Partida Rol por web

Colocándome a un lado de Athan, hago una reverencia y también me presento.

-Soy Ryu Kazama, caballero de la cruz del Norte y como dice mi compañero, traemos terribles noticias del Refugio.

Las palabras salen con dificultad de mi boca:

-Un caballero de hades y sus secuaces han matado al Guardián y a todos los del refugio. - Tras un recomponerme un poco. - Y nosotros acabamos con él. - Levantando la cara con orgullo.

Al llegar son varios los caballeros de oro que vemos y escuchamos. Pese a mi habitual sangre fría no puedo evitar tragar saliva cuando siento su presencia, es... imponente.

Hablan de mandarnos a buscar a alguien, que es tarea de Sagitario pero está desaparecido... ¿Un caballero de oro desaparecido? Suena... increíble.

Escucho a mis compañeros y, para corroborar su historia saco un viejo trozo de tela y muestro el contenido que envuelve a los caballeros: un trozo de guantelete negro machacado, anteriormente una pieza de nuestra víctima.

Con permiso: Mikhail... de la Hydra -decir esas palabras siguen sonando extrañas, como si las dijese un tercero por mi boca- y en verdad tuvimos suerte: el cosmos del viejo maestro detuvo al caballero de Hades el tiempo suficiente para que pudiésemos tumbarlo... no quiero pensar qué hubiese pasado sin ese último aliento.

Niego lentamente con la cabeza, para luego mirar a mis dos compañeros más habladores y envalentonarme a continuar.

Pidieron ayuda... pero nadie vino por ellos. Quizá cortaron los mensajes. Sea como fuere hay algo más... los caballeros de Hades han intentado obtener armaduras de bronce, aunque imagino que ya habrán llegado las noticias de Walkyria al menos.

Pero por si no habían llegado, al menos yo lo diría.

Uno a uno, el resto de los jóvenes entran y se van arrodillando y presentándose. Más los caballeros de Oro, pues reconocéis los colores de sus armaduras sin ninguna duda, no se muestran demasiado sorprendidos. Uno de ellos, con aspecto serio, mira a la figura sentada cuando habláis de la muerte del Guardián, aunque esta no hace ningún gesto. Otro de los caballeros sacude la cabeza con pensar. El tercer caballero, que parece tener un semblante más amable, os habla.

Levantaos jóvenes caballeros. Lamentamos la perdida de vuestro mentor. Se le echará de menos, no lo dudéis, más estoy seguro que Delfos estaría más que complacido con vosotros por vuestros logros. Acabar con un caballero de Hades no es tarea fácil, incluso con ayuda.
Ahora sentaos y contadnos exáctamente lo que ha pasado.

Los caballeros de Oro se dirigen a la mesa y se sientan cerca de la otra figura. El grupo se levanta y se acerca también a la mesa y se sienta.
No estáis seguros de quién empieza a hablar, pero entre todos contais lo sucedido. La llegada al Refugio, la aparición del Caballero de Hades y el combate. Incluyendo la intervención de vuestro Mentor.
En ningún momento os interrumpen, tan sólo escuchan. No dudan de lo que contais, saben que no mentiríais en algo así. Cuando termináis la historia, se vuelven hacia la figura con túnica y casco dorado.

Por un momento no parece pasar nada. Pero luego, la figura se quita el casco y podéis ver que se trata de una persona mayor. Tiene el pelo largo y cano, pero no por ello parece débil, más bien al contrario. En su mirada podéis ver como brilla el Cosmos contenido en su interior, a la espera de desatarse.

Ante todo bienvenidos al Santuario, a partir de ahora y hasta vuestra muerte este será vuestro hogar siempre que lo necesiteis. Hubiéramos deseado que fuese en otras circunstancias, pero lamentablemente estamos en guerra. Una guerra en la que no vamos bien. Y por la que hay que hacer muchos sacrificios. Sé que estaréis a la altura de vuestro cometido, pero antes.
¿Encontrasteis algo en el Refugio? ¿El Guardián dejó algo para vosotros o para el Santuario?

Al dar explicaciones de el panorama no era muy esperanzador a pesar de haber derrotado un enemigo que nos superaba ampliamente, incluso aún en el hipotético caso, y cobarde, de todos contra uno. Lo que tenía seguro es que la sangre fría, mantenerla, nos ayudaría a pensar con claridad nuestras opciones.

La última declaración por parte de Mikhail la desconocía por completo, ¿para qué querrán las armaduras de bronce? Me era difícil de asimilar, al fin y al cabo no éramos más que los caballeros más débiles por detrás de los de plata, y por supuesto los consagrados dorados.

Recordé que había guardado algo del Refugio, no era gran cosa, pero menos es nada. Con cuidado lo saqué, era una especie de dibujo, de una joven. Me acerqué a uno de los santos dorados, el más cercano, para dárselo ya que yo no le vi utilidad en aquel momento. - Fue...de lo poco que pudimos rescatar del Refugio. Habían varias notas por parte del Guardián. - No lo mostré, quizás por orgullo o porque no había momento para mostrar aunque fuese un signo de dolor mientras hablaba de aquel que nos dio afecto y enseñanzas que nos valieron en su momento y por supuesto ahora.

Intenté hacer memoria, ya que debido al combate no se pudieron salvar del asalto enemigo. - Mencionaban por encima la situación de la guerra a lo largo de las años. Enviaron mensajeros al norte, sin embargo no hubo respuesta, ignoramos el motivo pero sospechábamos que tal vez...fueron derrotados. - Prefería pensar que fuese así y no que dieran la espalda por cobardía o peor, traición.

Tragué saliva, lo necesitaba para mencionar los dos detalles, no los guardé al final por nada, después de todo era la información más delicada, y a la vez, la más difícil de decir. - No había ninguna información del paradero de nuestra Diosa, y aunque ignoramos los detalles....nuestro bando ha sufrido pérdidas irremplazables. - Sí, fue difícil, al menos yo aún no me lo creía lo que yo mismo estaba hablando.

Y con esto, que no fue poco, no tenía nada más que decir, dije todo lo que podía recordar, y ya me imaginaba cuál sería la naturaleza de nuestra orden, directamente proveniente del Santuario. Eso también fue complicado de asimilar.

Tras que ellos hablen, sencillamente asiento con una sonrisa tranquila: no tengo mucho que añadir, pero tampoco nada que ocultar. Me sienta bien estar rodeado de mis hermanos... y ante la abrumadora presencia de los caballeros de oro.

Es entonces cuando el albino del grupo se decide a hablar, y le miro, asintiendo ante su historia. Ya he contado la mía, así que nuevamente no tengo demasiado que añadir, salvo un detalle.

El caballero de Hades parecía buscar algo. El alma del guardián, querer proteger ese algo. Y ese algo eran las notas... y el dibujo. Puede que sea alguien que necesita ayuda, pero no hemos conseguido identificarla ni a ella ni el lugar, lamentamos no ser de gran ayuda.

Dije, con cierto aire apesadumbrado, sentirme impotente era algo... bastante frustrante. Aprieto ligeramente el puño, y recuerdo que estamos ahí para pelear, por los demás, de modo que me fuerzo a recuperar mi sonrisa tranquila de momentos antes.

Pero lucharemos, por la Diosa, por los inocentes.

Tras las explicaciones dadas por mis compañeros y no quedando nada más que añadir, de repente recuerdo que hay otro tema que, aunque pareció quedar zanjado, quería saber si habrían llegado noticias al Santuario.

- Me gustaría preguntar algo, cuando conseguí mi armadura, unos guerreros y un caballero de Hades atacaron el campamento de entrenamiento, fueron repelidos por el maestro Krotus y el caballero del crisantemo. ¿Ha llegado alguna noticia desde Sparta? 

Tanto los caballeros como la otra figura han estado escuchando a los jovenes con calma, algunos más que otros, pero en cuanto mostrais el dibujo no pueden evitar sobresaltarse. Por lo menos el caballero de pelo azulado, el cual se levanta y mira fijamente al que claramente es su superior y a sus otros compañeros. Podeis ver claramente el simbolo de Cancer en su armadura dorada.
Está a punto de decir algo cuando el anciano levanta la mano haciendolo callar. Luego se dirige al grupo.

Caballeros de Atenea. En verdad habeis hecho un gran servicio a nuestra diosa Atenea. Más me temo que esto no ha acabado pues estamos en guerra.
Debo haceros ahora una pregunta muy importante de la que depende el futuro de los Caballeros de la Diosa.
¿Quién encontró el dibujo? ¿Quién fue el primero que lo vio?

 Ante aquella pregunta que me cogió desprevenido no supe como reaccionar. ¿Qué importancia podía tener un dibujo para haber sido custodiado por el Guardián y que los caballeros dorados se hubiesen alterado? En ese momento no le vi sentido, o no se lo encontré.

Realmente tenía que ser bastante importante como para dejar las preguntas de lado y centrarse en en el dibujo de una chica cuya identidad ignoraba. - Fui yo. El primero en cogerlo y también en verlo. - Contesté como aturdido. ¿Por qué? ¿Que relevancia tiene? - Esta vez quien preguntó fue un servidor con notable incredulidad en mi tono.

"¿El destino de los caballeros? ¿Decidido por un dibujo? No puede ser cierto"

Por más que me lo repetía seguía sin creerlo, sin embargo lo que más me preocupaba que es que tenía algo que ver conmigo. ¿El qué? Lo ignoraba, y eso me preocupaba aún más. De momento lo único que podía hacer era esperar una respuesta y mantenerme en mi sitio, nada fuera de lo que se había convertido en una costumbre.

Me fijo con atención en el caballero de los tintes azulados. Cancer. Repaso en mi mente. He escuchado que es uno de los caballeros más temibles. Pero qué diablos: todos los caballeros de oro son temibles. Pero la conversación se dirije.

Parece que el dibujo es importante, así como quién lo encontró, de modo que me decido a hablar, justo tras nuestro compañero albino.

La caja tenía la marca de Atenea y el guardián murió protegiéndola. Su espíritu, el del guardián, nos habló, nos dijo que uno de nosotros era...

Y me encojo de hombros, indicando que hasta ahí había hablado.

Antes nos dijo que teníamos un destino. Y la caja era importante, aunque sólo el dibujo sobrevivió después del ataque.

Sin embargo, cuando noto a Athan tan alterado le miro de reojo, algo extrañado, y pongo una mano en su hombro, para expresarle mi apoyo.

Era sorprendente ver a seres, casi legendarios para nosotros, alterarse. Las historias siempre los presentaban como personas sin miedo e inalterables capaces de hazañas míticas. La imagen que me había creado de ellos empezaba a resquebrajarse.

Cuando el anciano hace la pregunta, un frio recorre mi espalda, me recuerda a cuando hacíamos algo que al maestro Krotus no le había gustado. Era el tipo de preguntas que no solían acabar bien. Así que en silencio intento descifrar los rostros que nos miran.

El anciano asiente con la cabeza y sonrie.

-Bien. Entonces tengo una misión importante para tí Caballero del Horologium. Los demás podeís retiraros. Se os asignaran otras misiones, de no menor importancia. Pues como habeis dicho, estamos en guerra.

Antes de continuar, el caballero de Cancer (que todavía estaba en pie) no pudo aguantar.

*Pero Patriarca. Eso no puede ser. No podeis mandar a un caballero de bronce a esta misión. Es demasiado importante. Demasiado peligrosa.

-No olvides que es un caballero de Atenea. Podrá hacerlo.

En ese momento, otro de los caballeros de oro allí sentados se removió en su silla. Los jovenes pudieron ver como el simbolo de Libra destacaba en su armadura.

+Mi señor. Aunque lamento estar de acuerdo con Manigoldo, en este caso tiene razón. No es tarea para un caballero solo. Debería llevar compañia. Al menos otros tres.

*Si. Dohko tiene razón. Hydra debería ir con él. Le he visto entrenar. Está preparado.

El Patriarca, pues esa resulta ser el anciano, parece pensarlo un momento.

-Todos están preparados. Si no, no llevarían esas armaduras. Pero esta misión se llevará a cabo con más oportunidades de exito con un grupo pequeño. Uno más. Tres en total cumpliran la misión.

Todos pudisteis notar la expectación en cada uno de vuestros compañeros. Pues era patente que todos los jovenes querían ir a esa misión. Una misión que a todas luces era tremendamente peligrosa. Pero antes de que pudieran decir nada, la otra figura dorada. La más grande de las tres habló. Su voz era sorprendentemente amable pese al temible aspecto que mostraba.

/La Cruz del Sur será el tercero. Si ha conseguido la armadura de Kratos le necesitaran.

-Muy bien Aldebaran. Horologium, Hydra y Cruz del Sur quedaos. Los demás podeis marcharos. Y no os sintais mal por no poder ir en esta misión. Os aseguro que otras igual de importantes se os encomendaran.

Vuestros hermanos y compañeros están apesadumbrados y cabizbajos por no haber sido elegidos. Y pese a las palabras del Patriarca queda claro que querrían ir con vosotros. No obstante, obedecen y salen de la estancia. No sin antes desearos suerte y esperando volver a veros. Sí. Todos. Incluso Jean Paul.

El bronce calla cuando el oro habla. Es ley de vida, así que sencillamente escucho cómo intercambian palabras y toman decisiones basadas en... no sé en qué exactamente, pero me fijo en Manigoldo de Cáncer mientras me pregunto si sería él quien recuerdo... o sólo una coincidencia. Pero ser recomendado por un caballero de oro me hace a la vez sentir el orgullo en el pecho, el temor al fracaso en la boca del estómago y el conocimiento de que soy débil en lo más profundo de mi mente.

No obstante, cuando finalemtne dicen qué tres emprenderemos la misión no puedo sino levantarme y estrechar entre mis brazos a todos y cada uno de los hermanos que se han quedado fuera y murmurar algo del estilo "esto no será lo mismo sin vosotros", "estoy orgulloso de compartir vuestro camino" y alguna que otra frase similar que sale sincera desde el corazón.

Tragué saliva y un una corriente fría erizó mi piel cuando el Patriarca se dirige hacía mi persona como si fuese alguien importante. Y no con nada, si no con una misión vital, de alta prioridad. No dudaba de mis capacidades, pero conocía mis límites, era consciente que el camino que me quedaba por recorrer era largo. Y esa distancia se me hizo un mundo cuando vi a los dorados con su imponente presencia.

El patriarca estaba decidido a enviarme a mí solo, sin embargo los santos de mayor rango se opusieron ofreciendo el apoyo tanto a Mikhail como a Ryu. Sinceramente, si dependiese de mí elegir compañeros sin duda serían ellos, no es que no confiase en el resto, pero se habían convertido en los más cercanos.

No pude evitar sentir temor ante la posibilidad de no conseguirlo, pero lo que sí podría tener la certeza absoluta es que me esforzaría al máximo, lo daría todo para no fallar. Más cuando nuestros superiores inexplicablemente tenían fe en nosotros, puede que incluso más que nosotros mismos.

Por otro lado vi partir al resto de mis compañeros con decepción en su mirada, no obstante no era una aventura, ser encomendados a una misión que provenía del mismísimo nos hacía cargar con una cantidad de responsabilidad difícil de calcular. Una parte de mí, bastante pequeño pero existente, les envidaba. Solo esperé a verles de nuevo y que la próxima vez tanto ellos como yo seríamos más fuertes.

Cada uno de nosotros se había convertido en caballero, era el momento de luchar por ello. - No fallaremos, le doy mi palabra. - Mi determinación me empujó a decir aquellas palabras llenas de seguridad a la vez que me inclinaba como símbolo de respeto. Había hecho una promesa, y yo siempre las cumplía.

Por los pelos. Casi me quedo fuera de la misión. No dudo que las misiones que les asignaran a los compañeros que se han ido sean importantes, pero una misión del mismísimo Patriarca, aquel que puede darle órdenes a los caballeros de oro es todo un honor. Si el maestro pudiera verme ahora.... ... ... ... ... ... ...me daría un puñetazo por no atender a mis alrededores.

Calmo mis emociones y pongo todos mis sentidos en lo que ocurrirá en esta sala. Si la misión es tan importante como parece, no podemos dejar pasar ni un detalle.

Los demás acabaron de marcharse y la sala se quedó en silencio. El Patriarca estaba sentado mirandoos detenidamente, tanto a Athan como a los demás. El caballero de Libra está quieto es su sitio, el de Tauro (pues ese era el simbolo dorado que portaba) se removía un tanto inquieto, pero el de Cancer carraspeaba y miraba al Patriarca expectante.

*Oh. Por todos los dioses. Haced el favor de decirles a los chicos su misión. No los dejes así.

El Patriarca lo miró duramente.

-Ante todo Manigoldo, no son chicos. Si no Caballeros de Atenea. Tratales con respeto o marchate. Su misión ya es lo suficientemente importante. No les incomodes más.

Después volvió a mirar a los chicos.

-Muy bien. Como dije antes estamos en guerra. Y lo cierto es que no vamos muy bien en ella. Hades se ha reencarnado y está empezando a tomar el control de sus poderes. Y nuestra diosa Atenea no está en disposición de hacerle frente todavía. Es por lo que tenemos que resistir.
Vuestro Guardian era en realidad Delfos. El oraculo, un descendiente directo del mismo. Y como tal tenía el Don de la Visión. No fuisteis seleccionados al azar. Todos erais importantes para el futuro. Aunque eso no quiere decir que os quisiera menos. Me consta que os consideraba a todos como sus hijos.
Desgraciadamente el futuro no está escrito en piedra. Pueden haber eventos, y personas que lo alteren. Aunque hay variables fijas, puntos inflexibles. Como el de esta chica del dibujo.
Es importante para la guerra futura de una manera que todavía no podeis comprender. Y Delfos sabía que uno de vosotros la encontraria. No creo que sea casualidad que fueses tú Athan el que primero vio el dibujo. Es posible que estés conectado con ella. Por eso tienes que ir a buscarla.
No os voy a engañar, hay muchas posibilidades de que el enemigo la esté buscando también. De ahí que un grupo reducido, que no se haga destacar mucho, tenga más posibilidades de pasar inadvertido hasta llegar a ella. Es decir, no pareceis lo suficientemente importantes para el enemigo para encargaros una misión de esta importancia. Y ese será su error.

Observo a los caballeros y... personalmente no me molesta cómo nos trata el caballero de cáncer, por mucho que insista el patriarca es cierto que somos poco más que chicos en unas armaduras realmente grandes.

Hablan de que el viejo era un oráculo. Asiento. Hablan de las conexiones y falta de casualidades. Asiento, comprendiendo... al menos en parte. Cualquier pensamiento lo guardo en un rincón de mi cabeza para otro momento. No obstante, hay algo en las últimas palabras que me hacen hablar, aunque tratando de mostrar el respeto debido.

Si han ido por las armaduras de bronce... creo que será peligroso, en el mejor de los casos.

En mi tono no hay miedo... no temo que nos ataquen, pero quería aclarar el punto, al menos desde lo que conozco. No obstante sí es cierto que gastarán menos fuego en nosotros que, por ejemplo, en los tres caballeros de oro presentes. Además de que hay que preservar el santuario.

El Patriarca en persona nos ha asignado una misión. Él, que puede dar órdenes a los caballeros de oro, nos considera capaces de cumplirla. No tengo ninguna duda de que lo conseguiremos, solo falta aclarar algunas cosas:

-Si el Guardián te mostro el dibujo a ti, Athan, puede ser que tenga que ver con el lugar de donde procedes o el lugar donde conseguiste la armadura. ¿Recuerdas a alguna chica que se le parezca? Ten en cuenta que si es del lugar de dónde vienes en aquel momento era solo una chiquilla. - Entonces me doy cuenta de que falta un punto muy importante por aclarar. -Patriarca, una vez que encontremos a la chica ¿qué debemos hacer?

El máximo representante del Santuario y por ende de los caballeros había hablado. A los tres nos encomendó una misión de máxima prioridad. Buscar a la mismísima diosa. Ya estaba decidido y no hubo nada más que hablar. Sin embargo no fue aquello lo que me dejó en silencio durante bastante rato, si no que yo tuviese alguna relación ella.

Intenté hacer memoria como sugirió mi compañero Ryu, pero con tantas vivencias no conseguí recordar si en mi camino a convertirme caballero se cruzó una joven de similares rasgos a la imagen. - Ahora que lo dices no recuerdo ninguna joven con los mismos rasgos. En Avalon, mi lugar de entrenamiento no coincidí con ninguna, así que por descarte tiene que ser en Oropos, donde nací y estuve hasta antes de ser reclutado como aprendiz. - Contesté a Ryu con expresión seria aunque algo receloso de que yo tuviese conexión con aquella que juramos lealtad y proteger con nuestras mismas vidas. Me costó, y me costaba de asimilar.

- Oropos es el pueblo más cercano del Santuario, dudo de que esté allí, pero quizás podamos encontrar pistas que nos faciliten la labor. Es un buen punto de partida, pero debemos ser cuidadosos. - Si el enemigo también la estaba buscando tarde o temprano llegaría los enfrentamientos encarnizados. Lo que tenía seguro es que pondría toda mi determinación en encontrarla sin importar que los caminos de ella y mío se hubiesen cruzado en algún momento de nuestras vidas.

Oropos...

Murmuro. Asiento.

Supongo que es un buen comienzo.

Y miro entonces hacia los caballeros de oro, esperando, supongo, su beneplácito. Al menos teníamos dónde empezar a buscar, aunque fuese una eternidad atrás.

El Patriarca sacudió la cabeza negativamente ante la mención del pueblo cercano al Santuario.

No. Sabemos a ciencia cierta que la joven no está, o ha estado, en Oropos. Teneis que buscarla en otro lugar. Las últimas noticias que tenemos de una posible localización llevaban a Viena. Creo que es un buen punto para empezar. Aunque tendréis que atravesar terrenos peligrosos para llegar hasta allí. Pues pasaréis por zonas en guerra.
Pero como he dicho. Vuestro reducido grupo os puede facilitar la incursión. Aun así. Sed precavidos.

El anciano miró a los caballeros de oro sentados cerca suyo.

Ahora. Si tenéis alguna pregunta, estaré encantado de responderla en la medida que pueda. Si no. Os llevaran a unos barracones a descansar. Partireis al amanecer.
Por cierto. No creo que haga falta decirlo. Pero vuestra misión es secreta, no habléis de ella con nadie. Ni siquiera con vuestros hermános.