Partida Rol por web

 El valletano mira la situación a su alrrededor, no le gusta lo que ve. ¡Maldición! El mediano es peligroso y ahora que se siente acorralado, más aún, es ligero al dispensar la muerte... pero esos aldeanos...

 Finalmente el rostro de Querelar recupera su semblante de determinación. Des de su posición levanta su diestra y proyecta un rayo de esencia verdosa, con una aureola tenebrosa rodeándolo, que surca el aire en dirección a los rufianes que buscan problemas con Methgar. El haz de energía impacta por la espalda a uno de ellos, bañándole por un instante con una oscuridad verdosa, sintiendo como las energías se le escapan en un momento, mareándose y sobretodo dejándole sobrecogido por ser víctima de la magia.

 - ¡Deteneos, rufianes!- Dice con autoridad, Querelar el místico.- Dejad en paz a la dama y perdeos de mi vista si no queréis salir escarmentados.- Su mirada es dura como el pedernal.

 Después se gira y asciende a la tarima, en pos de Garret y los dos guardias mientras dice...

 - Depón las armas, Garret, no empeores la situación.- Dice con tono frío.- Ya has derramado demasiado sangre inocente.

El mediano, con astuta pericia se desenvuelve en los brazos de guardia, golpeando con el talon derecho su entrepierna, y callendo al suelo firme con total ligereza. Una vez hubo tocado suelo, el mediano se prepara para saltar del escenario hacia el tumulto para desaparecer alli.

Deverias saber que llamar mocoso a un mediano es dictar tu sentencia de muerte. Pero mucha sangre se ha vertido hoy...-El mediano ve como uno de los guardias se dispone a atacarle y se prepara para esquivarle y escapar.

No había logrado evitar que los aldeanos le bloqueasen el paso. Empezaba a sospechar que tendría que enfrentarse a ellos cuando Querelar conjura algo sobre uno de ellos y éste se agacha momentánemente. Viendo un hueco por el que colarse, no lo duda un instante y rápidamente toma impulso y salta sobre sus agresores aterrizando grácilmente unos metros más allá...

Cada vez tiene más cerca su objetivo y eso le da nuevas energías para correr hacia la tarima..

¿¡Pero qué demonios!? pienso asustada al ver cómo el hombre ataviado de negro al que todo el pueblo parece admirar quiere dedicarse a dar latigazos a la Dama delante de todos. ¿Qué clase de asesino popular es ese?

- Menos mal que dejé a los niños con Mireia en la Casa... susurro para mí misma al ver semejante alboroto y violencia gratuita y visible.

Cuando están a punto de alzar el látigo me parece reconocer una voz, tardo un poco en reaccionar pero finalmente me percato de que es la elfa a la que ayudé, Methgar creo que se llamaba y me alegra oír su voz intentando detener tal atrocidad.
Estoy a punto de acercarme a la multitud pero lo pienso mejor y me quedo donde estoy, algo alejada y con buenas vistas de lo que ocurre igualmente.

Abro los ojos horrorizada al ver que el mediano que me había hablado horas antes trataba de subirse al escenario tras matar en un rápido movimiento a los dos guardias que lo impedían. Tras ello, Hima, muy serio, agarra al Duque por el cuello y se lo rebana dejando caer después el cuerpo sin vida del asesino del populacho. No puedo alegrarme por ello tras semejante demostración de violencia pero entiendo que las cosas no habían de hacerse así.

No termino de comprender del todo las intenciones de quienes han intervenido: Methgar solo trataba de avisar del mudismo de la Dama ¿o quizá algo más?, Hima y el mediano... vaya, por lo visto no creen que la mujer sea culpable y pretenden liberarla... o al menos eso es lo que me parece.
Realmente, el haber llegado tarde al pueblo no me deja muchas opciones para intentar averiguar qué es lo que sucede exactamente después de la ardua pelea llevada a cabo esa misma mañana.
Sea lo que sea... me quedo donde estoy. Veo no muy lejos de mi a los aldeanos, como auténticos locos, atacarse entre sí, y lo que menos necesito ahora es luchar por algo que ni siquiera entiendo.

El guardia no puede detener los escurridizos movimientos del mediano, finalmente consigue liberarse de los fuertes brazos del guardia.

El compañero se dispone a asestarle un golpe con su espada larga, todo indica que la punta del arma va a clavrse por la espalda del mediano. Sin embargo, alguien detiene la hoja en el último momento..

Una cimitarra plateada detiene la hoja del guardia, aunque no al completo y el mediano se lleva un fuerte pinchazo en el homoplato.

-El mediano no es culpable. Dejadle marchar..- Dice una voz medio conocida mientras Gárret ya se ha perdido de vista a pesar de su grave herida. Sorprendentemente, Aslan recibe un contraataque por parte de uno de los guardias casi sin avisar. El cuerpo del guardia se lanza contra el medio desconocido, consigue derribarle y desarmarle. El otro guardia queda muy cerca de Querelar..

-¡¡Querelar!!, acaba con él. ¡Nos han engallado!-

No da tiempo más que a citar una pequeña advertencia, pues tiene que concentrarse en sacudir al guardia que tiene encima. Apesar de que puede sonar raras o extrañas las palabras al místico, enseguida puede apreciar que algo no va como es debido.

Las armaduras son robadas, los guardias muestran una marca en el cuello; el simbolo de los bandidos. Han debido de planear este plan "B"  de alguna forma mientras se llevaba a cabo la batalla.

Tras esquivar con elegancia a los guardias te plantas frente a las escaleras que dan a la tarima. Arriba se encuentra Hima, terminando de quitar los grilletes a la Dama. También observas como Gárret huye con una grave herida en su espalda..

Lo que mas te alerta es la advertencia de Aslan, que ha sido derribado por uno de los guardiass. En ese instante encuentras sentido a su advertencia:

Las armaduras son robadas, los guardias muestran una marca en el cuello; el simbolo de los bandidos. Han debido de planear este plan "B"  de alguna forma mientras se llevaba a cabo la batalla.

-Será mejor que se vaya a casa señorita- Una voz fría te desconcentra de la escena que se está llevando encima del escenario. Son dos guardias, a simple vista no hay ningún tipo de rareza.

Sin embargo, cuando la davertencia de Aslan llega hasta tus oidos presencias algo en los guardias:

Las armaduras son robadas, los guardias muestran una marca en el cuello; el simbolo de los bandidos. Han debido de planear este plan "B"  de alguna forma mientras se llevaba a cabo la batalla. La cual tu llegaste algo tarde y estás falta de respuestas.

Los guardias... son bandidos disfrazados! grita con la esperanza de que sus compañeros la escuchen pues no es su intención detenerse hasta llegar junto a Hima. Sin embargo, consciente de la situación, saca su espada por si tuviese que defenderse.

 ¡Bandidos! Quién los ha dejado entrar, malditos. Querelar saca su cimitarra de la vaina y señala a los dos guardias.

 - Deponed las armas si en algo respetáis vuestros pellejos. ¡Ahora! O ateneos a las consecuencias. No habrá piedad si os resistís.- La voz del valletano suena tan dura como el acero, y su mirada más peligrosa aún.

La plaza era una turba enajenada, sucia y vociferante, un mar embravecido por corrientes de odio. Y en su centro -como una isla de madera- se levantaba el cadalso. La guillotina ya estaba lista para la siguiente ejecución.
-¡CORTADLE LA CABEZA! ¡CORTADLE LA CABEZA!– se escuchaba como un eco que iba y venía, entre otros de inhumana ferocidad.
La muchedumbre apenas se abría para dar paso a la Dama que se adentraba en la plaza junto a dos guardias. Con las manos atadas a la espalda, la mujer mantenía su mirada en la distancia, indiferente a la ventisca de insultos, frutas y huevos podridos que arreciaba sobre ella. Los guardianes empujaban con sus lanzas a los exaltados que trataban de acercarse para escupirle en la cara, aunque muchos lo conseguían. Vio en lo alto al verdugo limpiarse las manos con un trapo, como un carnicero. 

Una atmósfera de silencio expectante crecía acallando toda voz por encima del rumor. Quedaban segundos, lo sabía.. Imaginaba al corpulento verdugo dirigiendo sus ojos invisibles a la masa, a un lado y luego hacia el otro, esperando el respeto de la mínima dignidad para la condenada y su muerte. El fin había llegado.

Sorprendentemente todo cambió por la acción de un mediano que permanecía oculto debajo del escenario, quitándole la vida a uno de los guardias. A partir de aquí todo fué un descontrol, gritos, gente corriendo asustada para buscar a sus familiares y regresar a sus casas.

A pesar de que el desconocido desvió la hoja del guardia, no pudo evitar que te rozase.

La punta del arma se pasea por tu espalda, justo por el punto en el que la armadura menos te protege y penetra en tu carne. El dolor es terrible, pero mantienes un alto nivel de adrenalina en tu cuerpo y eso te permite seguir corriendo y huyendo... si es que esa es tu intención después de saber que los guardias forman parte de los bandidos que asesinaron a tu hermana.

-¿Cómo han podido hacerlo?. Dios, ¿y el resto de guardias?, espero que aún sigan con vida..- Sospecha que el resto de guardias deben de haber sido asesinados, aunque mantiene las esperanza rezando mentalmente a Silvanus.

Después se fija en el cuerpo del Duque -¿Porqué lo has hecho Hima?. Ambos sabiamos que era un traidor.. pero no te da derecho a convertirte en un asesino- Pensativo observa a su compañero que acaba de terminar de quitar los grilletes a la Dama.

-¡Hima!, iré hacia la zona de los cuarteles. Es posible que allí se encuentren nuestros guardias.. Ten cuidado hermano- Grifo se baja de la tarima, y corre hacia los cuarteles por las calles de la aldea.

Tras la atropellada carrera finalmente había logrado llegar junto a Hima. Tras unos tomarse un breve instante para recuperar el aliento, en voz baja, se enfrenta a él..

Por qué lo has hecho? le increpa ese tío era un depravado y probablemente se lo mereciese... pero no así! en su mirada se nota claramente que se siente dolida y defraudada Por qué me pediste que viniese?, acaso sabías el plan de los bandidos para liberarle?... estás con ellos?... termina preguntándole muy seriamente mientras agarra con fuerza su espada, nerviosa

Tras sortear ágilmente a los dos aldeanos por el aire, continúas la carrera hasta llegar a la tarima. Percibes como Grifo la abandona al tiempo que tu te instalas al lado de Hima, nerviosa y buscando algunas respuestas.

Deja de hacer lo que estaba haciendo y se levanta, para el no existe otra cosa en este momento que tu mirada y tu gesto nervioso aferrandote a tu arma. -¿Y si fuese uno de ellos?.. ¿lo harías?- Es evidente que simplemete quiere ponerse a tu altura, un tanto molesto también por haber por minimo que sea desconfiado de él.

No te atreves o sientes que no es el momento de contestar aún, ya que su mirada es tan intensa, tan penetrante que te hace dudar por unos instantes:

-Mató a mi familia. Les degolló uno a uno delante mía-

La respuesta al porque quiso que vinieras quizá no sea el momento apropiado de dartela. Los ojos de Hima se centran en la Dama, apenados. -Querelar estará muy orgulloso de que esté a salvo. Hace una pausa, devolviendo sus ojos a tu verde mirada. Me gustaría contarte todo esto a solas, tomando una copa de hidromiel.. pero creo que los guardias están a punto de venir hacia aquí..- Señala a tus espaldas, donde dos guardias están a punto de cargar..

¿Cómo se me ha podido escapar?. Ese guardia me parecia raro, y feo... pero ¡claro!, debieron de entrar por la parte de atrás del pueblo, le quitaron las armaduras y dejaron los cuerpos de los verdaderos guardias... ¿pero donde? mmmm. Creo que iré a dar un vistazo, me ha parecido ori que Grifo decia que se iba hacia el cuartel..

Con cautela bajo la calle, hacia la zona de los pescadores para rodear la aldea, y aunque sea más largo el trayecto será más seguro.

- Yo... sí, será lo mejor que me marche, no parece que vaya a haber nada agradable aquí. - me limito a responder a uno de los guardias al percatarme de lo que sucede vagamente y darme cuenta de que no son los guardias reales de la ciudad.

Maldita sea, en buen momento... ¿y ahora qué hago? pienso mientras trato de alejarme aunque lo hago con paso lento.
La gente congregada en la plaza de pronto se pisotea y pelea por salir de ella. Algo sucede, se oyen gritos y reconozco algunas de las voces que dan las órdenes y los avisos. ¿Bandidos? Espero que no sea Lhaeo quien esté detrás de esto... ¿debería acercarme a la Casa a asegurarme de que no ha entrado nadie a por esa dichosa espada?

Antes de decidir del todo qué hacer o qué nuevo paso seguir en los nuevos acontecimientos me giro a buscar con la mirada a los dos guardias que me hablaron...

No, no lo haría... no podría contesta para sí misma a la pregunta de Hima y en ese mismo instante la tensión de su mano sobre la empuñadura de la espada se relaja y recupera su expresión habitual

Yo... lo siento... siento haber dudado... tras la disculpa separa la mirada del rostro de Hima pra encontrar a los guardias a los que se refiere

Te tomo la palabra, luego hablaremos frente a unas copas de hidromiel... ahora lucharemos una vez más hombro con hombro breve pausa en la que guarda la espada en su vaina y saca su arco mejor no acercarme mucho a esos guardias sin la armadura..

La mantendremos a salvo... le sonríe levemente

El hechicero no tiene idea de lo que sucede, a la distancia Methgar lanza una advertencia pero el humano es incapaz de entenderle debido al griterío que le rodea, sin otra opción toma su maza con la derecha y su escudo con la izquierda al tiempo que se prepara a lanzarse sobre el mediano sin embargo Argus comienza a revolotear sobre su hombro....