Partida Rol por web

En cualquier caso necesitamos mantenerlo con vida por ahora, aunque sea solo para entregárselo al Rey del Río, así que debemos convencer a Kolya de que lo mantenga a salvo hasta que volvamos de las tierras de las hadas, o llevarlo con nosotros, pero esto último no me agrada demasiado...

Varis sigue pensando en las palabras de Froderick, por si detecta alguna mentira o punto incongruente, pero al no notar nada raro se da por vencido y apunta: Tal vez diga la verdad y aquel Lino con el que hablamos no fuera su hijo. Estoy seguro de que hay criaturas en el mundo de las hadas con el poder de cambiar su aspecto, y les bastaba con haber visto al molinero desde el lago para copiar ligeramente su aspecto.

- También existe la posibilidad de que el tiempo pase de manera diferente en el Reino del Río. El niño se ha criado allí.

Bien, supongamos que el crío ha crecido hasta la apariencia de 12 años en lo que aquí han pasado a lo sumo 5, ¿pero qué hay del parto y de los 9 meses de embarazo...? Su mujer tuvo que desaparecer un tiempo para que Froderick no lo notara, por mucho que fuera en las tierras salvajes de las hadas.

El paladín se vuelve al molinero: Dinos, ¿sería esto posible?, ¿estuviste separado de tu esposa durante algún tiempo prolongado a lo largo de estos 5 años...? Y aunque así fuera seguiría sin ser concluyente, además de que aquel chico hablaba como alguien mayor de 12 años, lo que aumenta aún más mis sospechas... piensa para sí mientras espera una respuesta.

No señor, mi esposa y yo hemos estado juntos todo el tiempo.

-Quizás esta vez Froderick nos esté diciendo la verdad--comenta Hadarai tratando de aliviar la tensión existente--Por mucha diferencia en el flujo del tiempo que pueda haber entre ambos mundos, no creo que la esposa haya estado embarazada sin que el molinero lo sepa.

-Además, lo que apunta Boran sobre la bruja se me antoja mucho más coherente con lo que nos ha ocurrido al grupo en el interior del molino--concluye el mago eladrín haciendo un gesto como de haberse dado cuenta repentinamente de algo.

-Lino... molino... Mmm, un nombre de invención rápida--medita finalmente para sí el arcanista, cada vez más convencido de que el sujeto que encontraron no era realmente un niño, sino la recaudadora del rey del río.

Quizás les sirva de información. Yo estuve más de una semana ausente en la ciudad buscando quien me proporcionara una nueva piedra de moler. Solo al regresar vi que mi mujer estaba ausente y corrí a pedir auxilio a Riverbend.

- Espera, espera, espera... ¿Te desaparece la piedra de molino, la mágica, la que sustenta tu negocio, la que te obliga a pagar tributos y lo único que haces es ir al pueblo a ver si puedes comprar otra?

La mirada recriminatoria de Sureya lo dice todo y, ver a alguien que te mira fíjamente con unos ojos sin párpados debe ser desconcertante como mínimo...

- Ahora sí que vas a tener que explicarte, porque como vuelvas a soltar una mentira más, a tu mujer trataremos de salvarla. A tí desde luego no. Has demostrado que no eres nada inocente. No me digas que no sospechabas que la ausencia de la piedra no era cosa de los faéricos, no me digas que no sabías que estabas en problemas. Habla claro y déjate de cuentos o te pudrirás al extremo de una soga.

Pues claro que estaba en problemas. Si no sustituia rápido la piedra de moler por otra, iba a perder el sustento, y peor aún, no iba a poder pagar ningun tributo. No tenía tiempo de ponerme a investigar, necesitaba cuanto antes recuperar una piedra de molino, yo contaba con que el rey no se diera cuenta de que la harina provenía de una rueda normal. Pero parece ser que ha sido demasiado tarde. Esperaba la nueva piedra para dentro de unos días.

Hadarai expira por la nariz con fuerza, reflejando claramente la decepción sufrida ante la declaración del molinero, y luego se dirige a sus compañeros:

-Bien, señores. Creo que de donde no hay, no se puede sacar. Así que lo mejor será que vayamos a informar a Kolya de lo que haga falta. Después nos toca cruzar ese portal del río a ver si es posible detener la posible trifulca que se avecina contra el pueblo de Riverbend.

Algo desanimado, el mago eladrín camina cabizbajo hasta que, de pronto, se topa con el joven Faust.

-¡Hombre! Ya me estaba preguntando dónde andarías. ¿Qué tal lo llevas? Nosotros nos estamos aburriendo que no veas. Anda, sigue vigilando a Froderick y no dejes que lo maten, al menos hasta que regresemos.

Os dirigís a ver al condestable que se encuentra totalmente desocupado en su despacho.
¿Alguna novedad en el caso de molinero?

La versión abreviada, responde Aelar, es que Ellesandra (la mujer del molinero) no está muerta, y que el tontorrón de su marido no tiene nada que ver con su desaparición.

En cuanto a lo esto último, creemos que ha sido raptada en un ajuste de cuentas entre criaturas feéricas que, mire Vd. por dónde, puede acabar explotándole en la cara a Riverbend, dada su proximidad al acceso. Para averiguar más acerca del asunto y tratar de quitarle la espoleta a la situación, tenemos la intención de desplazarnos en breve a las tierras Salvajes de las hadas.

Es decir, si nuestra apretada agenda nos lo permite...

Eso de que alguien ha secuestrado a su mujer ya lo dijo él. ¿Teneis alguna prueba de la inocencia de Froderick?

¿Usted ya era así de tonto de pequeño, o se dio de cabeza contra algo duro?, dice Aelar, que empieza a calentarse. Ya le hemos dicho que las pruebas están al otro lado, y confiamos traer a Ellesandra con vida para que se las pueda refregar adecuadamente.

Usted limítese a no hacer nada, que por otra parte es lo que mejor se le da (y en eso incluyo no cargarse a Roderick), hasta que volvamos, ¿vale, machote?

El hombre se pone colorado como un tomate, lo que no es difícil ya que tiene una cara rechoncha y gordinflona. Pasaré por alto vuestros insultos porque confío en que nos libréis de las malditas hada. Os doy dos días para demostrar la inocencia del molinero, no creo que pueda tener más paciencia en ese tema. Aunque, debéis saber, que la recompensa es por resolver el asunto de las hadas.

- La situación es la siguiente: El molinero es la menor de las preocupaciones, pero es una pieza clave para superar este problema. Lo que se viene encima es una guerra entre este pueblo y el rey del río. Si el molinero muere antes de que podamos resolver el entuerto, seguramente ya no haya solución. Nosotros nos largaremos, porque somos aventureros, no soldados, y nos quedaremos sin recompensa. Pero a menos que tenga un ejército para contener a las hadas el pueblo tendrá que hacer lo mismo, largarse para no ser masacrados, y dudo que sea lo que más les interesa.

Pensaba que estabais aquí por la recompensa. Si tanto os interesa la vida del molinero, sea. Esperaré a vuestras pruebas antes de hacer nada con él. Nuestro pueblo no puede resistir un ataque como el que cuentas, pero solo os puedo ofrecer dinero

- Me interesa la recompensa, pero ahora mismo casi me interesa más evitar la masacre. El molinero no me interesa, de hecho si volvemos con vida de la expedición a la tierra de las hadas deberá ser sometido a juicio. No por asesinar a su mujer, pero sí por otras cosas. Trataremos de traer pruebas.

-Bien,--conviene Hadarai, interviniendo con calma serena para apaciguar los exasperados ánimos--eso es justo lo que veníamos a pedirle. Gracias por aguardar a nuestro regreso, señor condestable.

-Ahora, caballeros, si todo ha quedado aclarado, propongo que iniciemos la complicada misión de cruzar el portal al Reino del Rey del Río para ver qué demonios ha ocurrido en realidad.

Aelar asiente con la cabeza ante las palabras de Hadarai, y toma la iniciativa en salir de la sala, sin dignarse dirigir ni una mirada al conde-inestable.

Sin aplazarlo mucho más os dirigís de vuelta al molino, el trayecto continúa sin ningún percance.