Partida Rol por web

No podía ser, aquello era simplemente impensable, mucho más aterrador de lo que había imaginado en un principio. Sólo podía quedarse quieto allí viendo como el infierno a marchas forzadas iba hacia ellos. No podía moverse, ni un solo músculo tenía que reaccionar pero cómo lo iba a conseguir con eso delante, sólo podía pensar en salir huyendo de allí.

-A la orden, voy con Stukov- digo al sargento e intento cambiar el sistema de visión para localizarlo mejor, pero no lo consigo a la primera. Aun así me dirijo a la zona donde está mi compañero y me pongo allí dispuesto a cubrir la zona.

Vandel escuchó como todos empezaban a abrir fuego, y aunque no tenía del todo el tiro claro, ahora tenía dos armas y más balas, así que optó por disparar e intentar ralentizar a esos malditos bichos en su sitio y que, con suerte, los TAC UAV y los Geckos los dejaran secos en el sitio.

Apretó los dientes y esperó que todo pudiera ir mejor que la anterior, que no apareciera otro puto bicho gigantesto y que, con suerte, recibieran alguna clase de apoyo salido de ve tu a saber donde.

Mia sintió pánico por un segundo. La carga enemiga era inminente y deseó huir de allí. Pero el susto se le pasó en cuanto se percató de que ya se encontraba en un vehículo en la retaguardia. Más no podía pedir en ese momento para estar a salvo. Concéntrate Mia...

- Frost, he contactado con el Capitán. Las órdenes son claras: defender la posición. La huida sólo se contempla en caso de que fracasemos. - Acto seguido, repitió el mensaje por el canal interescuadrones.

La pérdida de concentración lo pasó factura a Mia. Apenas pudo controlar a 3 TACs para que abrieran fuego supresivo sobre la vanguardia enemiga, su prioridad ahora. Mierda... si al menos los putos insectos se quedasen quietos... así solo tendría que reenviar las mismas órdenes una y otra vez.

Y para rematar, uno de los TACs, el tercero concretamente, dió aviso de avería. ¡Noo! ¿Cómo puedo reparar eso yo ahora?

Mia lanzó con voz firme un mensaje agridulce por el canal interescuadrones. Por un lado, confirmaba que el Mando seguía operativo. Por el otro, se les instaba a luchar sin cuartel pese a la desventaja numérica. - Alfa, Beta, Eco y vehículos, aquí la CT de la Gatling. He contactado con el Capitán. Las órdenes son claras: defender la posición.  La huida sólo se contempla en caso de que fracasemos. Cambio y corto.

Frost comenzó a disparar hacia adelante, numerosas figuras borrosas se movían hacia ellos, copaban el horizonte formando una masa informe. El suelo parecía temblar con la terrible estampida que avanzaba sin cesar, cerrando metro a metro la distancia, desdeñando los disparos y explosiones.

El retroceso masajeaba su hombro de una forma agradable, la muerte estaba cerca, rondeándolos, era bueno recibirla con un arma humeante.

Luego de una extensa ráfaga, respondió a la consejera táctica que lo mantenía informado como siempre - Entendido García, no cortes el contacto con los mandos -

Luego se volvió hacia White que parecía temeroso de realmente mostrar la gravedad de su situación. Casi sin perder tiempo, el sargento se giró con velocidad y le dio un suave golpecito en el casco. Eso pareció arreglar el cacharro, aunque era casi un chiste. - Un gusto cabo, si salimos esta le cuento que fue lo que pasó... - le comentó mientras volvía a centrarse en la oleada de muerte que se les venía encima. Su dedo se tensó en el gatillo, listo para disparar nuevamente.

Los enemigos están cada vez más cerca y veo como sus quitinosas y letales extremidades avanzan en masa hacia nosotros con la primigenia intención de depredarnos. No lo dudo y apunto el rifle para disparar en su posición pero la visión me abruma. Pienso en todos los que son y no soy capaz de concentrarme.

De pronto, pienso que nada de esto tiene sentido y pienso que voy a morir. Finalmente y sin remedio alguno, sin apoyo y sin un maldito propósito, voy a morir.

Las fuerzas conjuntas de la federación no esperaron mas y empezaron a descargar una fuerte lluvia de fuego sobre el enemigo que avanzaba hacia ellos. EL éxito era moderado, no parecían estar logrando bajas pero al menos empezaban a tener éxito en pararlos y evitar su desenfrenado avance. Lamentablemente eran demasiados y ellos solo eran un puño de hombres ya muy cansados. Para todos era claro que con mas y mas bichos llegando simplemente era cuestión de tiempo antes de que barrieran con ellos.

Su única esperanza estaba en que los Heavy Geckos, Los TACs y las Twin Fifty causaran el suficiente daño como para reducir el tamaño de las oleadas de bichos que fueran llegando hasta ellos. No obstante, nadie contaba con tener tanta suerte, sobre todo por que el MLRS aun no disparaba; era verdad que solo tenía carga para una ronda completa, pero si el enemigo les alcanzaba, de nada serviría guardar aquella munición.

- Entendido. - Repito por el canal de comunicación.

- Todos fuegos de contención al flanco derecho, la Beta también. García quiero a todos los TAC disparando en el centro modo supresivo. El MLRS aprovechará esto y lanzará un misil al centro para hacer volar a los tanques. - Sigo repitiendo las órdenes que vienen de Miller ahora estando todos actuando de una menara más ordenada.

Vació el cargador y pongo otro de manera mecánica, ya se irán acabando y espero también la mayoría de los bichos con cada bala acertada.

- Un solo segundo... ya casi... - Siguió farfullando por lo bajo, con lso dientes apretados mientras intentaba meter los dedos en la recámara del arma para extraer la bala. El frio y la posición en la que había quedado la bala parecía np ser suficiente dificultad, además, el escuchar las armas de sus compañeros rugir le hizo tener claro que el enemigo comenzaba a acercarse y que necesitaba su arma ahora.

Finalmente consiguió meter la punta del dedo por delante de la bala y sacarla de la recámara, sacando el dedo antes de que se cerrara el protector de la recámara y le pillara el dedo. - Joder, por fin.... ¿Dónde están esos hijos de puta? - Se preguntó mientras colocaba el arma contra el hombro, acomodandolo durante un solo segundo y aferraba con fuerza su arma. Fue en aquel momento cuando se dio cuenta que cada vez que comenzaban una batalla, el arma se le quedaba encasquillada, y se preguntó si sería cuestión del frio o del cabrón de intendencia. Fuera como fuera le partiría los morros al segundo por si acaso.

- ¡Disparando! - Anunció justo cuando apuntó a la marabunta y apretó el gatillo. No disparó a ningún enemigo en particular, disparaba a la masa que se concentraba en la posición central, disparaba con la única intención de hacer el máximo daño posible y que el enemigo pagara caro su avance, que se planteara realmente si merecía la pena tomar aquella colina.

Frost respondió apresurado mientras seguía disparando.

- Órdenes recibidas Miller, sin embargo debo decir que los escuadrones se encuentran distribuidos de forma despareja, algunos infantes de mi escuadrón no podrán disparar sobre ese flanco sin provocar fuego amigo. Lo mismo ocurre con los tuyos, los Alpha y Beta. -

- Propongo que cada infante dispare sobre el flanco que tenga tiro claro -

- El capitán ha dicho que no hay refuerzos ni ayuda, que aguantemos hasta el último hombre y tengamos listo un lan de escape -

Frost recibió la comunicación del sargento Miller a través del canal 3.
Respondió mientras su cuerpo seguía arrodillado, con la culata de su rifle reglamentario contra el hombro, escupiendo plomo una y otra vez. Las municiones volaban, como fogones blanquísimos entre la niebla y eran devoradas por la estampida.
¿Era posible que aquél evento imparable de la naturaleza desdeñase tales ataques? ni el plomo ni las explosiones parecían hacer mella en la voluntad férrea que le daba sentido. Sin embargo el centro de la tormenta pareció flaquear, y el ojo veterano de Miller ordenó que esa oportunidad no debía desperdiciarse. Jhonny hubiese hecho lo mismo, era una buena oportunidad para dar uso a los misiles de largo alcance que disponían.

- Es nuestra hora, no podemos fallar ni dudar -

- ¡Soldados! - gritó por el alta voz con toda la potencia disponible - Nos encargaremos de los flancos ahora, no dejen de disparar. Fuego supresivo sobre el flanco que tengan a tiro. Los drones y Geckos centrarán fuego en el frente enemigo -

- ¡Destruyan esas mandíbulas! - chilló, como un grito de guerra, girando hacia el flanco derecho y descargando fuego hacia allí. Afinando el pulso y la puntería para dañarlos aún a esa distancia.

McNillon quería haber disparado una nueva ráfaga pero algo en su interior quedó sobrecogido por la impresionante y terrorífica visión de aquella ingente cantidad de arácnidos avanzando hacia ellos de manera imparable. Tanto los TAC como los Gecko descargaban mortíferas ráfagas con sus armas pesadas pero ello no parecía minar en absoluto su determinación.

La frente de Jenkins comenzó a cubrirse de un sudor frío bajo su casco y tragó saliva en un gesto nervioso. Notó cómo su pulso dejaba de ser firme con un ligero y casi imperceptible temblor. Entonces escuchó las órdenes del sargento y trató de centrarse en ella para recuperar la tranquilidad que lo hacía un buen tirador. Pero el daño ya estaba hecho. Su mente se había desestabilizado ante la horrible realidad que se mostraba ante sus ojos. Y así quedó demostrado al liberar una errática ráfaga de proyectiles contra la masa alienígena.

Mia tuvo una brillante idea que resultó un fiasco: intentó programar al menos tres TAC-UVACs para que abrieran fuego supresivo de forma automática y continuada sobre el grueso del ejército enemigo. Con ello esperaba poder centrarse en manejar sólo a los otros tres restantes durante la batalla, para ser más eficaz en su labor. Pero del dicho al hecho hay un trecho y la situación se puso en su contra. Apenas logró activar el protocolo automático de dos de ellos. Y uno dió un error similar al dron averiado en la anterior ráfaga.

- ¡La concha de su madre! - exclamó en voz alta sin pretenderlo. Al tener el canal de comunicación abierto con la Gatling, todos sus compañeros la oyeron - ¡¿Quién diseñó estos drones?! ¡Se averían a la primera de cambio! - Tragó saliva para contenerse, y justo en ese momento fue consciente de sus exhabruptos - Disculpenme escuadrón... Informo de dos TAC-UVACs inutilizados. Quizás sólo se hayan recalentado. Espero que tengan protocolos de reajuste integrados en su IA.

De pronto, una imagen me distraen de la abrumadora visión de la marabunta. Es una imagen que se filtra por el rabillo de mi ojo derecho. Es el estandarte de la Compañía, que flamea con el helado viento de Galdonia VI. Su imagen me impregna y me llena de un nuevo espíritu de lucha, por lo que mis miedos se disipan y puedo continuar luchando.

Disparo con todo lo que tengo contra los bichos más cercanos para intentar detener su avance y así darle tiempo a nuestra artillería para acabar con ellos.

Todo era demasiado abrumador, los pensamientos del artillero solo se centraban en una cosa, en todo lo que tenía delante. El tiempo fuera de la lucha había hecho que su mente bajra la guardia y lo que intuía en el horizonte solo hacía que empeorase. Sea como fuera se había quedado paralizado, sin saber que hacer, sin poder mover ni un músculo.
 

-Joder, joder, joder, joder -dijo mientras disparaba otra ráfaga. Era una auténtica marabunta de bichos acercándose y no parecían detenerse de ninguna forma; pero él no pararía de disparar mientras tuviera balas encima, y tenía unas cuentas, por lo que mantuvo el rifle morita 203 apuntado y disparó de nuevo, intentando detener a esos malditos bichos.

Al escuchar las ordenes del sargento, cambio mi objetivo ya que si la artillería va a disparar a esa zona es inútil que intente dañar a uno de los grandes.

-Joder, vamos a pararlos antes de que lleguen aquí- digo claramente nervioso por la cantidad de bichos que se nos vienen encima.

Algunos compañeros comienzan a desanimarse y me planteo seriamente unirme a ellos para intentar salir de allí en un vehículo y así tener más posibilidades. Después de todo, nosotros hemos cumplido, hemos acabado con la artillería enemiga, hemos matado unos cuantos, ahora que los bichos se queden la maldita colina para ellos y así puedan disfrutar de las vistas.

-¿Y donde cojones vamos a ir?- me pregunto al tiempo que comienzo a disparar a bulto, repartiendo munición para que los bichos se lo piensen mejor antes de seguir avanzando.