Partida Rol por web

Guillermo estaba acostumbrado a aquel ambiente. Rápidamente se hizo con el control propio de la situación, mirando acá y allá, y desprendiéndose de los dos nuevos viajeros con los que estaba. Ya volvería a por ellos. Se movió entre los franceses y pidió para que le asignaran una tarea. El Cruel era un hombre duro y no le hacía asco al trabajo; sabía que de aquel modo podría poner la oreja y tratar de averiguar más sobre el destino de aquella soldadesca que tenía como destino Poitiers. Río, laboró y habló lo que pudo con los hombres de armas. Aquel era su mundo desde crío.

Lo único que llegas a saber es poco más de lo que ya sabías: el objetivo de este gran campamento es llegar hasta Poitiers, donde el Principe Negro, como lo llaman, está "recluido" con sus soldados.

Tras dispersaros, estuvísteis gran rato separados. Viana intentó no alejarse mucho de sus dos acompañantes, pero le fue imposible ante tanta alma. Quedóse ella sóla en medio de tantísimos hombres, et empezó un poco a temer por sus encantos. Lo cierto es que de pura casualidad encontró un grupo de mujeres que acompañaban a los soldados, que no eran sino prostitutas que se habían arrimado al campamento, para arañar algunos cobres... Et pasó así, en compañía tal, aquellas horas largas. Et que constantí anduvo de acá para allá, et andó más que los infieles hacia la suya Meca. Pudo codearse con algunos capitanes y entabló ciertas palabras (pocas) con algunos de ellos, para así confirmar las intenciones del grupo. Por su parte, El Cruel anduvo como entre los suyos, como si él fuera realmente francés de nacimiento y experto entre esos soldados. No obstante, poco más pudo averiguar que no lo hubiera hecho ya, puesto que la soldado se limitaba a hacer fuegos, descansar y afilar las suyas armas.

Et así pasásteis el día, una vez reunidos luego. Et que aquel inglés, Hawk poco intentó ni tan siquiera el huir (habría que buscar un momento más preciso), et tampoco dijo palabra alguna, por no descubrir el suyo acento et la lengua de las Islas... Et que los cuatro, junto a un fuego, pasásteis la noche entre cientos de ronquidos y algunos ladridos de canes.

Al día siguiente el campamento era de nuevo un hervidero de muchedumbre moviéndose de un lado a otro. La situación comenzó a ser incluso agobiante, aburrida y violenta. A media mañana, habiendo ya desayunado, llegaban más y más hombres, mercenarios al servicio del rey Juan por cuantiosos dineros y cuantiosas rique... ¡Un momento! ¡No lo podíais creer! ¡Eran...! ¡Eran...!

¡...aquellos tipos que casi me cuelgan! ¡Oh my GOD! -pensó Hawk-. Y entonces, os dió un codazo y os silbó para que mirárais el comienzo del campamento. ¡¡Allí llegaba el ruidoso tipo que casi prende al inglés y que dio muerte a Ramiro Gutierrez!!

Mis intentos por relacionarme no me habian otorgado nueva informacion ni nada útil. Era un poco decepcionante. Pero en fin... 

Al dia siguiente, veiamos como llegaban nuevos hombres, mercenarios y demás. Pero vimos algo que no nos esperabamos. Los mercenarios que nos perseguian habian llegado. Aunque habia algo extraño. No parecian perseguirnos. Por lo visto simplemente se unian al ejercito. Aún así eran un peligro para nosotros. Debiamos huir de inmediato. 

- Tu ponte un yelmo o algo que te cubra la cara. - Le dije al inglés de inmediato. Luego me volví hacia Guillermo. - A ti te tienen menos visto. Acercate al intendente y busca alguna armadura o ropa masculina para Viana. Tiene que camuflarse para que no la reconozcan. - Yo tambien me esconderia hasta que estuviesemos listos para irnos. Cuando hablé con ellos estaban todos bastante borrachos, pero no me sorprenderia que aún así me reconocieran. 

Mi deambular por el campamento no culmina con ningún resultau de interés más que el de mezclarme con putes e rameras, menudo sino el mio! Nengún atisbo de batallón o destacamento que marche a las Flandes ni nada que interese acerca de tan grande hueste... solo perder el tiempu hasta hallar ocasión para retomar camín. 

A media mañana, habiendo ya desayunado, llegaban más y más hombres (...) ¡¡Allí llegaba el ruidoso tipo que casi prende al inglés y que dio muerte a Ramiro Gutierrez!!

Mon Dieu! De nuevu los nuesos persiguidores apaecen n'escena!

Si bien es cierto que cuando tuvimos el fatal encontronazo ellos taben bastante bebíos non tengo miaja ganes de arriesgarme a comprobar si se acuerdan de nos u no.

El Constantí parece tener un plan para desertar de filas... Fora un desastre fracasar mas que a buen seguro sea mucho peor permanecer en el campamento así que apoyo su propuesta, ea!

- Que queredes que faga bon Constantí?

Si nos agarran desertando por morta puedo darme!

A Guillermo no le apetecía mucho que le dieran órdenes, pero tuvo que reconocer que el caballero tenía razón. No le parecía difícil conseguir pertrechos para la moza, así que se puso manos a la obra con una socarrona sonrisa.

Ante la pregunta de Viana, no habia mucho que decir. - Por el momento escondeos hasta que vuelva Guillermo con ropas adecuadas para pasar desapercibida. Entonces os vestireis y nos camuflaremos para irnos de aqui. - Le susurré cerca para que ningun oido indiscreto nos escuchase. 

Guillermo no tardó mucho en contrar algunas armaduras sobrantes de combates anteriores, et una espada que todo hombre debía como mínimo llevar. Al volver a reunirse, vió cómo el inglés entendía con dificultad lo que Constantí le había dicho*, y se ponía únicamente un casco que envolvía el cabello, pero nada más. Luego acompañásteis a Viana a una tienda en la que nadie había, et que aquesta se pertrechó rápidamente, en recogiéndose el pelo hasta que pareció mínimamente hombre...

Caminaba con el resto de hombres y aquella escena fue algo que me sorprendió, me sorprendió gratamente. Tan sólo íbamos a unirnos al ejército francés como buenos mercenarios que éramos, por unos buenos cobres, claro, pero lo que ví fue realmente suculentos. ¡Eran esos tipos de nuevo! Reconocí de nuevo al caballero, que salía de una de las tiendas con un hombre pertrechado et otro a su lado; et mientras que deduaba si aquellos eran los tunantes del día anterior, me encontré con uno de los soldados cuya cara era tremendamente cercana... ¡Aquel era su arco! ¡El arco inglés! ¡El arco del tipo de Nantes! ¡Menudo malnacido! ¡Y han venido a dar hasta aquí!

¡¡Allí están!! -un grito en medio del campamento condujo a que os diérais cuenta de que os habían avistado-. No obstante, el jolgorio del gran campamento era tan grande que tal voz de alarma sólo fue tenida en cuenta por los que tenía alrededor el mercenario. ¡Esos hombres! ¡Atrapad a esos espías! ¡SON ESPÍAS!

El tipo os señalaba a vosotros, y en pocos segundos varios hombres comenzaron a mirar muy sorprendidos.

¡Esos hombres! ¡Atrapad a esos espías! ¡SON ESPÍAS!

Pillaos! Et que solo faltábanos eso et que mira que en tenía que ser grande el mundu para venirse a tropezar, precisamente en este llugar con esa xente!

Pertrechada como voy, fora absurdo que intentara mediar explicación alguna asina que, con poca fortuna, pretendo andar confundida entre a xente como si el cuentu nun fuera conmigo...

Mala fortuna para aquesta Curandera que, queriéndose arribar a Flandes, tendrá que acabar condenada por espía e desertora y quien sabe cuantas cosas más... Habiendo fracasau en mi intento de esconderme entre as xentes, quedo bien atenta a lo que sea que inventen mis compañeros ya que esto antojaseme que es una trampa mortal!

Al final nos habian visto. Ya no podriamos correr, y menos si nos acusaban de espias en medio de un ejercito extranjero. Y luchar tampoco era opción, pues nos superaban en numero. Tan solo quedaba intentar convencerlos de que no eramos espias, y me temia que esa opción recaia enteramente sobre mi. Podria intenar salvar a Viana a mi y a Guillermo, pero como explicar que hacia Hawk, un hombre del enemigo disfrazado en medio del ejercito? Para eso necesitaria la ayuda de Dios. Y ni con esas... 

- Falsas y burdas acusaciones! - Dije elevando la voz con autoridad. Acaricié la cruz que me colgaba por encima de la armadura. "Mi Señor en los Cielos, dame las palabras necesarias para convencer a los hombres de la verdad" Elevé una plegaria silenciosa mientras tomaba aire para defendernos. - Como esperais que un hombre de Dios, una mujer y un hombre de la guerra, seamos espias de los ingleses?

...un hombre de Dios, una mujer y un hombre de la guerra...

Muller??? Et qué muller si eu voy guarnecida de home!!! Pintan bastos!!! 

¡¡Empalad a esos desalmados!! -gritó el mercenario francés que se habían encontrado en Nantes-, ¡Ayudaron a escapar a un inglés! ¡Están a su favor!

Acto seguido, viéndose ya más en una horca que de vuelta a casa, el inglés Hawk miró a sus ahora nuevos compañeros, aquellos que le habían salvado la vida, y dió un severo codazo a Constantí. Luego echó a correr, agachándose entre la inmensa multitud allí apostada. ¡Había que huir de allí al momento!

¡¡"Cohrreeeed"!! -gritó con severo acento inglés mientras ya se perdía entre la multitud-. El tipo comenzó a alejarse hacia la localidad de Parthenay.

Habiéndome separau de mi compaña en la anterior acción, et aunque sin mucho éxito, dóyme cuenta de la dirección de huida del inglés et que persisto en el intento de confundirme entre la xente et que entrar en algún lugar en el que refugiarme; observo al mío alrededor et que en veo un sitio en el que poder meterme e no ser vista, et que despistar a los terribles perseguidores. 

Nos habian encontrado. Otra vez a correr. Fui a coger a Vianna para huir pero habia desaparecido de mi vista. Asi que solo me quedó correr hacia mi caballo y montar en él a toda prisa para salir huyendo en pos del ingles. 

Viana logró ver una columna de hombres que se perdiá por un lateral, el cual no estaba atento a los sucesos en los que estábais inmersos, sino que andaban a lo suyo: armándose en protecciones, afilando espadas, charlando acerca de los perros ingleses de aquella tierra, implorando a su dios sobre una justa lucha y esperando como buenamene podían a que el inmenso ejército retomara la dirección en contra de los malnacidos enemigos.

Pertrechada, como voy, con peazus d'armadura que confúndenme con un soldau, me interno en la columna lateral, confiando que aquellos mercenarios se centren en la captura del inglés y permitánme huir con más calma.

El inglés, aquel ratón inmerso en un nido de águilas, echó a correr y detrás de él la bellísima Viana. Constantí iba detrás de tales dos, queriendo seguir al primero. Hawk era un tipo ágil y se entremezcló entre los soldados mientras Viana giraba a un lado y... ¡¡¡OOOooopssss!!!, alguien la agarró fuertemente y la zarandeó, volando por los aires y acabando sentada en los cuartos traseros de una montura: ¡Guillermo la había cogido al vuelo! Los dos jinetes, entonces, salieron en dirección a la columna de hombres del lateral, aquellos que no estaban pendientes de lo que sucedía... La turba de mercenaros franceses siguieron a Hawk, perdiéndoos de vista...

En breves estábais saliendo del campamento, resoplando al igual que vuestros caballos, cuando de repente Hawk cayó desde una peña alta, golpeándose delante de vuestro galope en el suelo... Se levantó como pudo, os miró, apoyó su espalda a la gran roca y miró hacia atrás, ¡había conseguido escapar!. Fue entonces cuando corrísteis casi sin dirección alguna... ¡y os volvían a perseguir! Al parecer, el ejercito francés se había finalmente movilizado, y perseguía a los infames tipejos, tal vez espías como os creían, que habíanse metido entre ellos... Poco a poco soldados y caballeros os iban alcanzando a campo abierto, el campo francés nuboso y hediondo...

Y cuando casi por fín os tenían en sus fauces, os topásteis con un grupo de hombres, ingleses por sus sobrevestes y forma de cascos y escudos ¡¡Mon Dieu!! Que cuando os creísteis ya acabados en vida que el grupos se dividió en dos, os dejó pasar y volvieron a unirse en frente para aguantar la embestida de quienes os perseguían, ¡en breves una terrible lucha comenzó a teñir el campo de rojo!

Las patrullas inglesas era numerosas, muy numerosas, y allí quedaron luchando mientras vosotros entrásteis en la localidad de Cholet. La vanguardia de la patrulla entonces os detuvo...