Partida Rol por web

Finalmente, el general que estaba a cargo del sitio de esa fortaleza, apareció y observó a los presentes. Dio una señal para que se abriera la puerta y dejó entrar a los mercenarios.

Bajó para encontrarse con ellos y saludarlos.

En hora buena, por fin han llegado. Losodombru me dijo que debían estar aquí al menos hace una semana. ¿Qué los atrasó tanto tiempo?

Oktael saludó con agradecimiento. Habían entrado a la fortaleza, y se dispuso a observar bien su interior. Cuánta gente había, qué defensas tenían, entre otras cosas.
- Si te fijas por las almena podrás ver que hay un centenar de motivos...- dijo casi irónicamente.

El veterano miró con dureza a Oaktel y a William, a este último por insultar a los defensores, algo que no les interesaba en absoluto; y al negro por abrir la boca, bastante tenían con ocultar su color de piel como para que realizara más actos delatantes. No obstante, colocándose primero, para que el tal Ottavius se dirigiera únicamente a él, le dijo en tono militar:

-Buenas, sentimos la tardanza, nuestro líder cayó mientras atravesábamos el campamento enemigo, junto con otros buenos hombres -dijo con aparente formalidad, y justificando el argumento de Oktael- pero lo cierto es que en cuanto Lossodumbru nos contrató nos dirigimos hacia aquí sin pausa, de eso hace tan sólo un día; así que creo que el grupo que esperabais no ha tenido tanta suerte como nosotros... -expuso dejando claro todo lo que sabía, pues es bien cierto que ellos fueron contratados ayer -nuestra misión es asegurarnos de que el hijo del general Ussanos está bien, y conseguirle una vía de escape segura -dijo recordando su misión original- así pues ¿podemos contar con vuestra ayuda o al menos con vuestro permiso para tal misión? -concluyó intentando acercar posturas con aquel tipo.

Era importante mantener las formas en ese momento, por lo que más le valía a sus compañeros que no se fueran de la lengua...

-Ciertamente. Para poder llegar tuvimos que crear un plan. Perdimos a varios de nuestros hombres tratando de llegar ayer. Ahora, si necesitan confirmar nuestra identidad o algo, hablen con nuestro líder.- Señalé hacia la muralla, tratando de hacerle entender que había sido capturado por el enemigo.- Ahora, sé que me preguntarás, qué hacemos acá sin nuestro jefe, y el porqué no huimos, y la respuesta es la misma del porqué muchos de ustedes están aquí. Dinero. Ahora, en símbolo de buena fe, depondré mis armas.- Arrojé mi escudo, espada y arco al piso, quedándome con el carcaj.- Y me pondré a su disposición. Si nos pueden ayudar a cumplir nuestra misión, excelente. Si nos necesitan para algo más, estaremos dispuestos a ayudarles.

Miré a la cara del soldado con mejor armadura, asumiendo que era el capitán de este pequeño grupo. Miré a los demás, esperando a que bajaran sus armas, para ganar la confianza de estos soldados. 

Ya veo. Así que sois un grupo nuevo contratado. Pues creo que son el tercer o el cuarto grupo, entonces. Ya perdí la cuenta.

Estoy siempre arriba en la torre, observando como intentan entrar, y todos y cada uno de los grupos fueron totalmente desbaratados por las fuerzas de ese maldito perro de Nikomedes. 

Este escupía a un costado, se veía furioso. 

Ese traidor prefiere regocijarse con esos idiotas cristianos de Illiandor. Averguenza a todas sus costumbres...

En fin. ¿Cómo lo lograron? Cuentenme.

-Fue complicado, cada uno de nuestros hombres proponía diferentes cosas... Nuestro antiguo jefe había propuesto usar uniformes del ejército enemigo, sin embargo, fue capturado en el intento de comunicarse. Debéis haber visto como hace unas horas le sometían junto a un hombre de gran tamaño. Maldito idiota.- Escupí al piso.- Al ver que los soldados estaban despistados, decidimos darle un intento con menos hombres, causando una conmoción al otro lado de la puerta. Con los hombres restantes, claro.

Mencioné esa táctica ya que era muy común en los asedios, ya que solía usarse para poder transmitir mensajes personales a fortalezas protegidas. 

Pólux estaba luchando consigo mismo para no cerrarle la boca de un guantazo al caballero, el tipo le caía bastante bien, pero en aquella situación sus vidas peligraban demasiado, y estaba claro que su código de honor acabaría por delatarlos tarde o temprano, pues todos esos detalles sobraban y cuantos más decían más probabilidad había de que se percataran de algún pequeño error y todo se desmoronase...

No obstante, no podía actuar así, pues sería demasiado sospechoso, por lo que tras escupir también el al suelo cuando pronunció el nombre de Nikómedes añadió:

-Un buen amigo mío calló por culpa de ese perro -dijo con igual furia aunque no fuera totalmente cierto- lo ocurrido es tal como dice mi compañero -concluyó sin añadir nada más.

Oktael tuvo que contener sus nervios ante la verborragia de William. Esperando la resolución de aquella situación, Oktael miraba la disposición de las defensas, para poder hacerse un mapa mental de aquel fuerte, solo por las dudas.

Entiendo. Todos hemos perdido a alguien a manos de ese cabrón.

¿Ya pensaron como lo sacaran de aquí? Honestamente esperaba fuerzas mayores a las de Nikomedes, que simplemente destruyeran a las de él. Si fuera posible hacerse entre pocos, ya lo habríamos hecho nosotros.

Lucas había estado muy callado aquel día, pero tras mirar al general sintió que era un gran idiota y no sabía bien su lugar en aquella invasión.

Tantas molestias que nos tomamos cuando nosotros queremos matar a este Ussanos. ¿Por qué no lo mataron ustedes? Otto lo quiere muerto después de todo.

Será más fácil huir sin ese chaval.

El general miró con desprecio a Lucas, sin comprender si lo decía en serio o solo buscaba alimentar su propia ira.

¿Usted no entiende nada? Si lo hubieramos matado, que es a lo que hemos venido realmente, las tropas de Nikomedes ya nos habrían arrasado. Lo único que los frena es el miedo de que tomemos la imprudente acción de matarlo. Es una amenaza latente que los deja calmados.

Por eso necesitan llevarselo ante Otto. Es la única forma de salir vivos de aquí y cumplir la misión.

Bertram estaba ya poniendose fastidioso ante tantas preguntas y respuestas. Sentía que cada excusa restaba la credibilidad del grupo.

¿Pueden llevarnos ante el chico de una vez por todas? No tenemos mucho tiempo.

Vengan, voy a llevarlos. Aunque aún no me han contado como será vuestro plan. ¿Cómo piensan sacarlo de aquí?

Habían comenzado a caminar, aunque el general los miraría esperando una respuesta.

-Si no fuera porque ya usamos la táctica de distracción para entrar, sugeriría lo mismo para salir, pero nadie es tan estúpido.

Me había dado cuenta de que mis compañeros me miraban con cierta incomodidad, pero si realmente tenían personas que veían desde la muralla, mentir podría traer algunas consecuencias. No obstante, odiaba mentir, pero mi padre me había enseñado algo muy útil, llamado: "Verdad incompleta"

Al guerrero le alegró ver que William se mesuraba un tanto más en sus palabras, por lo que respondiendo él a las preguntas del capitán de aquel castillo, le dijo en su tono serio pero seguro:

-Tenemos algunos caballos fuera, los dejamos escondidos cerca del bosque, cerca de la zona menos vigilada del enemigo; para llegar allí tendremos que descolgarnos por las murallas en medio de la noche, y confiar en nuestro sigilo y su borrachera para que no se despierten. De todas formas, nos hemos visto en situaciones peores y hemos salidos indemnes. No obstante, antes deberíamos echar un vistazo a este castillo, para ver por qué lado sería más propicio bajar y donde las huestes de Nikómedes más numerosas, si deseáis ayudar, podéis realizar una salida nocturna, que despiste al enemigo, así tendremos más oportunidades -expuso dejando claro cual era su plan, aunque de ser cierto, con salir del castillo tendrían suficiente- por cierto, ¿qué reacción tendrá ese joven ante nosotros? es decir, si piensa que vamos a llevarlo ante Lossodumbru a matarlo, hará todo lo posible por boicotearnos, ¿deberíamos mentirle y decirle que somos espías de Nikómedes para ganarnos su confianza? -preguntó pisando terreno fangoso, pero necesario igualmente, si conseguían que el capitán accediera, tendrían su total confianza.

No, no esperen ninguna colaboración de su parte. El chico esta atado de manos y pies, con cadenas. 

Lleva varios días así. De otra forma, no podrían llevárselo.

Bien, esperaremos a la noche entonces, si ese es su brillante plan.

Este parecía extrañarse un poco del plan de los mercenarios, pero no hacía comentario al respecto.

-De acuerdo, costará bajarlo así, pero podrá hacerse mientras no sea un tonel de grasa jaja -dijo riendo para distendir el ambiente- mientras llega la noche, ¿podemos pasear por el castillo para examinar cual será el mejor lugar para el descenso? y aún no me ha quedado claro si podemos contar con vosotros para esa salida distractoria, la verdad es que es algo crucial para el plan... -concluyó esperando oír el permiso de aquel hombre, cuyo nombre no conocía por lo que se apresuró a corregir este malentendido- por cierto, las prisas de la misión casi hace que se me olvide presentarnos, mi nombre es Pólux, y el de mis compañeros es William, Osmund -dijo señalando a los mismos y cambiando el nombre de Oaktel por otro más "cristiano que no desentonara tanto- Lucas, Charles, Bertram y su hermano; señor ... -dijo en último lugar esperando que se presentara también.

Yo soy Ottavius, el segundo al mando de la fortaleza. Desde que murió nuestro primer comandante, quedé a cargo por orden de jerarquía de esta estúpida invasión. Ya me resulta tonto estar aquí, por lo que pueden contar con nosotros para todo lo que necesiten para escapar de este lugar.

Recorran las instalaciones, vean al prisionero, adelante ustedes.

Este terminó por retirándose, dandoles vía libre de acción a los demás.

Muy bien, ¿y ahora qué? ¡No estaría mal aprovechar este momento y matarlos a todos! ¡Mi espada necesita algo más de sangre!

Este se notaba muy eufórico, veía el momento oportuno de acabar a algunos enemigos, y bendecir a sus dioses con algunas muertes.