Partida Rol por web

Lucas observó a Polux con frialdad. Se sentía alegre de ver a otro que se preocupara por él, pero Lucas estaba lejos de creer que conseguiría salir de aquel situación.

Se limitó a observarlo serenamente, solo para convencerlo de que se vaya.

Sí... nos volveremos a ver - él mentía, pero solo así lograría que se fueran.

Oktael estaba aturdido, conmocionado. En su desesperación liberó a todos los esclavos, sin percatarse que los enviaba a su muerte. Si bien Polux tenía razón, había muerto como hombre libre, no pudo sentir su corazón agobiado. Había perdido a su hijo ni bien lo había encontrado. 

- Yo... yo... - su voz sonaba entrecortada.-... me llevo el cuerpo de mi hijo conmigo.- dijo el negro mientras sus ojos se sumían en una extraña penumbra. El cuerpo cubierto de sangre de sus enemigos le daba a Oktael un aspecto fiero.

El mercenario, asintió creyendo hasta la médula las palabras de Lucas, a la vez que quedaba en silencio al escuchar al guerrero negro; sabía que la pérdida de su hijo era un gran golpe, y no podía hacer nada si quería sacar de allí su cadáver, por lo que sin decirle nada, pues era obvio lo que implicaba su decisión, lo dejó para que obrara como mejor creyera.

Acto seguido, cogiendo uno de los cabos de las cuerdas que ya estaban atadas, se acercó a Parloq y le dijo:

-Muy bien muchacho, yo cargaré contigo -expuso al tiempo que se lo colocaba a caballito y empezaba a atarse la parte inferior de la cuerda de forma que los englobara a ambos- agárrate fuertemente a mi, la cuerda es sólo por seguridad y para que te canses menos al hacerlo, así que no confíes en que aguante tu peso si te sueltas completamente, ¿entendido? -concluyó a la vez que se descolgaba con el cuerpo del señor a su espalda, todo lo bien atado que había podido.

Esperaba que los demás se dieran prisa, de lo contrario, los enemigos cortarían sus cabos antes de que llegaran al suelo...

Estos comenzaron a bajar por el muro de 10 metros de altura. Desesperados, y uno a la vez, empezaron a hacerlo. Bertram fue el primero en bajar por la cuerda, para asistir a Polux desde la tierra. El mercenario, duro como el mismo roble, logró cargar a Parloq en su espalda ayudado de las cuerdas. Parloq emitía sonidos de dolor, porque se ve que la cuerda lo molestaban demasiado en la espalda, pero Polux no hizo caso a esos gritos, para no desconcentrarse.

Oktael bajaría a Ureko. Este tenía la yugular cortada, a pesar de estar muerto, aún seguía perdiendo sangre.

William observaba la situación y vigilaba mientras los guardias se acercaban pronto a la posición de ellos. ¿Ayudaría a Oktael a cargar al difunto hijo?

Tras aquella intensa batalla, me acerqué a Charles mientras yacía muerto con una mirada vacía y un amago de una sonrisa. Le cerré los ojos, mientras musitaba:

-Espero que vayas a tu preciado Valhalla, amigo.

Me levanté y me dirigí a Sir Lucas. Efectivamente, tenía un corte que solo los médicos de un rey podrían curar. Y si lograba salir de aquí, lo mataría una infección. Miré a Sir Lucas a los ojos, entre caballeros, palabras no son necesarias para entederse. Asentí, y le di una ballesta que tenía uno de los soldados. Tomé un arco para mí, para tratar de ganar tiempo en caso de que se acercaran demasiado.

-Busquemos un sitio donde podamos bajar. Lord Ahrem, ayude a Lord Bertram, su brazo se ve lesionado. Yo bajaré de último, después de todo, solo tenemos suficiente soga para bajar de a 2. De paso, estoy bien, y podré cuidar sus espaldas en caso de que nos alcancen.

Esto lo dije de mal humor, y no tenía los ánimos de discutir. Solo creía que, de alguna manera, buenos hombres habían encontrado la muerte por culpa de los De Vincenzo.

Miré a Oktael con tristeza. Ningún padre debe enterrar a su hijo.

Sin mediar palabra, tomé a Urekko por un hombro, y miré a Oktael dándole a entender de que le ayudaría.

Oktael agradeció con un asentimiento de cabeza a William. Antes de bajarlo sobre sus hombros por el muro, se rasgó parte de su camisa, para cerrar parcialmente el corte en la yugular. Asegurando lo mejor posible el cuerpo de su hijo, Oktael se dispuso a bajar por el muro. Su hijo tenía 16 años y se le presentaba ligero. Poco alimento y su corta edad permitían que el negro pudiera cargar con su difunto hijo. De hecho, le pesaba más la carga de no haberlo podido salvar, que su peso en sí.

Todos habían terminado de bajar. William pudo cubrir con su arco las últimas etapas. Lucas empezó a batallar contra esos guardias que se acercaban, y nadie volvió a verlo desde entonces.

El grupo logró bajar y se adentró así al campamento de Nikomedes. Los guardias querían detenerlos, pero al ver a Parloq, permitieron el acceso.

Finalmente dieron con el general.

Se montaron una buena allí dentro.

Este se veía sonriente, viendo a Parloq.

Estoy complacido... bueno, no lo hicieron de la mejor forma, pero al menos lo lograron.

Este repartió la mirada entre los miembros del grupo. Notó a los heridos como también la ausencia de otros.

Supongo que los demás pasaron a mejor vida. No se preocupen, estarán ya hablando con Cerbero en estos momentos.

Se acercó a Parloq para hablar en privado con él, mientras lo asistía. No sin antes decirles al grupo que tenían su merecida libertad, como habían acordado.

Dios mío... - se arrojó al suelo, totalmente fatigado.

Tomemosnos el día para descansar y curar heridas. Salgamos mañana al amanecer...

Pólux se mostró visibemente molesto en cuanto el general pensaba despacharlos con una simple palmadita en el hombro, como si aquello fuera suficiente para compensar todo lo que habían sufrido. Por ello, antes de que se marchara con Parloq, le dijo bastante airado:

-¿Eso es todo? ¿Así paga el gran Nikómedes a aquellos que lo arriesgan todo por servirle? -expuso con enfado- dos de mis mejores hombres han muerto para que pudiéramos salir con vida, otro de ellos ha perdido a su hijo que estaba como prisionero en sus mismas manos; hemos matado al mismísimo líder de la fortaleza y a sus mejores hombres; le hemos devuelto el prisionero en las mejores condiciones posible ¿y piensa despacharnos con una simple palmadita en la espalda? Señor, no sé si os consideráis un caballero, pero si pensáis contar con nuestros eficientes servicios para futuras ocasiones, creo que estaría bien una recompensa, al menos por las pérdidas y por haber acabado con el líder enemigo, sobre el cual supongo que habrá una buen premio, ¿no? -concluyó estirando las negociaciones todo lo que pudo para que el grupo no se marchara con aquel sabor de boca tan amargo.

Nikomedes se dio la vuelta tras escuchar las palabras de Polux. Este esbozó una sonrisa y se acercó de forma tranquila, silenciosa.

Lo observó durante un tiempo, sin pronunciarse. Polux era muy alto, pero Nikomedes también lo era, estando apenas unos centimetros por encima del gran mercenario.

Creo que estarías olvidando que ustedes son mis prisioneros. Mataron a mis hombres e invadieron mi campamento de forma traicionera, cometiendo un crimen de guerra.

Esta es mi recompensa, para todos ustedes - miró a los demás - marchense mientras les resulte posible, antes de que me arrepienta y los haga ejecutar por la memoria de mis hombres, que ustedes asesinaron.

¿Eso te conforta, soldado? - se fijo en Polux, y se terminó yendo.

Oktael apenas prestaba atención a la charla entre Polux y el general. En silencio, y con su hijo en brazos se alejó un poco del campamento. Posó suavemente el cuerpo bajo un árbol y se puso a rezar en silencio. Parte de su vida se había ido con su hijo. Le quedaban aún otros dos motivos por quiénes luchar todavía. En el primero, había fracasado...

-¡No tan rápido! -exclamó antes de que Nikómedes se retirara, dispuesto a presionar aún más, aunque supusiera poner en riesgo sus propias vidas- es cierto que matamos a algunos de vosotros, pero fue recibiendo órdenes, si por mi fuera no habría aceptado esta misión suicida, pero aún así, estoy seguro de que gustoso habrías sacrificado al doble de soldados que matamos por conseguir sólo la mitad de lo que hemos conseguido nosotros, así que no nos engañes, pues has salido bastante beneficiado de todo lo ocurrido -expuso sin ningún tipo de moderación con respecto al rango de la persona que tenía delante, pues en opinión de Pólux, el respeto había que ganárselo- no obstante, incluso si os empecináis en no recompensaros por ello, por deshonroso que sea; ¿no pensáis recompensarnos por la muerte del líder enemigo? eso es algo que no estaba en el contrato y hemos conseguido sólo con la intención de ayudar a vuestra causa, ¿esa es la imagen que queréis dar? -concluyó esperando hacer razonar a aquel hombre de una vez por todas, pues si tenía que seguir el camino con las manos vacías, le iba a costar mantener a aquella compañía- no parecéis un hombre irracional, habéis visto lo útiles que podemos llegar a ser, podríamos participar en el ataque final incluso, pero si el desprecio es lo único que nos dais, será lo único que recibiréis -concluyó a modo ejemplarizante, una frase que jamás creyó que pudiera decir, pues sonaba demasiado inteligente para él.

Muy bien, gran mercenario - dijo en tono sarcástico, y claramente muy irritado también.

Te recompensaré por ello. ¿Que pruebas y evidencias tienes de que mataste al líder enemigo?

Damelas ahora, o te acusaré de mentir a un general del alto mando de Lumen. Y eso se castiga con la muerte.

Escuché detalladamente cada cosa que Pólux y Nikómedes decían. A pesar de todo, no sabía que tipo de recompensa Pólux iba a pedir, pero yo ya tenía una recompensa satisfactoria en mente.

-Lord Nikómedes... Entiendo su posición, y no quiero retenerlo aquí, puesto que tiene cosas que hacer de mayor importancia que charlar con una banda de mercenarios, sin embargo, el que acabó con la vida de sus soldados fue el antiguo líder de nuestra compañia. Nosotros solo nos limitamos a seguir órdenes, y al ver aquella actitud deshonrosa que le precede, decidimos acabar con él. Un hombre sabio dijo: "La ejecución no la realiza el hacha, proviene de aquel que la oscila"

Lo miré a los ojos esperando una respuesta, con la seriedad que me acompañaba.

Nikomedes observó a William unos momentos, sintiendose contrariado por los buenos argumentos que este ofreció.

Se sentó en su silla durante algunos instantes, como si estuviera meditando las palabras de aquel hombre. Finalmente movió su cabeza y realizó una seña a los guardias.

Estos trajeron una bolsa de monedas de oro para entregarsela a William.

Has hablado bien... ciertamente mejor que otros - miró fijamente a Polux.

Ahora, larguense, y lo digo en serio. No querrán seguir tirando de la soga de un hijo de Ares.

Cuando Oktael volvió al campamento, lo hizo sin el cuerpo de su hijo. Su semblante permanecía serio y sombrío. No sabía qué estaban discutiendo allí, ni tampoco le interesaba mucho. Vio una bolsa en las manos de William y se pudo imaginar el resto. A pesar de todo, esa banda de mercenarios era lo más cercano a una familia que le quedaba. Se acercó a los hermanos Bertram y Ahrem
- Si tienen pensado regresar a sus tierras, yo voy con ustedes.- dijo solemnemente el negro. Algo en su voz sonaba diferente. Algo en sus expresiones se veía diferente también. De algo estaba seguro, y era que él no era el mismo.

Este observó a Oktael. Su firmeza se notaba a la milla. No supo que decir, por el dolor que este sentía por la pérdida de su hijo, pero se limitó a asentir la cabeza.

No había nada bueno para decir en aquel momento.

Finalizada la discusión con Nikomedes y viendo la bolsa de monedas, simplemente se marchó junto a su hermano.

Pólux pensaba arrojarle su espada manchada de la sangre del líder enemigo como prueba de su sinceridad, mas el astuto William intervino a tiempo, haciendo gala de bastante mano izquierda y consiguiendo por ende aquello que el pretendía. Así pues, una vez estuvieron fuera de la tienda y sin ninguna obligación allí, felicitó al caballero diciendo:

-Buen trabajo William, estoy viendo que a partir de ahora tendré que dejarte las negociaciones a ti jaja -rió recuperando parte de su buen ánimo, para acto seguido repartir el oro conseguido equitativamente entre todos los supervivientes- ahora iré a ver al bueno de Varen, a ver que destino han elegido los dioses para él, ¿alguien quiere acompañarme? -preguntó mirando especialmente a William, que era el que más relación tenía con su amigo a excepción de él- y en cuanto a nuestro siguiente destino ¿qué es eso de que tenéis tierras? -expuso mirando bastante extrañado a los hermanos tras la declaración de Oktael- ahora mismo podemos ir a cualquier lado, pero os recuerdo que si queréis abandonar esta compañía, al menos buscad a alquien que os sustituya, pues de lo contrario temo que muramos, o nos veamos obligados a servir a otro cerdo como Alfred; luego lo discutiremos ...- concluyó a tiempo que se alejaba hacia la tienda para los heridos.

-Claro, Pólux, tenemos que revisar el estado de Varen... Y a ejecutar a Alfred. Y acerca de las negociaciones... No creo que sea mi fuerte. Si una misión tiene un fin deshonroso, me temo que terminará con mi espada en su abdomen.- Reí fuertemente, tratando de aliviar todo el peso que tenía por todo lo que había visto.- Por cierto, Pólux, cuando fui con Bertram a buscar al muchacho, noté que te comportabas atemorizado... ¿Que cosas viste, que te hicieron actuar como un novato?