Partida Rol por web

Con la impresión de que la historia de Murdock va a ser demasiado larga, abandonas la habitación, y presuroso, te reúnes con Leila, la cual te sonríe antes de abandonar la posada para encaminarse a una de las calles cercanas, donde se detiene frente a una casa más alta que ancha. Con apenas unas pocas palabras, la hermosa mujer abre la gruesa puerta de madera, invitándote a entrar.

La casa, de dos plantas, destaca por su sencillez y escasez de muebles, los cuales parecen ser los mínimos y necesarios para vivir. No hay señales de ostentación, y mucho menos de riqueza, pero tampoco es pobre o austero, simplemente parece sencillo y suficiente, algo que no es de extrañar todo y conociendo lo poco que conoces a su dueña.

Tras un pequeño tour por la primera planta (comedor, cocina y biblioteca), Leila te conduce a la segunda, donde te muestra dos habitaciones, la suya, y más grande de la casa, y otra algo más pequeña y que define como la de invitados. También en esa planta Leila dispone de un aseo, donde un puedes ver una gran bañera así como todo lo necesario para calentar agua (hay un fuego a tierra en una de las esquinas con varias ollas de gran tamaño), liquido del cual dispone en varios y grandes barriles.

Puedes bañarte si quieres. Yo buscaré algo de ropa para dejarte, por si deseas lavarla. - te invita, señalando el una especie de mesa con varas redondas y varios cepillos, donde sin duda es posible frotar la ropa. Tras sus palabras, y sin esperar a tu respuesta, la mujer abandona la habitación cerrando la puerta a su espalda.

Una vez se cierra la puerta,tengo la impresión de que nunca más saldré de esta habitación.Pero este mal pensamiento se me borra,en cuanto proyecto la car de Leila.

Será mejor que me duche,esto me relajará

¡¡¡Está bién,me ducharé!!!

Grito,con la intención de que Leila me oiga.¡Jajajajajaj!,¡Qué ganas tenía de ducharme!¡Muchas gracias!

Acto seguido,comienzo a quitarme la ropa.La ropa la debería lavar,luego se lo diré.Voy hacia la ducha,completamente desnudo y espero,mientras la bañera se va llenando de agua caliente.

Cuando al fin logras calentar el agua necesaria para bañarte, te sumerges en el preciado y caliente liquido, agradecido de su contacto, y haciendo uso de los jabones de Leila, te frotas con intensidad, despojándote de olores y mugre por igual.

Al rato, cuando ya te sientes tan limpio como deseas, unos golpes en la puerta, así como la voz de Leila, informando de su presencia, te recuerdan que estás en casa ajena.

Como si la vergüenza hubiera desaparecido por completo, Leila se adentra en el aseo cargada con varias prendas de ropa, y aunque su mirada está prendida en el suelo, en varias ocasiones esta se eleva hacia ti, observándote de forma fugaz.

Aqui tienes algo de ropa. - te comenta, en voz baja, mientras la deposita cerca de la bañera, de nuevo con la mirada no tan fija en el suelo como debería. Tras sus palabras, te da la espala, invitándote, de esa forma, a abandonar la calidez del agua, turbia a causa de la suciedad que descansaba en tu piel.

Ese tipo con el que hablaba tu compañero, ese tal Nakin, - empieza a decir, al parecer titubeante en la forma de iniciar la conversación, como si no supiera como encarar lo que quiere decirte. - El drow de la posada, bueno, según he oído no es de... no es de fiar. - agrega, aún de espaldas a ti.

Ah si?!digo saliendo de la ducha,sin importar las consecuencias.¿Lo conoces?Voy hacia donde esté la ropa y comienzo a ponérmela.

....

Tras escuchar su contestación le digo:tengo que agradecerte tu amibilidad.No esperaba que al llegar a este lugar pudiera llegar,si quiera descansar...cabizbajo y mirando al suelo continúo diciendo:no tengo nada de dinero...ALzo mi mirada hacia Leila y le digo:Por eso te lo agradezco,enórmemente....

No personalmente, pero si a otros que si lo han hecho, y ninguno de ellos lo tiene en buena estima. Afirman que es un embaucador y un ladrón. - te responde, dando un respingo al ver sentir, que no ver, pues te ha dado la espalda, que abandonas la seguridad de la bañera sin esperar a que ella abandone la sala.

De nada entonces... Y por el dinero no.. no quiero dinero, lo he hecho porque he querido, no quiero nada a cambio. - empieza a decir, perdiendo voluntad y fuerza en sus palabras a medida que se vuelve hacia ti, gesto que secunda con su mirada, la cual se eleva con cautela, recorriendo tu cuerpo hasta alcanzar tu oscuro rostro. - Yo.. yo.. ha sido.. instintivo... yo pensé.. sentí que... debía... - susurra entrecortadamente, con su mirada prendida en la tuya.

Lentamente, y sin duda esforzándose en hacerlo, Leila acerca sus manos hacia tí, rozando tus musculosos brazos, donde quedan a la espera, al igual que el resto de su cuerpo, de tu reacción...

No la detengo,es más,acompaño sus besos con acaricias y sus acaricias con besos.No me detengo,sigo besandola con pasión,sintiéndola,hasta el punto que pareciera que formamos una persona.

Al sentirse aceptada, y por lo tanto deseada, Leila se libera de su vergüenza de un solo plumazo, y para cuando vuestro labios se unen en un segundo e intenso beso, sus manos ya han recorrido la mayor parte de tu cuerpo, acariciando cada centímetro de tu oscura piel con una intensidad como pocas veces has sentido.

Minutos después, y con su cuerpo acompañando la desnudez del tuyo, ambos disfrutáis, por segunda vez, de la compañía del otro en su mullida y enorme cama, sobre la cual os dedicáis a saciar vuestras más íntimos deseos, convirtiéndoos en dos fieros y compenetrados amantes, situación que no abandonáis hasta varias horas después, donde el cansancio, y el sentimiento de sentirse plenamente satisfechos, os obliga a sumiros en un reparador y deseado descanso....

Cuando apenas te has sumido en un placentero sueño, donde apenas si eres consciente de lo que sueñas, una sensación, apremiante, nace en el fondo de tu estómago, e instintivamente, te obligas a abrir los ojos, alterado ante la insistente y profunda sensación de peligro...

Ante ti, a escasos centímetros, divisas el brillante filo de un daga, y tan solo gracias a tu despertar, logras desviar tu rostro, lo justo para que la daga tan solo logre arañarte la mejilla. Sorprendido, pero acostumbrado a reaccionar con celeridad, observas a tu alrededor, comprobando que Leila duerme de lado, dandote la espaldas y que no parece haberse percatado de nada, antes de fijar tu mirada en el humano, de eso casi seguro, que viste totalmente de negro y que cubre su rostro con un pañuelo del mismo color...

Leila..!

Grito a la vez que me abalanzo sobre el intruso,intentando apresarle...

Ante tu repentina reacción, tu atacante, sorprendido, intenta apuñalarte a la desesperada, pero su daga tan solo logra adentrarse en el plumaje del colchón, liberando parte de este al extraer el arma, aunque para cuando lo consigue, tu cuerpo ya se ha abalanzado sobre él, y ambos, en un revoltijo de brazos y piernas, caéis al suelo, donde hábilmente logras situarte a su espalda, con su cuerpo encima de ti pero con tus brazos rodeándolo e inmovilizándolo...

De repente, y cuando ya te creías con la ventaja suficiente, un brillo, el de una daga, se aparece ante tu mirada, y seguidamente, se lanza sobre el cuello de tu enemigo, rajándolo de un rápido y efectivo corte... Leila, con la mirada anegada en lágrimas solloza fuertemente mientras el arma, sin duda la del asaltante, se cae de sus manos cubierta de sangre...

Que he hecho... que he hecho!! - se recrimina Leila, entre sollozos cada vez más fuertes, mientras sus manos, ahora desnudas, se rodean la cintura, abrazándose a si misma. - No.. no... por que... yo... yo... lo he... matado.. no... noo... - gime entrecortadamente a medida que su cuerpo, arrodillado frente al cadáver (caído a tu lado), se encoje sobre si mismo, empequeñeciéndose...

Me acerco al intruso,que debería estar muerto y me percato que así es.(si no está vivo):

Tranquila si no lo hubieras hecho,él nos hubiera matado a los dos.Le digo mientras busco entre las ropas del "intruso".En caso de encontrar algo interesante lo agarro y lo inspecciono...

Un rápido registro, con Leila aún sollozando a tu lado todo y tus tranquilizadoras palabras, te lleva a encontrar, entre las oscuras ropas, un pequeño papel arrugado donde aparece el nombre de Leila así como la dirección de su casa. Debajo, una frase clara y directa.

Casa marcada con una X blanca, cerca de la biblioteca. Dos plantas. Leila.
Sin testigos. Matar a todo el que haya.

Al escuchar tus palabras, y sobre todo al sentir tu calma, Leila rebaja el ritmo de su pulsaciones, y poco a poco, y sin duda esforzándose en ello, logra que lagrimas cesen y su pecho, gobernado por los sollozos, se contenga y controle.

¿Que.. que pone ahí? - te pregunta, mas calmada, pero con un tono que revela, con claridad, lo asustada que está. Su mirada, nerviosa, no deja de mirar a uno y otro lado, y sus brazos se han enroscado a tu cuerpo, sin duda en busca de una protección que cree necesitar.

Venía a matar a todo aquel que estuviera en esta casa.

Le paso la carta para que pueda leerla, a la vez que le doy un tierno beso acompañado de una agradable acaricia.

Deberíamos observar cómo ha podido entrar en la casa...Me acerco hacia la entrada de la puerta y,además me fijo que todas las ventanas estén cerradas.

POr qué crees que quería matar a todo aquel que estuviera en esta casa,la cual es tuya,Leila.?