Partida Rol por web

Tras llenar vuestros estómagos a mas no poder, el cansancio, la fatiga y la modorra empieza a hacer mella en vosotros. Sobre todo en el elfo salvaje, que a pesar de ser elfo parece ser que es el primero en meditar dejando al humano vigilando mientras su recién conocido descansa.

Con la advertencia de Minsk antes de cerrar los párpados, el místico se queda solo acompañado con la luz de la luna que alumbra casi toda la zona.

Querelar asiente ante la reacción del elfo y sin más se levanta, para dar un pequeño paseo por los alrededores, para mantenerse atento y no aburrirse. Durante el paseo, hace pequeños ejercicios, como desenvainar la cimitarra y mantenerla en alto en distintas posicións, ejercitando sus músculos, luego hace diferentes catas, lentas, estirando sus músculos en lentos y amplios movimientos.

Mientras el elfo aún sigue meditando y tu te entretienes haciendo un poco de ejercicio, algo proviene de unos matorrales justo a tu izquierda. Los matorrales se mueven sin violencia, pero aún así te llama la atención.

No sabes si ir a despertar al elfo que está a unos pocos metros de tí. Antes de que puedas decidirlo ves a una pareja de jabalíes que salen de su escondite y se encaran hacia la balsa de agua con paso tranquilo pero sin pausa alguna. Allí se detienen y matan la sed bebiendo tranquilamente. Uno de ellos observas como levanta su hozico y olfatea el aire. Una vez lo ha echo vuelve a beber de la charca..

 Querelar contempla a los animales, en silencio, medio cobijado a la sombra de unos árboles. Nunca antes había estado tan cerca de unos jabalíes.

  Tras un rato, mienado el firmamento, viendo que el palzo de 4 horas ya deben haber pasado se va para despertar a Minsk.

 Los cadáveres de los losbos los dejó a varios cientos de pies, para no atraer más alimañas.

 Acuclillado junto al elfo el humano le despierta, sin alarma.

 - Ya han pasado las 4 horas, toca el relebo.- Una vez avisado se levanta y se dirige a algún lucar en el que poner el petate y se tapa con la manta, dejando la mochila a modo de almohada.

El elfo, una vez ha descansado suficiente, se levanta, y se sienta en el centro del claro, vigilando recogido en un arbusto, queda mirando la charca, pensando en sus cosas, escuchando atentamente, por si alguna criatura se acercara, mirando el reflejo de la luna en la charca.

Alli aguarda hasta el amanecer...

El místico duerme y tú notas como pasa el tiempo mientras te haces un pequeña cueva improvisada con el arbusto. Desde allí observas como dos jabalíes -que ya estaban bebeindo de la charca cuando Querelar te despertó- siguen bebiendo tranquilamente. Uno de ellos levanta su hozico y olfatea el aire. Una vez lo ha echo vuelve a beber de la charca, el otro come algo de plantas y musgos que crecen en el borde del agua junto a unas piedras.

Por lo demás todo está tranquilo. El nuevo día se acerca.

La noche ha pasado sin incidentes.

El brillo del Sol empieza a alumbrar la zona y se empieza a escuchar el primer cántico de algunos pajarillos que seguramente reclamen algo de comida. De la hoguera que hicistéis aún quedan pequeños restos de troncos calcinados donde brotan algo de humo blanco rodeados de ceniza.

Estáis en lo profundo de un gran bosque verde. Abetos, pinos y todo tipo de árboles habitan el lugar. A lo lejos*, veís como un humo expeso y blanco se asoma entre los árboles. Parece que sale de alguna casa o similar. La cuestión es que al poco rato os llega olor a comida recién horneada.

 Tras levantarse Querelar come más venado, frío, pero cocido, de la noche anterior. Y está en estas cuando en el horizonte ve el humo blanco.

 - Minsk, tú que eres de por estos parajes... que hay en aquella dirección?

Tus ojos de elfo no te ayudan mucho esta vez. Sabes que estás en el Bosque Lejano de Faerún y a unas cuantas millas en línea recta se halla el río Delimbyr. Probablemente ese humo que avistáis en el horizonte venga de un Mesón de alguna pequeña villa habitada por lugareños de las montañas.

No estoy seguro... Querelar, lo mejor es que lo invesiguemos, se precavido, no sabemos lo que podemos encontrar, Minsk descuelga de su hombro el arco y se dirige hacia el humo, con sus objeros ya recogidos en la mochila, ¿bienes?

Al aver pasado mi vida en el monasterio, no se gran cosa de estos parajes, mas lo que pone en los libros

 Querelar carga su equipo a sus hombros y ciñe bien las correas, para que no le molesten al correr, al igual que Minsk descuelga el arco y desabrocha la tapa del carcaj. Mira al elfo y asiente.

 - Vayamos.

Es primera hora de la mañana y tras una buena caminata apetece comer algo decente. No habéis visto una posada durante días, y cuando ya os empezáis haer la idea de comer otra vez esas insípidas raciones secas, veís un interesante cartel junto a un desvío que va hacia el Sur, en dirección al río Delimbyr.

El cartel es viejo. Pone <<AL CAMPAMENTEO MAREDERO Y AL MESÓN DEL TRONCO>> A media milla de distancia veís lo que debe de ser un campamento en esa misma dirección. De uno de los edificios sale un intenso humo blanco indicandoos el lugar de aquel humo que avistásteis nada mas despertar.

 Querelar mira a Minsk y dice en élfico.

 - Tymora nos sonríe al parecer.- Dice con una ámplia sonrisa.- Vayamos.

El elfo, sin decir nada al respecto, sigue caminando hacia el campamento, a paso ligero, aún con su arco en la mano, y andando con piesde plomo, sin embargo, aliviado por tener la posivilidad de comer y dormir en un lugar resguardado.

Como hecho de menos una cama caliente, susurra para si mismo

Se nota que el camino, parcialmente invadido por la hierba, lleno de baches y piedras no es muy transitado. Recorre unas suaves colinas cubiertas de hierba, y cada vez más arboladas.

Al cabo de unos cinco minutos cruzáis un río por un robusto puente de madera. Cinco minutos más y llegáis a lo que debe de ser el campamento. En un gran claro, hay una docena de grandes barracones abandonados. Aún quedan algunso troncos amontonados, cubiertos de musgo.

Pero no todo está abandonado, cruzando el claro se ven un mesón de madera. Sobre la puerta hay un cartel con un dibujo: un tronco con un hacha clavada. De la chimenea sale humo y un delicioso olor a pan horneado. En la parte de atrás, hay un techado que hace las partes de cuadra. Hay una mula vieja.

Todo está en silencio..

 Querelar mira a Minsk, y hace un gesto con la mano, indicando silencio. Luego esboza un círculo amplio, sugiriendo dar un vistazo por los alrededores. Y se mete en la espesa vegetación del lado del camino.

Minsk, sin hacer caso omiso a la sugerencia de Querelar, se adentra en la ciudad, vagamente agachado, y con el estoque desenvainado, y mira si en la ciudad podría haber algun peligro escondido, tras ésto, se dirige en silencio hasta el mesón.

Por que querra dar un rodeo a una ciudad casi desierta?, el peligro está en el casi.

 Querelar mira al elfo, y le deja adentrarse. Saca un par fe flechas, una en el arco y la otra en la boca. Y se adentra silenciosamente...

Os preparáis para no caer bajo una emboscada y salís de la espesura para adentraros por completo en el campamento abandonado. Todo está en silencio y no se ve ningún peligro por los alrededores. Al acercaros más hacia la puerta del Mesón, escucháis un ruido que proviene de su interior.

Es alguien tarareando una canción..