Partida Rol por web

Aelar utiliza la ventaja que le ha dado el no haber sido sorprendida por el monstruo para separarse del grupo.

No sois bienvenidos. Marchad os sufrid las consecuencias dice entre rayos y truenos.

Desde su posición a la retaguardia del grupo, el mago eladrín trata de imponer su voluntad sobre el irascible enano abrumándolo con una oleada de agotamiento mágico.

-Sólo hemos venido en busca de Ellasandra porque nos dijeron que estaba contigo. ¿Qué hay de malo en eso?

Cita:

¡Ay, qué triste sino!, dice Aelar con fingida tristeza.

¿Cómo puede ser que nadie con quien nos encontramos acepte hablar, y a todo el mundo le de por los mamporros? ¿Acaso hará mucho que no nos lavamos?, y finge olisquear a su alrededor en busca de malos olores. ¡Pero no, si acabamos como quien dice de salir del río!

Ellasandra es mía. Vosotros no teneis nada que darme que no puede tomar de vuestras manos chamuscadas.

Pues claro que tenemos algo que darte, enano... Una soberana paliza si no dejas de lanzar rayos y aceptas hablar con nosotros como una persona civilizada. Dice Varis mientras trata de acercarse a Nain Rouge, más que harto de que las gentes de este lugar, o intenten matarte, o burlarse de ti y luego matarte.

Después de acortar un poco las distancias eleva una plegaria a Melora y una llamarada de luz sale disparada hacia su oponente.

Sureya se acerca y descarga una llamarada sobre el oponente. Sin mediar palabra, sin fanfarronerías. 

La llamarada sagrada convocada por Sureya hiere al extraño enano. Varis se acerca hasta el tronco y en el momento que va a usar su luz sagrada tropieza con una piedra y falla el tiro.
¿Una paliza? Eso te vas a llevar tu, ignorante. dice Nain antes de desaparecer de vuestra vista.
Poco des púes Varis nota un garrazo que viene de algún sitio, aunque no desde lo alto del tronco.

Boran no parece tener ganas de pelear, porque en vez de ir hacia el enfadado habitante del reino del Río, rodea el tronco para ir directamente hacia Elasandra.

Aelar, que ha perdido de vista al enano, entrecierra los ojos y aguza el oído para ver si puede suplir con los otros sentidos lo que no ve.

Silba para atraer la atención de los demás, y luego señala con la mano para indicar silencio.