Partida Rol por web

La ciudad no pudo dar la bienvenida como deseaba a la llegada de los soldados de Coreruil, la batalla no duro mucho los orcos no son muy buenos atacando de día y estaban cansados por la contención obtenida por las gárgolas y los jubilados.

La gente había acudido al castillo con cubos para apagar el incendio, la parte este había quedado en mal estado y necesitaba una costosa y larga reparación.

La mujer de Coreruil se subió al caballo que montaba Coreruil y así avanzaban hacía el castillo y el templo, los hombres iban detrás de ellos.

Pronto se encontrarón con el resto de la Hermandad y así Sam también pudo saludar a los suyos junto a Coreruil.

El ambiente que se respiraba era sin duda de batalla, una batalla que afortunadamente ciudad gris había salido victoriosa.

En el cielo el humo, de los incendios que se estaban sofocando, tapaba los rayos del sol que iluminaban la llegada del ejercito de Coreruil.

Lo hemos logrado amigos, una vez más Ciudad Gris esta a salvó.

Golpee en la pierna a Malleus, Otra historia que contar.

Mis ojos buscaban entre los jinetes al mediano, no había otro como él, estaba seguro que había llegado justo a tiempo para avisar a Coreruil y así acabar con los orcos antes de que invadieran la ciudad.

Habíamos conseguido subir todos sin demasiados problemas a excepción de un golpe de Tritón.

Los primeros rayos del día comenzaban a iluminar la Ciudad tenuemente. Conforme el sol levantaba, los rayos no conseguían atravesar el humo que desprendían los algunos fuegos todavía activos en el castillo y que los aldeanos, soldados y demás gente intentaban apagar a cubetazos.

Se escuchaban los cascos de los caballos golpear fuertemente en el empedrado suelo de la ciudad - Hermanos, lo mismo es nuestro amigo Sam con Coreruil.... ¿lo habrá conseguido? - por el gesto que tuvo Tritón conmigo, diría que sí que lo conseguimos - Tritón, tengo un bocao de padre y muy señor mío en el costado.... ese golpecito en la pierna me ha llegado hasta el dichoso bocao y ahora mismo no estoy para golpecitos.... ¡¡curame en vez de golpearme leñe!! - comenté en tono jocoso, pero a la vez con un punto de seriedad, la dichosa herida no para de escocer.

Alcé la vista para ver la llegada de los guerreros junto a Sam y pude ver como la pequeña figura del mediano se alzaba de entre todos los demás - ¡¡vaya Sam, no se esperaba menos de tí!! que alegría volver a verte... ¡aunque llegáis algo tarde! ya nos hemos divertido nosotros HE HE HE - comenté alzando el brazo en señal de saludo y que viera donde estábamos. Seguidamente miré a Coreruil - Hombre, mi señor Coreruil, señor y senescal de Ciudad Gris ¿que tal la batalla? nosotros lamentamos no haber cuidado de tu castillo como se merece, pero creeme cuando te digo que esto no lo hemos hecho nosotros...  ¡¡ha sido el bicho que hay sepultado ahí abajo!!, por cierto, aquí está todo controlado - le comenté en tono bromista señalando al fondo del castillo - ¿algunas noticias que nos traigas del frente? -

En cuanto vi al resto de los componentes me abalance sobre ellos.

Triton Por fin he vuelto.

Malleus veo que una dama te ha dado un beso -digo señalando la herida intentando quitarle importancia, a pesar de verse claramente que es una herida sería.

Mi señora Ergala que alegría el volver a la ciudad y ver que esta casi toda en pie. - digo mirando el castillo y el templo.

Ha sido un viaje de unas horas pero a contra reloj, siempre intentando esconderme en el camino de ruidos y extraños, cuando encontré la zona de la montaña donde estaba Coreruil, no logre hablar con él tan pronto como había querido, pero el resultado fue bueno por lo que veo, pues hemos logrado acabar con todos los orcos de la zona.

He temido por vosotros, pues al poco de salir y en una de mis escondidas cercanas al camino tras escuchar rondar a extraños por este, escuche una conversación entre un medio orco y un sacerdote un tal Iroco.

Iroco había contratado como sicario al medio Orco cuya profesión es matar a la gente a lo bestia.

Incluso escuche que había puesto precio a nuestras cabezas por cada uno de nosotros muerto el se llevaba medía moneda de Methil.

Así que lamento dar estas noticias y tener cuidado por donde andáis, pero esto no ha terminado.

Una vez más la Ciudad Gris ha sido salvado de una amenaza y de una inteligencia superior a la de unos vulgares orcos, Pues el hacer que nos alejemos con el ejercito de la ciudad para luego saquearla es de ser muy canalla, menos mal que mis Hermanos de espadas llegaron por mar a tiempo.

Espero que en esas islas lejanas de mar adentro hayáis encontrarlo lo que buscabais; el quitaros la maldición ¿no?.

Quisiera que mis animistas os miraran esas heridas.

Mientras que os atienden yo voy haber si puedo rehabilitar una de las zonas nortes del castillo, no vemos allí.

Esposo el gusano Handrog ha sido sepultado en las cloacas del templo, el suelo de este ha cedido en la batalla.

Mejor así, tendría que ordenar demoler piedra a piedra ese edificio.

Hemos hablado con un extraño Hobbit y nos ha comunica que una tal Mehtare vendrá en breve.

No se que rango darle a esa mujer, nunca la he visto, pero tampoco entiendo que tiene que ver con todo esto.

mi señor si no le importa yo y mis hombres nos retiramos hemos tenido una noche muy larga.

Gracias por vuestros servicios, la ciudad os lo recompensara poniendo un local para la gente mayor en la que se pueda distraer en el, lo llamare club de jubilados.

Pero antes contar las gargolas que queden y traerlas al castillo.

Son un simbolo más de la Hermandad.

Así lo haremos.

El que vaya a curarse ha de ir cerca de la entrada principal donde sea tenido el mayor peso de la batalla orca.

Una vez allí se verá una tiendas llenas de heridos y gente atendiendo a estos (se tirará 2d6 de curación uno por cinco minutos de respiro y otro por la curación de los animistas, el 6 repite).

Parece que Sam llegaba de buen humor - HE HE HE, pues si Sam, me robó un chacho de mí con ese beso - comenté en tono sarcástico y gracioso.

El mediano comenzó a relatar su aventura y cuando finalizó respondí - Me alegro mucho de verte sano y salvo hermano - comenté ya tranquilamente y luego observé a los demás a la vista de las nuevas noticias - Tritón, Ergala.... que han puesto precio a nuestras cabezas... Tritón, con la dureza de tu cabeza seguro que le dan más pasta si consiguen acabar con la tuya JAJAJAJAJA - comenté en tono jocoso, pues todavía no había demasiada gente que se pudiera medir a nuestro poder y más si estábamos unidos como siempre estamos - pero aún así, sí que deberíamos de tener los ojos bien abiertos y no separarnos más de la cuenta... sobre todo mientras estamos en los dominios de Coreruil y ese malnacido siga acechando esta ciudad -

Tras la charla y de que Coreruil comentara que iba a ser el primero en crear un centro de día para ancianos, me dispuse a ir a curar mis heridas que no paraban de escocer... - Señores, con vuestro permiso o sin el, me voy a ir a sanar mis heridas. Gracias Coreruil por poner a tus animistas a nuestro servicio, yo haré buen uso de ellos pues este "beso" en el costado, como bien lo ha descrito Sam, no para de escocer y de ir comiéndome por dentro. ¿Alguien viene? - finalicé preguntando por si alguien me acompañaba.

Llegué a donde los sanadores, que estaban en la zona caliente de la ciudad, donde los orcos pusieron más empeño en atacar y allí había montado un pequeño campamento de heridos en el que todos estaban siendo tratados y sanados y me puse en las sabias manos de los curanderos y animistas allí presentes.

Como era lógico nos llegaron nuevas noticias sobre los acontecimientos en ciudad gris, lo más llamativo fue saber que había puesto precio a nuestras cabezas. ¿Eso significa que tendremos más entretenimiento? Una sonrisa se dibujo en mi rostro mientras miraba a los alrededores para ver si algo sospechoso estaba mirando por los alrededores.

Ante la propuesta de curarnos las heridas, acompañe a Malleus hasta el animista, no estaba muy mal herido, ni mucho menos, pero era mejor que me vieran por si el golpe había sido algo más grave.

Esperame que te acompaño, le dije al guerrero.

despues de tanto tiempo sin estar juntos y apesar de no estar herido acompañe a los demas hasta donde estaban los animistas.

Por el camino estaba triton mirando de un lado a otro y me acorde de lo que escuche en el camino, era por el sicario.

Entonces caí en la cuenta que al formar parte de la hermandad y ser el más bajito del grupo tal vez mi cabrza sería la primera en caer.

Así que no me separé de los demas hasta llegar al lugar en donde les tratarón

Las tiendas estaban llenas de gente de la ciudad, de viejos soldados, de sacerdotes estos estaban bajo vigilancía claro,

los animistas eficaces con su trabajo no tardarón en limpiar y tratar las heridas.

la Ciudad intentaba recuperar la normalidad de antaño.

Coreruil también había conseguido recuperar una parte del castillo hasta que quedara totalmente reparado.

la cosa parecía que iba funcionando de nuevo