Partida Rol por web

Abandonas la plaza, rezando o deseando más bien que los dos guardias que te advirtieron no te sigan.

Por suerte los dos hombres deducen que eres una simple aldeana más y siguen para adelante, hacia el cadalso.

Giras un par de calles en solitario, todo está vacío y decides detenerte en un lugar medio oscuro para mantenerte seguro. Ahora te queda el Templo a tu derecha, y el Palacio alumbrado un poco más allá, hacia la izquierda..

Todo lo demás se mantiene en una siniestra oscuridad.

A pesar de haberme quedado algo preocupada por lo sucedido en la plaza intento no darle importancia ya que no entiendo qué ha pasado realmente, aunque el ver al resto de gente conocida luchando contra esos "falsos" guardias no me hizo ni pizca de gracia.

A un lado me encuentro con el Templo de nuevo y al otro la Casa, asi que me dirijo a esta última con intención de descansar y, cuando todo esté más tranquilo, quizá me dedique a buscar en mitad de la noche esa espada, a menos que esté a muy buen resguardo...
Espero encontrarme a los niños más tarde pero primero he de descansar un poco. Está siendo un día de lo más ajetreado y el no comprender del todo lo que sucede solo hace que me duela la cabeza... pienso bastante frustrada por no enterarme del todo de lo que pasa desde que llegué a esta ciudad.

Entras en el palacio, no hay guardias esta vez que vigilen el portón principal. La puerta está entreabierta y te atiende una de las criadas al verte llegar. Sin hablar demasiado te guía por el interior del palacio, pues su tarea es la de complacer a los invitados y llevarles hasta su alcoba.

Las habitaciones no son tan lujosas como el interior del palacio, sin embargo, ofrecen todo lo indespensable.

Una cama individual cubierta por una gran capa de piel de oveja, a sus pies descansa un arcón cerrado. A la derecha de la cama se encuentra una mesa pequeña con una lámpara de aceite con su correspondiente ceriilla para encenderla. Las paredes se muestran de un color rojizo claro, que no daña a la vista y adornada con varios cuadros de diferentes paisajes. La ventana de enfrente tiene la vista de la parte central y sur de la aldea.

Por último, un armario de madera de roble se mantiene empotrado al lado de la ventana.

-¿Desea que le prepare un baño Srta.?- Pregunta antes de marcharse.

Sonrío inconscientemente al ver el lugar al que la doncella me lleva, al lugar que me dejarán para descansar como Silvanus manda por fin tras estos duros días de viaje. Observo con detalle la habitación y me gusta aunque por un momento hecho de menos lo acogedor de la casa del jóven Heian... y lo añoro a pesar de apenas conocerlo, porque ambos nos quedamos como con un mal sabor de boca que no hemos tenido tiempo de borrar... y quizá nunca lo tengamos.

La voz de la doncella me saca de mis pensamientos con una agradable idea que no puedo rechazar. ¿Un baño? Hace días que no lo hago en condiciones después de haberme arrastrado por estrechos pasillos y haberme visto obligada a dormir en el suelo.
- Oh, se lo agradecería mucho, en verdad me vendría muy bien un baño... - respondo con voz dulce y una amplia sonrisa iluminando mi rostro. Dicho esto la miro marcharse y me preparo para el baño.

Casi sin darte cuenta la doncella toca la puerta un par de veces y la abre.

-Ya tiene su baño listo. Agua caliente, y le he preparado limón para que pueda asearse con el, toallas y dos pastillas de jabón de miel. ¿Necesita alguna cosa más la señora?- Pregunta la críada por obligación, para así, tener satisfechos a sus invitados.

Hago una pequeña reverencia agradeciendo a la vez con la mirada el buen trato por parte de la doncella a pesar de saber que solamente está haciendo su trabajo.
- No, no necesito nada más, es suficiente. Muchas gracias. - respondo todo lo cortesmente que me sale pues no estoy acostumbrada a estos tratos tan señoriales aunque Óscar me informó sobre ellos... He de agradecerle tanto... ahora me doy cuenta, ahora que he salido del pequeño mundo que era mi comunidad en el bosque, ahora que he de arreglármelas sola en lugares que desconocía que existieran siquiera... los pensamientos se agolpan en mi cabeza con tintes melancólicos mientras me encamino hacia el baño para relajarme y descansar un rato antes de intentar dormir.

No tardas en darte un baño rápido pero gratificante al mismo tiempo.

Después de prepararte para descansar piensas en las historias que te contó Óskar sobre los huamos, aquella noche fué la primera vez que os conocistéis. Los pensamientos se difuminan para dar paso a uno nuevo, esta vez recuerdas la historia de Heian. Demasiadas dudas pueblan tu mente ahora como para recordarlas.

Tranquilamente, y con esperanzas, rezas a tu Dios y a continuación te sumerges en el habitual trance de los elfos.

No sabes cuantas horas han pasado desde que te hechaste a dormir, pensando en que todo lo que ocurre alrededor se vuelve cada vez más complicado. La búsqueda de Óskar te ha llevado a un lugar desconocido. De pronto, Curuvar dice que el continente se encuentra amenazado por una fuerza invisible que está a punto de engendrar, pero lo más importante es ir en busca de esas cenizas sagradas.

Ahora mismo te encuentras en un hilo muy fino que separa maldad y bondad. ¿Ayudarás a Curuvar?, o a ¿Llhaeo?. Si decides ayudar a Lhaeo es posible que Curuvar no se de cuenta nunca de tus intenciones, por el contrario si decides ayudar a Curuvar cargarás con un enemigo de por vida a tus espaldas. La elección es dificil, pero tiene que ser rápida.

Un sueño se ha acomodado en el interior de tu mente;

<<Un ser endemoniado te persigue mientras tu huyes y huyes para proteger tu vida entre la espesura de un bosque. No llegas a ver bien su rostro, solo te importa correr... te tropiezas con un tronco y caes.... viene a por ti, ya está ahí.... el fin se acerca>>

El baño es totalmente relajante aunque intento no dejarme llevar demasiado por esa increíble y satisfactoria sensación... al final me doy un baño rápido y una vez fuera me recuesto en la cama que estaba preparada para mi.

En cuanto mi cabeza cae sobre la mullida almohada se deja llevar... y tras un último rezo a mi Silvanus que me guía y proteje (aunque lo de guiarme empiezo a dudarlo seriamente dadas las circunstancias de los úlñtimos días) me rindo al sueño.

...
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Algo me persigue. Intento verle la cara pero no parece ser humano y el miedo se apodera de mi alma, de mi mente y, por desgracia, de mi cuerpo, sin remedio. Sólo quiero escapar, huir, esquivar lo que sea que es eso... pero viene a por mi, directo a por mi...
Tropiezo con un tronco y mi rodilla se resquebraja dejándome caer y para cuando quiero intentar levantarme noto que ya es tarde. He perdido unos valiosos segundos de carrera con el tropiezo. Unos segundos cruciales...

El ente se asemeja a un humano, pero su cuerpo es casi transparente y débilmente luminoso. El lugar que te rodea es un siniestro bosque, con árboles derruidos y quemados. El final es un haz blanco, y te da la sensación de que aún que quisieras escapar jamás podrías encontrar la manera de escapar de este lugar. El espectro se lanza sobre ti con un chirrido desagradable, dispuesto a clavar sus garras incorporeas en tu cuerpo. Cierras las ojos, segura de sentir el dolor. De pronto, el anillo mágico que portas en tu dedo te salva de un ataque que ya era inevitable.

El fantasma parece haberse cabreado al errar su ataque, eso le hace generar demasiada rabia y sobrevuela unos metros hacia atrás, dándonte una buena oportunidad para levantarte.

Abro los ojos de manera instantánea cuando veo que lo que me estaba persiguiendo se acerca cada vez más. Lo tengo encima, ya lo tengo encima... No quiero morir así... pienso antes de volver a abrir los ojos ante un grito de rabia causado por el ente al que ahora veo con mayor claridad.

Algo ha evitado que me pudiera atacar y, aunque no termino de comprender lo sucedido, rápida me dispongo a levantarme aprovechando que el monstruo, ente o figura no-humana que tengo frente a mi, sea lo que sea, vuelva a tratar de acabar conmigo.

Rápidamente te reincorporas, estudiando el enemigo que tienes a escasos tres metros. Ahora puedes apreciar más su cuerpo casi transparente, sus fieras garras esconden un brillo misterioso e indican que pueden ser muy peligrosas.

Al verlo estudiando un poco más, decides lanzarte santuario sobre ti misma. Lanzas el hechizo y al instante te imbuye una nitida aura plateada. El espectro ignora el efecto que pueda tener y se lanza sobre ti con ese tipico y estresante chirrido. El aura mágica te protege del golpe, eso sí, si decides contraatacar al fantasma tendrás que romper el aura que te protege.

Sonrío vagamente al ver y notar como el aura que he conseguid crear a mi alrededor hace su cometido y me protege del feroz golpe que estaba dispuesto a darme el espectro con mala uva.
Ufff... eso ha estado cerca. No debería arriesgarme tanto, pero no puedo hacer nada contra algo así que ni siquiera parece ser capaz de ser dañado, pienso a la vez que dando pasos hacia atrás como los cangrejos, me alejo lo máximo que puedo de él. Puede que de un solo salto o una zancada vuelva a ponerse frente a mi pero así tendré tiempo de pensar y de mantener la concentración para que el aura no me abandone.

Tú unica defensa contra el espectro parece que será el anillo magico de tu dedo y tu destreza. La armadura sabes perfectamente que puede ser atravesada por esas traslúcidas garras, por lo que te sientes un tanto inútil con ella.

No sabes cual puede ser su punto débil. Ni siquiera tienes tiempo de estudiarlo cuando te alejas, pues en cuestión de segundos carga contra ti, sobrevolando el suelo.

La alta voluntad del espectro permite romper la defensa del santuario y con facilidad atraviesa tu armadura hasta encontrar tu carne. El contacto es frío, y te sientes débil a cada segundo que pasa, con nauseas. (-1 pg)

Veo con horro como tras alejarme todo lo que puedo el espectro practicamente vuela para terminar casi sobre mi y consigue clavar una de sus afiladas garras en mi piel, no ha sido una gran herida porque Novalis no lo ha querido así porque con semejantes armas naturales pude desgarrarme entera antes de que pueda pedir ayuda siquiera.

Sin embargo, a pesar de haber perdido el Santuario... y de saber que mi armadura no va a librarme de sus ataques, prefiero morir peleando por mi vida que huyendo de mi atacante, sobre todo sabiendo que esto último sería inútil viendo la velocidad y destreza que parece poseer.

Saco mi espada de su funda con fuerza y con fiereza, aunque no con la confianza que debiera tener si pretendo de veras hacele algo y poder salvar mi pellejo... pero al menos he decidido no correr, ni huir, ni pedir socorro, porque sé que ninguna de esas opciones me dará la victoria... aunque pelear tampoco.

El contacto de su garra sientes que es frío, cuando la extrae para defenderse sientes también como te ha absorvido un poco de tu vida (+5pg). Tras ello te desenfundas el arma lo más rápido que puedes y atacas con tu espada. A tu orden, la hoja se vuelve incandescente, pero no lo suficiente y además el ataque va mal dirigido contra el muerto viviente.

Tras tu error vuelve a atacarte con su garra, pero esta vez, y para su sorpresa si logras evadirla.

El espectro retrocede un pequeño metro hacia atrás, al parecer no le ha gustada esa espada y prefiere mantener la distancia para examinar tu siguiente movimiento.

Me debilito un poco ante el nuevo ataque del espectro y mis ánimos caen en picado al ver que no soy capaz de dañarlo con la espada... pero no puedo crear el santuario otra vez y ya sabía desde el principio que salir viva de esto no podía ser fácil asi que me lanzo a por él espada en mano intentando herirle de nuevo con toda la fuerza y confianza que soy capaz de reunir en un momento como este.

Fallas de nuevo el ataque, pero tiendes a reincorporarte rápidamente ya que sabes que volverá a atacarte. Te yergues y la espada detiene su garra hacia un lado, dándonde una buena posición para atacarle de nuevo.

El muerto viviente chirria desesperado al no estar acostumbrado que sus contricantes le duren tanto.

El ver que ninguno de los dos por el momento está dañando de seriedad al otro me da ánimos para seguir luchando por mi vida y tengo bien claro que eso es lo que haré hasta que uno de los dos caiga... aunque quien caiga pueda ser yo.
Al mirar alrededor antes del primer ataque ya pude ver que no había más escapatoria que luchar contra el espectro.

Lo tengo al lado, puedo sentir su fétido aliento en mi cara y eso me ayuda a realizar un ataque con fuerza y confiando en mí misma, tratando de hacerme ver a mí misma que tal vez pueda con esto.

Esta vez la hoja de la espada si que se transforma en una llama abrasadora. El fuego del arma, ciega por unos momentos al espectro y nada puede hacer por esquivar la hoja. Un chirrido agonizante se escapa del muerto viviente al notar el calor de tu arma, lo que hace pensarselo dos veces antes de atacar.

En su lugar desaparece, probablemente para regenerarse la herida.

Ahora te encuentras a solas, pero con la angustia de saber que puede aparecer en cualquier momento..