Partida Rol por web

Tienes razón, nunca me gustó dejarlo solo... entre otras cosas porque por lo que yo se, la tragedia podría repetirse y Riverbend podría estar ya destruido, pero no seamos pesimistas Varis, además, en el peor de los casos, la invasión ya no sería un problema, pues no habría equilibrio que mantener con uno de los bandos desaparecido... la expresión del paladín se ensombrece por momentos, aunque luego vuelve a sonreir, como es habitual en él.

Bueno, y a quien visitamos primero, ¿a Kolya o a Froderick? Pregunta casi sin aliento intentando mantener el ritmo de la elfa, que con su armadura pesada resullta bastante difícil.

Cita:

A Froderick. Tiene que contestarnos a algunas preguntas... deja caer Aelar con tono ominoso.

Llegáis al granero que han usado en el pueblo como cárcel improvisada, al veros Froderick se os acerca entusiasmado.

¡Mis salvadores! ¿Sabeis algo de mi pobre Ellasandra?

Boran esperaba que aquello no fuese difícil, pero si el interrogatorio lo hacía él... lo sería.

Simplemente dejó la mano sobre la empuñadura de la espada por si había que sacarla rápidamente y esperó.

- Pues sí, sabemos algo. Sabemos que ha desaparecido, sabemos que tú no la mataste y, sobre todo, AHORA sabemos que nos ocultaste muchas cosas que nos hubieran sido útiles. Cosas sobre tu relación con el Rey del Río, tu ventajoso acuerdo de molino, tu hijo.

Hace una pausa esperando su reacción

- Esas cosas que ahora nos vas a contar con TODO detalle.

Aelar se queda mirando con asombro a Sureya, nunca la había visto tan activa. Inclina su cabeza hacia ella en un gesto de asentimiento, y no dice nada.

Habiéndose dicho todo lo que se había de decir, se cruza de brazos, se sienta cómodamente y espera a que el molinero empiece a hablar.

Hadarai clava una severa mirada en el molinero, como si fuera a fulminarlo con uno de sus proyectiles arcanos de un momento a otro. Y a pesar de que el mago eladrín parece dispuesto a intervenir en la conversación en un par de ocasiones, el arcanista se limita a negar con la cabeza con cierta preocupación mientras medita para sí:

-Espero que esta vez nos cuente toda la verdad. Su vida depende de ello... 

¿Hijo?, yo no tengo ningún hijo. Pero si mi mujer desapareció hace unos días. dice el molinero entre asustado y sorprendido.

Pero tal vez no es la primera vez que desaparece, ¿verdad? Ya tiene que hacer unos cuantos años de aquello... esta vez el paladín no se muestra sonriente ni comprensivo... ¡Basta de largas! No me importa si no sabes que tenías un hijo, pero lo más seguro es que la desaparición de tu mujer tenga que ver con tu acuerdo roto con el Rey del Río, así que si quieres volver a verla con vida, y de paso conseguir que te saquemos de aquí... dice señalando con un gesto la improvisada carcel que les rodea... ¡Queremos toda la verdad!

El hombre rompe a llorar.
Está bien, os lo contaré, hice un trato con el Rey del Río, pues mi molino linda con el lago del que salen las hadas de vez en cuando.
Él me entregó una piedra de moler mágica que me daba el doble de harina que grano y también me entregó en matrimonio a una dama de su corte.
El molino seguiría funcionando y la dama me amaría mientras le entregara a la corte una cuarta parte de la harina.
Con el tiempo me di cuenta que no pasaba nada si no le daba parte de la harina al Rey.
Al pasar los años me he ido quedando con más y más harina. Pero esa maldita bruja, la recaudadora Jenny DientesVerdes, acabó por darse cuenta y me pidió parte.
Yo me negué, ¿quien la iba a creer? mi mujer me dijo que tenía fama de mentirosa.
Pero la maldita, no se conformó y un día trató de ahogar a mi Ellesandra en el lago.
Casi se muere, la llevé al templo y la curaron.
Pero, ay de mi, cuando regresamos, la piedra de moler había desaparecido.
Pasaron unas semanas, yo daba mis excedentes de harina a los clientes para que no se dieran cuenta de que ya no molía trigo. Fui a la ciudad de Vallealto a encargar al cantero una nueva piedra. Cuando regresé mi hermosa Ellesandra había desaparecido.
Vine aquí a pedir ayuda, pero el malnacido de Kolya me acusó de matarla y me encerró. Todos saben que quiere quedarse con mi molino.
Entre llantos os dice. Os juro por los dioses que Ellesandra no tenía ningún hijo, y bien que lo intentamos.

- Maldito usurero bastardo ¿Crees que se puede uno hacer rico sin trabajar y sin terminar pagándolo? Y no te bastaba con ganar mucho más dinero que moliendo, querías más y más... Ahora hay muertos por tu culpa... de no ser porque morirán más inocentes de buena gana dejaría que te colgasen de algún árbol por imbécil...

El soldado pareció tomarse unos instantes para controlarse, para lo cual necesitó dar la vuelta y dejar de mirar a aquel patético sujeto. Había tenido que matar otra vez, criaturas inteligentes aunque no fuesen humanos, sólo por la codicia de aquel sujeto. Y seguramente no serían las últimas muertes.

Pues hay un chaval de unos doce años, Froderick, que afirma ser hijo tuyo y que tiene tu misma cara, rompe Aelar su silencio.

Nos ha dicho que una bruja (que debe ser la famosa Jenny) ya trató de llevarse a su madre cuando le estaba gestando. ¿Cómo puedes no haberte enterado?

-¿Y se ha montado todo este revuelo por un poco de harina? ¡Ja! Eso no se lo que cree ni él--medita Hadarai tras la segunda explicación del molinero.

-Vamos a ver, Froderick. ¿Quieres decirnos que el rey del río está dispuesto a invadir Riverbend y sus alrededores por una afrenta tan nimia?--el arcanista no termina de comprender si el tipo ha hablado en serio o está tratando de tomarles de nuevo el pelo--¿Y exponerse a una guerra abierta por romper un simple contrato con uno de sus súbditos en lugar de mandar a otro a sustituirte por las buenas o por las malas? Te juro que no lo entiendo. ¿No estarás ocultándonos algo mucho peor, verdad?

La historia del molinero encajaba excepto por el hecho de que no conociera a su hijo, y como ya sospechaba ahora resulta que la madre era de la corte del Rey del Río. Lo que no terminaba de comprender es como podía ese rey haber cerrado un trato así: una mujer y un objeto mágico para producir harina a cambio de esa misma harina que podría producir el mismo con ese objeto y sin regalar nada a nadie... no tenía sentido. A no ser que valorasen poco a las mujeres y mucho menos el trabajo físico, claro.

El paladín sigue la conversación con Hadarai: Desde luego y sin ánimo de ofender, o tú gente piensa de una forma muy diferente a la gente de este mundo, o ese trato no tenía nada de ventajoso para ellos... otra cosa es lo de la invasión, que habiendo conocido a Sir Oberest no me extrañaría que heridos en su orgullo o por una rabieta hubiesen llegado a ese extremo, o simplemente tal vez solo esperaban a tener una excusa para hacerlo.

Esta vez ya se dirige a todos: Pero si hay verdad en lo que dice Froderick algo está claro, esa bruja tiene a su mujer y la piedra del molino, solo me queda la duda de si lo habrá hecho por su cuenta o siguiendo las órdenes de su rey. Si es lo primero aún hay esperanza de desenmascarar al verdadero culpable y salvar a todos; si no, me temo que tendríamos que elegir entre una guerra abierta o entregar a Froderick como único culpable, para aplacar la ira del Rey del Río...

Cuando escucha a Aelar. Es imposible, yo solo llevo 5 años con Ellesandra, no puedo tener un niño de 12
Luego se preocupa y responde.

¿Va a invadir todo? Entonces es más grave de lo que pensaba. El Rey es un hombre vengativo. Os juro que solo le debía la harina mágica. ¿Qué otra cosa iba a pedir yo? Este pueblo ha prosperado gracias a mi molino. El molino más cercano está mucho más lejos, y pertenece al Conde Farnath, sus impuestos son draconianos. Este molino es la riqueza de la región.

Froderick, hay algunas lagunas en tu relato que harías bien en aclararnos porque, la verdad, jugarme el pescuezo por salvar el tuyo me está haciendo cada vez menos ilusión.

Va, seguro que hay cosas que aún no nos has dicho, acaba cruzándose de brazos ante el molinero.

- O el niño o el  molinero nos están engañando ¿Si el niño no era hijo suyo quién demonios era? ¿Tendría esa bruja la capacidad para cambiar de aspecto?

Cita:

Las brujas suelen tener esa capacidad, afirma Aelar.

Pero les he contado todo lo que sé. Yo no he matado a mi mujer, solo he sido codicioso y lo he pagado. Estoy en la ruina y me van a ejecutar. Para cuando el Rey del Río invada estas tierras yo ya seré un cadáver.

Mira, guapito, empieza Aelar, no es que te lo merezcas, pero voy a arriesgar este culo que ves aquí, señala palmeando el suyo, por rescatar a tu Ellesandra, porque si Lino es de verdad tu hijo tengas ocasión de conocerle, y porque el Rey del Río no arrase esta comarca.

Si tienes alguna otra información que nos pueda ser de utilidad, escúpela ahora porque si nos tenemos que enterar de más cosas a la brava, lo que te quiere hacer el burgomaestre será la menor de tus preocupaciones.