Partida Rol por web

Al mediodía el sol pegaba fuerte en el poblado. Cada uno había intentando descansar, comer algo, beber bien fuera agua del pozo o licores de la cantina... Todo valía porque tenían un pueblo libre para ellos solos. 
Pero el cementerio ya estaba lleno de tumbas. Y aquel lugar era la morada de una raza de monstruos que ayer no sabían que existía. 
Así que algo más descansados, pero con el corazón más lleno de miedo y furia que nunca se volvieron a reunir. 

Preguntaban de nuevo todos a la vez sobre lo que les había contado

- ¿No podemos hacer otra cosa? 

- ¡No podemos quedarnos aquí cada noche! ¿Y si torturamos a...?

Ala Negra alzó la mano pidiendo silencio y aún así le costó conseguirlo. 

- Es imposible escuchar un rugido. Necesitamos una voz. Alguien a quien dirigirnos y que recoja el sentir de los demás.

Porque os guste o no, este ya no es el hogar de los lobos. Este es ahora vuestro pueblo

Vosotros sois un pueblo. Y necesitáis un SHERIFF

¿Sabíais que los indios elegimos a nuestro jefe con la bendición de las estrellas y por eso el hombre blanco se puso en el pecho la estrella para marcar que era la ley en el oeste? 

Podéis presentaros cualquiera, da igual vuestro origen o vuestro aspecto, pero si os pedimos que siempre votéis frente a nuestro totem sagrado. 

Recordad que el sheriff ostenta un cargo muy importante para este pueblo: 

Todo lo sucedido desde el ataque de los lobos había sido una locura: Gente corriendo, gente gritando, gente disparando, gente muriendo, algo que no se podía llamar gente matando...

Aquel pueblo se convirtió en un infierno y lo que aquellos seres habían hecho con sus habitantes era una carnicería.

Como un juego del destino, los únicos supervivientes acabaron resultando ser los que habían llegado el mismo día anterior al pueblo. Personas venidas desde los rincones más lejanos con intención de labrarse un futuro mejor.

Todos excepto tres o cuatro, si el jefe indio estaba en lo cierto. Tres o cuatro tan solo habían vuelto a su hogar y sus intenciones eran totalmente contrapuestas: asegurarse que el futuro de los allí reunidos era mucho peor y mucho más corto.

Tommy no era un chico de muchas palabras. Más bien era un chico de hechos, y de aquellas personas que afrontan los problemas frontalmente. De los que agarran el toro por los cuernos. De los que se meten de lleno en la boca del lobo, nunca mejor dicho. Y es que Tommy, a pesar de su edad, fue el primero en dar un paso adelante.

Yo seré Sheriff.

Sus problemas con el idioma le hacían bastante inexpresivo, y sus rasgos orientales no ayudaban demasiado. Pero recorrió con la mirada a los presentes con una mirada fija. En aquella pose solemne y mientras te mantenía la mirada, casi parecía que Tommy Zheng era mucho mayor de lo que aparentaba, aunque acto seguido, cuando retiraba la mirada de tus ojos, tan solo fuera de nuevo otro joven inconsciente de sus limitaciones.

Jane miró al muchacho asiático con una expresión de evidente sorpresa. Pero, ¿cómo se le ocurría decir eso, ahí, delante de todos los blancos, siendo chino? Claro que ella también estaba a punto de presentarse, y era mujer. Para llamar la atención de todos los presentes, estampó su vaso de cristal contra el suelo y se subió encima de la mesa. 

-Señoras, borrachuzos, caballeros -se quitó el gorro para saludar. -Me postulo para ser Sheriff. Sé lo que estáis pensando. "¿Pero, Jane, por qué tenemos que elegirte a ti?" Se me ocurren muchas razones. Llevaré a los vaqueros de bien a la victoria, soy la única pelirroja, etcétera, etcétera. 

Ross había intentado combatir aquellos bichos pero los nervios o sus disparos no valían para absolutamente nada, tras todo lo ocurrido solo podía esperar su muerte pero cuando llegaron los indios y los salvaron, el cazarrecompensas Ross Marston se calmó y volvió a centrarse en su supervivencia.

Una vez el miedo había pasado y todo el mundo parecía estar sano, el portavoz de aquellos indeseables habló, indicando claramente que los que habían sido eliminados no eran más que los anteriores seres de este pueblo y, por si fuera poco, algunos de los presentes eran hombres lobo también "¿De que habla este idiota? Solo quiere que nos confundamos entre nosotros" pero conforme más lo pensaba, más nervioso se volvía "¿Y si tiene razón? ¿Y si entre ellos están estas bestias?" No habría dejado de pensar en éso si el enano chino no hubiera hablado.

Marston sonrió y se acercó al crío -Chaval, tienes valor y lo respeto, pero también has hablado sin pensar- Hizo una pausa -¿Pero que experiencia tienes liderando a nadie? ¿Te ves capaz de tomar una decisión que signifique la muerte de alguien? No votarías por votar, sino que seguramente tu voto significaría la muerte de aquella persona- Sonrió y colocó la mano sobre la cabeza del chino, despeinando al crío mientras movía su gorro de un lado al otro, tras aquello habló bastante más serio -Lo lamento, pero llevo demasiado tiempo liderándome a mi mismo como para confiar en alguien que no sea yo- Miró a todos y algo más calmado, pero aún serio, dijo -Ninguno vamos a confiar en nadie hoy, realmente ni nos conocemos, voto por presentarnos un poco y explicar...- Miró a Jane - ... Como la pelirroja ha dicho... Mas o menos- 

Dio un paso al frente -Algunos me conoceréis por las cazas que hice en el pasado, soy Ross Marston y siempre he tomado decisiones que han provocado la muerte o la vida de alguien, ésto no es nuevo para mi y... Aunque he venido para dejar atrás todo éso y vivir una vida tranquila, estoy dispuesto a volver a hacerlo una última vez para asegurar la supervivencia de todos los que luchemos contra los hombres lobo- sonrió y dio un toque al sombrero -Hagan lo que hagan, caballeros... Señoritas y... Tu(Tommy Zheng), piensen bien a quien votan, no votéis por votar o los lobos pueden acabar colocando a uno de los suyos en el poder- Dio un paso atrás y apoyó la espalda en la pared -Y a mi no me hace ninguna gracia que ellos manden-

Por obra y gracia de Dios aquel hombre que salió volando por la ventana tras el ataque no era otro que el general R.Crook y de nuevo salía con vida de una escaramuza nocturna de algunos malditos lobos.

Curtido en mil batallas en la guerra y en su vida nunca vio algo así, pero si había oído habla de ello y este incidente despertó en él la sed de justicia que corro a por sus venas desde que se convirtió en soldado. Una vez más, estaba listo para guiar a las tropas, en este caso a su pueblo y ciudadanos a la victoria. No se detendrá hasta acabar con cada uno de esos malditos lobos.

Señores, he dirigido con templanza pero también con mano dura decenas de batallones en mi vida y aunque algunos cayeron o fueron heridos todos fueron parte de la victoria. Hoy tenemos una nueva amenaza, pero no nos pondremos de lado al problema lo encararemos de frente y venceremos. Estaré appyandoles y enseñándoles a utilizar los recursos que tengamos para convertirlos en un arma y ganaremos, sobreviviremos. Me presento a Sheriff de Miller's Hollow

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Abraham era un hombre simple,apenas se le había visto cuando los lobos atacaron el pueblo pues se encontraba escondido tras una de las lápidas cuando todo aquel follón había comenzado y él, sin comerlas ni beberlas, se había vuelto envuelto en tal grado de caos y violencia.

Abraham es un hombre simple, no le gusta hablar en exceso y suele ser parco en las palabras, pues sabe que a veces suele decir cosas que no suelen agradar a la gente de su alrededor, por desgracia el hecho de ser parco en palabras no indica que las pocas que diga vayan a ser agradables para los oyentes.

-Yo no me presento a Sheriff. Que os den a vosotros, a los Apaches, a los Hombres Lobo y a todos. A mi déjenme en paz con esas cosas, que yo aquí he venido a trabajar, no a disparar a osos-coyotes transformistas.

Escupiendo en el suelo en signo de desprecio, el anciano decidió continuar hablando.

-Si buscáis mi voto, lo tiene cualquier hombre de verdad. Nada de mujeres que no saben su lugar o los putos chinos. Así que, mi voto será para el primer hombre de verdad que tuvo los huevos en hablar, Ross Marston, luego me invitas a un trago.

La vieja ya no iba de allí para allá, risueña. Su pelo cano estaba mucho más enmarañado que de costumbre, y en el rostro de piel de niña y anciana, por blanca y por arrugada, se veían algunas lágrimas.

Estaba sentada en una silla desvencijada, cabizbaja. Escuchaba y tosía flojito, sin interrumpir. Pero algo la distrajo, y alzó la cabeza en una dirección: La chiquilla de la primera casa que había sido atacada, la de la familia puritana. Se había acercado a una esquina, agarrando a su muñeca, y miraba a los reunidos con ojos que parecían más de adulto que de otra cosa.

-Jenna. Ven. ¡Cof! No quiero sustituir a nadie, pero ya tienes una abuela. Vendrás a vivir conmigo, si quieres. 

Eso la llevó a otros pensamientos, y a tomar una decisión. Se levantó.

-Chiquillos, no soy más que una vieja granjera. ¡Cof, cof! He vivido más años que un montón de vosotros juntos. Y nunca nada como esto. Pero no soy de las que se deja vencer, o ya no estaría aquí. Soy mujer... como Jane. Y eso es algo que hará que algunos me miren como a ella, mal. Je. Como digo, soy vieja, y eso hará que también otros me miren mal. Pero nadie me gana en experiencia. Y no sería honesta si no la pusiera a disposición de las gentes de este pueblo, ahora que están las cartas sobre la mesa. 

Asintió, vehemente. Miró a Jenna.

-Por ella, por vosotros, por todos nosotros, si alguien me quiere de Sheriff, puedo hacerlo. ¡Cof! Lo haré si queréis. Lo haré bien.

Incluso después de que se produjera el ataque, había llegado a pensar que todo había sido una mera pesadilla e incluso que estaba muy borracha y lo había alucinado todo. Pero no. Los hombres lobo eran reales, hasta el punto de que podían camuflarse, siendo cualquiera de nosotros. ¡Si hasta uno de ellos había sido el sacerdote del pueblo, ja! Ahora ya no podía una ni fiarse de los curas.

Ala Negra, el jefe indio, nos había indicado que como mucho habría unos tres o cuatro hombres lobo, todavía infiltrados entre nosotros. Si nos gestionábamos bien, podríamos acabar con ellos de forma rápida y limpia, sufriendo las menos bajas posibles. Aunque para ello necesitaríamos actuar como un auténtico grupo y escoger a un sheriff para que impartiera la ley, de forma que Miller's Hollow no se convirtiera en un lugar dominado por el caos.

Vi que varias personas se presentaban para el puesto de sheriff: Tommy, Nelly, una tal Jane y un par de pistoleros a los que no conocía por el momento. El único que había decidido no votarse a sí mismo era el enterrador, aunque sus palabras habían resultado discriminatorias para toda mujer y chino que se preciara.

Como vaquera y sufragista, detestaba a aquel tipo de hombres, que se dedicaban a subestimar al género femenino y a decir a las mujeres dónde tenían que estar. Casi me atraganté bebiendo de mi petaca de whisky irlandés y me incorporé de inmediato, con los brazos en jarras.

-¡Eh! ¿Qué dices tú de las mujeres? ¿Eh? ¿Eh? -exclamé, molesta con las palabras del enterrador-. Llevo más de veinte años llevando vacas a pastar y estas manos -le mostré mis manos regordetas, llenas de callos- están acostumbradas al trabajo duro. Sé manejar una pistola y repartir buenos mamporros si hace falta. ¡Cualquier mujer puede desempeñar el trabajo de un hombre!

No obstante, sabía que nuestros géneros, el color de nuestra piel o incluso la clase social no harían sino enfrentarnos aún más si cabe, haciendo que desconfiáramos aún más los unos de los otros.

-Señores, señoritas, no podemos dejarnos llevar por nuestros prejuicios o ideologías -dije, paseándome entre la veintena de supervivientes de Miller's Hollow-. No importa que seáis hombres, mujeres, enterradores, fulanas, monjas, sureños o chinos. Todos hemos de permanecer juntos, como una piña. Es importante que escojamos bien a nuestro sheriff, pero también que dejemos de lado nuestras diferencias antes de abarcar este puto problema. -Me aporreé en una mano, como si estuviese jugando a piedra, papel o tijeras-. Mi nombre es Betsy Barlow. Y a diferencia del señor Marston, yo no he cazado hombres, sino que me dedico a cuidar reses. Nunca he sido una líder, pero estoy dispuesta a presentarme para el puesto de sheriff y a defenderos a todos durante todo el tiempo que pueda.

Dirijo una mirada a mis compañeros, mientras me llevaba la mano al revólver que llevaba colgado del cinto. Un revólver que me había comprado mi madre y que nunca había necesitado utilizar hasta ahora.

-De un modo u otro, mancharemos nuestras manos de sangre -indiqué, pensando en lo dicho por Marston-. Pero si votáis por mí, os aseguro que la opinión de todos ustedes será tenida en cuenta, independientemente de quién se trate. El liderazgo no se trata solo de dirigir, sino de escuchar a los demás y tomar las mejores decisiones posibles para garantizar la superviviencia de tu grupo. Puedo prometer y prometo que, si yo obtengo mi cargo de sheriff, la justicia será igual para todos y me comprometo a oír a todos, acusadores y acusados, antes de exponer mi propia opinión y tomar una decisión. No conduciré a nadie al cadalso sin la convicción, equivocada o no, de que ajusticiamos a una bestia.

Jane se dio cuenta de que se había presentado, pero no se había votado, así que se dirigió al tótem y gritó su nombre.

Johnny estaba harto de memeces sobre indios y hombre lobo, estaba claro que todo aquello era verdad, pero y que. No era mas diferente a otras situaciones donde haya corrido peligro, como aquella vez en un tren cuando uno de los suyos los traicionaron y tuvieron que lidiar con el Marshall y sus ayudantes o cuando un derrumbamiento en la mina donde estaban escondiéndose se vino abajo y tuvieron que lidiar con sed, muerte y comida, para finalmente ser rescatados.

Esto era lo mismo con escenario diferente y como en las anteriores ocasiones pensaba sobrevivir y salir airoso para ir en busca de un nuevo camino. Lo único que realmente le importaba a Dientes de Bala era que aquella promesa de oro, no era mas que una mentira y ahora estaba atrapado en ella.

-Vamos Ross ¿En verdad crees que voy a coronarte como Sheriff? -Hablaba como quien hablara a un viejo conocido. -Ademas las otras opciones son una vieja, una par de mujeres... un chino... que sera lo siguiente uno de esos indios o el mejicano de ¿ahí? -Señalo a Timothy. -Este es el peor panorama posible... Sinceramente no conozco a casi nadie y a los que conozco no los quiero de jefes. Así que si, acertaron. Me postulo como un candidato mas.

Calamidad no podía creer lo que estaba viendo. Ya se habían presentado siete personas para el cargo de Sheriff, pero solo un par, o en su opinión, una sola persona había sido clara y coherente en sus intenciones, el resto solo palabrerias.
Señoras y señores, ¿no creen que son ya bastantes candidatos? ¿Quieren que nos votemos cada uno a si mismo y esto no valga para nada?
Antes de votar a la mujer que ya creo que votaré, voy a esperar a que se presenten el resto de candidatos, pero ya os digo que esto no me huele bien. Seamos serios. 
Lupita, amante de los animales, sentía una profunda contradicción a tener que matar a los hombres lobos, al menos, le dolía, tener que matar a la parte lobo del hombre, ya que ella considera que la parte salvaje e irracional pertenece más al hombre que al lobo. Se sentó y continuó escuchando a sus compañeros entre gritos y golpes a las mesas.
 

El pequeño Budy miraba atónito a lo que estaba pasando, uno a uno iban tomando la palabra, se postulaban como Sheriffs y preguntó, -¿qué está ocurriendo?, entiendo que todos quieran el bien para el pueblo pero ahora mismo, con tanto candidato, creo que están consiguiendo todo lo contrario- Si el recuento no le fallaba, eran siete los las personas que habían alzado la voz para hacerse con el mando del pueblo.

-Estoy seguro de que todos ustedes son válidos-dijo mirando los que allí habían hablado,-pero creo que deberían tomarse un tiempo para pensar y confirmar si cambian de opinión. Mientras tanto, esperaré a pronunciarme.

Tommy era, además de rápido, pragmático. Y aunque para el puesto de sheriff se necesitaba rapidez y él hasta el momento era el que se había demostrado más rápido, el pragmatismo le pudo.

Retiro voto. Necesitamos Sheriff. Uno, no siete.

Como siempre, escueto en parte por el idioma, en parte por su naturaleza.

Jane negó con la cabeza ante las palabras de Tommy. -Pues yo creo que tú eres el menos indicado para retirarte. Te has presentado el primero, demostrando que estás atento a lo que está pasando aquí.

El pistolero dandi estaba situado en la barra, apoyando un codo sobre la superficie mientras movía la copa que tenía en la mano, llegando a no entender cómo después de vivir prácticamente una matanza y una revelación sobrecogedora, el resto de integrantes estaba más preocupado con ponerse la medalla de líder antes que pensar sobre lo sucedido.

Odiaba la falsa burocracia que prefería mirarse el propio culo, carraspeando un par de veces antes de alejarse de su posición.

- Está claro que aquí somos muchos, y pocos piensan en lo que realmente importa.- Se acercó a la mesa donde estaba subida Jane, teniéndole la mano con educación para ayudarla a bajar.- No tengo ninguna intención en presentarme a Sheriff, pero votaré a la señorita aquí presente.- Guiñó un ojo seductor a la pelirroja cuando cruzaran miradas.

¡Haya un poco de calma por favor! Habló Maeve en un tono de voz algo más elevado del que solía emplear...

Entonces miró al señor Graveyard. Ganas de presentarme no me faltan, no sólo porque no puedo hacer otra cosa que desconfiar de todos ustedes a día de hoy, sino para demostrar a algunos que una mujer, incluso mestiza como yo, puede ejercer este cargo tan bien como cualquier hombre blanco!! Entonces suspiró para calmar sus nervios y continuar hablando. Pero como ya habéis comentado algunos, esto está siendo un descontrol y no nos ayuda en absoluto. Me estaba temiendo al final que hubiese tantos candidatos como supervivientes quedan en el pueblo y con eso no conseguimos nada. Entiendo que todos desconfiamos de todos, pero tenemos que empezar a organizarnos y pensar como grupo. 

Entonces se dirigió a Tommy, atreviéndose a tutearle dada su joven edad. Tommy, me había gustado mucho tu actitud tan valiente y atrevida. Es cierto que hace falta madurez y valor para ejercer un cargo así, algo que muchos podrían estar tomándose a la ligera. Pero el hecho de que hayas tenido las agallas de hablar y presentarte el primero, me había hecho verte con buenos ojos. Por eso ahora tu último movimiento me ha sorprendido porque seguramente otros habían pensado como yo hacia ti, siendo de lo poco que tenemos por ahora para confiar en alguien, si es que podemos hacerlo. Hay que tener en cuenta, y esto lo dijo mirando a todo el grupo, que el sheriff tiene mucho poder y por eso debe ser vigilado también. Hizo una pausa. No por el hecho de conseguir moderar este grupo debe ganarse nuestra ciega confianza, ya que eso es algo que tendrá que demostrar. ¿Cómo? Cumpliendo bien su papel. Y no sólo me refiero de cara al totem, algo que puede parecer muy fácil pero que incluso a mí me ha hecho preguntarme si sería capaz de sobrellevar esa responsabilidad, sino también ofreciéndose a escuchar a todos como ya ha hecho alguno, ya que hay que tener presente que los hombres lobo, infiltrados entre nosotros, intentarán influir en nuestras opiniones para llevarnos a su terreno. 

Por todo esto, y salvo que cambie de opinión, mi voto irá para quien se ha ofrecido a cumplir así ese papel y encima es mujer, dijo mirando a Betsy. Aunque sea sólo para fastidiar a Graveyard, pensó para sí misma. Pero quiero acabar de escuchar todas las propuestas.

Jenna observaba a todos aquellos hombres y mujeres presentarse para el puesto de Shérif. Pronto hizo falta apuntar a los candidatos y a los votos. 

Marston negó con la cabeza mientras colocaba la mano en el rostro, apretaba con fuerza y suspiraba -Señores y señoritas, sería ideal que nadie más hablara hasta que todos los presentes se postulen, por favor os lo pido- Se cruzó de brazos y sonrió -Confiad en mi, todos tenemos ganas de hablar y defendernos o demostrar que somos mejores que los demás, solo os pido que tengáis un poco de paciencia. Aunque lógicamente cada uno puede hacer lo que quiera, sois libres- Apoyó la espalda de nuevo mientras se fijaba en los que aún faltaban por hablar.

-Por cierto, me voto a mi mismo- Dio por finalizada su aportación por ahora quitándose el sombrero, peinándose y volviendo a colocárselo, tras éso continuó esperando.