Partida Rol por web

La verdad es que al final logras dormir un poco y el sol es quein te despierta a la mañana siguiente. Ves la claridad entrar por tu ventana y te das cuenta que el Albatros ya no se mueve, por lo que supones que han llegado a algún lugar. Te aseas y te vistes y sales a cubierta para ver que pasa. Ahí solo te encuentras con Jack que mira el paisaje de junglas que se extienden por todo el horizonte bajo ustedes. Por lo visto ya habíasn llegado al África.

Abrí los ojos en el camarote, quizás más cansada de lo que debería y menos de lo que esperaba, pues al fin y al cabo, aquella noche pensaba que no pegaría ojo y al menos había dormido algo.

Me mantuve intentando no pensar en lo que me había dicho Ogú de Pendragon, pero me era un poco imposible no hacerlo, aunque intentaba decirme a mí misma que no necesitaba más pajaritos en la cabeza de los que ya tenía, que podía haber hecho cualquier cosa bien en el mundo menos la de elegir hombres.. Sí, era una mujer, pero que siempre se las arreglaba para meter la pata.

- Que ni se te pase por la cabeza Mina..

Me levanté y me arreglé como siempre hacía y aunque quizás con las mismas ojeras que últimamente en el rostro, salí al exterior queriendo comprobar por qué no nos movíamos.

Por un momento, al ver a Jack fuera estuve pensando en darme la vuelta y no acercarme, como si manteniéndome alejada pudiera evitar cualquier cosa que pudiera ocurrir, pero él se había portado demasiado bien conmigo como para rehuirlo.

- Buenos días! - Dije cuando al fin me acerqué observando el paísaje. - Supongo que ahora es cuando nos toca seguir a pie ¿ verdad?

Cuando te acercas a su lado, Jack te sonría cordialmente y te dice:

- Me alegra verla esta mañana, Mina. En efecto, ahopra bajaremos a tierra en añgún lugar del rio Congo.

Después suspira y mira con aire sombrio la selva que se extiende bajo ustedes:

- En este lugar ocurren cosas horribles. Los belgas están exterminando a los nativos, obligándolos a trabajar hasta la muerte en la explotación de caucho y diamantes. Si pudiera evitaría bajar.

Yo ya había dejado claro que ni siquiera quería estar en este lugar que no hubiera ni venido como bien sabían así que repetir que a mí tampoco me hacía demasiada ilusión estar ahí hubiera sido una tontería.

Casi por el contrario, intenté tomármelo como lo que era, una obligación.

- Nos guste o no, es lo que debemos hacer..

Aquellas palabras no sólo eran para él, sino una forma de intentar convencerme a mí misma de que era lo correcto.

Pendragon sonríe con tristeza y dice:

- ¡O si! Olvidaba que estabamos acá para salvar al mundo... ¿Me acompañaría a desayunar?.

Y con amabilidad te conduce al comedor de la nave. Ahí, mientras se toman un café con galletas. Mientras están en eso, él saca de su bolsillo un pequeño frasco con lo que parece un líquido ambarino. Luego Jack te explica:

- He estado tratando de conseguir esto durante todo el viaje. La reina Ayesha, a la que hemos traido desde París de vuelta a África, posee la fórmula para una medicina poderosa y por eso pasaba tanto tiempo hablando con esa mujer en su camarote. Es una maldita manipuladora pero al final logre que me entregara eso. Con lo que tiene en la mano es posible curar al señor Quatermain, Mina.

Habías escuchado los comentarios mal intencionados de los tripulantes acerca de las visitas que hacía Pendragon a esa extraña mujer, pero ahora resultaba que intentaba conseguir una medicina. Entonces volviste acordarte de Alan y de como se encontraba en un estado deporable.

Pendragon sonríe con tristeza y dice:

- ¡O si! Olvidaba que estabamos acá para salvar al mundo... ¿Me acompañaría a desayunar?.

Y con amabilidad te conduce al comedor de la nave. Ahí, mientras se toman un café con galletas. Mientras están en eso, él saca de su bolsillo un pequeño frasco con lo que parece un líquido ambarino. Luego Jack te explica:

- He estado tratando de conseguir esto durante todo el viaje. La reina Ayesha, a la que hemos traido desde París de vuelta a África, posee la fórmula para una medicina poderosa y por eso pasaba tanto tiempo hablando con esa mujer en su camarote. Es una maldita manipuladora pero al final logre que me entregara eso. Con lo que tiene en la mano es posible curar al señor Quatermain, Mina.

Habías escuchado los comentarios mal intencionados de los tripulantes acerca de las visitas que hacía Pendragon a esa extraña mujer, pero ahora resultaba que intentaba conseguir una medicina. Entonces volviste acordarte de Alan y de como se encontraba en un estado deporable.

Asentí a aquello del desayuno, pues mi estómago estaba más que de acuerdo en poder acompañarle, y con un café delante, todo se veía de otro color.

Al escuchar qué era lo que había estado haciendo en el camarote de aquella mujer, me sorprendí, aunque no le dije nada sobre lo que pensaba medio barco pues no me parecía correcto hacerlo, además, que aún estaba un poco abrumada por la sospresa de tener la cura para Quatermain.

- Alan es un buen hombre y no se merece estar en una cama, supongo que el que lo nuestro no pudiera salir bien no tiene que decir que no le tenga el suficiente cariño como para no desear que se cure...

Tras aquellos pensamientos en voz alta levanté a mirada, casi conteniendo las lágrimas de nuevo y otra vez, de manera más que agradecida.

- ¿ Qué es lo que ha pedido ella a cambio? - Una mujer así no iba a dar nada por nada.

Pendragon apura una tasa de café y luego te dice:

- Quizá ahora que Alan vuelva a estar bien puedan darse otra oportunidad. Usted misma dijo que es malo estar solo y Quatermain es un buen hombre.

La verdad es que no había mucha convicción en sus palabras.

En cuanto a lo de qué habia tenido que darle a cambio a Ayesha, él solamente te hizo un gesto con la mano como dando a entender que no era nada.

Negué con la cabeza ante lo que dijo, pues una cosa era que me gustara verlo como estaba, quizás porque en ciertomodo me sentía culpable de la situación y otra que fuera a volver con él.

- Soy sólo una mujer, si tuviera que darle una oportunidad a todos los que me parecen buenos hombres... - Mostré una sonrisa un poco triste quizás. - Aquello terminó hace mucho tiempo y no voy a volver a probar suerte..

Hablaba con determinación pues de eso sí que estaba segura.

Me di cuenta de que no quería decirme qué era lo que le había pedido la mujer por la cura, pero no me iba a dar por vencida con esa respuesta.

- ¿ Qué es lo que quiere? - Volví a preguntar dando a entender que no me iba a callar hasta que ovtuviera mi respuesta.

Jack parece algo incómodo por las preguntas que le haces, pero al final te dice:

- No se preocupe, Mina. No es nada que la afecte a usted, a Allan o a la misión.

En ese momento irrumpe Ogú al comedor muy contento y te dice:

- Mimina, llegamo a Afrika. Mi kiere vajar pa ir a la peleita.

Era como un niño que habñia llegado al parque de diversiones.

Sin duda tenía un problema con ese hombre y era que todo lo cálido que resultaba en algunas ocasiones, otras era como el puro hielo y aquello me ponía incluso tensa, aunque a parte de una mirada de desaprobación no abrí la boca para decir absolutamente nada más. Ya había preguntado dos veces, no pensaba hacerlo una tercera.

Al ver llegar a Ogú m alegré de tener una excusa para poder levantarme de la mesa sin parecer grosera y tras un seco comentario, decidí que lo mejor sería ir a por las cosas para partir.

- Si me disculpa...

Me puse en pie y me acerqué a Ogú.

- Si, creo que es mejor que nos pongamos en marcha..

Jack se te queda mirando por un momento mientras te alejas, como si estuviera decidiendo si ir a pedirte disculpas o dejarlo pasar. No obstante, el se queda sentado con cara de arrepentido.

Por su lado, Ogú podría contagiar a cualquiera con su entusiasmo, pero tampoco es un tonto y se da cuenta de que algo te molesta:

- Ta enojá, Mimina. Mi kere diskulpar kon tú. Anoche mí se porta mal, pero ya no kiere pegar a ombre maskarado, no importa ke sea pesao y me diga mono.

Suspiré al escuchar a Ogú, pero decidí que enfadarse por el comportamiento de la gente no me iba a solucionar nada, así que intentando sonreir, aunque no me saliera demasiado bien, coloqué una mano en su hombro.

- No te preocupes. Lo único que quiero es que estemos unidos cuando haya problemas y el pelear entre nosotros no ayuda a eso precisamente.

Sabía de sobra que por mucho que pareciera que no lo haría, me entendería perfectamente, pues ya había comprobado que sabía lo que significaba pelear y también sabía que sabía lo que significaba el poder confiar en alguien.

- Voy a recoger las cosas a mi camarote..

Tras mis palabras y sin girarme para mirar a la mesa, pues el comportamiento de Pendragon, que casi cambiaba como el tiempo, me tenía confundida, salí hacia mi camarote para ultimarlo todo antes de partir.

Ogú te acompaña hasta la puesta de tu camarote y luego el sigue él suyo para buscar su "palito". Antes de irse, Ogú te dice:

- Mujer bonita komo tú no enojarse. Artuito no es mala persona, solo esta biejito y solo.

Ese cavernícola, a pesar de todo, parecía entender lo que pasaba a su alrededos a la perfección. Debe ser lo que llamán la sabiduría de los simple.

No debes llevar mucho ya que en la jungla no sería muy prctico llevar maletas y esas cosas. Tienes el arma que te entregó Pendragon y la fotografía de tu pequeño. Tambien estaba ese supuesto remedio milagroso.

Cuando ya está todo listo, sales al encuentro del resto, y como si no te quiesiera perder rastro, Ogú te esperaba.

En realidad tampoco se podía decir que estuviera enfadada con Jack, ni siquiera podría hacerlo aunque de verdad se lo mereciera porque se había portado tan bien conmigo que casi iría en contra de todo lo que yo era el hacerlo, pero de vez en cuando me resultaba molesta su forma tan independiente de hacer las cosas, queriendo dar a demostrar que él podía hacerlo todo solo y eso, era lo que verdaderamente no me gustaba.

Asentí ante las palabras de Ogú y recogí mis cosas pensando en todo lo que había sucedido, sin sacar ninguna conclusión ni solución y una vez terminado todo, que tampoco llevaba mucha cosa puesto que lo que nos tocaba ahora sería difícil, salí de la habitación, para ver como Ogú me estaba esperando ya fuera.

- Seguro que ya nos están esperando. Dicen que las mujeres siempre tardamos más..

Le sonreí y después comencé a caminar hacia la cubierta.

Cuando vuelves a la cubierta del barco, ves que algunos de los tripulantes estan montando una maquina fotográfica. Ahí ya se encuentran Sandokan, Yañez, Frankenstein y Strogoff. Todos parecen mirar  con interes ese artilugio de la cámara sin entender qué deseaban inmortalizar, pero fue Og´´u cque como siempre se acerca a mirar la caja con lente y te dice:

- ¿Y esta kosiaka pa ké es? Si es mala mí le pega kon palito.

Sonreí ante la ignorancia de Ogú, pero no esperaba que supiera lo que era, pues apenas las había visto yo y eso que vivía en lo que se suponía que era la civilización.

- Verás Ogú, eso sirve para sacar retratos, pero es capaz de hacer una representación exacta de lo que tiene delante. Se llama fotografía, mira.

Saqué la foto de mi hijo y se la enseñé.

- Este que ves es un retrato de mi hijo hecho con una de esas. - Me quedé casi embobada mirando aquella foto. - Será el muchacho más guapo de todo el mundo cuando crezca.

Y a ver quién era capaz de negarme aquello con el orgullo con el que estaba hablando.

Ogú mira maravillado la fotografia del pequeño de Mina. Despues le dice:

- Es komo pintura, pero ma bunita. El chikoko tuyo tamvien bunito, komo tú.

Luego se queda un buen rato mirando la cámara y le dice a Mina:

- Mimina, ¿Mí puede tener potofría de mí? Mi kiere parecer en kartoncito igual ke tu chikoko.

Pero antes de que le contesten, el tripulante que esta armando la camara le dice:

- Vas a tener una fotografia Ogú, y con tus compañeros. Antes de bajar, han pedido que les haga una para que quede en los archivos de la inteligencia británica.

Los tripulantes le habñian tomado cariño al cavernícola, por lo que trataban de explicarle todo lo que preguntaba. Por su lado, el cavernicola se pone contento y pregunta:

- ¿Me veo vien pa la potofría? Mi no kiere tar feito... - en ese momento mira a Frankenstein y se pone rojo, después le dice - Perdona Feito.

Me eché a reir aunque mirar aquella foto me hacía sentir mucha nostalgia, y por más que la había mirado millones de veces, la seguiría mirando incansablemente todos los días que estuviera lejos de mi pequeño.

- Podré verlo cuando vuelta. Podré estar a su lado..

Sonreí al recordar aquello y aún con aquella sonrisa en los labios, miré como parecían querer rememorar aquel momento.

- Bueno, luego mandarme una copia o algo a mi casa, cuando sea vieja me gustará recordar mis aventuras..

Al escuchar como Ogú llamaba así a Frank le miré negando con la cabeza.

- Se llama Frankestein. A ti tampoco te gusta que te llamen mono por tu apariencia ¿ verdad?

Ya no sabía cómo hacer para que no le pusiera apelativos ofensivos a la gente, pero se lo dije para que sólo pudiera escucharme él, no quería que lo pasara mal delante de los demás.

Ogú agacha la cabeza como un niño y te dice:

- Mi no tene mala intension... es ke no puede decir nombre porke se me trava la lengua... Perdona Fei... amiko.

Frankenstein mora con benevolencia al cavernícola y le dice:

- No te preocupes, Ogú. Me han llamado de formas peores y sé que no tienes mala intención.

En ese momento llegaron Pendragon y Chia. Con eso estaba el grupo casi completo para la fotografía. Entonces Jack les dice:

- Bien, el capitán les pide disculpas por no venir a la toma del retrato y Erik no tiene interes en ser inmortalizado. Asi que que ponganse en posición y sonrían.