Partida Rol por web

Despues de intentar llamar la atención solo me quedaba desaparecer del lugar intentando que mi pequeñez pasara desapercibido, para poder coger las muestras cuando no me viese.

Intentaré cque no me vea pero despues de llamar la atención con mis lanzamientos no se si funcionará.

Comenté al grupo.

#Asalto 2.

EL gigante se hacer firme  unos metros al que le caiga la roca recibe 3d6 de daño.

Sam logra esconderse de la mirada del gigante podría  aproximarse como una pulga a un perrito.

Triton II logra desacer el miedo que tenía YA SOLO queda en dos asalto Malleus.

El gigante tiene la roca en la mano a punto de lanzarla pero al desplazarse la tierra se hunde a su peso (conjuro de Ergala)

su voz de trueno llama  a las rocas que se apilan como un muro detras de nuestros aventureros, este asalto no ha podido lanzarla roca.

Vale, creo que he sacado bastante poco, ¿puedo enmendarlo o volver a tirar el dado si uso un punto de coraje o algo así?

En el año 511 Gondolin fue arrasada por una horda de Orcos, Balrogs, lobos y Dragones, por la traición de Maeglin, que reveló el emplazamiento de Gondolin a Morgoth, después de haber caído en las palabras llenas de malicia de Morgoth y también por el deseo enfermo hacia su prima Idril. Gondolin fue el último de los reinos de Beleriand en sufrir el Hado de los Noldor.

En el año 511 de la Primera Edad mandó a sus terribles ejércitos hacia la gran batalla que culminó con la Caída de Gondolin. En el asalto a la Ciudad Escondida, Gothmog se rodeaba de una guardia personal formada por trolls, una hueste de balrogs y legiones de dragones y orcos con los que consiguió derrotar a los defensores del último reino de los Noldor. Mientras la ciudad era saqueada, Gothmog combatió en duelo con Ecthelion, Señor de las Fuentes de Gondolín, un príncipe noldo de alto rango en Gondolin,

Tuor nació en el año 472 P. E., hijo de Rían, de la Casa de Bëor y de Huor, de la Casa de Hador, justo antes de la Batalla de las Lágrimas Innumerables, en la que murió su padre y donde su tío Húrin fue hecho prisionero. Fue primo de Túrin Turambar, otro gran héroe humano de la Primera Edad.

Tuor fue criado por Elfos Sindar en las cavernas de Androth, hasta alcanzar los dieciséis años, cuando fue hecho prisionero y convertido en esclavo de Lorgan "el Oriental". Más tarde escapó y vivió cuatro años como renegado en Androth, marchando luego por Annon-in-Gelydh a Nevrast.

Siguiendo una señal del vala Ulmo, el vuelo de siete cisnes blancos, fue a la antigua ciudad de Vinyamar, recogiendo allí un yelmo, una cota de malla, un escudo y una espada que fueron dejados ahí por el rey elfo de Gondolin, Turgon, mucho antes del nacimiento de Tuor por orden de Ulmo. Una noche después de una terrible tormenta, Ulmo se le presentó y le ordenó que fuera al reino de Gondolin, acompañado por Voronwë, elfo Noldo rescatado por Ulmo de un naufragio y llevado a la costa de Nevrast, para que le sirviera de guía y le dio una capa como espuma gris de mar para ocultarlo de los ojos del enemigo.

En 496 P. E., Tuor entró a Gondolin y le comunicó al rey Turgon el aviso de Ulmo de la inminente destrucción de Gondolin, pero él se negó a marcharse y Tuor también se quedó y se casó con la princesa Idril. La pareja tuvo un único hijo, Eärendil.

En 511 P. E., Gondolin fue arrasada gracias a la traición de Maeglin, sobrino del rey, celoso por la pérdida del amor de su prima Idril. Allí, Tuor luchó en defensa de la ciudad, rescatando a su amada de las manos del traidor y arrojando su cuerpo por los muros. Con Dramborleg, su hacha, mató a tres balrogs y cinco orcos en la que se conoció como la caída de Gondolin.

Tuor y su familia, con los supervivientes de la ciudad, escaparon hacia los puertos del río Sirion por un sendero secreto y subterráneo construido por Idril, no sin antes luchar contra los orcos que los emboscaron en Cirith Thoronath. Allí, fueron salvados por el valor de Glorfindel, quien cayó en duelo con un balrog

La situación se complicaba a cada segundo que pasaba. Las piedras que Sam le lanzaba al gigante no le llamaban ni siquiera la atención... una mosca posada en su mejilla tendría más presencia que las rocas lanzadas por el mediano.

Ergala, por su parte, herida de consideración no daba su brazo a torcer y estando en las condiciones que estaba, lanzó un hechizo que surtió efecto durante medio instante - ¡¿¡¿contra que nos enfrentamos!?!? jamás había visto algo así... - pensé mientras todo mi cuerpo dejaba de responderme. Empezaba a perder el control de mis músculos - ¿que me está pasando? no puede ser ahora que me cague por las patas abajo... ¡¡en el mejor momento!! - pensé mientras intentaba hacer uso de la ballesta que habíamos montado para hacer frente a esa mole que se aproximaba lenta, pero rápidamente hacia nuestra posición.

Observé cuidadosamente la figura del gigante y hubo algo que me llamó la atención... - ¿y esa mirada? - pensé girando la cabeza hacia la Dunedain... - Ergala, parece que tu hechizo no le ha hecho nada.... pero si que has llamado su atención y parece que no está enfadado, es más, diría que es más curiosidad que venganza lo que describe esa mirada que no te quita de encima... - comenté girando varias veces la cabeza hacia el gigante y luego hacia Ergala.

- Cambio de planes chicos, creo que este gigante no vamos a poder hacer nada con la fuerza física... habrá que arriesgarse e intentar entablar conversación con éste y parece que se ha quedado prendado de Ergala.. ¿curiosidad? no lo se, pero esa mirada no es de odio, ni de batallar, ni de cargar contra nosotros... - comenté mientras dejaba de tensar la ballesta fabricada - Tritón, suelta la cuerda despacio. No debemos de ser una amenaza para esta criatura... - luego mirando hacia donde Sam, le hice gestos para que cesara en su empeño de lapidar al gigante.

Tras dar las respectivas órdenes, eché una última mirada a Ergala y con una simple mirada le di carta blanca para iniciar una conversación con el gigante - Tritón, deja tus armas en el suelo... creo que no nos van a hacer falta y me niego a hacerle la pedicura a ese ser... pero no podemos hacerle ver de que somos una amenaza - le comenté al enano mientras me iba despojando de mis armas y las colocaba cuidadosa y lentamente sobre el suelo junto a mi... todo esto sin dejar de mirar a la imponente figura del gigante que se acercaba.

Nuestro gigantesco amigo después de repeler el conjuro de Ergala e inmutarse con las piedrecitas de Sam, cogió una roca de tamaño considerable y estuvo a punto de probar puntería con nosotros si no es porque la dunedain realizó otros de sus sorprendentes hechizos haciendo que el suelo se moviese bajo los pies del gigante e impidiendole lanzarla.

Bien hecho, dama Ergala, ahora es nuestra oportunidad. Dije mientas sujetaba la tensa cuerda para lanzar nuestra arma.

Y entonces Malleus habló, algunas veces al guerrero se le ocurrían ideas disparatadas por su cabecita pero esta vez se había pasado, ¿Qué estas diciendo?, ¿Qué dejemos nuestras armas y dialoguemos con él? ¿Has perdido la sesera?. Mire a Ergala para ver que pensaba ella y cuando vi que la dama se ofrecía para ser ella quien iba a dialogar, fui destensando la cuerda y con cara de preocupación mire al gigante mientras dejaba mis pertenencias en el suelo como había hecho Malleus. 

Espero que funcione, sino se acabo. mire a Sam indicándole que no se moviera, por lo menos quizás el pasar desapercibido y pudiera hacer algo con su pericia donde nosotros habríamos fracasado.  

Le hice un gesto a Triton II.

estaba oculto preparado a lo que se prestara si había que ir a por la muestras marcharía hacía el lugar, si tenía que ayudarle con la lanza le ayudaría.

Solo esperaba que Ergala supiera que decir.

No voy a salir de aquí hasta que sea necesario.

susurre

Sam estaba Oculto, Ergala avanzaba hacía el gigante, triton, Malleus y Todos estaban espectantes haber que sucedía.

(encuanto Ergala realice sus dos acciones, el Gigante hara su turno y para entonces le quedará a Malleus un asalto para tirar de nuevo Fuerza Voluntad.)

El conjuro parecía que funcionaba, éste se tambaleó de un lado a otro y la piedra que sostenía dejó de estar en su cabeza, consiguiendo así que no la lanzara, pero, la mirada del gigante se clavó en mi, a lo que me quedé un poco descolocada, parecía curioso y yo, como un espejo, de su misma curiosidad-- ¿Que le pasa ahora?, es como si quisiera saber de mi.... * En ese momento, Malleus propuso entablar conversación con el, lo que en principio no me pareció mala idea, aunque hace un par de minutos estaba sosteniendo prácticamente una montaña con sus brazos y tenía intenciones de aplastarnos sin miramientos.

Asentí*

El miedo circulaba lentamente por mi sangre, las piernas se me entumecían del agotador día, el sol pegaba sin tesón en mi espalda y quedaba un buen trecho para llegar a entablar conversación con el gigante así que, con las miradas espectantes de mis queridos amigos empecé a moverme. "Deseadme suerte amigos, no todos los días tenemos el sol de cara al intentar pactar con la muerte"

El camino rocoso, hacía mella en mis tobillos, florecillas silvestres se habrían paso entre sangre y vísceras, mantuve el paso, quitándome la mochila en primer lugar y miré mi vestido, y pensé *Está prácticamente ensangrentado, no creo que éste aspecto le haga mucha gracia a nuestro amigo- Acto seguido me paré en seco, el vestido, rasgado y casi roto, empezó a desprenderse de mi cuerpo, ayudado con la mano que menos dolor me provocaba, para caer sobre mis pies...

Unas telas ligeras quedaron solamente, ocultando las partes más delicadas de mi cuerpo y par de vendajes.

En ese momento recordé, al tenerlo más cerca quien era, no era un gigante cualquiera y le debía mucho más respeto del que podía ofrecerle.

No podía ver la reacción de mis compañeros, pero imaginaba que a más de uno le descolocaría verme casi desnuda, aunque tener el sol de frente, haría que no me pudiesen ver demasiado bien, aunque no me importaba

El tacto de la hierba en mis pies me recordaba que estaba viva, la brisa se desplazaba entre los confines de cada uno de mis cabellos y una gran bocanada de aire volvió a dar paso a lo que tenía delante, la mirada atónita del gigante.

El tacto de la hierba en mis pies me recordaba que estaba viva, la brisa se desplazaba entre los confines de cada uno de mis cabellos y con una gran bocanada de aire volví a andar.

Después de un par de minutos, llegué.

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Desde abajo el gigante propiciaba un puñetazo a la tranquilidad, era colosal pero, debía mantener la compostura.

Me quedé muda y mostré respeto reverenciandolo.

" No voy armada Tuor, como ves no soy un orco" sonreí nerviosamente, el gigante se extrañó de que supiera su nombre¨

" Mi nombre es Ergala, soy una Dunedain, como ya debes saber, no quedamos muchos, dije mirándome las heridas  es un honor tener a un defensor de mi pueblo delante de mis ojos, me sorprende que hayas sobrevivido después de lo de Gondolin, aunque también lo hace verte rodeado de Orcos"

"Necesitamos tu ayuda " Acabé mi turno de palabra, esperando respuesta.

El gigante parece que dice algo en lengua negra y luego en Adunaico.

No parece estar comodo, en esta situación.

&Œõþ

D..U..N..E..D..A..I..N

"EL GIGANTE SE incorporó hacía tiempo que nadie le hablaba en otra lengua que no fuera la de Ordenar a los orcos o a las Rocas.

Eso es lo que hizo cuando Ergala se le acercoolas rocas.

Allí estaba aquella conjuradora frente a él una montaña andante."

La Hermandad lo unico que ven es a Ergala avanzar en su turno hacía Tuor, y como desde todas partes aparecen enormes y pesadas rocas que se superponen una contra formando un muro.

Con ello se deja de ver a la Conjuradora, esta queda trás el muro, pero si sobre sale Túor de este dos terceras partes de él.

Voy haber si le ha pasado algo a Ergala soy pequeño no creo que me vea.

Le comento a Triton II y Malleus, me pogo a la vista de Ergala, para ver que le sucede o si tengo que ayudar.
 

Vi como Ergala se alejaba de nosotros hacia esa gran montaña "humana". De repente, comenzó a despojarse de sus pertenencias para no crear malos rollos con el gigante al que se dirigía.

Con los gestos al andar, parecía decirnos que le deseáramos suerte en su pequeño gran encuentro con el gigante - Los valares siguen tus pasos.... o eso espero... que los sigan - pensé mientras observaba como paso a paso se iba a cercando al gigante. De repente veo que, no solo sus pertenencias caían al suelo, parte de sus ropajes también eran victimas del desprendimiento de Ergala de sus pertenencias... - ¡¿¡¿pero que hace!?!? esperemos que no intente seducir a ese mastodont...... - interrumpió mis pensamientos las curvas de la dunedain... que la indumentaria en la que quedó no dejaba demasiado a la imaginación....

Lentamente, la dunedain se perdió de nuestra vista, al contrario del gigante que era plenamente visible. Rápidamente, Sam comentó la posibilidad de él tomar una posición algo más favorable para ver la situación.... - Sam, mucho ojo, no queremos que algo distraiga al enorme personaje y la tome con la preciosa dunedain.... no me gustaría dejar de ver ese cuerpazo de nuevo..... - ¡¡Malleus centrate que eres un hombre comprometido!! -

Al ver como deletreaba lentamente la palabra Dunedain, un escalofrío me recorrió el cuerpo, éste, me acercó su mano para cogerme, pero no me obligaba, quería enseñarme algo, quizá lo que estaba defendiendo con tanto ímpetu, o a lo mejor quería que lo liberase de algo, había que arriesgarse.

Antes de dejarme coger, toqué un dedo de su mano con la mía, y le dije: "¿Si voy contigo, me ayudarás?

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Usé la runa antes de dejarme coger por el gigante para comunicarme con mis compañeros.

Y rato después intenté transmitirle algunas palabras a mis compañeros, aunque no podría hacerlo demasiado tiempo, quizá podría intercambiar unas pocas palabras más.

"Quiere llevarme dentro de la cueva, no creo que pueda elegir, ¿podréis seguirme de cerca?

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"si lo hacéis, tened cuidado con lo que ahí dentro pueda depararos"

Sam al tener dos acciones le da tiempo de ver lo que sucede y contarlo.

Un muro sea formado entre vosotros y el gigante, además sam al ir y volver os avisa que el gigante "ha atrapado" a Erga con una de sus enormes manotas y se dispone a volver tras sus pasos.

Vosotros desde vuestra posición podeís ver como el gigante hace gesto de volverse para la cueva en la mano porta a alguien.