Partida Rol por web

-Venga, no me jodan- Exclamo Tarcus al ver que bichos voladores se unían a la refriega.

 -Te acompaño en el sentimiento Stukov- Respondió a su mención de mantener guardia a que los bichos se pongan a tiro.

  -Joder chicos no es momento de hacérselo en el traje, nos van a masacrar aquí si abandonan la posición- Dijo en un intento de hacer que los aterrados vuelvan a la carga.
 
  La  verdad que no se sentía nada cómodo en el frente de  la formación, pero había que rellenar agujeros por la falta de personal -Joder, soy un medico, no un soldado, debería de estar refugiado en la enfermería del campamento atendiendo casos de gangrena y recetando pastillas para los terrores nocturnos.- Pensó en su sitio maldiciendo su situación actual.

- ¡Sí! ¡Joder! - La euforia por haber acertado con el disparo orbital sobre 3 arácnidos se desató dentro del casco de Mia - ¡Sí!

Así, Mia, así sí. Dale duro y sal de ésta. Mente fría y arma caliente. Sin amedrentarse al atisbar a la nueva ola de atacantes que sobre ellos se cernía, la Consejero Táctico avanzó hasta ponerse a la altura de sus compañeros y abrir fuego sobre los enemigos más cercanos. Al callar a su Morita, escuchó las palabras de Stukov y asintió, dándole la razón. Bien pensado Mijail, me alegra saber que tú mantienes la mente fría. Esto le hizo recordar los huecos en la formación que vió al avanzar y, volviendo la vista atrás, lanzó un mensaje a sus compañeros que huían que se solapó con el de Tarcus, aunque venía a decir lo mismo.

- ¡No os vengáis abajo! ¡Mantened la formación y todo saldrá bien! - Era mentira, por supuesto, pero no podían quedarse con el culo al aire en el frente.

Los arácnidos no cejaban en su avance, pero los infantes tampoco cedían terreno en ningún momento. La línea de soldados todavía era sólida aunque eso no supone ninguna certeza de victoria pues el enemigo todavía era numeroso. 

Y sin duda el momento crítico en el que se pondría a prueba la valía del escuadrón parecía haber llegado por fin. Los flancos parecían estar sufriendo y en el cielo se podían ver a los Hopplers acercarse haciendo un vuelo rasante. -Mierda, más voladores no.- Se quejó inútilmente el fusilero. La adrenalina que fluía en torrentes por su cuerpo lo mantenía en sus cabales para no salir corriendo y poder enfrentar al enemigo que se acercaba. McNillon vio por el rabillo del ojo como alguno de sus compañeros de escuadrón parecían sucumbir ante la presión. "No los culpo." Pensó una parte de sí mismo. Pero no había tiempo para empalizar con nadie. Ahora solo podían luchar o morir. -¡Vamos! ¡No podemos detenernos ahora!- Dijo para tratar de subir los ánimos. Entonces dio un paso al frente y se preparó para disparar una ráfaga para tratar de contener el avance de lo que se les venía encima.

La carne de cañón comenzó a menguar y os mejores jugadores ya empezaron a aparecer entre las filas. Warriors, Tigers, Hoopers, Ripplers y hasta Tanques. Tal cual dictar el manual arácnido, viendo que ambas formaciones somos tan predecibles jugando un ajedrez de memoria me limito a hacer lo que mejor se hacer, mantener filas y abrir fuego a todo lo que tenemos por delante. Con el cargador con sus últimas balas se que no tengo muchas chances y me veo obligado a recargar. - Creo que es hora de montar ese arma Cabo. - Haciendo clara referencia a la Shredder.

Apunto primero al Tiger que tengo a un flanco y veo que está muy encima de Guerra y de dos infantes más. - Mierda. - Veo que se me hace imposible disparar sin herir a ese grupo de infantes y por eso cambio de objetivo al siguiente Tigers que está muy cerca y viendo que ya los otros abren fuego sobre los demás bichos que se acercan. Lo marco con la mira y aprieto el gatillo hasta que siento el arma más ligera, rápido como dicta el manual cambio sin mirar el cargador esperando haber derribado a ese bicho pero sabiendo que no sería tan fácil bajarlo.

La situación se estaba volviendo complicada. Teniendo amenaza aérea, terrestre y tankes rompiendo los flancos, Frost no podía darse el lujo de prestar un segundo de atención a los infantes de su escuadrón que se habían retrasado y acobardado. Después de todo, ellos se encontraban más seguro que la línea de avance que se mantenía firme por ahora. En estos instantes había que considerar todos los factores que entraban en juego, había que pensar en frío y dar las órdenes exactas y sencillas. Ni una palabra más ni menos. Sabía que cada especialidad de infante propondría algo diferente, así como los artilleros como Llorens estaban queriendo montar las armas de posición ahora mismo. Es un lujo que no podemos darnos hasta que el teniente ordene lo contrario... el pensamiento coincidía con el oscurecimiento del cielo que ya conocía muy bien, los voladores se acercaban a toda velocidad, como una manada feroz, hambrienta.

El análisis finalizó y así comenzó a la acción, su dedo dirigió una ráfaga continua intentando contener el tigre que se acercaba por el norte, al tiempo que daba un paso al frente.

¡Mantengan mi línea infantes, ni un paso más! su posición corporal marcaba exactamente dónde pararse. 

¡McNillon, Haggar, fuego supresivo sobre los voladores! ¡El resto, conmigo a los terrestres, que no avancen! Sus órdenes se veian entrecortadas por la cadencia de disparo de su morita.

La cosa se ha puesto mas fea, mas bichos apareciendo por todos lados.

Esto no va nada bien. Pero igual hay que matarlos a todos.

Mientras me muevo un poco en diagonal, me giro al costado apunto y le disparo un solo tiro al bicho que estaba a mi izquierda. 

MUERE MIERDA

Poco a poco, el horizonte se iba llenando de bichos, bichos y mas bichos, incluso con la noche cayendo se podia ver a lo lejos como el blanco de la nieve iba cada vez desapareciendo. La cosa se anima, bien cuantos más hayan mas podremos matar,  era su forma de intentar no caer ante el pánico, despreciar la muerte, despreciar el peligro eso es lo que le había mantenido hasta ahora ahí, y no iba a cambiar ahora. Eso esta hecho jefe, pero están un poco lejos como tener un disparo preciso, decía mientras levantaba la morita y soltaba una ráfaga hacia los bichos que atacaban desde el aire.

Estaba asustado, podía morir si, pero no dejaría que eso me influyera, así que joderos bichos de mierda! si me queréis que sea peleando. Pienso apretando el gatillo y disparando hacia los bichos.

El sargento se mantenía disparando a los aracnidos quienes no paraban de salir y llegar si no cambiabamos la situación lo tenian crudo

-Mia, contacte con el mando y pidale ordenes al Lt Hammer

Al ver a los ripplers no pudo evitar sentirse sobrecogido por el miedo

Mia asintió a las palabras del sargento, dado el aumento en la intensidad del ataque arácnido y la consecuente dificultad para seguir avanzando, ella también creía conveniente estar informados en todo momento. Sin tiempo que perder, contactó con sus superiores.

- Puesto de Mando, aquí la Consejero Táctico del Escuadrón Gatling. Solicitamos confirmación de la orden: avanzar o mantener posición. De ello depende la reagrupación de las unidades y el uso de armamento pesado. Cambio. 

Algo se removió en el interior del explorador ante el movimiento de las putas chinches y en su interior, algo se rompió- No tienes munición, no estás preparado para una batalla así, no puedes usar tus habilidades. Vas a Morir, vas a morir, vas a morir...

Y antes de que pudiera darse cuenta de lo que estaba haciendo, el explorador comenzó a correr todo lo posible en la dirección contraria a la batalla.

Lo que en un principio era una enfurecida fuerza de defensa arácnida, ahora se estaba convirtiendo en una encarnizada fuerza de ataque. Los infantes de la federación simplemente ya no podían avanzar mas e incluso con los flancos debilitados, el hacerlo podría ser un suicidio. Los escuadrones Eco y Gatling también estaban siendo victimas de esto, aunque sobre todo del miedo que causaba el enfrentar a tales criaturas; las cuales habría que señalar, seguían llegando sin fin e incluso ya se podían ver tanques a la distancia.

Ahora la situación se tornaba sumamente difícil, con bichos tigres combatiendo en las lineas, con los molestos obreros acompañándoles y con una infinidad de bichos aéreos apunto de caerles encima, la posibilidad que tenían los infantes de mantenerse su plan de ataque empezaba a desmoronarse de forma contundente. Mas aun, el riesgo de que se perdieran muchísimas vidas en aquel ataque ya era una realidad para los infantes que codo a codo combatían por un metro de terreno.

Y si las noticias no fueran aun lo suficientemente malas, una serie de luminosos brillos, tal cual luces de bengala incandescentes empezaron a surcar los cielos hasta caer sobre las lineas de infantes en los flancos causando gran estruendo y serios daños. Los bichos plasma estaban iniciando un certero bombardeo, y con el mismo, los flancos simplemente terminaron por colapsar y ahora desde la distancia, se podía ver como las fuerzas de la federación se batían en retirada en medio de un caos de sangre y fuego.

-Atención todos los escuadrones- se escuchó al teniente Hammer a través del canal de mando de las fuerzas de combate que el dirigía. -Los flancos han caido, repito, los flancos han caído. Mantengan su posición a toda costa y prepárense para una inminente repliegue-.

Corro hacia las líneas de la federación sin mirar atras, pero cada zancada que doy me pregunto qué estoy haciendo.
Los bichos tigre son letales y hay un centenar más de bichos dispuestos a destrozarnos, pero si no estoy en primera línea con el resto ¿donde estoy? Esto es la federación, no valdrá un "señor, nos enviaron a una carnicería, aquí vendré mejor". NO. Soy de la pesada, se supone que nosotros ponemos el hombro y empujamos.

Freno la carrera viendo que Hans Vandel está a unos pasos demi.

!Hans¡ le digo por el intercomunicador Tenemos que ayudarles tío...

Creo que me voy a arrepentir de volver. No quiero morir. No quiero que un bicho que clave sus garras y me destripe, pero estoy entrenado para luchar y no debería haber huido.

Joder...

Echo a correr hacia la linea de la Gatling, hacia la zona donde dejé mi morita. Vuelvo dispuesto a luchar.

La marea de bichos poco a poco iba apareciendo por el horizonte, ya casi sin luz poco se podía ver a lejos, aún así podían distinguir la enorme cantidad de arácnidos que estaban frente a ellos, y empezaban ya a echarles encima mucho mas que esos en comparacion inofensivos workers, los tankers estaban a lo lejos, y pronto tendrían que pararlos o sino sería demasiado tarde. Por otra parte, el teniente hammer en medio de la formación parecía que estaba en un apuro, estaba fernte a una gran cantidad de bichos voladores, si caía era probable que la mayoría de los novatos, y algunos de los más veteranos pudieran caer en la deseperación.

Dejo caer la morita al suelo para, sacar de la espalda la Shredder que le habían asignado la sospesó un momento, y rápidamente la afianzó sobre sus brazos, unos segundos más y ya estaría lista para escupir balas.

¡Jefe! Tengo la Shredder en posición,  dijo alto y claro, deseando hacerla funcionar.

El enemigo se lanzaba sobre ellos, el tiempo se acababa y el frío que podía sentir filtrarse a través del traje pronto pasó a un segundo plano, sintiendo el calor arrastrato por la sangre corriendo por sus venas. Podía sentir el corazón acelerarse poco a poco, según el arma iba escupiendo los casquillos vacios hasta que se quedó sin munición. Stukov siguió apretando el gatillo, presa del nervio y la ansia de matar al enemigo antes de que le alcanzara, cuando se dio cuenta que no era ni la primera ni la segunda vez que el arma realizaba aquel "clack clack clack" que indicaba que no quedaba munición en el cargador y el martillo del arma estaba golpeando aire.

Aun no había bajado el arma, cuando por el rabillo del ojo vio a Haggar tirar el arma al suelo. Juraría que hacía nada lo había visto recargar el arma, entonces, Stukov soltó su morita, agachandose para recoger la de su compañero, y nada más alzar la vista, vio a una de esas chinches voladoras practicamente sobre ellos.

Le pareció que el corazón se le había parado durante unos instantes, en los que Stukov levantó el arma, y sin apuntar, apretó el gatillo al grito de - ¡MUERE CABROOOOOOÓN! - Dejando que el arma escupiera plomo contra aquel bicho, manteniendo firme el arma mientras seguía la trayectoría de la chinche que se lanzaba a por ellos.

De manera casi inesperada y prácticamente repentina, el caos aumentó exponencialmente tras la arremetida de los voladores. A pesar de todos los cadáveres de bichos amontonados frente a la línea de infantes, el enemigo no parecía apreciar el detalle pues su ataque se tornó más fiero todavía. Como si un espíritu de venganza ocupase el lugar donde debería haber un miedo primordial ante tanta muerte.

Jenkins se mantenía de pie en medio de todo aquello como un efímero espectador de tan terrible escena. Pero, a pesar de lo desolador del panorama, el fusilero se mantenía firme sin soltar su arma. Su escuadrón aun no había sufrido daños y los pocos que habían sucumbido a la presión parecían estar volviendo a sus cabales. De modo que, aun sin poder avanzar, todavía tenían fuerzas para luchar. -Cabo, ¿alguna novedad en las órdenes? No podremos mantener la posición durante mucho más tiempo.- Pregunta al soldado Frost, que se encuentra a su lado manteniendo la frágil línea que dibuja el escuadrón. Pero McNillon a penas tiene tiempo de pararse a escuchar la respuesta pues una oleada de voladores se acercaba directo hacia ellos. -¡¡Hoppers viniendo hacia nosotros!!- Exclama la advertencia a la vez que levanta su morita para descargar una ráfaga de proyectiles contra los insectos que se acercan hacia la posición del escuadrón.