una prueba muy dura ayer.

Miró una vez más las piras preparadas y suspiró.

Acompañame por favor.

Ambos se alejaron de la plaza y se encaminaron hacia el lugar donde solia estar la armadura.

Mikhail. Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti. Conseguir la armadura no es tarea facil, y he visto muchos candidatos potenciales ser rechazado por ella.
Las armaduras de Caballero son conscientes en cierta manera de quién las porta. Y pueden saber de alguna manera quién es digo y quién no.

El ataque de ayer fue premeditado. He...sido informado de ataques similares en otros lugares, en otros centros de adiestramiento. Parece ser que Hades no quiere que nuevos caballeros de Atenea se unan a la contienda. Y contra nosotros lanzó a uno de sus caballeros más poderosos. Si logramos vencer fue porque tuvo que concentrarse demasiado en varios puntos. Seguramente no esperaba una pelea tan ardua contigo, y eso nos dio tiempo y posibilidades para derrotarlo. Aunque a un precio muy alto.

Ambos se detuvieron en la entrada. La sala estaba oscura, sin ninguna luz a pesar de que era de día. Los destrozos parecian haber sido reparados. Pero justo a la entrada había una caja metálica con el simbolo de la Hydra.

La armadura de la Hydra es tuya. Ahora está en modo descanso, y en su caja de viaje para que la puedas transportar comodamente. Pero en cuanto la llames se colocará en ti y te dará su fuerza y poderes.

Ahora has de dejarnos. Debes irte al Refugio, creo que algo malo ha sucedido porque no hay noticias de allí. Investiga y trata de localizar a más de tus hermanos de allí. Y si no encuentras nada ve al Santuario. Allí te dirán qué hacer.

Escuchaba con atención lo que Björn me decía pero no podía evitar sentir un sabor agridulce en el paladar, todo aquello había tenido un precio que había pagado. Otros se habían salvado, pero diez vidas eran muchas vidas.

Ella... me protegió.

Mascullé entre dientes cuando comentó que las armaduras elegían, sin embargo así estaban las cosas y luchar contra lo que era sería como luchar contra el viento o los rayos del sol. Asentí lentamente con la cabeza cuando terminaba de explicar lo del precio, un precio del que ambos éramos conocedores. Pero recordé una cosa, y le miré directo a los ojos.

La armadura, buscaba la armadura para llevársela a Hades.

Dije, recordando algunas de las primeras palabras que me dijo a través de un compañero. Miré hacia un lado cuando dijo que debía de irme. Este viaje debería de emprenderlo ella, y yo buscar otro destino, pero así estaban las cosas. Sonreí hacia la armadura, iba a ser una compañera de viaje realmente peculiar, pero en estos momentos las cabezas de la hydra debían de morder como nunca.

Iré al refugio.

Enuncié en voz alta y miré al anciano.

Gracias, muchas gracias. Por mucho que a uno le guste la luna, el sol termina saliendo y no podemos culparlo ¿no?

Pregunté, casi de modo retórico. Finalmente me decidí a abrazar a aquel que había sido mi maestro.

Aunque le pilló por sopresa en un principio, Bjorn devolvió el abrazo al joven. Luego se separaron y Mikhail se preparó para marcharse del lugar que había sido su hogar durante los últimos años. Nunca lo olvidaría, ni su estancia allí ni la gente a la que conoció. En especial a Gertie.

No hubo celebración ni fiesta por la obtención de la armadura. En su lugar hubo una sencilla ceremonia honrando a los caidos en combate. Mikhail miró varias veces a Bjorn, y en algunos momentos le parecia apunto de llorar. Pero aguantó la intención, si es que realmente la hubo.
En cuanto terminó Mikhail se marchó. Se despidió de su maestro y se dirigió nuevamente a su antiguo hogar, al hogar de su infancia. Tratando de buscar recuerdos felices para no recordar los dolorosos acontecimientos recientes. Una tarea implosible.

Si se hubiese fijado con más atención quizás hubiese visto la figura envuelta en una capa que se acercó a Bjorn, una capa que ocultaba los brillos dorados que surgían de ella de vez en cuando. Y lo mismo hubiera hasta podido escuchar la conversación.

-Ya está hecho. Al final tenías razón y ha conseguido la armadura. Será un buen caballero de Atenea, estoy orgulloso de él.

+Hubiese preferido equivocarme si así no hubieses tenido que pagar el coste. No lo sabía. Estos ataques nos han pillado desprevenidos. No esperabamos que fuesen tan osados. Han atacado el campamento de Grecia, España y Turquía. Y algo raro ha pasado en Francia.

-El coste no importa. Lo principal es que Atenea vuelva sana y salva a nosotros. La necesitamos.

+Sí. La necesitamos. Pero toda perdida de vida es lamentable. Y no sé lo que pensaría de haber perdido a mi propia hija.

Si además de escuchar hubiese podido ver a su maestro, Mikhail habría podido ver como este por fin lloraba.