Partida Rol por web

Quizás había pensado que con la armadura ya no tendría nada de qué preocuparse, que con ella ya sería imbatible. Por eso se había enfrentado al ejercito así, sin más.
Pero la realidad había resultado ser otra. Pues los golpes no paraban de llegar. Si no fuese por la armadura, seguramente ya estaría muerto.

Ahora, un poco más centrado por el dolor, lanzo una patada al soldado que tengo delante y un codazo a uno que está a un lado.

Un nuevo soldado cae ante los golpes de Ryu. Ya sólo quedan once. Aun así, el joven caballero puede notar como a su alrededor la cosa no está tranquila.
Los demás soldados siguen atacando la empalizada, aunque de momento parece que son rechazados. Y los que están con Ryu siguen empeñados en matarle.
 

Los golpes siguen alcanzándome pero la armadura aguanta. Aunque la empalizada parece aguantar, intento no alejarme demasiado por si consiguieran hace brecha. Así que voy golpeando a los que se encuentran entre yo y la empalizada.

Otro soldado más mordió el polvo. Pero estos iban desgastando poco a poco a Ryu. A pesar de todo, el joven evitaba la amyoría de los golpes. Y su nueva armadura también ayudaba, claro está.

Lo importante era si se libraría de ellos antes de que llegaran más.

Pese a que pensaba que con el giro había logrado evadir el ataque, el golpe de la espada contra la armadura me devolvió a la realidad. Esto es un combate a muerte, así que redoblé el ataque contra los soldados.

La vida trata de aprender de los errores cometidos, por lo que los espadazos enseñaron a Ryu a centrarse en el combate actual y no el lo que pudiera pasar después.
Y lo aprendió muy bien. Pues con una combinación increible de puñetazos y patadas, los combatientes que quedaban se redujeron a cuatro solamente. Y cuatro bastante acojonados después de ver la exibición de golpes.

El joven estaba entusiasmado. Después de acabar con once los cuatro que quedaban no eran rival para él.

Fue entonces cuando se dió cuenta de que les habían llegado refuerzos. Después de todo, lo que tenían allí era todo un ejercito. Y alrededor de Ryu debían haber cincuenta soldados más o menos. Por suerte a su espalda tenía la empalizada y no podrían atacarle por detrás.

Solo habían pasado unos pocos minutos desde que entre en combate pero parecían horas. La marea de enemigos parecía no tener fin, en medio del caos ahora que tenía la empalizada a mi espalda intento evaluar el campo de batalla. Busco al cocinero que estaba luchando contra el caballero e intento ver si la empalizada resiste o si han conseguido superarla.

En el momento en que la marea de soldados iba a engullir a Ryu, una figura corpulenta cayó desde lo alto como si de un meteorito se tratase.
Al chocar contra el suelo, una onda expansiva lanzó a unos cincuenta soldados, por lo menos, volando por los aires. Los demás cayeron al suelo. Ryu, al estar pegado a la empalizada, noto como si estuviera a punto de atravesarla de la onda de choque.

Cuando el polvo se asentó, y entre los quejidos y lamentos de los soldados de Hades, una figura estaba en pie mirando hacia la batalla. Era Krotus.

¿Qué haces ahí parado chico? ¿No ves que quedan muchos enemigos todavía?
¿Donde se habrá metido ese maldito cocinero? Cuando se camufla no hay manera de encontrarlo. Espero que no se haya dejado matar por ese caballero oscuro. O lo pagará muy caro.

Tras todo este tiempo de entrenamiento era la primera vez que iba a ver al maestro Krotus en acción. Su entrada había sido impresionante, pero era el momento de mostrarle porque me merecía la armadura. Así que cargué contra el enemigo.

Mientras Ryu cargaba contra otro grupo de soldados, Krotus se había vuelto contra los pocos que se estaban levantando y otros más que se acercaban temerosos. Quizás les engañase el hecho de que no llevaba armadura, lo cual suponían que estaría indefenso contra sus armas.
Nada más lejos de la realidad. Krotus se lanzó contra ellos gritando y riendo.

Embestida Salvajeeee.

Cada golpe que daba hacia saltar por los aires a docenas de soldados. Desde luego, era una suerte que Ryu se hubiese separado de él.

No obstante, lo que el caballero de la Cruz del Norte se encontró no fue un soldado normal. Si no, un tipo enorme en una armadura negra. Y sangrando por varios sitios.

¿Quién demonios eres tú? ¿Y donde está el Caballero del Crisantemo? Pagará por ponerme las manos encima.

-Soy el caballero de la Cruz del Norte y no pasaras de aquí.

El caballero de Hades miró con furía a Ryu. Y a pesar de que el joven caballero de Atenea era rápido, él lo era más.

Pues has llegado al fin de tus días como caballero. Moriras por el ataque de la mantis.

De repente, las manos de Mantis parecieron convertirse en una especie de hoces y fueron directamente a la cabeza de Ryu.

Ryu lo notó, no iba a ser capaz de esquivar a tiempo el ataque del caballero de Hades. Las hoces se acercaban inexorablemente a su cuello. Y recordó las palabras del cocinero.

Justo en ese momento sintió un golpe en un costado y fue lanzado varios metros mientras las hojas negras le rasgaban ligeramente el cuello. El impacto lo dejó sin aliento, pero conservaba la cabeza.

Cuando miró vio como el cocinero, vestido en una armadura azul y gris estaba delante del Caballero de la Mantis. Le había empujado ocupando él su lugar y recibiendo el ataque. Aunque las hoces no le habían herido en el cuello, sino en el hombro. Las hojas de la Mantis se habían vuelto a convertir en manos. Y estaba riendo.

Jajajaja. Idiotas. Al salvarle has recibido tú mi ataque, y ahora estás indefenso ante mi.

A pesar de eso, el cocinero te miró bastante calmado.

Creo recordar, que te dije que te mantuvieses alejado de este bruto. Te supera con mucho todavía.

Después de eso le propinó un puñetazo al estomago que dobló a Mantis por la mitad, y antes de que se recuperara le lanzó una patada tan potente que le arrancó la cabeza. Esta cayó varios metros atrás, en medio de un grupo de soldados que se acercaban. Y cuando la vieron salieron corriendo como alma que lleva el diablo.

Esto les hará replantearse las cosas. Bueno, esto y el bruto de Krotus divirtiendose allí a lo lejos.
Será mejor que volvamos, no vayamos a ser bajas colaterales de su poder. Además, tengo que vendarme esta herida.

Los pocos soldados de Hades que quedaban estaban corriendo en desbandada o volando por los aires debido a los ataques de Krotus. A lo lejos se le podía escuchar reir y gritar.

Volver cobardes. Aun no he acabado con vosotros.

Habia fallado, en el momento que tenía que probar mi valia solo había sido una carga. Me sentía frustrado por no haber cumplido las espectativas del maestro. Pero una vida llena de desgracias me habia enseñado una gran lección, el que seguia vivo tras la pelea era el que tenía la oportunidad de mejorar.

Era el momento de ponerse en pie y avanzar de nuevo. La armadura era una pasada pero yo seguia siendo el mismo, sabia que tenia que entrenarme muchisimo mas para llegar a poder usarla como es debido.

Tras ponerme en pie, me sacudo el polvo y cargo de nuevo contra los restos del ejercito siguiendo al maestro y al cocinero.

En cuanto Ryu se dispuso a cargar contra los soldados que quedaban, el cocinero (o el Caballero del Crisantemo como le llamó el servidor de Hades) le agarró por el hombro.

Tranquilo muchacho. No tienes nada que demostrar ya. Has probado tu valía, has ganado la armadura merecidamente y luchado contra los soldados del enemigo.
No creas que por haber casi muerto a manos de un caballero oscuro has fallado, nos ha pasado a todos en algún momento u otro. Es ley de vida que siempre hay alguien más fuerte que tu. Cuando antes lo aprendas más podrás sobrevivir. Y si no hubiese sido por tí, no habría podido pillarle con la guardia baja. Así que le he derrotado gracias a tí, no a pesar de tí.

Además, como te metas en medio de la diversión de Krotus se va a enfadar contigo. Y te aseguro que no querrás verlo enfadado.

Venga, volvamos adentro, Caballero de la Cruz del Norte.

Lanzo una última mirada hacia el maestro y sigo al cocinero o el caballero del crisantemo, como lo había llamado el caballero oscuro. Ahora que la adrenalina empezaba a remitir, el cansancio y el dolor de las heridas se hacía más real. Habían pasado muchas cosas en la últimas horas y había mucho que aclarar.

Mientras entraban por la puerta, Ryu podía escuchar todavía el impacto como truenos de los golpes que daba Krotus. Una de las veces miró hacia atrás y le pareció ver una columna de fuego como si de un volcán en erupción se tratase. Apenas quedaban enemigos fuera.

Dentro del campamento, la situación estaba bastante bien. Muy pocos de los soldados de Hades habían logrado pasar. Y los guardias habían podido con ellos. Aunque había varios heridos a los que estaban atendiendo.

El joven se medio sentó, medio se cayó, del cansancio que tenía encima. Por no hablar de las heridas sufridas. También se fijó que uno de los heridos era Niomes. Por lo visto estaba vivo, al menos de momento.

Se estaba preguntando qué pasaría ahora cuando el Caballero del Crisantemo había vuelto a aparecer a su lado. Ni le había visto irse antes ni venir ahora.

Bueno. Pues ya eres un caballero de pleno derecho. Será mejor que vuelvas al Refugio cuanto antes. Dudo que esto haya sido casualidad. Debes reunirte con los demás y hablar con el Guardian.

Una voz atronadora sonó a la espalda de Ryu antes de que este pudiera contestar.

Alto ahí. Quien dice si este chaval es caballero o no, soy yo. Así que no te metas en lo que no te llaman y vete a preparar algo de comer, que estoy hambriento. Y mirate esa herida no vayas a manchar la comida de sangre. Mira que ser tan debilucho como para dejarse pegar por un oscurillo de nada.

En fin. Ya eres el Caballero de la Cruz del Norte. Felicidades y todo eso. Ahora debes volver al Refugio y hablar con el Guardian. Esto no ha sido casualidad. Ejem.

El caballero del Crisantemo se alejó tratando de disimular su sonrisa.