Partida Rol por web

Una semana después, en algún lugar del Atlántico, cerca de África.

Como te prometió Pendragon, el Albatros hizo una pequeña escala en Barcelona para proporcionarte un guardarropa adecuado. Durante una tarde pudiste pasear tranquilamente por la hermosa ciudad catalana acompañada por Jack, olvidando por un rato que debían de salbar el mundo. Incluso, en un café de la ciudad conocieron a un sujeto muy interesante que estaba dibujando una iglesia como nunca antes habias visto. El tipo se apellidaba Gaudi y parecía obcesionado con su iglesia.

No obstante, después de ese descanso, el viaje continuó y a los pocos días cruzaron Gibraltar y salieron al Altlántico, siempre avanzando al sur. La Ultima tierra firme que vieron fue hace dos días, que fueron las islas Canarias y ahora solo sobrevuelan el inmenso mar.

Durante los últimos días, Pendragon parece muy ocupado investigando algo, quizá acerca de quienes te intentaron matar. Por otro lado, había una misteriosa pasajera que no hablaba con nadie y pasaba encerrada en su camarote. Se llamaba Ayesha y era uno de los inmortales que rescataron de las manos de los vampiros y con el único que tenía contactos era con Pendragon, quien solía visitarla en su camarote. Los tripulantes del barco solían hacer más de algún comentario impropio a raíz de lo anterior, cosa que en verdad no es que te agrade mucho.

No obstante, esa mañana Pendragon les pide que se reunan todos para informales algunos descubrimientos importantes que ha hecho. Por lo que todos se encuentran en el comedor del puente a la espera de Jack.

En su camino al sur, hicieron una pequeña parada en la ciudad española de Barcelona para que mina comprara ropa y todo lo que necesitara. Si bien fue Pendragon acompañó a Mina a la ciudad, tú y Karameneh también pudieron bajar al puerto y recorrer un poco, hacer compras y alimentarte un poco (en todos los paises hay malechores).

Luego de eso, siguieron el vieje hacia el sur sobrevolando el oceano Atlántico. Pasan sobre unas islas llamadas Canarias y sientes que, en algún lugar hacía el oeste, bajo las aguas, hay un gran poder escondido y quizá olvidado. Has escuchado leyendas sobre un continente hundido y posiblemente tengán más de realidad de lo que se piensa.

Esa mañana, Jack les ha pedido que se reunan porque ha recibido una información importante acerca de los que atacaron a Mina y de la mujer de metal. Pendragon lleva varios días investigando... y también visitando a esa rara mujer inmortal llamada Ayesha, que los acompaña al África pero que no comparte con nadie, excepto con Jack.

La verdad es que tú y Yañez lo han pasado de mil maravillas viajando en ese barco volador. Dos hombres de mar como ustedes saben muy bien apreciar un ingenio como el Albatros, tan semejante a un barco.

No obstante, lo más interesante era convivir con tus compañeros de esa Liga. Mina era muy seria (demasiado para el gusto de Yañez) pero siempre era amable. Por lo que hablaste con ella, habia tenido la suerte de viajar en el famoso Nautilus del Capitán Nemo, alguien que era una leyenda en todas las tierras de oriente, por lo que sentiste una sana envidia. En cuanto a Pendragon, se la pasaba investigando algo, pero cuando compartía con ustedes era simpatico y de trato relajado. Yañez tenía sospechas acerca de Jack, pero no te las contaba, solo esbosó algo acerca de magos y espadas clavadas en rocas, pero tú no sabías nada acerca de eso.

El capitán Robur siempre estaba atento al funcionamiento de su nave, mientras que Frankenstein era silencioso, pero su monstruosidad parecía ser solo externa. Strogoff era un anciano simpático y ruidoso, que siempre tenía una historia que contar y que parecía que ninguna cantidad de alcohol era suficiente como para emborracharlo.

Los que no eran muy sociables era Chia, su sirvienta Karameneh y el sujeto que fueron a rescatar en el subsuelo de París, ese Erik. Chia y su sirvienta pasaban todo el tiempo juntas y usaban el mismo camarote, lo que hacía que Yañez hiciera algún comentario subido de tono. Erik, por su lado, simplemente se paseaba por todo el barco como si fuera un fantasma.

Había otra pasajera, una mujer que rescataron de las manos de los vampiros, pero la verdad que no salía de su camarote.

Según te enteraste, la señorita Murray fue en busca de ustedes porque la intentaron asesinar y amenazaron con hacer lo mismo con el resto del grupo. Pendragon ha descubierto algo acerca de eso y les entregará la información en esa mañana, duarante el desayuno.

Todos ya están reunidos en el comedor del puente. La gente de Robur les ha preparado un buen desayuno para empezar el día, pero es Pendragon el que les tiene información y no espera mucho para entregárselas:

- Como todos saben, la señorita Murray fue atacada por una sirvienta que, por lo que parece, estaba bajo un trance y controlada por alguien más... alguien que habló por boca de esa pobre chica con un marcado acento alemán. Por ello le pedí a la gente en Londres que investigará y me enviaron información. Un agente de inteligencia inglés que se encuentra en Ruritania, un tal Rudolf Rassendyll, descubrió que los alemanes tienen su propia versión de una liga. Se hacen llamar Die Zwielichthelden y está formada por El doctor Mobuse, un genio criminal experto en "Hipnosis Telepática"; el doctor Caligari, otro experto en mesmerismo; el profesor Rotwang, genio de la mecánica capáz de crear autómatas muy avanzados; el Luftkapitan Mors, una especie de pirata aéreo y, por último y para variar un poco, el conde Orlok, un vampiro. Por lo visto, caballeros, tenemos competencia.

La para en Barcelona estuvo bien, aunque fuera bastante breve y simplemente para coger algunas cosas que en realidad sí que necesitaba, cos que agradecí muchísimo. Ir con la misma ropa demasiado tiempo no es que fuera algo que me agradara excesivamente.

Dentro del navío me di cuenta de que Pendragon pasó a ser el centro de los cotilleos y chismorreos, y aunque en el fondo era normal ya que aquella gente no tenía demasiado más que hacer a parte de eso, tuve que perder los modales en alguna ocasión y decirles que no se metieran en entierros para los que no les habían dado ninguna vela.

Yo por mi parte, no dije nada al respecto, era cosa suya, su vida, y después de todo lo que había hablado con él incluso me alegraba de que hubiera encontrado una mujer, si es que lo había hecho, que tampoco sería yo quien lo preguntara.

Por lo demás, como siempre me mantuve un poco al margen, charlando de vez en cuando por mis compañeros o el capitán de aquel lugar, pero la mayoría del tiempo me lo pasé pensando en lo que había sucedido y no sólo en lo que había pasado en casa de Pendragon con aquella sirvienta.

Salí del camarote para desayunar. Seguía sin muchos ánimos de querer ir a ninguna parte, pero en esta ocasión debía hacerlo por obligación, no por devoción, así que me senté a la mesa dando los buenos días al resto de la gente.

Aún no había comenzado a desayunar cuando nos contó lo que había averiguado, pero yo simplemente fruncí el ceño cuando terminó de hablar. Ya sabía de sobra lo peligrosos que podían resultar mis compañeros gracias a sus habilidades " especiales " como para encima que me quisiera matar gente igual de peligrosa pero con menos escrúpulos todavía.

Negué con la cabeza mientras pensaba en aquello.

Al escuchar de que los alemanes estaban metiendo sus narices en esto, teniendo en cuenta que el famoso cañón estaba emplazado justo en una colonia alemana. No obstyante, no hay tiempo para que puedan hacer partícipes al resto de sus apreciaciones, pues en ese momento entra uno de los tripulantes y le dice algo a Robur al oído. El capitán con cara de preocupado les dice:

- Parece que las malas noticias nos han llegado todas juntas. Se me informa que por alguna razón, nuestra reserva de agua potable a desaparecido completamente. Si no les molesta, creo que tendremos que ir a ver que ha pasado.

Arrugué el gesto al saber lo del agua, pues empezaba a pensar que eran demasiadas cosas malas seguidas, pero como era más o menos la tónica de mi vida, tampoco me costó demasiado asimilarlo.

Era una buena forma de deshacerse de nosotros, o al menos, de retrasarnos, ya que así tendríamos que parar en cualquier parte para cogr más provisiones y en tierra, seríamos aún más vulnerables a cualquier ataque. Seguramente, ya tendrían calculado hasta el lugar exacto en el que pararíamos.

- Esto no me gusta nada.. pero vamos a echar un vistazo.

Lo que tampoco pensaba hacer era quedarme de brazos cruzados mientras intentaban matarme, así que lo mejor sería tratar de averiguar qué era lo que estaba sucediendo a bordo.

Los dias pasaban sin tener mucho que hacer, yo estaba acostumbrada a moverme, asi que agradeci la parada en barcelona para estirar las piernas, y hacer comprender a algunos delincuentes lo malo que puede ser ese camino, al menos cuando recuperaran la consciencia. luego en el barco procuraba meditar, tecesitaria estar en plena forma para lo que se nos venia encima cuando llegaramos a africa.

por otra parte  Karameneh no se despegaba de mi, en mi opinion era la falta de costumbre, siempre habia estado pendiente de otros debido a su condicion de esclava, pero aunque yo trataba de combencerle que hiciera lo que le apeteciera siempre estaba uno o dos metros detras de mi y eso no me gustaba, me hacia sentir mal, aquel dia nos habian llamado a una reunion, pero antes de salir de la habitacion hable con karameneh.

- Me gustaria que me hicieras un favor, ya sabes que eres libre de hacerlo o no, pero te agradeceria que lo hicieras, se trata de Mina, pese a que tiene el espiritu de una gran luchadora no lo es, me gustaria que estubieras a su lado por si hay algun problema, ademas puede que hablar con alguien le siente bien, despues de todo a tenido que venir con nosotros y echara de menos a su hijo. yo no soy una gran combersadora, asi que te agradeceria que estubieras pendiente de ella, contestame cuando lo hayas pensado.

chia llego a a la reunion seguida de Karameneh, aquella mujer no se separaba de ella nunca, parecia su sombra. Escucho atenta lo que se dijo en la reunion sobre sus nuevos enemigos "parece que las cosas cada vez se ponen mas interesantes, me pregunto que sera lo siguiente" , no tardo en saberlo, en ese momento digeron lo del agua potable.

-ja, parece que no juegan mal esos alemanes. - dijo chia y luego añadio- parece que tendre algo que hacer despues de todo, es una pena no tener a Dupin con nosotros, parecia que estas cosas se le daban bien.

Esa gente carece de honor musitó Sandokán a su camarada Yañez, sin reparar en la ironía de que un pirata hablara de hoinor, pues a ojos de la gente corriente todo pirata era una bestia sanguinaria y depravada. No luchan frente a frente, sino que envían extraños aparatos mecánicos, o sabotean nuestras provisiones. Estamos muy lejos de casa ciertamente...

Encabezados por Robur, todos salen del puente y se dirigen a la sona de las calderas de la nave, donde se encontraban los depositos de agua potable. Cuando llegan ven a los tripulantes que se afanan en mantener las calderas en marcha mientras algunos observan sin poder creer lo que ha ocurrido. El deposito es vastante grande, quizá para varios miles de litros, pero al asomarse en su interior ven que está seco. Uno de los hombres de Robur les dice:

-Alguien abrió las llaves de desagüe durante la noche e hizo que todo el liquido cayera al mar. El encargado de la caldera en el turno de noche ha desaprecido y no se encuentra en ningún lugar del Albatros.

Lo que escuchaban era muy malo, pero ninguno se atrevió a decir lo que significada. Solo Strogoff, que parecía no tenerle miedo a nada, les dice:

- Todo indica que tenemos un saboteador dentro de la nave.

Negué con la cabeza al escuchar aquello, no porque no estuviera de acuerdo con lo que decían, sino porque aquello era una cosa que no pintaba nada pero que nada bien. Si ahora nos quitaban el agua nadie podría decirnos que no tratarían de envenenar la comida o alguna cosa similar.

- Me parece que deberíamos a empezar a hacer guardias. Tanto por el día como por la noche. - Me quedé unos instantes pensando. - Pero recuerden que a mí intento matarme una mujer poseída, nadie nos dice que el que lo haya hecho no sufra del mismo mal y no sea consciente de sus actos. Debemos vigilar las provisiones.

Dichos mis pensamientos me puse a husmear por la zona, quizás pudiera haber alguna pista de quien lo habría hecho, aunque me extrañaba y más suponiendo que ya se habrían encargado de mirarlo.

busque con la mirada a Frankenstein.- tu tienes muy buen olfato ¿hueles algo en especial?- pregunte mientras miraba por los alrededores y añadi- por cierto, alguien tiene algo que pertenezca al desaparecido, algo personal?

Mientras revisas los alrededores te das cuenta de que las calderas son contigüas a las máquinas que hacen que esa enorme armatoste se mueva por los aires. la verdad es que habías visto muchas máquinas de vapor, como las de una locomotora o las del Nautilus, pero nada parecido asas cosas llenas de cañerías y rerlojes de presión. Pero dentro de todo, lo que llama tu atención es polvo negro en el piso, semejante  a la ceniza.

Frankenstein atiende a lo que le pide Chia y comienza a alfatear como un perro. Después les dice:

- Este lugar huele tan mal como todas sus mauinas de vapor, pero parece haber un pequeño dejo den polvora, aunque no sé si eso es extraño en este lugar.

Robur les dice que en ese lugar no tienen ninguna clase de explosivos, por norma de seguridad. No obstante, antes de terminar de revisarlo todo, un trioulante se acerca y les informa:

- Hemos avistado una isla grande con vegetación, capitán. Ahí seguramente podriamos encontrar agua dulce que podriamos potavilizar.

Robur piensa por un momento y les dice:

- Debemos reaprovisionarnos. Estamos muy lejos de la costa para seguir sin agua.

Bien, si el sabotaje ha ocurrido por la noche, creo que podemos excluirnos a Yañez y a mí de la lista. Ni siquiera sabíamos de la existencia de este magnífico aparato hasta hace unas horas. aseveró el pirata malayo sin asomo de duda.  No obstante, como dice la señortia Harker, cualquiera podría estar poseído y actuar sin saberlo. Sugiero que nadie se quede solo en ningún momento, y que las guardias sean compartidas por al menos tres individuos cada una.

En aquellos instantes la tripulación avistó una isla, de modo que podrían solventar el problema perdiendo poco tiempo. Sandokán prosiguió.

Si hay un rastro de pólvora que puedas seguir le dijo a Frankenstein nosotros te cubriremos las espaldas, amigo.

Me quedé observando aquella impresionante máquina unos segundos. Ya había volado en aquella nave con anterioridad, pero jamás había estado en aquel lugar y era increíble que aquel cacharro lo hiciera volar, sin duda, algo digno de admiración, pero no era un buen momento para estar perdiendo el tiempo.

Escuché las palabras de los hombres a mis espaldas y luego señalé el polvillo negro del suelo, el que parecía ceniza.

- No entiendo mucho de esas cosas, pero.. ¿ eso del suelo podría ser pólvora? - No sabía lo que era. - Si es así deberíamos limpiarla, si esto estalla...

chia se acerco al lugar que señalaba Mina, no sabia de armas de fuego, pero si de polvora, despues de todo, era china, asi que se acerco y examino el polvillo negro, lo toco con un dedo para que algunas particulas se le pegaran a el y luego lo olio tambien.

Cuando Chia se agacha, ve el polvo y sabe que no se trata de polvora, pero no le es del todo extraño, pues parece uno de esos químicos que se le agrega a la polvora para la vreación de fuegos de artificio. No obstante, es imposible apreciar de que se trata sin un analisis químico.

En tanto, Pendragon parece interesado más en seguir el viaje cuanto antes, por lo que les dice:

- Debemos bajar a la isla para encontrar una fuente de agua dulce. En vista de la situción, creo que no es prudente que bajemos todos. Como dijo el señor Sandokan, es mejor que nadie esté solo. Yo bajaré con unos cuantos tripulantes, además me gustaría que me acompañen la señorita Murray, Chia y Sandokan. El resto que vigile la nave y que busque explicaciones ¿Les parece?.