Partida Rol por web

La Larga Búsqueda: In Vitae Veritas

Londres Nocturno

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13/02/2014, 11:35
Rosalía Caeiro

-Rodrigo... -dijo con más cansancio que sorpresa-. No importa. Se ha ido -con Thomas-. Tenemos que encontrar al hombre que nos recibió en el puerto al llegar.

¿Pero cómo hacerlo? No conocía la ciudad, no podía acercarse al Elíseo ni dejarse ver por los Tremere o ese tal Candem, no tenía un refugio al que acudir y no sabía dónde podía estar Francesco. Tal vez aún siguiera hablando con los Usurpadores.

Cogió a Rodrigo del brazo y continuó paseando a su lado. Si no hacía nada, quizás todo fuera mejor.

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13/02/2014, 12:54
Håkan den Svarta

Habría desgarrado su garganta en el momento en que la letanía comenzó si la prudencia no hubiera llamado a su puerta. Se contuvo, por supuesto, y contempló los efectos de la magia Tremere. ¡Diablos, cuán útil resultaba! Por supuesto esto explicaba muchas cosas. Observó el pequeño frasco de sangre de Rosalía, intentando determinar cuánto uso más podrían darle. Iba a ser necesario saber este tipo de cuestiones para el futuro.

Anotó mentalmente lo que vio. Thomas yéndose, un mortal en España y su chiquillo en Roma. Por supuesto no le sorprendió la forma en que se refirieron a Adler. 'Esquivo'. Obviamente les interesaba utilizarle como medio de presión, como chantaje.

-Perros -dijo en voz alta, dejando que supusieran que se refería a Thomas, Rosalía y su prole-. Decide, entonces, Bruja. Te has ocupado bien de recordarlo: hago y no pregunto. Así que di, ¿a quién quieres antes? Parece que a uno de los dos lo vas a perder...

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13/02/2014, 14:03
Sonja Keller

La Tremere meditó un segundo.

-Para cuando llegues al puerto él estará ya lejos... Encuentra a Rosalía y tal vez ella sepa a dónde se dirige el inglés. Tráemela para que podamos saber qué demonios están tramando... Y esta vez no falles. 

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13/02/2014, 15:21
Håkan den Svarta

Los vampiros no desprenden un olor especial, con la salvedad de los Nosferatu, por supuesto, pero sus ropas y enseres no están libres de esta particularidad. Aprovechó sus sentidos para captar alguno de los olores característicos de Hert. Tras haber constatado un primer error por parte de Hakan y ahora un segundo, estaba convencido de que los Brujos iban a supervisar sus siguientes pasos con la precisión de un cirujano.

Para entonces, estaría preparado. Y si su olfato no era suficiente, el de Jarl haría el trabajo. El animal ya estaba captando todas las esencias de la estancia. Luego sólo sería cuestión de filtrarlas. Se felicitó a sí mismo una vez más, pues parecía que la edad le estaba dando una experiencia y sabiduría que apartaban poco a poco la necedad de sus años mozos.

-Rosalía, entonces. Lo que ha de hacerse se hará.

Se puso en pie de nuevo dando una palmada al lomo del animal y se encaminó hacia la salida del castillo para ir de nuevo a Londres, tras Rosalía. Por supuesto, tuvo la precaución de recuperar la espada de Thomas y asegurarse de que nada de su sangre que hubiera podido quedar en el filo hubiera salpicado la mesa.

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13/02/2014, 19:34
El Narrador

Hakan y Astrid regresaron hasta la Villa y dirigiéndose hacia el puerto del Támesis, se toparon con Rosalía, que del brazo de su sirviente, caminaba en dirección opuesta alejándose de los muelles.

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14/02/2014, 10:33
Håkan den Svarta

Notas de juego

Bueno, yo durante el camino he estado al tanto de esencias y olores, ya sabes... Y le he dicho a Jarl que haga lo mismo, para asegurarme de que no nos siguen. Anything?

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14/02/2014, 10:51
Director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Nothing

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17/02/2014, 08:33
Håkan den Svarta

-Creo que no nos han seguido -informó el nórdico nada más toparse con Rosalía y su sirviente-. Ahora debemos hablar, Rosalía. Sé que Thomas ha zarpado, ignoro a dónde, y los Tremere siguen queriendo que te lleve a la Capilla sana y salva. ¿Cuál es el plan, ahora? 

Observaba alrededor visiblemente inquieto. Le daba la impresión de que había sido muy preciso con sus pesquisas, pero nunca podía estar seguro. 

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17/02/2014, 19:13
Rosalía Caeiro

-Ha ido en busca de la Corona. No, del tercer clavo -se corrigió-. En realidad no lo sé, no sé adónde ha ido -volvió la vista hacia el Támesis, por donde acababa de alejarse el navío-. ¿Plan? -se encogió de hombros-. ¿Para qué, para que fracase? No merece la pena planear nada.

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18/02/2014, 11:15
Håkan den Svarta

Håkan frunció el ceño. De pronto parecía evidente que algo había ocurrido entre Rosalía y Thomas. Pero iba más allá de una riña normal y corriente para que el sajón marchara en busca del clavo por su cuenta. No obstante, quizá esto les daba de forma fortuita una posibilidad de colaborar sin que la sospecha de los Tremere se cerniera sobre él. Sólo cuestionarían su eficacia, cosa que le importaba poco.

-Estoy de acuerdo, rara vez un plan termina funcionando por muy bien que lo detallemos. De hecho, cuantos más detalles añadimos más sencillo resulta que se aleje del resultado final -sonrió ampliamente, divertido-. Por eso haremos lo que siempre he preferido hacer yo: improvisar. Vamos tras Thomas, aprisa. Tendrás tiempo de contarme qué ha sucedido para que vaya de pronto por su cuenta. ¡Vamos, Rosalía y compañía, aprisa! 

Apremió también a Astrid con un gesto de la cabeza y comenzó a trotar hacia una zona concreta del puerto, donde todavía estaba la balandra que no había llegado a vender. 

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18/02/2014, 17:08
Rosalía Caeiro

Rosalía decidió confiar en que el repentino entusiasmo del nuevo Francesco no fuera fruto de alguna loca idea. En cualquier caso poco le importaba ya que las cosas se torcieran, pues poco más podían torcerse ya.

Sin que su rostro mostrara excesiva emoción siguió al Gangrel casi a la carrera adonde quisiera que los estuviera llevando.

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18/02/2014, 18:30
El Narrador

La heterogénea comitiva avanzó de nuevo hasta el puerto y allí hasta el amarre donde la pequeña balandra, bautizada como La Gauta, se mecía inquieta.

-Hay un marino interesado en vuestro barco -le dijo el oficial al que había dado el encargo de venderlo hacía dos noches.

 

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19/02/2014, 09:45
Håkan den Svarta

Hakan saltó a la cubierta de la balandra y comenzó a manipular un cabo con el que soltar el velamen. Por un momento sonrió, divertido ante la idea de, simplemente, marcharse de puerto dejando al oficial con un palmo de narices. Le pareció más una travesura que una infamia... Pero al final recapacitó. No pudo evitar pensar en que aquel buen hombre había cumplido su parte de forma honrada.

No disponía de dinero, pero sí tenía algo que podía darle en prenda. Sacó del cinto la espada nórdica que había conseguido en Suecia y, enfundada obviamente, la lanzó al charlatán.

-Di a tu comprador que el vendedor se echó para atrás en el último momento. Vende el arma que te he dado y quédate lo que sobre tras deducir la cuota de atraque. Es de buena factura y equilibrio: podrás conseguir un buen pellizco. ¡Vamos, a bordo!

Esto último lo dijo a Rosalía y su siervo, acompañando sus palabras con un gesto del brazo. Que Rosalía supiera, Francesco nunca había sabido navegar, pero ahora se desenvolvía con bastante naturalidad sobre la cubierta.

-No es un drakkar, pero es un barco rápido y fiable -guiñó un ojo a Rosalía, con una sonrisa divertida-. Cuando hayamos zarpado me explicarás lo ocurrido desde que marché hacia Stonegaze. No comprendo este cambio tan brusco.

Se giró hacia Astrid, sin dejar de manipular cabos, y le dijo algunas palabras en el idioma de los bárbaros del norte mientras señalaba algunas zonas del barco.

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19/02/2014, 11:52
Astrid

Astrid resopló y ayudó a Hakan con los cabos.

-Estupendo... Un viaje con la Princesita del Sur en busca del sajón de lengua amable... No se cómo he dejado que me metieras en esto.

Las velas del barco se hincharon y poco a poco fue saliendo del amarre hasta posarse en la corriente fluvial.

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19/02/2014, 12:16
Rosalía Caeiro

Notas de juego

Eso lo ha dicho en cristiano?

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19/02/2014, 13:06
Rosalía Caeiro

Rosalía contempló la embarcación con cierta indecisión. Era pequeña, y parecía más atrasada e inestable que los grandes navíos en los que recordaba haber viajado. Y además iba a manejarla Francesco. O Hakan.

Sin embargo tampoco se lo pensó mucho. El barco de Thomas se alejaba y debían avistarlo antes de que alcanzara la desembocadura del Támesis, pues una vez en mar abierto sería casi imposible dar con él. Intentando no perder la compostura saltó al interior de la balandra, a tiempo de escuchar las palabras de la mujer pelirroja.

Con toda probabilidad era aquélla a la que hubo de entregar la carta de Francesco. No la recordaba, y visto lo visto se alegraba de no hacerlo. Cruzó la corta cubierta hasta el otro extremo como si no la hubiera oído, buscó el lugar menos incómodo donde sentarse e hizo un gesto a Rodrigo para que acudiera junto a ella.

¿Quieres que sea una princesita? No te preocupes que lo seré.

-¿Y cuando salga el sol, Hakan? -preguntó a su amigo ignorando por completo a Astrid-. ¿Quién manejará el barco y dónde nos refugiaremos?

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19/02/2014, 13:33
Håkan den Svarta

-No te preocupes por eso, Rosalía -respondió el ahora nórdico-. Hemos llegado hasta aquí desde Suecia, y el sol nunca ha supuesto un problema. Bordeamos las costas en todo momento y cuando el peligro apremia nos refugiamos. En este caso habremos de ser algo más minuciosos, puesto que Astrid y yo podemos enterrarnos en la profundidad de la tierra y guarecernos del sol, pero tú necesitarás un techo.

Miró de soslayo a Astrid y no pudo contener una leve sonrisa. Negó con la cabeza a continuación mientras se colaba al timón y ponía rumbo tras el barco en que Thomas marchaba. 

-Muchos otros han caído en el error de subestimar a Rosalía, Astrid, y han terminado por arrepentirse. Puede que no maneje una espada con igual soltura que tú, pero tiene a su disposición muchas y poderosas armas. Ahora, amiga mía, ¿qué os ha llevado a separaros? ¿Por qué Thomas va en pos del Clavo sin nuestra ayuda? 

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19/02/2014, 18:18
Rosalía Caeiro

Rosalía se dio un momento antes de contestar.

-Su Sire le ha tendido una trampa -comenzó tras un largo suspiro-. Obedeciendo a Mithras ha sustituido sus auténticos recuerdos por otros falsos en los que tú, yo y quizás también Yurev le traicionamos. De alguna manera ahora sabe dónde se encuentra la reliquia y ha ido a por ella... para entregársela a Mithras. Además -añadió después de una breve pausa-, su Chiquilla, Oana, es en realidad Chiquilla de un tal Candem. Todo lo que ahora Thomas cree saber es... mentira -afirmó con tristeza mirando al Gangrel-. Y nos odia -al menos a mí.

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19/02/2014, 23:18
Håkan den Svarta

Diablos, la situación era mucho peor de lo que había imaginado en un primer momento. Había creído que la sire de Thomas podía ser una aliada, pero finalmente todo había terminado por ser una gran manipulación de alguien que sabía mucho más de tales artes que el propio Daister. Y para colmo, tiene consigo a la chiquilla de Thomas Camden. El rostro de Hakan reflejó su repentino enfado. 

Algo más había cambiado en Francesco, no sólo su aspecto físico. Como Hakan era más expresivo y, quizá, más impulsivo que antes. Toda la contención a la que se sometía a sí mismo antaño parecía haber desaparecido, sustituida por un espíritu fiero y salvaje. 

-No esperaba que las cosas se hubieran tornado tanto -admitió, contrariado-. Pero no tiene por qué ser necesariamente malo. Ahora sabe dónde está el clavo, y hasta él nos llevará. Los Tremere verán con sus embrujos que tú sigues sus pasos, y considerarán que yo sigo los tuyos. Nuestra prioridad, en cualquier caso, es hacernos con el Clavo y, si está en nuestra mano, destruirlo. Su existencia nos pone en peligro a todos y alimenta las ambiciones del enemigo... Y durante ya cuatro siglos su sombra se ha cernido sobre nosotros. 

Tratándose de una reliquia de la Cristiandad, como era, de seguro el pío Francesco jamás habría considerado como una posibilidad destruir tal tesoro. Era más que obvio que su muerte y resurrección le había cambiado de muchas formas. 

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21/02/2014, 14:58
Rosalía Caeiro

-¿Qué embrujos son ésos? -preguntó Rosalía sin ánimo de contradecir el optimismo de su amigo-. ¿Cómo supieron que venía hacia Londres?

La conversación con Cayo Marco regresaba una y otra vez a su cabeza, pero una y otra vez se negaba a creer que hubiera sido fruto de una nueva artimaña Tremere.