Partida Rol por web

- Soy muy rápida - quise decir. - Le gano en una carrera a Flash - habría sido una buena respuesta. - A veces, creo que veo gente muerta - habría sido una buena forma de terminar con el ridiculo.

¡Maldita sea, hoy nada me sale bien! ¿O qué sige, que el trikini se rompa y enseñe todos mis encantos a lady gabardina y a mister bebo-sangre-ajena?

Camino al borde del yate, cuidandome de no ver directo a la luna.

- Otro trance mental por hoy, no. - Murmuro para mi misma.

Javiera emite un gran suspiro, poniendo un esfuerzo extra, ya para su condición de muerta, para que sonara y terminara con la conversación tensa que se había formado, además Antonia parecía poco interesada en esas conversaciones, además, Javiera dudaba que le hubieran enviado a cualquier elemento a la chica, Javiera puso su mano en el hombro de Antonia y pasó su dedo indice por su barbilla antes de que se fuera.

Las chicas quedan en silencio y ella se pone de pie para ir con Laura, hasta ponerse a su lado.

- no te preocupes... todo es muy confuso, incluso para mí que ya tengo unos años en esta condición...- le sonrie suavemente, y pone su mano en su hombro - consejo, si las cosas se ponen feas, y te superan, corre, no mires atrás, solo corre.. es mejor quedar como cobarde y ver una nueva luna, que... hacerse la valiente y que ahí termine tu existencia - le guiña un ojo y se va tras de Antonia.

Levanté la cabeza cuando me habló y continué escuchando sus palabras. Absorbí sus consejos, siguiendo su conversación, hasta que se fue.

La observé un rato. En todo emanaba experiencia, mientras mi aura a lo mucho refleja desconcierto. Insertidumbre a cada nueva maldición, y a cada nueva maravilla. Cuando miré la luna me pareció lo más romántico del mundo, a una dimensión más allá de lo comprensiblemente humano. En su momento fue lo más hermoso que había visto, pese a haber estado bajo la misma luz cuando era una simple mortal.

Por eso me la quedé mirando.

No ha sido mi mejor noche. Me siento un completo desastre. Aun así por primera vez sonrío, al punto de levantar la barbilla. Sus palabras son como una sonrisa bajo la lluvia.

Ahora siento que puedo hacerlo.

- ¿Cual es la misión?

Apreté los dientes. Lo que decía Javiera era verdad, pero si la neonata se disponía a dejarme a mi suerte, mejor que se asegurase que no nos volviesemos a ver. De todas formas, no dije nada. No valía la pena seguir la conversación más allá de ese punto.

Además, lo mejor era informar a Laura sobre la situación. -Vamos a buscar un refugiado que tiene información del Sabbat.- Dije simplemente. -Un trabajo rápido. Entrar, agarrar al tipo y salir. No sabemos de ninguna resistencia.- O a menos yo no sabía de ninguna resistencia. La Toreador que me contrató fue hasta ahora la más amable conmigo desde que llegué a Bs. As. y la que mejor se comportó de ese clan. Eso no significaba que le crea totalmente. -Pero por algo es que dejaron a los Brujah y una Gangrel que se encargen de la situación. Somos clanes guerreros.- Podría haber dicho un par de cosas más sobre nuestro objetivo (no mucho en realidad), pero hice una pausa por si la neonata tenía una pregunta.

Iba apenas a responder, cuando a unas palabras de Lady Gabardina caigo en un detalle. Estoy a nada de decirlo cual fuera nada, cuando un pensamiento repentino me recuerda una de las cátedras (quiero creer que lo fueron) de Mercedes.

Clanes guerreros. Una Brujah. Ella me cree también una Brujah. No de un clan más político y artístico (también quiero creer eso).

Doy una mirada nerviosa al ghoul de Mercedes. Justo cuando creía que la mala suerte se había esfumado, vuelve a mi cual protagonista de novela de Stephanie Meyer...

¡Que los dioses de Tolkien y GRR Matin me amparen!

- Soy toreadora...

Por un momento, solo las olas rompían el silencio que iba de proa a popa. Al ser vástagos, ni siquiera el sonido de respiración podía escucharse cuando la neonata dejó caer eso. Solo duró un par de segundos, pero fue notorio. -Toreador.- Dije por fin. Hubiese sido muy gracioso, si no fuese tan incómodo. -Bueno, al menos escuché que tienen celeridad.- Comenté como si eso fuese reconfortante de alguna forma. Demasiado tarde me di cuenta de que no era así.

Decidí mantener la boca cerrada a partir de ahí, tal vez Javiera aportaba algo más sensible, mientras se me venía a la cabeza la imagen de Ingrid. Una joven Toreador como ella, solo que hija de un príncipe de la Camarilla. Cabellera rubia, ojos bonitos y físico muy entrenado. Por lo que supe, trabajaba de guardaespaldas o algo así para un Toreador de mayor generación. La única vez que tuve la oportunidad de verla pelear, fue en el ataque del Sabbat a Santa Fe, donde luchó. Donde murió.

Ahora había otra Toreador frente a mi, la cual probablemente estaba a punto de luchar contra varios miembros del Sabbat. Y me jugaba todo lo que tenía (que era poco en realidad) que en combate, era totalmente inferior a Ingrid. -Ten dolars says that she won't see the next moon.-

Antes de perderse en la cabina donde estaba su amiga, Javiera meditó lo que dijo Sara y claro, la respuesta de la chica, Toreadora... jem,por lo menos tienen buen estilo, espero que no encuentre nada demasiado lindo que la embobe, pensó suspirando, y se giró hacia las chicas.

- espero que tengas otras habilidades aparte de la llamada celeridad, porque yo la tengo, y Antonia también, debemos ver en que aportaras, de momento, relájate, debe ser un trabajo fácil - eso último sólo lo dijo para tranquilizarla, ese asunto no podía ser fácil, nunca lo eran, el sabbat había estado callado por casi 15 años con algunas escaramuzas sin mucho éxito, pero ahora tenían algo realmente grande. Sentía que estaba a un paso de llegar a su amado Chile, y poder acabar con todos los hijos de puta que le habían cagado la vida.

¿Tan poca cosa es ganarle una carrera a flash? ¡Hey, momento, si ni sabía que hibamos a hacer! ¡Chingada madre, ni siquiera sabía que ibamos a hacer algo! ¡Pinche Mercedes, cuando te vea...!

Pateo el suelo. ¡Mierda, mierda, mierda!

- Si, hay cosas que sé... algo tipo Sexto Sentido, pero sé. Con el debido respeto a gabardinas, pero como humana me vi en demasiados líos y peleas como para...

¡¿Mierda, que dije?!

Antes de haberme dado cuenta, en la peor situación, en el peor momento, tenía que terminar de asegurar mi muerte. Me tapo la boca, sin saber si me escuchó.

¡Los siete me amparen! - pienso sintiéndome Cersei Lannister. Antes de ser agarrada por las Septas. Desnudada y encerrada...

¡Mierda, quiero mi veladora! ¡Aun más que en ese disturbio!

Miro a la... a la el-clan-que-sea, intentando usar ese místico tercer ojo (¡sigo queriendo creer!) para saber que tanto acabo de meter las cuatro patas.

No podes pispear mucho... esto no es exactamente como ponerse unos lentes magicos y mirar. Involucra intentar comprender un poco la naturaleza de los humanos (y vampiros). Genial para alguien como vos, sin duda, que todavia ni se entiende a si misma.

Pero te parece notar, por un breve momento, una increiblemente palida y vaporosa sombra verdiclara en torno a "gabardinas". No podrias jurarlo, solo dura un instante. Falta de practica seguramente. Por otro lado, que era el verde claro? Envidia? o mas probable... Desconfianza.

Empiezo a escuchar la respuesta de la neonata hasta que se tapa la boca. -Si...- Le digo dándole pie para que continúe. -Lios, peleas... ¿pasa algo?- Pregunté al ver que no seguía. -¿Que bicho le picó?- Por un segundo tuve la sensación de que se asustó por el "insulto" que me hizo al llamarme "gabardinas", pero descarté la idea por estúpida. -Eso no fue un insulto. Me han dicho cosas peores en la vida. Además, es imposible que un Toreador se retrácte de sus insultos. Son todos unos hijos de puta en ese departamento.-

Bueno, admito que no fue la reacción que yo esperaba. Me esperaba algo más del tipo "mirada asesina de Mercedes y Vampiresa #2" en lugar de algo tan...

El color de su aura no es del tono que creí que iba a ser. Con Mercedes a veces la necesito para saber que es lo que esta pensando, y ni aun así supe que estaba enojada al grado de mandarme a una mision kamikaze.

- Ok, soy un desastre ambulante y con patas. - termino de admitir.

Suspiro, sin meditar en que no me sale el aire. No lo he pensado hasta ahora, pero respirar no es igual: en lugar de absorber aire, solo hago el movimiento. Pero nada entra. Ni la brisa marina.

¿De verdad no está enojada?

El recuerdo de su color me lo reclama.

- Perdona, hoy ando especial - ruedo los ojos - Lo que intentaba decir... aparte de que mi memoria no alcanza a retener los nombres... es que como humana me gané algo de experiencia, sé que no es lo mismo pero de alguna manera servirá.

Deja a las chicas conversando, Sara parece menos borde que lo que era antes, por lo menos, era mucho más tolerable ahora que hace quince años atrás, lo cual se agradece mucho. Javiera sonrie y llega donde Antonia, poniendo su mano en su espalda, en el limite con su cintura, y luego sube su mano  hasta su hombro.

- nunca aprendí a navegar - susurra mirando la noche y como aquella oscuridad parecía absoluta - dime..¿que piensas de la chica nueva? - le pregunta en un susurro.

-Tendra que probarse, como todas...+responde en un tono cauto y suave. Es bastante curioso como esas manitas tan delicadas guian con sutileza el barco dentro del canal, manejandose confiada+... Ademas, estoy segura de que Gregorio tiene planes para ella. Sino, no la mandaria a algo que sabe es asi de importante. Lo que me pregunto es que podra ser. No es muy "Toreador", ni para su estilo ni para el de Mercedes, aunque sea bonita.

Mientras habla, el paisaje se estrecha a medida que entran en un canal...

A vuestra derecha, mientras hablan, aprecen unas cuantas luces electricas de improviso, entre los arboles. Desde atras, Antonia alza la voz.

-El embarcadero del Sueco... +comenta+... Ah, eso me recuerda, algo que deben saber... Los pescadores tienen una leyenda de este lugar, sobre unas ninfas que suelen danzar aqui sobre las aguas, en la noche. Son hermosas y delicadas, tan bellas que incitan el deseo de cualquiera. Pero a las 12, se convierten en un enorme, musculoso y terrible marinero sueco, el espectro de un hombre que fue abandonado por sus camaradas debido a su gran lujuria, que le llevo a intentar atraparlas aunque la nave se iba. Es un fantasma lleno de ira y maldad. Se dice...

Guarda silencio unos instantes, pensativa, antes de continuar.

-Se dice que el... que el se "empoma" a quien ronde por ahi a esa hora jajajaja.+termina con una carcajada divertida, mientras guia la nave hacia las sombras al costado del embarcadero.

- bueno amiga, si existen los vampiros y los hombre lobos.. ¿por qué no han de existir las ninfas que se encaman con sus pobres víctimas ? - preguntó retóricamente, sonriendo luego de hacerlo, con su mano en el hombro de Antonía, aunque aún le quedaban dando vueltas las palabras de su amiga, era verdad, no era tan de su tipo, más parecía un caso fortuito, pero ¿acaso ella no lo fue también?.

- en fin..- hizo el amago de un largo suspiro, y revisó su celular, no tenía señal, ni de red, así que hizo una mueca de desagrado, deseaba informarle a Alfonso, pero eso tendría que esperar, y volvió al lado de Antonía - cuando quieras preciosa, bajamos a buscar ninfas calentonas- 

No dije nada ante las bromas de los Brujah. Tal vez ellas sientan que el ánimo está encendido, pero yo no estaba de humor ni para chistes ni para nínfas. Así es que me limité a dirigirme hacia la cara del bote que daba al muelle, dispuesta a salir en cuanto este deje de moverse.

La primogénita emite una cálida risita cristalina, mientras suavemente baja hasta cortar los motores, dejando que el impulso les lleve los últimos metros. No ha enfilado directamente hacia los muelles, sino al costado de estos, entre las sombras de los árboles, donde se adivina más que ve una playita.

-Jajajaja…. Javiera, ¿no lo captás? La idea es que NOSOTRAS seamos esas ninfas… Al menos algunas.

Su mirada intensa pasea entre las chicas, recorriendo sus figuras, mientras el yate encalla suavemente en tierra, a unos 3 metros de la tierra, probablemente detenido en la arena del fondo.

-Por eso, entre otras cosas, es que les dije de venir en bikinis. Si algún pescador nos llegara a ver, incluso usando nuestros poderes, todo se achaca a la fantasía y al vino. Aunque quien sabe, claro, puede que existan… Nunca lo investigue en detalle. Si es el caso, espero que no les moleste la competencia.

Tras esto, salta despreocupadamente al agua por la borda, cayendo de pie. Solo se hunde hasta la rodilla, a pesar de la menudez de su estatura. Contornea ese firme y perlado traserito mientras sale de ella, mirando hacia la proa

-Pásenme la cuerda y bajen, pequeñas… desde acá el paseo es a pie.

- De vampiresa a súcubo… mi madre estaría orgullosa – me asomo a tiempo para ver como Antonia salta al agua – Ah, no: de vampiresa a Cristo… habría llorado de la emoción - Hice mi mejor reverencia en imitación de un curro de México colonial aunque tuve la sensación de que era más la farsa de un caballero victoriano - Después de ustedes.

Miré atrás, buscando al ghoul (sigo dudando si ese es el término) para preguntarle que lleva encima, aunque a decir verdad aun pestañeo y dudo al hablar con él.

En momentos como estos es que me siento tan nena…

Mientras caminaba hacia el otro lado del bote, me preguntaba si la Toreador sería capaz de tirarse al agua si no tuviese un bikini sino ropa para salir como yo, a pesar de que mi gabardina estaba bastante desgastada en algunos lugares por el uso y dudaba que una vástaga de ese clan la usase jamás.

Pero yo no solo era una Gangrel, sino que además esto no era nada comparado con lo que tuve que sufrir todos esos años que pasé en las alcantarillas, acostumbrándome a eso. Así es que no me lo pensé mucho al pasar al lado de Laura y saltar al agua rápidamente.

El ghoul mira a Laura sin decir nada. Su impasible mirada es algo rara, vidriosa. Como si le faltara algo. Poco le falta para parecer un automata. Por lo demas, aguarda a que la joven se decida para seguirla, a total despecho de lo que suceda con su impoluto traje. Son gajes de su oficio, quizas.