Partida Rol por web

"Carmano" se podía leer, en japonés, como "Karumano", y si se leía el nombre occidental de esta vieja latosa, pero justificada (aunque era increíble como no podía odiar más al hijo de puta del padre de Paula que le hizo lo que hizo mientras le trataba así a él mismo, pero vale, detalles, plot shit) entonces quedaba algo como: "Karumano Franzisuka". Si omitíamos el complicado nombre de la mujer y lo dejábamos como "Francisca", teníamos esto: "Karuma no", algo así como "業の", es decir: "Del Karma", tal cual. Lo que quería decir con este casi-absurdo juego de palabras es que... Francisca-san encarnaba el karma que Shugo se merecía por haber fallado en aquella pelea, por haber dejado que Yume sufriera, por, joder, todo lo que le hizo al pobre de Makao y por traerle vino a Paula aún si ella lo pidió. Incluso, molestar a Aoi por latosa que fuese ella igualmente. Suspiró entonces y pensó entonces en un plan pero... No lo hizo.

Alzó y extendió sus brazos, abrió las piernas y esperó mientras ella se preparaba para darle un potente nalgazo que, admisiblemente, le hacía suspirar de... ¿Ansias? ¿Miedo? ¡Ambas! Pero se concentró. Soltó el aire y luego, justo cuando ella estuviese por tocarle, él usaría sus habituales trucos, porque trucos era todo lo que tenía. No era fuerte, no era ágil (tanto como otros, todos chutados a tope de mierda) ni era inteligente, ni en general bendecido por el destino o alguna otra cosa. Al no tener nada debía inventarse lo más posible, ese era su tema de personaje.

Justo en el instante en que Karmano (Sí, "Karma"-no) Francisca fuese a pegarle el cachetazo en el culo y/o tocarle nada más, él se concentraría y ella vería una mochila clonada en el lugar de la nalga que pretendía sobar, o la parte que fuese. Luego otra y otra. Aprovecharía la posible sorpresa de la mujer y se giraría en una finta para mirarla de lado y de frente.

Tronó su cuello y le habló.

- Suficientes tonterías, Karmano-san.

Sonó imponente. ¿Qué haría ahora? Claramente no actuaba como un mero crío ante una oficial de policía. Sin embargo, si ella se molestaba tanto en intimidarlo era por algo. ¿Sabía ella sobre sus propios padres y la posible implicación de que dichos dejarían al padre de Paula hacerle algo a Shugo? Pues pronto se vería. Shugo tomó de su mochila real la botella de vino y entonces pretendió alzarla, como si fuese a usarla como arma... Pero no, solo la tomó de la parte flaca (la boca), la alzó en el aire, puso su mano debajo rápidamente para tomarla de la parte gorda (la base) y poner su otra mano al lado. Cual Jesús occidental, tomó aire y se concentró.

Francisca vería como se creaban dos botellas de vino. Y luego otra encima de la primera, y luego otra encima de la segunda, y luego unas cuatro a diez más. Antes que cayeran causando un fiasco inmenso, soltó el aire y se desvanecieron en humo, cuales restos de clones ninja. Shugo entonces la miró fijamente y habló.

- Formo parte de algo, algo que puede o no tener que ver con Paula. ¿Quiere más info? Pues ayúdeme. ¿Qué quiero yo? Quiero aniquilar por completo y darle el infierno más grande que se pueda al padre de Paula. ¿Cómo se llamaba el viejo de mierda? No me acuerdo. -Dijo con descuido y vulgaridad, como siempre.- Pero sé que usted necesita evidencia, saber qué hizo, qué sabe, etc., yo necesito hablar con Paula, pero... Nunca dije que fuese gratis. Verá... Yo no puedo dañar a alguien directamente por mis poderes, no a alguien sin poderes, pero tú, digo, usted sí. Yo puedo usar estos poderes a tu favor y tú podrías usar tu habilidad para aniquilar al viejo. Lo que ofrezco es un trato, no tengo nada que perder, y tú tienes qué ganar, oficial.

Chantajeando a una policía, vaya si tenía o unos cojones como neumáticos de camión... O era un completo y total imbécil, quizá ambas, seguro ambas. Más, la miraba con determinación, tal cual, parpadeando de tanto en tanto. Quería ver a Paula, joder que sí, pero últimamente, tenía pendiente esta quest, la de poder pactar con Francisca y ver el asunto del padre de Paula. Había mucho camino por delante y no podía desperdiciarlo.

Como acto de, podría decirse, buena fe, le entregó la botella de vino directamente, esperando sus palabras.

Nada o todo, como cierto otro personaje apostador que no existía en este universo.

Por supuesto. Debí haberlo adivinado. Odoroki-kun no tenía acento, y con Yogi-san ya había hablado la noche anterior. ¿Pero quién iba a imaginar que Marako fuese a presentarse allí, de repente, en la ciudad...? ¡Los problemas parecía que tenían intención de acumularse en su contra! Ryôga se aseguró de taparse bien con la manta, y para su desgracia fue de repente consciente de nuevo de las nuevas formas de su cuerpo. Al mismo tiempo, paseó una mirada fugaz por Marako, de arriba a abajo. Suspiró mentalmente. Su nuevo cuerpo era mucho más femenino que el de su amiga de la infancia...

-M-Marako-k... - Chan, se corrigió mentalmente. - Marako-chan. - dijo. Casi no se ha notado. - La verdad es que sí, estoy un poco... - murmuró con un suspiro y forzando esa voz áspera que ya iba dominando. Al fin y al cabo, llevaba toda la mañana fingiendo estar enfermo. - No estoy en mis mejores condiciones físicas, la verdad. - rió, con su voz áspera, y tosió un poco. - Aunque he logrado hacer los exámenes... espero que con buena nota. - explicó, y negó con la cabeza. - ¿Qué haces aquí, Marako-chan?

-Ya deberías saber de sobras que si te veo a ti o a una de ellas con un ojo morado no voy a, simplemente, quedarme de brazos cruzados y ya está. Era evidente que te seguiría y patearía a alguien si hiciese falta en caso de que estuvieses en peligro, idiooooooota. -Respondió sacándole entonces la lengua y cerrando los ojos con fuerza. -En cualquier caso... Ejem. -La miró de reojo un par de veces como si aquello le costase, aunque no era de extrañar sabiendo que no eran de las que pedía perdón fácilmente y conseguirlo ya se podía considerar todo un logro. -Perdón por seguirte a escondidas, no lo volveré a hacer otra vez... A menos que aparezcas con otro ojo morado~ -Dicho esto le guiñó el ojo y siguió dio un par de bocados más. -Y a vosotras no os quiero escuchar decir nada que nos conocemos. -Dijo con cierta energía a sabiendas que podían soltar algo del estilo "uy, se ha disculpado, mañana termina el mundo".

Tu profesora, al oírte llamar a tu amiga "Marako-chan", miró con cierta confusión a la chica de las gafas. Esa mirada no pasó desapercibida a tu amiga, la cual le devolvió la mirada con una sonrisa -Si señora, soy una chica, no hace falta que lo intente adivinar por mi aspecto que le aseguro que así no lo va a conseguir- le explicó con suma educación y una sonrisa simpática a la profesora. Esta al ver esa simpatía, le devolvió la sonrisa.

Luego Sora te miró mientras le decías lo muy enfermo que estabas pero que pudiste terminar los exámenes... te miró con los ojos entrecerrados -Aja... que estas enfermo... pero que aún así has ido a hacer exámenes...- dijo con cara de sospecha, encorvándose un poco, mirando en dirección a tus oídos -Es... sospechoso. Pero así es imposible mirarte las orejas para saber si estás mintiendo o no- te comentó.

Pero entonces tu le preguntaste la razón por la que había venido a la clínica -¿La razón? ¿Una amiga de pueblo no puede venir a visitar en la ciudad a su amigo de la infancia después de venir de la escuela sin tener alguna razón?- preguntó pasando los brazos por detrás de la cabeza, aunque luego sonrió -Vale si, tengo una razón... pero me sorprende que no me preguntes como he sabido que tu candidato vive aquí... esta chula, una historia mejor que las de Sherlock Holmes- añadió con una sonrisa -Pero dejando eso al lado, lo que había venido era para que me acompañases al concurso que se celebra en mi colegio- te comentó contenta -Odoroki ya estará llegando en tren y nos reuniremos directamente allí. Así los tres lo pasamos genial. Por lo que ve quitándote la manta y nos vamos- te terminó de decir mientras rebuscaba algo en el bolsillo... seguramente las entradas... ¡hasta que sacó una canica y te la lanzó derecha a la cara!.

La chica, aunque te disculpaste, infló los morros con tu guiño y tu último comentario -¡A-aunque te-tenga el cu-cuerpo lleno de mo-moratones Rose! Que n-no m-me vuelvas a se-seguir a-a mis e-espaldas...- dijo bastante roja en comparación con su blanco pelo y tez pálida. Pero la chica se levantó del suelo de la furgo con su hamburguesa y refresco en las manos... y con cuidado de no caerse, se dirigió hacia ti y te consiguió abrazar -Sabes que si necesito ayuda os la pediré... gracias por preocuparte por mi- te terminó diciendo roja en voz baja... ya pareciendo que se enterraría el hacha de guerra entre las dos.

Al de enviar el mensaje, poco después recibiste un mensaje de respuesta de Hiroshi:

Bueno... no se si ser el chico de los recados es "un puesto de responsabilidad"... pero gracias.

¿Le ha sobrado comida a Fiji? Hum... ella cocina estupendamente. Si de verdad no os importa traerme las sobras, desde luego no las voy a rechazar... me están llevando de un lado para otro menos a un lugar donde comer.

Ya nos vemos allí. Chao.

Hiroshi

Aunque la tía de Paula te miró mal por aceptar el cacheo al obedecerla, ella no tardó en empezar a cachearte como lo haría cualquier policía: fue palpando todos los rincones donde pudieras tener algo. No lo hizo con dureza, ni con mayor motivo que el de encontrar esa botella de vino que le habías traído a Paula... hasta que se topó con la mochila clonada. Notaste cierta sorpresa en la mirada de Francisca... pero tampoco la esperada a la de una persona normal que descubría algo tan extraño como dos mochilas donde hace unos instantes había una.

Cuando le dijiste que se acabaron las tonterías, la policía dio unos pasos para dejarte espacio. Luego, cruzada de brazos, miró tu demostración de poder con aquellas botellas de vino con rostro estoico... aunque se la podía notar impresionada por ello. Escuchó con atención y rostro serio todos y cada uno de tus comentarios, con los ojos cerrados para captar únicamente las palabras sin más distracción visual. Cuando terminaste, levantó la mirada con los ojos clavados en ti -¿Has terminado?- dijo con tono sereno pero fuerte -Ya se en que estas metido. Esa especie de torneo con poderes. Al igual que se que se que Paula está involucrada, el médico que nos atendió también, y también uno de mis inspectores- dijo para tu gran sorpresa -¿Crees que me chupo el dedo? No me han dado el puesto de jefa de la policía por nada...- dijo, pero notaste cierta... tristeza en sus últimas palabras -Y aún con esas no descubrí lo que ese bastardo le ha estado haciendo a mi sobrina hasta que el médico y tu me lo dijisteis...- terminó diciendo mirando para abajo.

Sin duda el saber aquello y el recordarlo afectó a la mujer, quien ahora parecía más cansada, tanto que se sentó en uno de los escalones de la entrada, dejando su látigo al lado. Cogió de un tirón brusco la botella que le ofreciste como acto de buena fe... y la abrió para empezar a beber. Nada más darle un trago, te miró mal -Agh... esto es un vino barato... ¿eso era lo que querías escabullir para Paula? Sigues siendo un niñato- dijo... dando otro trago a la botella. Luego te volvió a mirar -Me importa una mierda lo que tu quieras hacer... esto es un asunto de mi familia. Y trataré de solucionarlo... yo misma- dijo llevando la mano a la espalda, y sacando una pistola y dejándola en la mano -Anda... entra de una vez. Solo quiero que si entras no preocupes a Paula... seguramente necesite a alguien cuando todo pase...- terminó de decir, volviendo a dar un trago mientras se levantaba -Me voy a ir al coche para que mi sobrina no me vea así... ni como me voy a poner cuando termine esta botella. Adiós- y con eso, simplemente se dirigió hasta fuera del recinto de la propiedad de los Torreli.

Durante el tiempo en el que estuvisteis cambiándoos, podías notar que Hikari estaba algo roja. Te quería... pero todavía no estaba muy cómoda viéndote en ropa interior... y menos que tu la vistieras. Pero pese a ello, le conseguiste poner el vestido. Y le empezaste a halagar, la chica se puso más roja mientras se veía en el espejo al que la habías arrastrado -La verdad... es que me veo muy... guapa...- admitió bastante colorada. Y más cuando decías que a Yûki le gustaría -Si... Yûki...- terminó diciendo bastante colorada.

Luego te miró bastante ruborizada -Y ahora... ¿que hacemos?- te terminó preguntando -Ahora que estamos preparadas... ¿sabes donde hay que ir? Yo no...- te terminó diciendo. Entonces te diste cuenta... no te sonaba donde estaba la academia Saito, nunca habías estado. Seguramente quien lo sabría era Hikari... pero su memoria había hecho olvidar ese detalle.

Puse una sonrisa cuando ví a Hikari tan colorada. - No te preocupes, si te trabas ya te daré un empujoncito. - Le guiñe entonces un ojo a modo de broma. Entonces cuando dijo lo de donde era el lugar, miré entre nuestras cosas las entradas. Allí ponía el lugar, la academia Sato. Me quedé pensando un momento a ver si me sonaba de algo o sabía donde podía estar, pero nada - La verdad, no sé donde está esta academia. Igual tu la habías visto con antelación... pero... - Negué rápidamente con la cabeza - No es momento de poner caras largas, hoy es un día agradable y feliz, y no pasa nada malo. - Me regañé a mi misma... anda que.

-Le preguntaré a mi padre - Fuí a buscarle rápidamente no alejandome mucho de la habitación - Papa ¿Sabes donde está la academia Sato? - En caso de que no lo supiera tendriamos que ir preguntando por ahí... - Si tuvieramos un mapa, al menos podriamos hacer algo... - Eso me recordó...

Mientras esperaba la respuesta de papa, escribí rápidamente en el movil a Yûki

Tengo un problema Yûki, no sé como llegar a la Academia Sato... No sé donde está. ¿Me dices más o menos como llegar y ya busco yo preguntando cerca de la zona de la academia?

-Los exámenes son importantes... esté enfermo o no, no podría habérmelos saltado. - repuso Ryôga con su fingida voz ronca y dando gracias a los dioses por tener las orejas tapadas al escuchar el comentario de Marako. Pero, ¿de verdad se me nota en las orejas si estoy mintiendo? En serio... esta chica me conoce demasiado, pensó Ryôga con un suspiro interior disimulado.

No comentó nada a la insinuación de Marako para que le preguntase cómo había averiguado el lugar donde vivía su candidata. No tenía tiempo para eso, y además cuanto más hablase más podría notarse que estaba fingiendo de alguna forma. Eso sí, alzó una al escuchar lo de que había venido a ver un concurso de su colegio. ¿Sería el mismo concurso? ¿Es que todo el mundo iba a ir ahí, o qué?

-Lo siento, Marako, pero... creo que no estoy en las condiciones físicas óptimas para ir a... - empezó a decir... ¡y entonces vio cómo Marako le lanzaba una canica a la cara! Su pensamiento se activó rápidamente. ¡Si lo esquivaba, eso quería decir que no se encontraba tan enfermo como decía estar, ¿no?! O no, pero tal vez la manta se le moviera... ¡tal vez dejase alguna parte de su nuevo cuerpo expuesta ante Marako! ¡Lo descubriría! Lo único que puedo hacer es... Dejó que la canica le golpease en la cara.

Lo pensaré sobre la marcha~ -Respondió con un tono divertido pues ya se sabía como era Rose respecto a eso, en cualquier caso le correspondió aquel abrazo dándole un par de palmaditas en la cabeza. -Más te vale o seré yo quién me enfade~ -Tras aquel abrazo continuó comiendo para terminarse la hamburguesa así como la bebida pues iba a ser una larga tarde y necesitaría tener el estómago lleno, aunque seguramente compraría algo más de comer por allí si le daba hambre. -Por cierto, ¿alguna tiene alguna idea de las otras bandas que participarán? No vendría mal conocer un poco a la competencia.

Mostró el móvil a su novia para soltar un -Mira, dice que le llevemos lo que sobra!- Dijo con una sonrisa -Parece que no le darán almuerzo, o quizás sí pero en un horario específico... Ningún hombre debe pasar hambre!- Dijo imitando una pose estóica -Le llevamos comida??- Dijo entonces a Fiji.

Prepararían todo lo necesario y se irían entonces, a la prueba de talentos!!

La canica de tu amiga te impactó justo entre los ojos, causándote un cierto dolor... como si te hubiesen dado un chorlito en la nariz. Tu reacción de total inactividad ante el peligro inminente de un canicazo en tu cara, hizo que Marako arrugaba el ceño -¡Lo sabía! ¡Estas ocultando algo!- dijo con cierto enfurruño -¿Que ocultas bajo la manta? Si no fuera nada te hubieses apartado o soltado la manta... además, tu voz ronca no engaña a nadie Rô... ¿te han hecho un tatuaje? ¿tienes varicela? ¿alguien te ha herido de forma grave y no quieres que nadie se entere?- te comentó con los brazos cruzados. Tu amiga te conocía exageradamente bien, y además también era casi tan lista como tu... cosa que a veces se olvidaba por sus maneras pueblerinas.

Sin pensarlo demasiado, y casi sin tiempo para dejarte reaccionar, la chica se acercó a ti cogiendo por cada extremo la manta... y tiró para abajo, revelando como estabas en verdad: vestida de mujer, con cuerpo de mujer, y seguramente roja de la vergüenza. Desde luego eso no era lo que Sora se esperaba, quien estuvo bastante sorprendida mientras se echaba un poco para atrás -¿Pero... que cojones?- dijo bastante impresionaba con lo que veía -Ehh... emm... ¿Ryôga?- te preguntó con cierta duda, mientras pensaba -A ver, desde luego eres tu... emm, si, al menos de eso estoy segura, te reconozco siempre... pero...- fue diciendo para si misma. Entonces, se llevó las manos al pecho y se agarró sus pequeñas tetas por encima del uniforme, y luego te miró a ti -¡¿Pero porque tienes más tetas que yo?!- te terminó preguntando.

Ejem...- tosió un poco tu ahora un poco molesta novia para que la prestases atención. Habías entrado en el cuarto para enseñarle el mensaje y poco más. Ni siquiera te habías fijado en tu novia... y desde luego había un motivo por el que quería que la mirases.

Fiji llevaba un vestido de color morada. Tenía la falda vaporosa con transpariencias y abalorios colgando, bajo la que tenía otra pequeña minifalda violeta. La parte superior tenía detalles negros parecidos a un tatuaje místico o ritual, con transparencias en los costados que permitían dejar poco a la imaginación a la vez que no enseñaba demasiado (aunque era una ilusión, ya que se trataba de tela de color carne y engañaba a primera impresion), teniendo un pañuelo en el cuello sujeto con un broche con una joya verde. Fiji se había peinado dejando ver sus dos ojos al descubierto, sujeto por un pasador decorado con una flor negra.

La chica tenía la cara un poco molesta y con los mofletes colorados, mirándote como si esperase algo por tu parte. Parecía no haberle hecho mucha gracia que vinieras únicamente para decirle que le llevaseis comida a Hiroshi cuando ella estaba así vestida y después de proponerte "jugar un poco con varitas y conejos" antes de ir para el concurso -Bueno... ¿vas a decir o hacer algo... o solo vas a seguir hablando de Hiroshi teniéndome así?- te dijo con los mofletes algo inflados.

Yo... snif... yo si se cosas- dijo la voz acatarrada de Nozomi ante tu pregunta, mientras Hanako se volvía a poner entre su sitio -Como... como no tenía mucho que hacer aparte de morirme en la cama... snif... pues investigué a los finalistas esos ayer- explicó antes de empezar con su explicación, dejando una pausa para carraspear.

A ver... va a haber diez actuaciones: ocho de los participantes, uno en solitario de la idol que tiene camelada a Hanako, y otro que será del ganador junto con Lady Quaver- explicó la chica en primer lugar -De grupos, seremos tres: nosotros, otro grupo de rock-metal llamado "Iron Punch", y uno que no tengo ni la más remota idea que al parecer se llama "Tarot"- fue diciendo, mientras sorbía mocos, y alguna que otra vez giraba la cabeza para echar un gapo en el vaso vacío de refresco -Luego había unos hermanos llamados Nanashino. Y el resto son actuaciones sueltas en solitario... los nombres que he visto en la lista son... Paula Torreli, Sora Marako, y una que usa un seudónimo de Piano... y un espectaculo de magia que ni idea ni me interesa- terminó diciendo y de numerar, aunque se le notaba que perdía el aliento. Luego se paró un rato a respirar -Joe... no... snif... dejéis que hable... tanto... ains...- terminó diciendo.

Tu padre no sería muy útil. Después de comer, en lugar de ponerse a trabajar... se había empezado una siesta de esas que duran horas.

Recibiste un mensaje de respuesta de Yûki:

¿De verdad? Ains... sinceramente yo tampoco lo se; nos ha traido Kou en su hippy-furgo...

Aún falta un poco para que empiece. Y al ver el problema Kou se ha ofrecido a ir para allá. Dice que os recoge, así que esperar enfrente de casa. 

Al rato, pudisteis oír el motor bastante destartalado venir por la calle. Enfrente vuestra se fue poniendo una furgoneta volkswagen bastante vieja de color rojo descolorido y unas pocas abolladuras. Toco un claxon para avisaros de que era él -Ey... hola chicas- dijo en tono relajado el guitarrista asomando la cabeza por la ventanilla -¿Subis?.

Miró a la señora Carmano o "Tía Karma" con un gesto claro y expreso pero silencioso: Patetismo, lástima, pena. Tal cual, era una mujer penosa que se esforzaba en algo muy difícil y que no podía nada, que además, orgullosa notaba ella misma que no era tan genial como pensaba y que, de paso, se tiraba en contra justo de aquel que le ofrecía su ayuda y podía, aunque mínimamente, darle asistencia legítima. Últimamente, el "niñato" este solamente parpadeó al mirarle como ladeando la cabeza, siendo apenas más alto que ella y/o de su estatura y todo, curioso por, bueno, todo lo que ella dijo y la situación a mayor.

Abrió sus ojos de pleno entonces. No alcanzó a ser una realización completa pero sí una asociación, algo que pensó en decirle a la señora pero omitió por, justamente, estar teniendo este recuerdo. Sus pupilas se contrayeron a medida que pensaba: "¿Por qué Carmano es tan pesada conmigo?"... Y lo obtuvo, al menos un retazo. "No vayas a por Shugo, por favor"... Las palabras de Paula. ¿Y si los Hashimoto, los padres de Saigo estaban corruptos y Carmano lo sospechaba o sabía, peor? ¿Si los tratos entre los Hashimoto y los Torreli no eran meramente económicos sino algo más oscuro? Pero no supo llegar a más resultado, realmente, mirando entonces a la mujer largándose, dándole el paso.

- ¡Ah! ¡Por favor, espere! Yo... -Sí, al final era un niñato, pero buscó mostrarse honesto, no, ser honesto ante ella.- Por favor considere lo que le dije, puedo ayudarla, quiero ayudarla. Además... -Se contuvo de decirle algo como "Si no llegas a él lo haré yo primero y lo destrozaré en mil pedazos, lo torturaré..." y más cosas edgy. Tomó aire y le dijo al irse ella ya.- No pretendo dejar que Paula sufra más. Le recomendaría investigar sobre un tal "Aaron". No digo más... Domo!

Se inclinó tal cual completo, manos a los lados militarmente y torciendo su propio torso hasta formar 90º, despidiéndose de manera genuina con un "Domo", que podía interpretarse doblemente como un "¡Gracias!" y un "¡Hasta pronto!" o saludo/despedida general pero formal.

Así, pasó dentro por fin, si bien sintiéndose molesto porque esa señora cabrona pensase en él como un mero respuesto útil para Paula y de apoyo para ella, si bien él quería serlo, pero aún así. Siempre ser tratado como chatarra, como basura era su axis, su eje. ¿Qué quiso decir "aquel" entonces, el innombrable, cuando dijo que Saigo tenía el potencial? No, no quiso pensar en eso y corromper su tiempo con Paula-chama.

- ¡Paaaaaaaaaaaaaaulaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa~!

Fue en dirección a ella y quería darle un abrazo pegado y amoroso. Con ella, todo era bueno, ella era su nube de felicidad.

Muy como él sería con gusto su soporte metálico y firme. Balance mutuo, intercambio equivalente.

Shin abrió la boca y dejó caer su teléfono la darse cuenta del atuendo de su novia. Venía mirando el celular y no vio lo bella que estaba hasta que le hizo su rabieta.

-E-E-E-Es-Estás... WOWWW!!- Fue todo lo que pudo decir, mirándola un instante boquiabierto para entonces capturarla por la cintura para darle un profundo beso

Al separarse sus labios, soltó un -Cuando compraste ese atuendo?! Te queda muy bien!- Embobado tanto por la estética del atuendo como por la marcada figura de su novia. Caminó con ella abrazada hasta la cama y la tiró de espaldas, lanzándose encima suyo

-Dónde nos quedamos la última vez?? Oh... Ya recuerdo!- Dijo con cara pícara recordando que estaban por hacer el amor cuando Gris los interrumpió. Era raro el hecho de no sentirse avergonzado, quizás por haber recuperado sus recuerdos y su experiencia sexual con Volgo??

Pensaba que podría pillar a mi padre despierto... ilusa de mi. Por suerte había pensado el segundo plan y no tardó en llegarme la respuesta. Me alegraba que no fuera Yûki el que viniera a llevarnos, pero que fuera Kou... - Bueno... le diré que se esté calladito - Me encogí de hombros y volví a la habitación para ver a Hikari - Ya está resuelto, nos llevan hasta el concierto. - Sonreí ampliamente por haber resuelto este pequeño problema sin mayor dificultad poniendo una pose de victoria. - Tendremos que esperar en la puerta de casa es lo único malo - Y aunque tuvieramos que hacerlo, por suerte fue poco rato.

El coche de Izumi-san estaba allí, no es que fuera una limusina, pero no nos ibamos a quejar ahora cuando nos había mostrado su amabilidad. Abrí la puerta del coche e insté a Hikari a que entrara para luego entrar yo - Muchisimas gracias Izumi-san por llevarnos. Nos salvas la vida. Ah, pero ni se te ocurra decirle nada a Yûki sobre como se ve Hikari ¿Entendido? - le advertí ya que si lo hacía me enfadaría mucho

-¡M-Marako! - gritó Ryôga. Alertado por la cercanía de Sora, viendo claramente que se disponía a apartar la manta con la que se cubría, Mitsurugi se olvidó de fingir la voz ronca. No es como si eso importase demasiado, porque no pudo hacer mucho por evitar que se la quitase. - M-Marako, e-esto es... - murmuró Ryôga tras las preguntas de su amiga. ¿Cómo podía explicar algo así? Seguía intentando cubrirse aunque fuese con las manos, aunque ya no tenía demasiado sentido. Negó con la cabeza. - A-Ayer tuve un encuentro relacionado con el torneo y... acabé con un pie roto, y me inyecté una medicina para el dolor que tiene como efecto secundario... esto. - murmuró Ryôga, suspirando e ignorando la pregunta de por qué él tenía más tetas que su amiga la marimacho. De hecho, desvió un poco la cara para que su expresión de "Eso tampoco es demasiado difícil" no fuera tan evidente.