Partida Rol por web

Con una decisión resoluta, pero sin llegar a tenerlas todas consigo, nuestro grupo de héroes regresa al rescate de los dos compañeros caídos en el fatídico encuentro con los sueños animados. Tomando las precauciones oportunas, volvéis al comedor pero no halláis ni rastro de Harper ni de Feijud.

Por fortuna, la espada mágica de Raymond ya os había indicado que ambos fueron llevados al piso superior, por lo que ascendéis las escaleras en su búsqueda. Arriba encontráis una serie de habitaciones vacías. No obstante, en la estancia más septentrional halláis al oficial de artillería y al capitán del Grindylow Embrujado durmiendo plácidamente sobre una bonita cama con dosel.

La planta en general y esta habitación en particular tienen toda la pinta de haber sido un prostíbulo en otro tiempo.

Raymond echó un vistazo. Aparte del capitán y Harper parecía vacia. Pero sabía que era mejor no arriesgarse. Si aquellos seres estaban alimentandose de ellos no estarían muy lejos.

Psst. Mamá Tom. Envía a alguno de tus bichos a despertarlos. Con cuidado. El resto atentos.

En realidad poco más podían hacer. Salvo tener más temple y aguantar los embites de aquellas criaturas tan cabronas. Con razón decía la araña aquella que aquí la gente dormía mal.

Mamá Tom manda a Lady Penia a por el capitán (respetando el escrupuloso orden de mando) y observa la escena desde la escalera. También ordena los otros que vayan avanzando hacia la cama y que ataquen a las criaturas monstruosas que aparezcan*. Antes lanza un breve conjuro al arma del gigantón semiputrefacto, que Mamá Tom, por cierto, mantiene con ungüentos y aceites para que su nauseabundo aroma no tumbe a toda la tripulación.

Tanto Harper como Feijud se llevan un susto de muerte cuando son despertados por la araña gigante zombie que controla la wendifa. Por suerte, parece que ambos se encuentran en buen estado.

Harper parece un poco pálido cuando se despierta, y más de las maneras que lo hacen sus compañeros. Cuando recupera el conocimiento les relata a sus compañeros lo acontecido. He visto a esas criaturas en mis sueños. Me han pedido que busquemos la piedra inmortal. Si lo hacemos podremos abandonar la isla a salvo.

—Curioso, pero parece que sus objetivos y los nuestros coinciden.

Hay mucha población interesada en esa piedra.

Sí. Yo he tendio el mismo sueño... O sea, que no ha sido un sueño.

En fin. Parece que tendremos que ir a ver qué queda de esas ruinas de los cíclopes al norte de la isla.

Raymond seguía mirando a su alrededor esperando a que apareciera alguno de aquellos seres en cualquier momento. Aunque trataba de escuchar lo que decían sus compañeros recién despertados.

A ver. Sí. Todos parecen querer la piedra esa de marras. Pero lo que no entiendo es por qué vamos a darsela a ellos. Además, eso de abandonar la isla a salvo me parece un poco altanero. Si lo que queremos realmente es establecernos aquí. Vamos a tener que acabar con ellos antes o después.

Al magus aquello le parecía bastante obvio.

Al ver que, efectivamente, tanto Feijud como Harper estaban sanos y salvos, lanzó un pequeño suspiro de alivio.

Esta claro que esa piedra tiene muchos pretendientes. Vayamos a por ella, y luego ya veremos que pasa, aunque estoy con Ray. O mucho cambian las cosas, o antes o después, tendremos que eliminar a estas amenazas. Tiene que quedar claro que esto son nuestras tierras ahora, y todo aquel que intente impedirlo, será eliminado.

Después de explorar la mayor parte del fuerte abandonado decidís que ha llegado el momento de ir a buscar la famosa piedra de los cíclopes a la parte norte de la isla*. No obstante, antes de proseguir con la exploración de vuestros nuevos dominios regresáis a la seguridad que os proporciona el Grindylow Embrujado para descansar, reparar los daños sufridos y pertrecharos como es debido.