Partida Rol por web

Veo el dislocamiento que tienen el Cabo y entiendo que necesita un poco más de reacomodación que una luxación clásica. Probablemente su acción muscular ha posicionado el cóndilo fuera de la cavidad glenoidea y tensado los ligamentos, evitando la correcta maniobra. Le inyecto un relajante muscular en los musculos antagonistas de mi movimiento, confiando en mi pericia y en la labor de los agonistas.

Mientras examino la posición anatómica, escucho sus palabras. Arrugo el ceño y le respondo:

 - "Como vuelva a llamarme así tendrá que aprender a disparar con el ano para ser útil, Señor."

Un movimiento brusco y con fuerza, casi como una llave de Judo, es lo que le hago y el fuerte ruido del hueso reposicionándose nos indica que ha sido una maniobra exitosa. Eso junto con los medicamentos antes puestos debería bastar para que su brazo quede como nuevo:

 - "Creo que ya está listo. Solo no lo utilice en cosas tan bruscas por un par de días y estará perfecto."

Luego veo que Stukov también necesita de mi ayuda, por lo que anestesio tópicamente tanto con spray como con jeringa y comienzo a remover tejido quemado rápidamente hasta ver sangrado. Luego coloco apósitos pero el tejido quemado es difícil de sanar y no tengo ahí los medios para hacer más.

Poco a poco la adrenalina del combate iba descendiendo, pero lo que no decaía era la ira en cada uno de los infantes que veía, el combate había sido duro, durísimo, como la mayoría de las misiones a las que la infantería se debía de enfrentar. Aún así a esto nadie se acostumbraba nunca, uno podía disimular más o menos pero lo que no se mostraba siempre iba por dentro. 

Y cada uno de sus compañeros que veía caído no hacía mas que avivar el odio acumulado que ya tenía sobre los estirados de la flota, y más aún sobre los desgraciados de inteligencia. A veces se preguntaba si esos malnacidos incluso eran peores que las malditas cucarachas, todo eso es lo que se le pasaba por la cabeza mientras seguía apuntando al cielo desierto, pero que seguro no tardarían en volver a aparecer bichos voladores.

Sin descuidar el horizonte veía como 'doc' se afanaba por parchear a cada uno de sus hermanos, les habían dado fuerte pero seguían en pie con las fuerzas suficientes para mandar a todos al carajo. Más allá vió como en los vehículos caídos seguía el sargento intentando entrar a la fuerza en uno de ellos.

- Todo despejado por aquí, nada en el horizonte todavía. Quizá sea más útil en otro sitio ahora mismo, jefe - dijo por el comunicador, esperando respuesta del sargento o del cabo. Mientras echaba de nuevo un vistazo al horizonte.

- Es un buen plan, Miller. El cabo ha sugerido dar buen uso a la munición pesada de los geckos que estuviese de más como explosivos. En el escuadrón Gatling carecemos de detonadores y equipo de demoliciones, pero si en tu bolso sobran, podrías intentarlo - respondió Frost por el canal 3 y volvió a su actividad.

Todo parecía estar tranquilo en la colina de fuego, los infantes trabajaban arduamente en un intento para estar preparados ante cualquier eventual ataque. Hasta ahora no se había avanzando mucho, los contingentes se habían repartido municiones y habían sido atendidos por los especialistas médicos; pero mas allá de eso no se había hecho mucho. Algunos pocos infantes vigilaban los alrededores, un grupo grande trabajaba en el Gecko Comander, los miembros del escuadrón Alfa se apuraban a recargar el Heavy Gecko que tenían mas cerca con los proyectiles almacenados en los Gecko Armoreds; y con ello en general, quedaba aun mucho por preparar. Si los bichos les atacasen ahora, no estarían listos; aunque muchos dirían que al menos habían recuperado las energías y tenían suficiente munición como para pelear hasta la muerte.

En principio no hubo respuesta, aunque claramente Mia escuchaba constantes disparos y gritos de batalla. Señal de que su mensaje había sido recibido y que allá en el puesto de mando se seguía combatiendo.

-Aquí sargento Hamej en el puesto de mando de la compañía. He informado lo mejor que he podido al capitán Tsumina lo que me ha informado. El capitán les felicita por su trabajo pero les advierte que una amplia fuerza del imperio arácnido avanza desde el norte de su posición hacia ustedes. Pronto estarán siendo atacados por fuerzas innumerables. El capitán les ordena que defiendan la posición a toda costa, pues si la colina cae, las fuerzas arácnidas atacarán la zona B que aunque ya ha sido tomada, sigue siendo atacada constantemente. No esperen refuerzos pronto, no hay forma de que alguien sobreviva avanzando hacia su posición, y nos estamos quedando sin hombres suficientes como para seguir avanzando. El capitán no sabe a que se refiere con lo de los TAC, dice que los hombres del teniente Hammer estaban a cargo de eso.-

A la cuenta del sargento Frost, el grupo de infantes de diversos escuadrones trabajaba arduamente para abrir la compuerta de acceso del Gecko Commander, el esfuerzo fue grande, la puerta da metal era muy pesada y parecía estar atascada. No obstante tras el gran esfuerzo súbitamente está cedió ante un gran crujir metálico. La luz llego al interior pero inmediatamente fue asaltada por una densa nube de humo que se estaba concentrando en la parte superior del vehículo.

En aquellos instantes no se podía ver casi nada, necesitaban de al menos un minuto antes de que se disipase el humo. No obstante, ante la nula respuesta del interior, pronto habrían de darse por vencidos de no ser por que una voz ahogada llego del interior entre quejidos y pequeños golpes de auxilio. Las sorpresas no acabaron allí, apenas unos segundos después de que lograran abrir la compuerta una serie de gritos les hizo reaccionar, alguien solicitaba ayuda desde Gecko MLRS, y por sus palabras parecía estar bien aunque atorado.

No solo la puerta cedió, además entre todos acabó por abrirse de forma lenta ante los esfuerzos combinados de los infantes allí reunidos. En cuanto esta se abrió, las luces apuntaron a su interior, pero la densa nube de polvo no dejó ver nada del interior. De forma instintiva, Stukov se llevó la palma de la mano a la boca, hasta que al chocar contra el cristal recordó que el sellado le impediría tragar polvo, y que era innecesario.

- Joder. - Se quejó, moviendo la mano de un lado a otro, en un vano intento de apartar el humo. No se ve nada... Pensó, mientras se adelantaba un solo paso, metiendo la cabeza dentro del vehiculo para comprobar el estado de este. - ¿Lo escuchais? - Preguntó por la radio, frunciendo el ceño. Pero no pasaron más que unos segundos hasta que aquella pregunta tuvo su respuesta, y no por ninguno de los allí reunidos, si no por alguien que se encontraba en el interior del vehiculo.

- Señor, tenemos supervivientes. - Informó al Sargento de la Gatling. - Intentaré sacarle de ahí dentro. Con permiso señor. - Solicitó a Frost, para acto seguido entrar dentro del gecko en busca de los supervivientes y ver el estado en el que habían quedado los equipos.

- Adelante Stukov, Rivas y Mcallen, ayudenló, revisen que sucede ahí adentro y reporten de inmediato - ordenó, acompañando sus palabras de las practicadas señas militares. El sargento se giró hacia García que seguía enfrascada con su equipo de comunicaciones sin moverse del lugar. Admiraba el foco y la voluntad de aquella mujer, pero era más importante ahora que siguiese sus órdenes y se pusiese bajo los cuidados de Tarcus.

- Gordon, Merle, Chuan (*) - habló refiriéndose a los infantes del escuadrón beta que les habían dado una mano crucial con la enorme puerta - Armen un perímetro alrededor del Carrier y mantenganse atentos por si hace flata su ayuda dentro -

Necesitaba que Tarcus le sacase la espina que tenía atravesada en el muslo, por más fuerza de voluntad que le pusiese, la herida comenzaría a infectarse si no se la trataban pronto. Y el dolor volvía de manera potente y aguda.

- Mierda... - se paró con dificultad frente a la consejera - Vamos García, nos haremos atender ahora y luego pondremos manos a la obra dentro del carrier - le comentó, rompiendo su concentración.

- Infantes, García y yo iremos a la enfermería, cuando estemos parchados volveremos a terminar de reparar los sistemas - informó mientras se lanzaba al trote junto con su compañera.

Frost no tardó en llegar al gecko junto a Tarcus y el resto de los soldados que ponían sus cuerpos en manos del médico de la Gatling. La cantidad de restos de insumos, así como la sangre y los kits vacíos, indicaban que el soldado había estado trabajando sin descanso, cortando, cosiendo, limpiando.

- Tarcus, estamos en tus manos - comentó Jhonny mientras se acomodaba en un costado, a la espera de que todo aquello terminaba.
La ayuda prestada por el médico era invaluable, el había retirado la espina, lo había suturado no sin antes limpiarle la herida y llenarla de desinfectante. El ardor iba cediendo poco a poco, llenándolo con alivio. También había colocado un polvo alcalino sobre la zonas de su cuerpo que habían sido quemadas por el ácido, así como unas vendas para quemaduras.
Mientras sucedía todo aquello, meditaba sobre el curso de acción a seguir. Quienes no estuviesen atareados en el carrier debían ir montando las líneas de defensa y recargando lar armas de los geckos.

Cuando los primeros auxilios fuesen administrados de manera más que exitosa, el sargento apuró a García y volvieron con prisa al carrier para verificar lo que allí habían logrado los infantes.

- ¿Qué han hallado dentro? informen soldados -

Parecía increíble, pero lo estábamos consiguiendo. La puerta cedía ante nuestros intentos y por fin podíamos acceder. Además, parecía que había alguien vivo.

- A la orden- respondo mientras me meto en el vehículo tras Stukov en busca de supervivientes y para aclarar un poco el estado de todo ahí dentro.

-Tu dirás cómo lo hacemos Stukov- digo mientas enciendo la linterna del traje para intentar ver algo mejor entre todo ese humo- cuidado no haya ningún cortocircuito o algo en llamas.

Toda aquella calma, le hacía tener un mal presentimiento, que los bichos se hubieran retirado no lo había visto nunca así, pero era algo dentro de lo que cabía normal para un bicho habían acabado con uno de sus imponentes tankers, el más grande que había visto, pero también sabía que las oleadas de bichos atacaban una y otra vez, y la espera solo le hacía suponer que estaban sumando más y más efectivos para aplastarlos.

- Mierda de niebla .- se quejó el artillero - Sin enemigos por el horizonte ... por el momento - avisó por el comunicador. - Dentro de nada tendremos encima una niebla que no nos dejará ver nada. Mientras mantenía la guardia, a la espera de cualquier avistamiento.

Todo hacía suponer que iban a aprovechar eso los bichos para atacarles, debían apostarse en la defensa y mantener a ralla las oleadas, para que los mamones de inteligencia tuvieran su pedazo de hielo bajo control.

Vandel se mantenía atento, había conseguido recoger algunos cargadores y un rifle nuevo, aunque sabía que ahora las balas desaparecerían en un pispas. Por si acaso las cosas no salían mal, Vandel salió de la enfermería donde Tarcus le había curado y se dirigió hacia el centro, intentando percibir algún tipo de amenaza por parte de los chinches.

Atiendo a todos los miembros de mi escuadrón que requieren de ayuda médica, aliviando en parte sus dolores. Miro a Stukov y se me ocurre que quizás esta sustancia que genera una capa de piel sintética protectora puede hacer algo más por él, por lo menos de momento.

Le llamo y remuevo su apósito para colocar este spray sobre su herida. De inmediato una capa de piel sintética cubre la quemadura y con eso detiene una posible infección. No es demasiado el alivio que debe sentir pero si hace diferencia a efectos de sangrado y tiempo de cicatrización. Luego le indico:

 - "Si no has usado el paquete del cuchillo, puedes hacerlo. Contiene drogas que te quitarán en parte el dolor."

Las quemaduras producen un dolor enorme y es incapacitante en muchos aspectos. Por suerte, el cuchillo tiene un poco de opiodes que puede aliviarle en parte el dolor aunque deben manejarse en dosis correctas para evitar las RAM.

Luego comienzo a atender a los Betas que van llegando. Veo que cinco de ellos están heridos, por lo que comienzo a atenderlos de inmediato pues todos tienen trabajo que hacer.

McNillon suspiró aliviado al sentir cómo el dolor se iba desvaneciendo poco a poco hasta quedar poco más que un ligero entumecimiento. -Gracias, Tarcus. Espero no necesitar tu atención en bastante tiempo.- Bromeó con una media sonrisa que trataba de aflorar en el rostro del fusilero a pesar de la tensión del ambiente. Estar bajo amenaza de un inminente ataque nunca resultaba saludable para nadie por muy defendible que fuese la zona o por la certeza que el enemigo haría su movimiento. Esos bichos ya habían demostrado más de una vez que podían poner a las fuerzas de la Federación en jaque en más de una ocasión y de muchas maneras distintas.

Con fuerzas renovadas, el fusilero revisó una vez más su morita y que los anclajes del nuevo aditamento estuviese n debidamente ajustados. Comprobó también la munición y activó su comunicador en el canal del escuadrón. -Sargento, deberíamos comenzar a plantear la defensa de la colina.- Apuntó el soldado a la vez que ponía su mirada en el horizonte, como si esperase ver de un momento a otro a una imparable marea de arácnidos. -Si me lo permite, sugiero que tomemos posiciones en la cobertura del borde para frenar lo que venga por tierra y desplegar el Gecko que nos quedan operativos para cubrir el aire.- Propuso sin dejar de otear en la helada llanura que tanto esfuerzo les había costado atravesar. Sabía que un grupo estaba haciendo lo posible por rescatar el Command Carrier y recuperar el control de los TAC, pero si no se daban prisa por organizar una defensa no serviría de nada toda la sangre derramada para tomar la colina.

- Gente, el que no se esté curando que vigile por donde nos van a venir los bichos, no quiero que nos tomen por sorpresa. Quiero cielo y tierra cubiertos, vigilen de a parejas ¡¿Entendido?! Vandel, ven conmigo al Sureste para saber si vienen por ese lado. - Y no termino de alejarme que noto como la niebla comienza a cubrirlo todo. Con un demonio, lo que nos faltaba. - Quiero a todo infante con la lámpara encendida en todo momento y cuando sepamos por donde van a venir los bichos con la visión en infrarrojo. No nos van a tomar desprevenidos esas mierdas. El que no tenga un punto en el medio de la frente no es soldado o será uno sordo y recibirá una lluvia de balas. ¡¿Entendido?! - Me dirijo hacia la posición que le marqué a Vandel y miro el horizonte aun sabiendo que no es mi fuerte. 

Los rumores de que los bichos ya estaban en camino empezaban a esparcirse entre las tropas generando un sin fin de preguntas y rumores. Fuese como fuese, los infantes seguían apresurados en lo suyo. Algunos pocos infantes cavaban trincheras, otros seguían con atención medica o repartiendo municiones; un amplio contingente atendía el asunto del Gecko Commander y parecían haber tenido ya éxito, aunque no se había reportado aun nada. Y así, mientras algunos pocos infantes vigilaban el perímetro en medio de la neblina que ya empezaba a caer sobre de ellos y el sargento Miller del escuadrón Eco caminaba solo a la distancia entre la nieve, el momento del ataque enemigo empezaba a acercarse.

Con Stukov entrando por delante y seguido por otros como McAllen, el grupo de rescatistas se introdujo en el denso humo que ya empezaba a dispersarse en el vehículo. Entonces, ante la pregunta de McAllen, al fin hubo respuesta.

-Aquí- clamó una voz conocida, -teniente Hammer reportándose- dijo el teniente con formalidad complicado por una toz severa que le aquejaba y que sin duda era debido al humo. Los infantes no podían verle, pero al menos le escuchaban con claridad. No tardaron mucho en ubicarlo y con ayuda de un fortalecido Rivas que hizo a un lado un pesado conjunto de fierros retorcidos que oprimían al teniente, lograron liberarlo. No obstante, su aspecto no era alentador, sus piernas estaban destrozadas y tenia una fea herida en el estomago, seguramente necesitaba ser evacuado pronto o no sobreviviría. Ya con el humo prácticamente ausente, los infantes pudieron ver al resto de tripulantes del vehículo, uno había perdido la mitad de la cabeza y otro cerca de ellos no daba muestras de vida, no obstante, había tres técnicos en muy mal estado que aun seguían con vida, aunque quizá no por mucho.