Partida Rol por web

Una mano atrevida se extiende hacia mi cámara. Los ojos de Ninfa fijos en su objetivo con curiosidad felina.

- Ehmm.. err... esstooo... - me quedo petrificado y ojiplático.

- ¿Que quiere hacerle a mi cámara? - me pregunto, mi mente un torbellino de opciones, temores y respuestas que se abalanzan todas juntas sin encontrar salida - ¡¿¡¿ Qué quiere tocar mi cámara ?!?! -

Como por instinto protejo el complicado aparato cinematográfico contra mi pecho con ambas manos, como si de un tesoro de infinito valor se tratase, y con mi mirada expresando el pánico que me genera la idea de que otro toque mi cámara.

- Ermm... Sí!... si quiere puedo grabarle unos primeros planos. - le concedo abriendo el objetivo hacia ella con la intención de filmarla

- Sí, sí, buena idea buena idea. Unos cuantos planos cortos pueden quedar muy bien como introducción para todos nosotros -  digo en voz baja como si Ninfa no estuviese justo a dos pasos de mí ni pudiese escucharme.

Estaba viviendo en mis propias carnes un acontecimiento único. Un océano dentro del océano. Lo que parecía tierra era algo más. -Nunca había visto algo igual- le dije a la anfitriona de bacanales y sacrificios italiana, Francesca.

No pude evitar cierta cara de expectación. Ignoraba si ese extraño acontecimiento acabaría bien o no, pero era sin duda único, fascinante. No era de extrañar que algunos pidieran la cámara del director para inmortal tal momento.- Sea lo que sea creo que ha escuchado nuestras plegarias, cosas así no se ven todos los días.

-¡Oh!¡Ey!¡Ey!¡Ey!-exclamó Miss Jones al ver volar un par de cartas de entre sus manos mientras movía rápidamente sus brazos intentando cazarlas al vuelo. Había estado barajando e intentando dilucidar algo de su destino cercano, pero una ráfaga más violenta que las demás había empujado a un par de cartas a la libertad más absoluta en mitad del océano de forma irremediable. Las vio saltar por la borda y planear violentamente hasta acabar flotando en el agua oscura-¡Genial! ¡Perfecto!¡Una baraja nueva especial para la ocasión echada a perder!-maldijo mientras guardaba el resto de la baraja en su bolso, a salvo de accidentes.

Un cabo se interpuso entre su mirada y las cartas. Lo siguió, impasible, mientras luchaba contra el viento que parecía descargar toda su ira contra el barco. Vio como una de las mujeres le ofrecía el cabo como un inseguro agarre ante la fuerza de la naturaleza.

-Gracias, joven. Aunque me temo que poco podrá hacer este cordelito si el viento tiene la desfachatez de arrastrarme. Si es capaz de levantar mi peso, nada detendrá que todos terminemos en el fondo del mar. Aunque si tengo que decirlo, estoy segura de que ese no es nuestro final. Creo que una de las cartas que ha volado lo indicaba antes de salir del muelle. Por cierto, miss Jones, encantada de conocerla.-se presentó a una zarina que no conocía de nada.

Y todo sucedió muy rápidamente entonces. Un grito de tierra a la vista y el capitán saltando por la borda.

Miss Jones gritó quedamente pero apenas movió un músculo ante semejante espectáculo. Fue tan rápido que no dio lugar a reaccionar, antes de que el barco girara en un ángulo que la hizo terminar rodando hasta terminar en una postura muy poco decorosa. Se arregló el vestido mientras intentaba recuperar la posición vertical y, todo ello, sin soltar el cabo.

Lo consiguió cuando el barco recuperó su estabilidad, aunque le llevó unos buenos minutos. Y junto al barco, el resto de los presentes comenzaron a tranquilizarse y a entablar relaciones. Miss Jones miró a la muchacha que tenía a su lado y le hizo una señal al grupito que se estaba formando y charlando entre sí poco a poco.

-Creo que sería buena idea acercarnos-le dijo levantándose y acercándose al grupo, mientras alisaba su falda y ponía en condiciones su peinado despeinado por el viento-Buenas a todos, Miss Jones-dijo, presentándose formalmente, pero sin acercarse a ninguno de ellos de forma particular. Se volvió hacia el joven que portaba un maldito aparatito de esos de grabar imágenes del que no le había pasado desapercibido su comentario-Espero que lo del Acorazado Potemkin no tenga nada que ver con mi peso y con que ocupe la mayor parte del objetivo de su lindo aparatito cuando me enfoque sin mi permiso, joven. No sé que ve de interesante en esa máquina como para traerla consigo hasta tan lejos…y no, no se le ocurra grabarme directamente. Nada de primeros planos ni nada parecido. Mi parte de la grabación se la puede dedicar a la joven-le dijo señalando a Ninfa que parecía encantada con la máquina.

Miró a los presentes de uno en uno, estudiándolos y, casi se podría decir, que evaluándolos personalmente y quedándose algo de cada uno de ellos. Cuando su mirada se detuvo en un hombre de edad más elevada a la media presente, sonrió irónicamente ante su comentario que, aunque no iba dirigido a ella, había escuchado a la perfección-No se haga el egocéntrico ni el interesante, creo que todos, y no solo usted, estamos aquí por la misma razón. Respuestas. A todas las preguntas que nos planteamos por una razón u otra. Y, si no las encontramos, creo que todos nos vamos a llevar un tremendo chasco-Sus ojos se encontraron con los de Ludwing, brillantes y llenos de diversión-O a lo mejor, unos más que otros. ¡Quien sabe!-sentenció encogiéndose de hombros sin dejar de sonreirle.

Un grito a lado indicó que se acercaban a tierra. Se volvió hacia su joven acompañante, Tatiana, y le sonrió-Ya nos queda poco para bajarnos de esta maldita cáscara de huevo flotante. Con lo a gusto que se está en tierra firme. ¡El ser humano no está hecho para estar en el agua!

Poco a poco se fue incorporando en la conversación con los demás tripulantes, mientras se iban formando otras conversaciones paralelas. 

Gente con nombres raros, eso ansiaba desde hacía años, salir de la vulgaridad, perseguir el sueño, acudir a una llamada que le había surgido desde su interior hacía mucho más de lo que alcanzaba a recordar. 

Las conversaciones triviales y las presentaciones en  privado o en grupo fueron sucediéndose una a una, no tardó en cruzar breves palabras con casi cada tripulante. La señora voluptuosa le llamó especialmente la atención desde que entró en su campo de visión, sin duda le era difícil pasar desapercibida tanto por físico como por actitud "Gente sin complejos" pensó. Y se sonrió. 

Respondió a Pine - En efecto, de España. Tanto para lo bueno como para lo malo. Yo también había oído hablar de su obra. Muy interesante, sin duda. A mi también me gusta escribir, pero invento en vez de contar.

Déjeme mostrarle algo de mi obra. Ya que estamos aquí en este barco me arrancaré con "Mar". 

El mar es
el Lucifer del azul.
El cielo caído
por querer ser la luz.

¡Pobre mar condenado
a eterno movimiento,
habiendo antes estado
quieto en el firmamento!

Pero de tu amargura
te redimió el amor.
Pariste a Venus pura,
y quedose tu hondura
virgen y sin dolor.

Tus tristezas son bellas,
mar de espasmos gloriosos.
Mas hoy en vez de estrellas
tienes pulpos verdosos.

Aguanta tu sufrir,
formidable Satán.
Cristo anduvo por ti,
mas también lo hizo Pan.

La estrella Venus es
la armonía del mundo.
¡Calle el Eclesiastés!
Venus es lo profundo
del alma...

...Y el hombre miserable
es un ángel caído.
La tierra es el probable
Paraíso Perdido.

Sonrió feliz al haber captado algo de público consiguiendo un poco de silencio alrededor. Sintió la presión de algunos ojos femeninos que prefirió dejar pasar y rehuyó de esas miradas curiosas. 

Sophie agradeció la amabilidad del señor Reginald Bowman y después fue sorprendida por los juegos de El Alucinante Archibald. No quería reconocerle que se había confundido de carta, porque al menos ese momento estaba sirviendo de entretenimiento, así que no pudo evitar soltar una pequeña carcajada que le sirvió para acabar de relajarse. Veía buen ambiente entre sus acompañantes y mucho deseo de conversar. 

Tras escuchar los comentarios en relación a la cámara de Walter, se dio la vuelta y añadió: Pues a mí me parece bien que haya una cámara entre nosotros. Además de los intereses personales o profesionales del señor Orsen, puede que nos sea de gran utilidad al resto para no perder detalle de todo lo que suceda a partir de ahora... Eso me servirá para mi libro, además, pensó.

Cada cual era más extraño que el anterior, sin duda tenía todos los síntomas de ser una secta religiosa o algo parecido, Edward se relamía pensando en como podría desbaratar otra y subir su carrera hasta la más alta de las cimas, pero algo fuera de lo normal, una mujer que podría haber hundido perfectamente la barca si daba un solo salto más "Se podría hacer una buena historia... El título sería algo como... Mmm Aquel enorme salto, me gusta" sonrió pensándolo, pero no era lo suyo, él destapaba fraudes religiosos, aunque si le decían de trabajar sobre ésto, no diría que no.

Mientras tanto cada loco con su tema, que si inmortalizar lo ocurrido con aquella máquina para grabar el momento, luego aquella belleza, Alexandra, debía de ser rusa o algo así, "¿Cantante quizá?" -El placer es todo nuestro- Dijo sonriendo a la joven dama, todos continuaban más o menos con su tema hasta que el español indicó que le gustaba escribir -¿usted escribe? interesante- Dijo con una sonrisa, pensando que había encontrado a la competencia aquí, pero claramente demostró que no era así.

Cuando Fede García acabó con los versos, Edward estaba boquiabierto, no sabía decir si de asombro, incredulidad o pena, pero estaba claro que era una de esas tres "Dios mio..." Pensó -Em...- Continuó el periodista británico -Claramente es...- Hizo una pausa, miró a Alexandra y a Faramir, para seguidamente volver a mirar al español - ... Interesante, esa es la palabra adecuada, sí- Sonrió como pudo.

Intentado avanzar por el costado de la barcaza, Cornelio se acercó a aquel grupo de personas que rodeaban a Miss Jones. Aunque la mayoría pertenecía a una clase inferior a él, estaba acostumbrado a tratar con periodistas que rellenaban hojas y hojas de periódicos con su nombre. 

Una luz iluminó el cielo, seguido de un gran estruendo. El silencio se hizo en el grupo, momento que aprovechó para presentarse ante ellos

Hellen sonríe, complacida al encontrar una cara conocida entre tanta gente. -¡Señor Agrippa! -saluda con entusiasmo a Cornelio, al mismo tiempo que rodea un brazo del hombre con el suyo propio. Lo cierto es que Hellen no podría estar más feliz. Casi hasta podría decirse que, por momentos, se encuentra extasiada. 

En un principio, la mujer se había visto fuera de lugar. Esperaba un enorme barco, lleno de fieles tan devotos como ella. Sin embargo, había resultado que la mayoría de asistentes eran simplemente curiosos: intelectuales versados en alguna de las artes que buscaban inspiración, periodistas morbosos, gente con mucho tiempo libre y poco que perder... Al final, Hellen llegó a la conclusión de que no importaba. Cuanta más gente hubiera allí para presenciar el caótico desenlace, mejor para ella. 

El tiempo, agitado, fue lo único que consiguió fruncir el ceño de la chica. No he recorrido medio mundo para naufragar, y volver a fracasar. No señor. Pero sus temores parecían ser medianamente infundados. Aunque con algunas pérdidas, mareos o malestares, todos parecían estar sanos y salvos. Cuando Cornelio echó a andar hacia un grupito de selecta gente, Hellen marchó con él, aún agarrada de su brazo.   

Alexandra contemplaba estupefacta cómo las aguas se iban calmando a medida que se acercaban a aquella isla iluminada entre las brumas por cientos de antorchas… Sin duda iban a presenciar algo histórico.

El grupo de viajeros se había ido integrando, todos se habían presentado e intercambiado las primeras palabras. Sin duda era un grupo muy heterogéneo y ….curioso pensó Alexandra, que comenzó a repasar uno a uno a los presentes llena de curiosidad por aquellos con quienes iba a compartir tal experiencia: Cornelio, el alquimista, Darius, el músico, Dr. Evil, el genio criminal, Edward Pine, un periodista con clase (eso sin duda), Archibal, el ilusionista sorprendente, Faramir, el investigador psíquico, Fede García, escritor y parece que gran poeta, como acababa de demostrar, Francesca, una perfecta y bella anfitriona, Helen Miller sacrificada seguidora del dios primigenio, Irving Malloy, un pintor excéntrico, sin duda, Ludwig, el coleccionista, Miss Jones, la afamada tarotista, Manhunt, el importante director, Ninfa Wheet que curioseaba la cámara del ambicioso director Walter Orsen, Su querido Otto, afamado conocedor de lo inconsciente y lo reprimido, la escritora Sophie Neveu quien además había propuesto grabar lo que se disponía a acontecer con la cámara Orsen (lo cual no era ninguna tontería para poder abrir los ojos al mundo de lo que sólo unos pocos podrían observar con sus propios ojos), Suit Sullivan, Tatiana, la zarina.

La aventura estaba a punto de dar comienzo...

El barco sin capitán y sin timón llegó a la isla sin más percances. Los pasajeros se sentían solemnes, como si la llegada a la isla tras la tormenta y con toda aquella hermandad con antorchas esperándoles fuera parte de la misma ceremonia. 

Casi ni se percatan de las formas grotescas de las rocas de la isla, que a la luz de las llamas se antojan como un desfile de criaturas del otro lado que también les estuviera esperando, ni de las cabañas dispuestas en la playa rodeando la montaña que empiezan a subir por una escalinata tallada en ella. 

Tampoco se fijan en la temperatura, en sus emociones o saludan al grupo de extraños miembros de la Hermandad que llevan semanas esperándoles. 

Todo tiene un único objetivo y propósito. Sus vidas se dirigen ahora a un mismo punto. A la cima de esa montaña que resulta ser un volcán apagado cuando coronan su cráter. 

Las siluetas de los veinte pasajeros se recortan en la noche cuando están en el punto más alto de la isla. Solo entonces el Maestro Sectario, que se distingue de los demás por un gran medallón que cuelga sobre su túnica habla: 

- Fijaos hermanos en la noche estrellada. Desde aquí casi parece que el Negrocastro pudiera extender las yemas de sus dedos y tocarnos. Hoy será la noche de su alumbramiento. Poneos estas túnicas para descender con nosotros al interior del cráter. Allí, junto a aquellas efigies de piedra que protegen la gran grieta, se realizará su invocación. 

Todos descienden ahora por la cara interna del cráter hasta lo que los más veterano llaman "La Grieta" que no es sino una fina línea en la pared rocosa, insignificante comparada con las imponentes estatuas de diferentes formas que configuran una especie de altar. 

- Démonos prisa, Hermanos, la noche es larga pero os tenemos que enseñar los cantos y los ritos antes de que rompa el alba. Es en el último instante de la oscuridad cuando esperamos a nuestro Dios. Si hemos cumplido adecuadamente con la profecía, en vez de la luz del primer rayo del amanecer, Negrocastro nos mostrará su rostro y será el principio de una nueva era en esta tierra. 

Los preparativos y las largas horas de ensayos ceremoniales logra acabar irremediablemente con la quietud expectante y con la concentración de los nuevos acólitos y vuelven a aflorar las emociones y los nervios y las personalidades de cada uno. Algunos no están seguros de qué hacen allí, otros llevan esperando toda su vida este momento. 

Lo mismo se contagia a los otros veinte acólitos, que en algunas ocasiones han de despojarse de sus capuchas mientras nerviosos tratan de cumplir con la hora acordada. A veces no pueden evitar salirse del personaje y proferir algún taco o compartir algún cigarro.  Hay hombres y mujeres, jóvenes y viejos, igual que entre los nuevos. Distinguen acentos de diferentes países y hasta en algún momento alguien cree reconocer dentro del volcán a amantes del ocultismo con los que coincidieron en otros eventos, en otros tiempos. 

Cuando falta una hora para el amanecer todo está al fin dispuesto. Y es entonces cuando el Maestre Sectario con un tono mucho más imperativo y hasta atemorizante vuelve a congregar a todos e imbuirles del tono ceremonioso que algo llamado el fin de los tiempos merecería. 

- Hermanos, muchas veces la humanidad ha tratado de reunirse con su Creador. Nosotros somos los elegidos para ejercer de comadrones de nuestra propia Madre. La realidad dejará de estar regida por las leyes de los mediocres y sucumbirá ante el poder del Primigenio. No hay tiempo para la duda o para la cobardía. Nuestras almas todas han de ser una para nutrir la grieta. 

¡COMIENCE EL RITUAL!

Dos semicírculos esperan la llegada del Negrocastro. En el primero están los veteranos, llevando la iniciativa de la ceremonia. En el segundo los recién llegados, imitando los cantos y los gestos de los primeros. La emoción es tan grande que a veces algún miembro llora espasmódicamente y ha de ser refrenado por el resto para que se pueda continuar. 

Y entonces todos advierten que la grieta empieza a abrirse. Una luz verde brillante sale de ella. Un olor intenso y pestilente que parece tener eco sale de ella. Alguno cree incluso adivinar la presencia de algo que repta hacia ellos. 

- ¡Ya llega, hermanos, YA LLEGA! 

Pero cuando uno de los miembros sale discretamente del semicírculo, hay algo en su actitud que llama la atención de todos los nuevos que se encuentran detrás y de otro de los veteranos que le grita y corre hacia él: 

- ¿Qué haces, hermana? Vuelve al... 

Pero entonces la acólito que acaba de boicotear el acto en su climax, tira algo al suelo. Es una granada. El Hermano que advirtió la traición grita pero es demasiado tarde. La caverna estalla con dos explosiones.
La primera viene de la bomba que acaba con la vida de prácticamente todos los que estaban en la primera fila.
La segunda no es de ningún arma humana: emana de la grieta y es una luz verde que los irradia a todos y crea boquetes en las paredes del cráter y un gran pozo en el centro del altar. 

Tras la explosión surge el caos y los gritos de terror. La onda expansiva aparentemente ha acabado con la vida de todos los acólitos veteranos. 

En cambio la onda expansiva no hirió a los veinte nuevos, que salvo ser lanzados hacia atrás y casi morir del susto, han sido...¿salvados milagrosamente? ¿fue la voluntad del Negrocastro que ellos vivieran o tiene algo que ver la luz verde que les golpeó con fuerza? 

La luz que se filtra del amanecer acaba con la esperanza de que aún pueda producirse El Alumbramiento. Pero cuando los recién llegados no saben cómo empezar a huir de la isla o si tendrán que explicar a alguna autoridad la masacre que han vivido, surge una voz de entre la pila de muertos. 

- ¡Sacaddddme de aquiiiii, estoy vivoooo!

Aquellos que tienen más agallas ayudan a quitar los cadáveres hasta dar con la voz y no se creen lo que están viendo: El acólito que se percató de la traición no ha muerto aunque la mitad de su cuerpo parece haberse volatilizado. 

- ¡El Negrocastro me ha tocado con su luz y me ha permitido escapar de la muerte hasta que su viaje no concluya! Estoy vivo por delatar la traición de esa rata traidora- dice señalando a la saboteadora que lanzó la bomba y que se haya inconsciente y malherida por la sacudida de su propia granada- Eso significa que aún es posible el nacimiento del Abominable Redente en esta realidad. ¿No lo sentisteis vosotros también? ¿No sentisteis como nos llegó su esencia y nos agarró desde el alma cuando rompió aguas este volcán? 

Que ese hombre casi carbonizado hable sería una buena prueba de que no están todos locos por creerle. Pero hay más... Algunos han sentido algo extraño también. 

Por eso otros, los más iracundos, se lanzan a por la traidora exigiendo respuestas. 

La mujer parece reventada por dentro. Pero también vive y parece reanimarse cuando entre todos la zarandean y la registran mientras van gritando con furia lo que van descubriendo: 

- Aquí dice que su nombre es Mabel Walker Williebrandt, ayudante del Departamento de Justicia del FBI... ¡Nos han vendido desde dentro! ¡Hay que matarla! 

- Esperad... aquí hay hasta otros pasajes más de vuelta junto a unas instrucciones: Mascarada... vendrán a buscaros a Isla Ascensión... no desveléis vuestras identidades ...¡estaba esperando refuerzos policiales! 

- ¡Tienen que haber venido ya y estar escondidos o...! ¡Matadla! 

La mujer dice con dificultad: 

- Hermandad del Fin de los Tiempos... estáis arrestados en nombre del FBI y de la Alianza Europea para el... Tose un poco de sangre- No lograréis traer monstruos a nuestra jurisdicción, malditos pirados del averno... 

Antes de que puedan lapidarla, el Acólito superviviente grita

- ¡No! No la matéis. Está viva por algo... Dejadme que cuente... me faltan dedos para hacerlo, dadme un segundo... ya... somos veintidos. Ese es el número exacto de almas que se necesitan para que el Negrocastro pueda ser engendrado, un sólo acólito puede ser el elegido para abrir la Grieta pero esas almas son necesarias... Está viva como yo por esa misma razón. No podemos matarla pero no volverá a interrumpir la ceremonia... ¡ARROJADLA AL POZO! 

Del pozo que se ha abierto en el altar sale una luz verde, como si conectara con las mismas entrañas del monstruo que está a punto de nacer... como un pétreo ombligo. 

Al arrojarla allí oyen cómo su cuerpo se golpea y grita al caer desde una indeterminada altura. 

- Escuchad, Hermanos, hoy no era la noche. Ya lo sabemos. Porque no solo había una traidora entre nosotros. ¡Puede haber hasta cuatro más en este instante! Algunos de vosotros no sois los que decíais ser. Sois policías que conspiraron junto a esta mujer para llegar a esta isla y detener la llegada del Indetenible. 

Los veinte pasajeros se miran sin llegar a creérselo. 

- Estoy convencido de que volverán a intentarlo así que tenemos que encontrarles y saber quiénes son. El Neonato Omnipotente nos ayudará noche tras noche a saber si hemos logrado desenmascarar su falsa Fé. Esta ceremonia no ha hecho más que empezar pero va a durar más de lo que esperábamos y va a costar que cada uno de nosotros tenga que luchar contra el viejo orden y demostrar que fue elegido por algo. 

¿No oís eso? Yo oigo al Negrocastro susurrarme cosas... Oh, por sus Tentáculos, su voz es tan seductora que desearía estrellar lo que me queda de cráneo contra esa pared y dejarle salir... Dice que algunos de vosotros disponéis también de poder. Poder que brota de la oscuridad de la otra realidad y que será fundamental para su llegada. ¿Lo notáis? ¡No, no digáis nada aún! ¡Que los necios defensores de su hipócrita justicia no sepan lo que se les viene encima! ¡Cuando por fin venzamos la Hermandad y todos ellos estén en ese pozo serán testigos de primer orden de la llegada del Dios que habrá de hacerles pagar por su traición! 

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- No os quedéis ahi parados esperando sentir nada. Si no habéis sentido nada extraño tendréis que esperar a que todo esto acabe y el Verdidios se nos aparezca. Y ahora será mejor que limpiemos todo esto y descanseis en las cabañas alrededor del volcán. Al atardecer acudid aquí. Antes de que podamos saber quién nos ha traicionado habréis de elegir un Maestro Sectario nuevo entre vosotros. Yo ya no puedo servir. 

Los veinte nuevos acólitos, y sobre los que caía ahora la responsabilidad de traer a un Dios a este mundo y a la vez no dejarse detener por policías infiltrados que no estaban conformes con el fin de la humanidad, apenas pudieron disfrutar de la isla más allá del volcán salvo para enterrar en la arena a los acólitos muertos. 

Después de mucho esfuerzo el lugar ceremonial volvía a estar preparado. Es más, el reciente Pozo, los agujeros en las paredes y rastro de sangre y vísceras que había sido imposible de quitar del todo daban a aquel altar dentro del volcán un aspecto aún más siniestro y acertado. 

Apenas pudieron descansar dos horas cuando se encaminaron de nuevo a hablar con el Acólito Superviviente, al que no sabían bien cómo llamar y les costaba entablar contacto visual para dirigirse a él. 

- Un Maestro Sectario es el cargo más importante de las Ceremonias que organicemos. Es el encargado de moderar, decidir cómo se vota, deshacer empates y asegurarse que la Fe de todos nosotros se mantiene intacta ante las dudas que querrán sembrar. 

¿Quién quiere ser Maestro Sectario de entre vosotros?