Partida Rol por web

Stumred juntando sus manos a la altura de su boca, profirió un fuerte grito en su lengua natal para que los suyos lo escucharan: Hermanos! no temáis! Venimos a ayudaros. Aguantadddd! bajando a continuación a la carrera en dirección a sus camaradas.

Sabrala volvió a cantar, esta vez era una canción ya conocida, de sanación. Después fue hacia donde habían caido los enanos y tocó a uno de ellos.

Fenestir continua avanzando hacia los orcos ... y mientras les sigue disparando .
La flecha vuela certera y se hunde hasta las plumas en el torso de una de esas bestias .

Huir si queréis seguir vivos ... mejor venir a por mi os enseñare como tratan los bárbaros a la escoria verde , les grita en común.

Fenestir abate a otro de los despreciables orcos que parecen plantearse una huída en masa.

Mientras tanto, Karasten vuelve a pronunciar unas palabras mágicas que hacen aparecer una pegajosa telaraña sobre ese mismo grupo de orcos, atrapándolos y evitando su huida.

Tratando de mantener su vuelo en forma recta, Baern preparó otra flecha y, mientras se acercaba a los pocos orcos sobrevivientes apuntó con cuidado, dudando si luego del disparo debía comenzar el combate cuerpo a cuerpo o se mantenía a distancia, disparando sus flechas una tras otra

Una certera flecha de Baern vuela violenta hacia uno de los orcos atrapados en la telaraña mágica y se clava en su pecho, haciéndole caer al suelo, muerto.

Mallon parece bastante más calmado. Su maestro le ha reprendido y los orcos parecen batirse en retirada.

El mago camina rápidamente hacia el grupo de enanos, queriendo evaluar los daños y tratar de ser de ayuda.

Helden sigue su ataque con el arco hacia los orcos más cercanos. Aunque parece que la distancia le hace fallar sus tiros. 

A pesar de que Helden erró sus dos disparos, los orcos, ahora descabezados y diezmados, se baten en retirada. Todos huyen entre los recovecos de las escarpadas colinas fuera de vuestro alcance. Todos salvo los cuatro orcos supervivientes entre la tela de araña convocada por Karasten.

Los cuatro tratan de desenredarse inútilmente, quedando a vuestra merced.

Por su parte, el líder enano y sus compañeros que aún sobreviven permanecen unidos en posición de defensa. Vuestra intervención ha garantizado su supervivencia pero aún parecen dudar de vuestra intenciones.

Sabrala continuó canturreando aquel himno suyo, ahora moviéndose entre los enanos, al que tocaba parecía sanar sus heridas rápidamente, hasta qeu todos los vivos parecieron estar fuera de peligro.

- Saludos señores enanos, lamento haber llegado tarde para salvar a vuestros compañeros, ojalá el azar nos hubiese traído aquí un par de minutos antes. Mi nombre es Sabrala, Sabrala Starbreaker.

Stumred se acerco  a sus compatriotas junto a Sabrala, saludándolos en su idioma natal. Ya estaba acostumbrado a la diplomacia de su compañera y sabia que poco podía hacer a su lado. Era incluso capaz de convencer a los pieles verdes de que se unieran a su causa. Posicionándose junto a ella espero a que esta terminara su discurso, exclamando a continuación: Stumred Barduran. Por Moradin! ¿Que ha pasado aquí hermanos?

No es que le resulte agradable, pero Ingrid se inhibe de las ejecuciones que está llevando a cabo Fenestir al tiempo que se acerca a Sabrala para reforzar sus palabras:

-Sí, menos mal que llegamos a tiempo. Os tenían preparada una buena emboscada.

¿A tiempo? - Preguntó retóricamente el enano que parecía ser el líder, tras tomar la iniciativa en detrimento de sus compañeros -. Cuatro hermanos han caído - sentencia con rabia -. ¿Qué les diré ahora a sus familias cuando juré protegerlos con mi vida?

El enano parecía profundamente consternado. Unos despreciables orcos les habían emboscado en un desfiladero y nada se pudo hacer hasta que llegasteis para salvar su vida.

Contrario a las duras palabras de su líder, el resto de enanos parece profundamente agradecido por vuestra intervención. Asombrados por la belleza y candidez de Sabrala y dando una calurosa acogida a Stumred, uno de los suyos.

Baern enfundó su arco y lentamente volvió con sus compañeros. Sin embargo, una vez finalizada la excitación del combate fue realmente consciente de que estaba volando. VOLANDO. Por un momento probó moverse hacia uno u otro lado, subir y bajar e incluso hacer un par de giros sobre si mismo.

Sorprendido por su recién adquirida habilidad, que había utilizado instintivamente mientras se acercaba, y disparaba, contra los orcos, no puedo menos que reconocer que resultaba realmente útil. Sin embargo, fiel a su caráter y sus creencias, se desentendió de los enanos y se acercó a Kalasten. Señalándolo con el dedo estuvo a punto de increparlo.

Tras pensarlo un momento, vistas las habilidades arcanas del mago, decidió hablar con algo más de mesura - Os agradezco este... eh... regalo - comenzó mientras permitía que su cuerpo subiera unos centímetros antes de volver a bajar - Sin embargo agradecería que la próxima vez me preguntaras si estaba dispuesto a recibirlo. Es demasiado... "mágico" para mi gusto - intentó explicarse

- Y por cierto, durará mucho? no quisiera que vuestra magia se acabase cuando esté en el aire -

Ingrid comprende el dolor del afligido enano y deja el asunto estar sin más.