Partida Rol por web

Esboza una sonrisa por el torrente de tus bromas, por su mirada y sus gestos dirías que está a punto de decirte si puede ayudarte a quitarte el pegamento, pero lo que queda ya son puntos del cuerpo un poco privados y decide guardarselo.

Después se queda mirando como han quedado desperdigados los cadáveres por la plaza. -Sí, podríamos haber sido nosotros en vez de ellos. En cuanto a ese, dice señalando a Orlando, aún no se de que bando está, ni quiero saberlo.. Vamos, parece que el mediano áun no ha terminado..-

Te mira ofreciéndote una de sus manos para ayudarte a bajar de la tarima y luego se dirige hacia Gárret para establecer un equilibrio.

Camina junto a Methgar hacia la posición del líder de los guardias falsos.

-No hagáis preguntas que un rufián como este no pueda daros, Garret Midespinas. Tu destreza en la batalla es extraordinaria, pero deberías de contener esa fiera que llevas dentro si quieres encontrar lo que buscas. ¿Quieres matarle?, hazlo, nadie te lo impide..- Dice sin ningún tipo de compromiso, después mira fijamente al hechicero, que parece que se han compinchado por si tuviera algo que añadir tras lo dicho.

Aunque pareca dificil de comprender, Hima, le defiende. -Marcháos, si aún os queda algo de bondad en vuestro interior marcháos lejos de aquí, cuidad a vuestra esposa y a vuestros hijos. El guardia, completamente asustado por las reacciones de Garret y Caesar no duda en reincorporarse y hechar a correr, aunque los primeros pasos son un poco resbaladizos debido al pánico que le apresa.

Si queréis sacad algo útil de información preguntad a éste- Concluye el oficial, entregándo el cuerpo moribundo y ensangrentado de Orlando al mediano.

Tras ello mira a Methgar por si quiere acompañarle hacia los cuarteles, su tarea aquí ha finalizado.

Después de entrar en la zona de los pescadores, y antes de abrir la puerta una voz ya conocida silba a tus espaldas. -Buena pelea ¿eh?. Cuando te giras para ver quién es, el encapuchado golpea con sus puños al aire amistosamente, como un gesto divertido por ese gran combate. No he podido evitar seguirte, y... bueno me preguntaba cual iba a ser tu siguiente paso. ¿Ir en busca de una dama en apuros?, ¿ayudar a gente de mano de los asesinos y ladrones?, o por el contrario ¿te entregarás al juego, al alcohol y a los burdeles?. Demasiadas decisiones, pero casi todas llevan al mismo sitio, ¿verdad?-

El hombre se encara con pasos lentos, te fijas que sus dedos se desliza por el mango de su espada lo suficientemente discreto como para que también puedas notarselo, como si lo hiciera aposta.

-Necesito tu ayuda, Querelar el místico- Dice al fin, manteniendo la distancia para que no puedas ver su rostro.

El mediano no hace caso del comentario de Hima, y espera a que el bandido, obcecado por el miedo, responda a su pregunta lo más claramente posible, aunque no sepa quien era la mediana. Luego se gira al escuchar que Orlando podría tener algo de información, así que suelta al bandido, el cual corre a toda prisa lejos del mediano. Gárret guarda la espada y camina lentamente hacia Orlando, parándose ante Hima.

- Mandad a alguien que le siga, sus torpes pasos nos llevarán hasta la guardia de los bandidos.- El Gárret esboza una sonrisa pícara y entrecierra los ojos. - Con el miedo que tiene en el cuerpo no se parará a pensar en que le siguen y correrá hasta la guarida sin pensarlo. Ruego que me disculpéis por lo que habéis tenido que presenciar - El mediano hace una reverencia a Hima y a Methgar- lamento que nos hayamos conocido precisamente en estos momentos. Disculpad, tengo que interrogar a un tipo.

El mediano continúa andando hasta el noble tirado en el suelo, con el cuello atravesado por aquel que apenas Gárret llegaba se estaba llendo.

-Caesar, se que después de esto te tendré que invitar a muchas cervezas y te deberé más de una, pero necesito que cures a este tipo antes de que se desangre y deje todo hecho una porquería- El mediano mira a Caesar y esboza una sonrisa - Si quieres, claro.

 El mediano se acerca a Orlando para susurrarle algo que nadie más pueda escuchar.

-Veamos, ¿Orlando verdad?, me gustaría hacer un trato contigo, es muy posible que mueras, no te voy a engañar, pero seguro que odias profundamente a Hima ahora mismo por traidor, yo no te caigo nada bien, y tu a mi tampoco, pero si me dices ahora mismo lo que quiero saber, vengaré tu muerte matando al traidor que te hizo esto. ¿Quien mató a Alana Midespinas? Si no lo sabes, dime ¿Dónde está la guarida de los bandidos?

Solo si después le podemos entregar sus ojos a mi cuervo, no oyes como grazna... Enseguida eleva una nueva plegaria a Mystra. Diosa de toda la magia, permite que este enemigo de tu leal sirviente pueda tener otro soplo de vida, solo el necesario para que nos sea de utilidad... Caesar toca a Orlando.

Nada de arrancar ojos Caesar, no te rebajes al nivel de un vulgar matón... tu diosa no lo permitiría y yo tampoco le dice seria Es más que probable que ese malnacido de lo mereciese pero la bondad es lo que nos diferencia de tipos como él, torturar a alguien indefenso... hace una pausa en la que queda patente la repugna que esa idea le provoca

Luego nos reuniremos en la casa para preparar el viaje de mañana, pues aún tenemos una misión que cumplir.. dicho lo cual se marcha con Hima

No le hagas caso, si quieres sus ojos te los daré de merienda.. Le murmura al cuervo para que el prisionero le escuche...

 El joven contempla al enigmático Aslan. se para antes de entrar, posando unamano en su cintura, apoyándola allí.

 - Bueno, el combate ha servido para que la injusticia no prosperase. La Dama no merecía tamaño destino.- Comenta al respecto.

 Cuando el joven se acerca, el joven hace un breve esfuerzo, ladeando la cabeza, para ver si logra atisvar entre las sombras de la capucha.

 - De que se trata... Aslan. En cualquier caso, antes de que prosigas,no tengo intención de meterme en asuntos demasiado turvios, si eso que querías contarme es de esta índole no te molestes en contarmelo, y si no es así, ven y tomemos algo mientras me lo cuentas. ¿Te parece bien?

No le parece mala idea tu propuesta, es más, estás convencido de que va aceptar el trago para contarte aquello que quiera contarte. Sin embargo no se mueve del sitio cuando tu ya hacías ademán de abrir de nuevo la puerta de la posada.

-Espera. El hombre que está bajo esa capucha notas que suspira, como si no estuviera seguro de contartelo. Aceptaría ese trago con mucho gusto, más de un valiente guerrero como vos, pero digamos que mis gustos para la bebida son horribles.. Una brebe pausa tras un esbozo de sonrisa y finalmente dice:

Ayúdame a salvar a mi padre- El joven se aparta la capucha, seguro de si mismo y mostrando su rostro. No es otro que el hijo de Hojaflecha el que se oculta tras ese traje; Sebastian.

Tras el toque vital de Caesar, la herida grave del cuello se regenera mágicamente. Orlando se toca la herida, y no puede creerlo. Escucha perfectamente tu conversación en voz queda.

Las primeras silabas le cuestan un poco, pero cuando se le va aclarando la garganta puedes entenderle mejor.

-Ghae...o...Lhaeo, Lhaeo es el líder, su guarida es una tumba...ejj..ejjj.. Por favor mata al que me hizo esto, yo he cumplido con el tra..to..- Finalmente desvanece inconsciente sobre el suelo empedrado.

El cuerpo de Orlando se reincorpora gracias al toque vital de Caesar. El hechicero de Mystra percibe como Gárret se acerca al recién curado para susurrarle algo despacio, sin que Caesar llegue a escucharlo.

Tras unos pocos segundos, mientras el hechicero habla con su cuervo el cuerpo de Orlando se desvanece al suelo, quedando completamente inconsciente.

Seguramente el mediano haya tenido tiempo para escuchar lo que quería..

El elfo camina despacio, no muy habitual en él. El motivo es por la molestia de la herida que le provocó uno de los guardias, percibes claramente como una de sus manos presiona la herida de camino a la Casa. Lo que tienes claro es que Hima nunca te diría que tiene una herida grave, sin embargo sabes perfectamente que necesita, no urgentemente, pero si atención curativa.

-Sé quién es el culpable de todo esto. Se detiene frente a la misma puerta del palacio... Antes de que acuchillara a Orlando me susurró unas palabras. El muy cerdo me recordó la muerte de mi familia, y además añadío algo que le he estado dando vueltas de camino hacia aquí. Dijo algo como "todos caeremos bajo el poder de Lhaeo". Lhaeo fué un habitante nuestro, Hojaflecha le desterró por traición. Hace una pausa para que puedas asimilar sus palabras en un principio un tanto confusas.

Siento que se acerca el fin Methgar- Sin darse cuenta, aunque tú si te habías percatado, la mano de Hima ha reposado  en la tuya casi todo el momento, apretándola del miedo que debe de sentir al poder perder los cimientos de esta aldea. Aunque seguramente tú también tengas algo que ver.

 Gárret se levanta en el sitio, a penas a unos centímetros del hombre insconsciente, luciendo un semblante serio ante el cadáver del noble por nombre Orlando murmura algo que Caesar pudo oír y se gira riéndose. 

-Ya tengo mis respuestas Caesar, no puedo creer que el muy tonto creyera que iba a vengar su muerte si traicionaba a los bandidos -El mediano se ríe a plenas carcajadas durante unos segundos, luego saca la espada, y en un instante y le corta la cabeza a Orlando para asegurarse que no se vuelva a levantar.- No creo que necesite ya los ojos, son todo tuyos. -le dice al cuervo con una reverencia.

Vamos Caesar, a una taberna, y si quieres te cuento de qué iba todo esto alrededor de unas jarras de cerveza, y ¿quién sabe? quizá encontremos a alguna buena moza que quiera deleitarse con la compañía de los héroes que han salvado la ciudad hoy en dos ocasiones.- Le guiña un ojo y camina calle abajo hacia la taberna que a penas unos minutos antes, unos guardias le habían recomendado para llevarse a la hermosa elfa pelirroja.

 Querelar se detiene al vislumbrar el rostro que tiene delante. Sebastián, el joven que acudió cuando se enfrentaba al chamán kóbold. Se quedó parado un tiempo mientras examinaba el rostro del joven y su complexión.

 Caray, caray, así que el joven enigmático es el hijo del capitán... entonces de repente, sin más tras susurrar una palabra arcana y deslizar los dedos en el aire los ojos del valletano emiten un leve reflejo azulado.

 - Sebastián.- Pronuncia con voz clara.- Así que el encapuchado eres tú.

 Querelar se aparta un poco de la puerta.

 - Joven, lamento decir eso, pero lo que necesita tu padre es la atención de un buen sanador, Grifo o ese tipo del pelo blanco, Caesar, le podrían ayudar mejor que yo. Yo soy poco más que un aprendiz de guerrero que se ha leído algo sobre magia.- Dice en un ligero tono paternalista.

El hechicero se queda perplejo ante las acciones del mediano, ni por un instante creyó realmente que fuera capaz de matar a alguien a sangre fría, así, sin mayores miramientos, en su rostro se refleja por un instante el asco que aquello le produce sin embargo ya era demasiado tarde para mirar para otro lado, aquel hombre es posible que mereciera morir pero, de aquella forma?

No, te agradezco la invitación pero Argus y yo vamos a ver a Emperador, desde el ultimo ataque no he visto como se encuentra y seguramente me extraña, el animalito esta encariñado conmigo... Sin detenerse a explicar que Emperador es su caballo, el hechicero se gira y se adelanta a los establos aún confundido por lo que vio...

 Gárret ve como Caesar se va con su cuervo, luego mira al cuerpo de Orlando, descabezado, muchos dirían que el mediano es malvado, otros que se ha vuelto loco, pero a lo mejor, tal vez es que solo trata de infligir tanto dolor como el que le fue causado, y a peanas hubo desaparecido el mago en el horizonte, entre las callejuelas, el pícaro hecha a caminar hacia la casa donde tenía sus pertenencias, y allí limpiar sus ropas y salir de la ciudad rápido, antes de que algún miembro del grupo de aventureros decidiera que los actos cometidos por el mediano no eran del todo civilizados.

Según recogió sus pertenencias salió por las puertas de la ciudad, a penas cinco minutos después de haber dejado la plaza con el cuerpo del noble en medio, desangrado, y a pesar de que en unas horas iba a amanecer, quería tener ventaja en cuanto a los demás.

Ya sabía su destino, ahora, sólo la suerte y la destreza del mediano le ayudarían en su misión, a pesar de que le importaban un comino las cenizas sagradas, su destino era el mismo que el de los demás, sólo que su misión consistía en encontrar al hombre que quería utilizar esas cenizas sagradas para, a saber qué perversiones.

No si está en nuestra mano evitarlo. Si él está dirigiendo los ataques contra el pueblo no puede estar muy lejos.. batiremos el bosque, encontraremos su refugio y le atraparemos... así el pueblo recuperará su tranquilidad habitual dice con seguridad y confianza en sus palabras sin retirar su mano de la suya

Deberíamos ir a hablar con Grifo, puede que tenga amigos en el bosque que nos ayuden en la búsqueda... hace una pausa y cuando vuelve a hablar su voz es dulce pero al mismo tiempo deja claro que no admite discusión Además debe curarte esa herida, tenemos mucho camino por delante... sonríe

Atisba el brillo de tus ojos a pesar de la distancia entre los dos, pero prefiere guardarselo y e ir al grano directamente.

-¿Caesar, mi tio?. Sacude la cabeza. ¿¡Y de que servirían esos dos cuando es un veneno incurable el que corre por sus venas!?. Necesito ir en un busca de unas cenizas, pero solo no... Olvidaló, creo que me he equivocado de persona. Disfruta de tu heroísmo, el pueblo entero estará ansioso por conocer a los vencedores de la pelea en la plaza.

Un placer, místico- Se coloca la capucha y gira sobre sus pasos. Tras un par de pasos agiliza con una carrera, y sin tiempo a que puedas decirle nada más que un grito, el joven ya ha desaparecido por una de las calles.

No aparta la vista de tus agresivos ojos. Nota una sensación conocida en su interior, y cuando te das cuenta Hima se ha quedado demasiado tiempo callado tras tus últimas palabras, quizá es que sienta un miedo que sintió en el pasado y que no quiere que se vuelva a repetir.

-... no, no es necesario a Grifo, creo que será suficiente con unas vendas y algo de agua. El sacerdote, dice haciendo referencia al mismo Grifo, me habló de la muerte de ese Lhaeo, me dijo que le enterraron en una tumba cercana al Valle de la Sombra..

Algo me dice que su refugio se encuentra allí, en la misma tumba.-

Abre la puerta del palacio, dejando un momento de lado el tema de los bandidos. -Voy.. voy a limpiarme la herida. No me gustaría despertar a las doncellas por esto, pero necesito ayuda con la armadura. Te mira con cara de pedirte si puedes ayudarle con la prenda. Sólo será un momento, lo prometo-